miércoles, 7 de octubre de 2009

Una noria en el Camino. Novela del prof. Víctor Arias

CAPITULO 4
El sol en el pueblo reía y dejaba mirar su rojiza lengua, la que empleaba para lamer las espaldas del cansado cojedor de café, en las Amapolas, finca del terrateniente Josefino Mayía, en la comunidad de la Catalina del municipio Altamira cerca de los zanjones de los Pomos el Mamey. y en las hondonadas de la Escalera. era zafra cafetalera, las brisas tumbaban las cosechas. 120 mil granos maduros había que recoger , quitárselos a las ramas de las matas, las semillas aromáticas mayor empleadas en el universo. de esa manera el o la obrera recibia un peso con un clavao o sea un peso con veinte centavos. muy escasas eran las personas que pudieran en un solo día recolectar esa cantidad que era una marca establecida, se llamaba la marca del medio millón de granos de cerezas, café muy rojo. Cuando los factores se combinaban y le favorecían cada 15 días los mas expertos cojedores llegaban a cobrar hasta 35 pesos
Chúano, era alumno de sexto grado, nieto de la señora Adelina Peña, muchacho delgado, alto, amarillo con apariencia oriental. media seis pies de estatura sus amigos los apodaban la gata, porque producía un ronquido con su garganta, muy parecida al asma de las aves y de algunos felinos. algunos dicen que se le ocaciona en los momentos de enojo. o a partir de tener algún disgusto, algún sentimiento de pesadumbre. El primero le ocurrió cuando habiendo creío que tenia 12 cajones de café reportado cuando fue a retirar la paga solo le reconocieron 8 cajones

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