A los oídos de los amigos del caudillo llegó la noticia de que nosotros entregábamos útiles personales y escolares a los estudiantes, se volvieron paranoico y me veían en todas las cosas que hacían o en las que dejaban de hacer - Esa actitud de el es muy peligrosa dijo el Juez de paz que actuaba como los jueces de la inquisición. Nos perjudica, bastante es poca cosa, nos desfavorece si permitimos que continúe se ganará a la sociedad de padres y amigos… a los vecinos y hasta gente nuestra los respaldaran. Hay que andar rápido esos revolucionarios son como la verdolaga.
En la tarde del sábado Antonio García me invitó para la Catalina fuimos a dar con una reunión a la casa de Máximo Rodríguez allí nos enteramos de los planes que se urdían en contra de jóvenes de la oposición donde estaba yo y Antonio García encabezando la lista. Máximo dijo han planificado matar al profesor, o echarlo de la comunidad, lo acusaran de comunista, de persona peligrosa para la juventud, han reunido no se qué cosa, preparan una tramoya, para justificar la expulsión del pueblo al profesor García, y la de sacerdote Espinal. Al profesor Mendoza, lo mencionan para desviar la atención, para confundir mejor dicho. También pusieron en la lista el nombre de Agapito, el mío, el Darío Cabrera y de Gisely el de Aníbal, el nombre de Negro Arias, y de Pepe… pero estoy seguro que a ellos lo que le importa son Al Prof. Víctor Arias, Antonio García y a el cura Espinal.
El cura Esteban cuando llegó de Baitoa de la casa de su madre, se entera de los planes Malsanos, del juez de paz, señor Carlos Evaristo Hernández, se movió para mi residencia y la del Prof. García, refundieron las opiniones y los criterios. Ese juez habia sentenciado vistiendo la toga negra pero con los pies descalzos, o sea en chancletas, y con una bufanda colorada, la muerte civil de nosotros tres.
Una de las frases que el juez repetía en las fiestas a que este acudía era, -al enemigo no se le alimenta el apetito se le despierta y nos destruye. Fueron puntos y palancas donde pudo uno y otros apoyarse y en el entorno Altamirano. Entró por el portal de la conciencia de los más preclaros. La llegada mía coincidió con la llegada del Padre Espinal y con la ida del cura Cortina, muerto en un accidente automovilístico en la autopista. Mis amistades sabían que yo me iba para los cafetales con Julio Pérez, o con Antonio García y Enrique Mendoza. Allí oía las charlas que los pequeños agricultores recibían. Aprendí con ellos, a preparar viveros y a hacer podas, de esa forma se desarrolla en mi el amor por sentir de la pobreza, de luchar para romper la esclavitud económica en que nos han metidos los burgueses capitalistas de los predios de los países del llamado tercer mundo. En esos viajes conocía Pedro Mora a Lucilo Veras, maestros en la zona cafetaleras.
Las comunidades rurales de Altamira en cada paraje una tenía células para la revolución y días tras días, el contacto con los campesinos sin tierra, o jornalero busca comidas, busca ropas, se hacía mayor y confiable. Lo que sucedía en los pomos ocurría en los Manantiales, en Hervidor y en La Anacahuita. Pero debía acontecer en los Patos en Paraíso, en Oviedo, en Peñón, y debía ocurrir por igual en Hato Mayor en la Berrenda o en quita espuela, en villa lobo o en patas de vaca y los Almácigos.
Las movilizaciones regionales eran un éxito, los contactos, políticos religiosos, y didácticos que esas células, dirigidas por maestros empíricos en su mayoría, en las parroquias, de los parajes y secciones y manzanas suburbanas y rurales estuvieron inspiradas en el pensamiento de Boschista y Hostosiano. Alumnos de esos días, que abrazaron la lucha como a un cuerpo al que amaban y protegían con su vida en caso de necesidad fueron: Rafael Nininga Vásquez, Máximo Rodríguez. Máximo Vargas, un hermano de Antonio García, Calixto Veras, Negro Arias, José Collado Henríquez, de apodo Pepe, los mellizos, Fidencio Colón. Muy antes de mi llegada y de la del cura Espinal al poblado, ya en muchas ocasiones habían ido al cuartel de la policía, acusados de conspiración los Mellizos, el profesor Ramito Montan, ambos dirigentes del 14 de junio siendo púberos. La familia veras era la verdadera noria en varias jornadas concluyentes en las recogidas de cafetos en los cafetales. En ocasiones la residencia del señor Efraín Moya, fue almacén donde guardábamos las energías de las llamadas conspiraciones inspiradas en las féculas del Limón y de la Manacla de la cordillera central. Toda esta acciones que en principios encabezaron los profesores García, Mendoza, y entre otros Chito Moya y Marcos Antonio Veras, fueron conocidas por gentes de señor Donaciano Vargas. Entonces atacaban a Esteban y a mi persona,
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