El 3 de septiembre me casé sin mucho esfuerzo entre mariposas y el perfume embriagante de los azahares y flores del cafeto bajo la mirada opalina de la noche, después que Elvira dejara caer varias veces el boligrafo con que firmara el libro de la carta nupcial recibió mis labios en los suyos. Juré amarla desde el primer momento de haberla atisbado en los pasillos escolares, aquella mañana de cantos de pájaros en bosques, entre manantiales y cañadas, la soñaba todas las madrugadas en los influjos de una hermosa luna encima de la transparencia de sus sueños mágicos celestiales , pero no… era la mujer que llevaría cual bacalao a cuesta la alegría y la fuerza de abandonar sus predios, de dejarlos triíllos conductores a la peña donde lavar y refrescar la piel del hombre amado en otro terruño donde lavar las manos. Elvira era la flor que a los 14 meses dejaría en mis brazos el hermoso fruto de las caricias de aquella noche del tres de septiembre, sin luna cargada de promesas de planes y proyecciones. Un niño al que llamaron Kleber en honor a su gran amigo del colegio, oriundo de las limpias arenas de Azua, con los otros nombres de Wladimir, y de Víctor, por el gigante ruso Ilich Ilianovich Wladimir Lenin, en el mío propio. Cuando llegamos no había corriente eléctrica, ni agua, la sombra en los aposentos escondió la vergüenza, se tragó nuestro aliento, el aliento de ambos, nuestros suspiros de plácidas complacencias perduraron por los tiempos. Los vuelos rasantes de las palomas nos despertaron a la 11 y 45 minutos. Para nosotros no existían los temores, ni espantos, nada nos contrariara ni siquiera la falta de corriente eléctrica. Las imágenes del colegio llenaron su estado sicológicos, poblaron toda la existencia. El recuerdo de un paisaje extraño me fortalecía, al lado de mi Ramona Elvia, era un paréntesis, las flores siguieron perfumando, el amargo no se convirtió en azucarado, las abejas ofrecían las mieles de los panales y las aves saciaban el cotidiano volar entre la blancura, de oriente y de occidente. Los mares daban la virginidad a los marineros y el agricultor ciego de sudor hacía el coito eterno con tierra, para llevar luego las crías al mercado. Los ejércitos imperialistas vomitaban muertes y pisaban huesos de muertos de niños y de niñas en las aceras invadidas.
-¿Quién es? ¡Espere un ratito por favor! Ya le abro. Ah es usted, pero entre no se quede ahí. Sí, sí… está en el baño. Buscaba agua para el río. ¡Eso es penoso! Si señora es lastimero Por qué no se sienta, usted señora. -¡Sí, no se preocupe, maestro! Muchas gracias. Se voy a decir. Se lo diré.
-¿Con quién hablas? Preguntó Elvira mientras yo cerraba las puertas. Era tu tía Adela, vino a traer la comida. Se le veía el paraíso pintado en la cara. ¿Por qué sería…? Los que no pudieron ellos ser, les agrada mucho que los suyos puedan. Es una satisfacción de las almas nobles. Los tíos son así, disfrutan de la suerte de los sobrinos si no de sus hijos. Qué esto, quién lo trajo, y aquello. La almohada la trajo Niña la mamá de Margarita y de Gladys, la plancha te la envió la directora de la Escuela. Luego del deguste de la comida, fueron a dormir pero para llegar al sueño escucharon músicas de Lucho, de Leonardo Fabio, de Libertad Lamarque y de Tito Rodríguez. La tarde fue creada para el romance y para la paz, estuvimos felices, en los momentos de éxtasis se nos crece el amor y la espiritualidad y se empequeñece el apetito biológico y material. Se despiertan los sentimientos humanos y se adormecen los carnales de las bestias. Tuve la felicidad enclavada en los huertos de los dos hemisferios cerebrales, pensaba en la armonía existir en las parejas para que las criaturas, sean dueñas de profundas raíces, fortalecedora y establecedora de usos y de las costumbres y de las tradiciones.
La cena en el curiato resultó muy poca con la llegada de Rafael Espinal, hermano del padre Esteban, pero la magia la multiplicó, y cada uno tocó una pequeña ración. Aladino coordinaba los trabajos esa noche, dialogaban. –qué hora es preguntó la hora el cura. Amparo que buscaba datos sobre la vida y obra de Dante y de Balzac, dilo- son la 7:35. Preguntó por Arismendi y se marchó para su oficina privada. Abercio González comenzó a diciéndole a Honorato de Balzac, pero al recibir el olor a piña madura que salía del pellejo de Amparo, respiró absorbió por la boca para purificar el cerebro. Estoy lista dijo ella, cuando vio la llegada de Arismendi. Honoré de Balzac dijo de nuevo Abercio, es francés, nació en 1779, pero falleció en 1850. Novelista. Escribió 97 novelas, espíritu refrescante y poseía claro sentido de la realidad. Dueño de una portentosa imaginación.. Creador de la novela sicológica, precursor de la escuela realista. Su obra descollante es la Comedia Humana, otras son Eugenia Grandet, Lirio del valle y Médico de aldea.
De Dante le diré que es Italiano, 1265, en la ciudad de Florencia, murió en Ravena, en el 1321, amó la poesía social, lejos de la fantasía, la verdadera y científica. La divina comedia es su obra maestra, Alighieri es prolífero. Al entrar Arismendi lo interrumpió. Muchacho por donde andaba no preocupaste. Arismendi se colocó como si pidiera silencio, el índice en los labios, marchó como lo llamaran al reservado de Esteban. Amparo y Abercio continuaron hablando y escribiendo del autor de la Divina Comedia.
– Dinos lo que te ocurrió, pensamos que te habían secuestrado, pero el olor a cerveza, nos entrega la respuesta. Quién lo iba a imaginar de ti ITO. La puerta se abrió y con ella la persona de Antonio y de Enrique Mendoza. A Ito, se le hizo un nudo en la garganta, al ver que había gentes que se preocupaban por su persona. Había perdido el hábito de hablar. Tenía miradas babas, ilusas, de idiotas parecía de tonto. Estaba actuando o los habían drogado. Supimos, dijo el cura, que andaba contigo- Nininga Vásquez, que estuvieron tomando cerveza en la Piedra. Ya Vásquez está en la sala. Rafael Espinal, fue a comprar café y se lo informó. Nininga entró levantando el brazo izquierdo para saludar, vino donde mí y me saludó de abrazo, me preguntó por Elvira. Está bien le respondí. Se sentó en la silla que Rafael había dejado. Estamos inconforme con el comportamiento de Ito señaló el Cura. No nos ha dicho ni dónde anduvieron ni con quien, sólo pide silencio y deja caer la cabeza como un borracho. Estuvimos en una misión muy especial… Me quedé leyendo el rostro de los allí presentes observé que eran tres las veces que el Curarlengo había bostezado, eso no era normal en el, y me pareció que era un mensaje. No pude darme cuenta, continuó diciendo Nininga, de lo que le sucedió al primo Ito, cuando nos separamos el estaba sano, yo no hallo ni pie ni cabeza, para comenzar… de toda forma la información está aquí en este papelito… que sacó del bolsillo de la camisa negra del Curarlengo. El olor a café salía por las escasas rendijas de la cocina, supimos que los carpinteros han trazado un plan para sacar de la ciudad a todo el que se les oponga en el medio… como simple basura en el camino. -“Los echaremos en árganas en la primera crecida de los ríos” habrían dichos los sicarios del caudillo. La lista- continuaba Vásquez- la encabeza el profesor Víctor- Antonio García, el cura Espinal, y los estudiantes Máximo Rodríguez, Fidencio Colón y la persona de quien tiene el gusto de halarles. Otras personas son Negro Arias y Agapito. Chito Felipe y a Pepe José Collado. Al profesor Enrique los colocan para confundir. Pero al profesor Mendoza lo consideran débil. Pero les odian porque es allá donde los constitucionalistas se alojan cuando por aquí llegan.
El cura espinal estaba muy molesto con lo que acababa de escuchar, creyó estar en la mira del jefe de la inquisición y de Godofredo de Bouillon jefe de las primeras cruzadas. Cómo fue que se enteraron. Estuvimos con Heriberto el hijo del Juez Evaristo Hernández, a cambio de unos tragos nos confesó además que el domingo después de echar la los mencionados en el listado que leí, a los disidentes del partido reformistas y fundadores del Mida, también los locales. Amparo creyó que su novio estaba drogado, aumento su sospecha al oír las incoherencias, que decía el borracho o actor. Su voluntad había dicho era de una mujer violada. Bebe como una pluma, azotada por la fuerza incontrolable de un viento que no era viento sino humo… el profesor García entendía, que Ito estaba dislocado, pero que había que seguir oyéndole y me miró, apuntaba lo que Ito decía, ella decía el actor o borracho, no bailaba en cualquier fiesta, no permitía escogerle la escoba con la que barría, no, no, no tuvieron la menor ideas de lo que querían con él y con el padre Cortina, ellos lo mataron y ahora no desean ver a Esteban ni pintura, y se le aparece hasta en la sopa. Antonio se dio cuenta que ahora el pensamiento del Ito se enderezaba, y si eso es así ha estado fingiendo… Esteban, que no fumaba, me llevó otra tacita con café y me dijo, que le diera un cigarrillo premier, estaba comprendiendo que por alguna razón su secretario se había hecho el loco. Ito continuó diciendo: tienen miedo perder el poder, de eso es que hablo, pero nadie se dio cuenta que en la reunión de la finquita, programaron ahorcar al sacerdote, pero después de lo que dijo el 27 de febrero están reevaluando la situación ya que creen que Esteban cono Antonio y Arias, tienen ya, muchos herederos. Pero no pueden decirle a la niñez porque están borracho de la sangre popular se la han bebido, creyéndose superiores, y dioses de caminos y de encrucijadas. Ensucian las norias para que nadie más, que ellos, cojan agua limpia. Amparo se dio cuenta desde que volvió con Abercio que Ito estaba bien que estaba por alguna razón fingiendo, le encendió un cigarrillo. Entonces…riéndose decir- cuando están en éxtasis levantan la bandera colorada la clavan en las puertas de los cafetales pero no pueden reíles a los ancianos ni a la niñez. Lo que pasa, dijo, y se levantó fumando todavía del marlboro, es que el sermón y las palabras del profesor Arias, los han culipandiados están locos, exclamó y comenzó a cantar. Mi perfume tiene gotas de canela, tiene aroma de limón, lleva alma de orquídeas, refleja mis llantos en cadenas de pasión. Eh, ah profesor Arias. Lo que más le ha trabajado a ellos, el trabajo que han estado recogiendo el café para ayudar a los niños pobres. Amparo salió y llevó a Ito a la casa de su madre. Fue Nidia la que preguntó por su hermano a los Amparo le dijo esta borracho.
Elvira extrañaba mi presencia, había recibido algunas visitas, que deseo compartir conmigo. Aquí estuvieron Julio y Maribel, también andaba Ramón y Laurita. Otras que me dijo que estuvieron en mi ausencia fueron Judith y Fátima, y de Ileana la hermanita de la Profesora Luisa Ureña, con ellas andaban Luchín y Raissa. La comida estaba en la mesa. Le di un beso en la boca y ella se sintió otra persona. Algunas de esas visitas trajeron pequeños obsequios. Me dormí en sus brazos mientras me hablaba luego ella siguió oyendo música desde la cama.
*** Capitulo 5. ***
El 10 junio del 1971, fue de sesos días previstos para nosotros recibir la llegada de la criatura que esperábamos con entusiasmo. Kleber Wladimir Víctor, hijos del cariño y de nuestra esperanza y de nuestros primeros sueños adolescentes para octubre tenía tres meses, la gente de la iglesia católica lo entrenaban para que el papel del nacimiento de Jesús, Elvira estaba muy orgullosa porque su primogénito, en la víspera del medio añito, andaba de brazo en brazo de las doncellas de la ciudad. Un día espinal me recibió para oír las palabras súper frías que amigos algunos se las habría dicho. Si a mi hijito le cayera siquiera una pequeña gripe, prepárese para que reciba, una demanda millonaria al curiato, a la sacristía también y lo haría en una corte internacional. A Esteban les parecieron injustas mis palabras porque al niño lo amaban hasta los enemigos nuestros, quienes deseaban vernos lejos del lugar de donde naciera el pequeño. Por eso no comprendía ya que estaba protegido de las acciones negativas y de los mal de ojos. Me quedé viéndole con la limpieza que ofrecen los ojos de almas transparentes. Entonces dije ha sido una broma como se va usted a enojar con su amigo. Oye Víctor, oye Profesor no es fácil comprenderte ahora es cuando comprendo el valor de los intereses. Me parecía que te gustaba ver a tu pequeño haciendo de actor dramático, ja, ja, ja.
Las calles del municipio eran escenarios de patrullajes militares camuflajeados, exhibiendo en la culata del fusil, una fotografía del presidente Balaguer y en el cañón una banderola colorada. Cada engendro que llevaba un fusil al hombro era hijo de la corruptela nacional.
Nidia llevaba a nuestro hijito, la presencia de las fuerzas militares impedía, que la vieja tranquilidad municipal, esa noche, facilitara sosiego al pequeño, heredero del hambre y de la pobreza, que no cesaba de llorar. Cuando supe de la presencia de los militares por labios de Elvia Cabrera Arias, enfermera que atendió el parto de Elvira, prima suya, hermana de Amparo. Las relaciones mías con esa familia eran filiares, abordé el cepillo del cura de Espinal. Simulamos ir para Puerto Plata, entré a la casa busqué un libro, pero todo fue para despedirme de ella y del niño que dormía. Estuvimos en Santiago. Nos paramos en la casa de Pedro Núñez y de Yolanda Binet, Navarrete a quienes informamos de la situación por la que estábamos pasando.
Los nuevos templarios el desasosiego que Elvira estaba viviendo, al ver que yo la dejaba sola, acabando de dar a luz ponía una sombra negra en la almohadita de que ahora era el varoncito de la casa. De toda manera ella que era muy nueva aun sonrió. El Volkswagen ibamos Rafael que manejaba, iba delante con Esteban, Ito, Aladino, Abercio y yo detrás, sólo Pedro y Yolanda sabían para dónde ibamos.
jueves, 22 de octubre de 2009
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