Fragmento...
La noticia creció como llama en el bosque, en la montaña en tarde de verano, llego a los predios del corte y tiro y hasta donde tenia que llegar como un petardo envenenado, ardiente y demoníaco quemándole cuerpo del pueblo trabajador, dejándole minusválido infeliz y oprimido pero ese cuerpo de obreras y de la quisqueyanía territorial.
Las bocinas seguían emitiendo emociones enlutadas, nubes blancas agobiadas que dejaban caer gotas afectivas. Los del corte y tiro abandonaron las faenas y marcharon llevaban energías negativas como un solo individuo lo habían vaciado con sus sueños y sus esperanzas. Habían perdido sus extremidades que pájaros voraces lo habían descuartizados, convirtiéndoles en despojos como los bagazos inservibles. Hasta al buey de la carreta le pesaba más el yugo, las cadenas apretaban más que siempre. Y los azucares estaba amarga. Era ingrato. La ingratitud elevó su bandera, el deshonor, el abuso visitó con arrogancias las puertas de los gorilistas que en gobierno impostor libaban las sangre social protegidos por las manos imperialistas. Esa fue la tarde del 25 de septiembre, en el central amistad, en Bajabonico de los Cañafístoles. Don Juanito Collado continuaba bombardeando con misiles de palabras a una población ciclista ruralitas y pacifica amantes del bien, de la justicia, de la libertad. Las venas de las norias por los nubarrones fascistas llegaron los bozales ancestrales.
En el central amistad el mas pequeño de los del concejo estatal azucarero, el vuelos de aves era abundante, el batey veía volar a cientos de sombras blancas en los techos. Ya anochecía cuando tres parejas de guajiros como los cuervos, volaban en los entornos de la Damajagua, se posaron en el tanque de la melaza, parecían que como al pueblo le habían robado la fe y la esperanza, revoloteaban media hora más, luego se marcharon pareciendo embarcaciones voladoras arrojando un polvo anaranjado por el curso anal, que hedía a mortaja, hedía a muerte a agonía, a descomposición a putrefacción. Se fueron quien sabe para donde- manifestó Chapincito Silverio- al sentir la presencia de las energías de la muerte de los cuervos del nuevo poder llegaron decenas cantándole a Nero llamaban la lluvia de borrasca. En las casas del batey los niños se morían de hambre, de frío, de miedo. Los menos grandes morían por el ruido onomatopéyico que emitían los cuervos --¡ay papá!, ¡ay mami! ¡Oye mami!… se escuchaban las quejas de los pequeñines que ya conocían el temor, conocían la muerte, por eso no soportaban- ese currú. Currú! Y continuó la nota de angustia y de clamores en la población infantil hasta que la lluvia lo suplantó, para colmar con lúgubres notas sombrías, en cada ventana donde habitaban menores de cinco años, al marcharse los cuervos y su canto de agonía, llegó uno o más perros que les huían a los ruidos de agonía y aullaban haciendo que los párvulos terminaran de morir en su pena y miedo en apariencia enviado por telepatía. En menos de cinco minutos de haberse marchados los cuervos estalló como la bomba de Nagashaki desde la garganta del cielo un hediondo trueno, rompiendo en tres pedazos las tres viejas grúas, de madera, y así los tres pedazos se partían en tres hasta las virutillas confundibles con la harina de maíz. Los carreteros y los cortadores de caña vomitaron lo poco que habían comido pensaron que estaban bajo la sombra de una guerra. La caída de esa grúa - dijo Chapincito- que lo sepa todo el mundo es la caída de los tres poderes del Estado Democrático, los que lo escuchaban movían la cabeza para estar de acuerdo.
Constantino que es un mozalbete escuchó lo que decía el señor carretero y se acercó para donde su padre que lo llamaba.
--¿De dónde salieron esos pájaros que llaman Guajiros?-preguntó Matilde Cruz, esposa de Valdemiro Trejo, quien era dueño de un ventorro de vender bombones y jugos a los trabajadores del tiro y corte de la caña. Pero esta Matilde era prima del joven Arias, ella es prima hermana de Evaristo el padre de este. Guayaba hielo para un desconocido que al recibir el refresco le respondió--“oiga, señora Cruz, salen de cualquier parte., cuando menos uno lo espera.
-¿Usted cómo lo sabe señor?
-¡Claro son Guajiros! Abundan en los bosques altos con abundante agua, los abuelos creían, que cuando los dos machos, de esos pájaros, fíjese… muy parecido al cuervo, conducen una manada de hembras, a algunas comunidad humana, era señal de alguna catástrofe pública. Como éste caso de aquí. Nuestras lomas estan repletas de esas aves… sólo vienen a las ciudades cuando se acerca alguna desgracias… porque quiero que sepan, que son semi carnívoros… comen carroñas frescas. Mis abuelos contaron que para la invasión del 1905, volaron trullas en misión de aguinaldos.- aseguró el desconocido quien dijo - hace 47 años bandadas de cuervos entraron alas ciudades, posándose en las torres de las iglesia y en los techos de las casas y edificios mas altos en los ramos y pencas de las palmas africanas y desde ahí proclamaban los lamentos, que eran interpretados como advertencias, en grandes gritos de enojos. Mis abuelos le decían Iribú, otros lo llamaban Cao piñero o pinatero pero mi abuelo lo conocía como Cao montero que a pesar de ser mas pequeño que el cuervo común se alimenta de desperdicios de las basuras. Pero los iribúes son fieras marinas que pueden volar en tierra. HABLABA de los cormoranes de la costa de Perú son también importantes porque sus excrementos producen el fertilizante más rico del mundo, el guano, que es muy rico en nitrógeno, potasio y Cormorán que era capas de pescar cien peces en una hora --“el fósforo y se ha convertido en un importante producto de exportación”
Cuando mataron al presidente Cáceres la playa del Bajabonico se llenaron de megos de plumajes blancos. Cuando llegaron los barbudos en 1959 los árboles estaban llenos iribúes y caos monteros, dígalo mas claro para poder entenderlo. Estas son aves traviesas que cruzan el mar. Matilde lo vio partir sin comprender lo que le dijo el forastero. Se preguntaba mientras limpiaba el mostrador-- ¿qué sería lo me quiso decir el desconocido?
Después de la caída de los Trujillo lo mas valioso que el pueblo se habia servido en la mesa nacional, se lo quitaron como lobos y perros y lechones y gatos hambrientos… en un asalto al pudor público... El gorilismo imponía sus reglas cantaba con voz de gorila en fiestas de sangre en galería troglodita y bestial. Matilde admiraba al profesor Bosch los que compraban en el ventorro de Matilde lo hacían ahora al lado que eran amigo del fiscalizador del municipio y del jefe de policía del batey en la entrada de cada pueblo podia medirse el problema la pobreza con la presencia de niñas y de niños desnudos con la de un perro buscando un hueso en el basurero. Quizá durmiendo la siesta de su hambre eterna, o una niña con barriga llena de lombrices, con parásitos, y labios con esmaltes de ceniza.
Doña Matilde no se sorprendió con el desembarco de los 46 mil marides yanquis enviados por los dueños de las fábrica de la muerte, por el imperialismo para contra restar el avance de las fuerzas de los dominicanos en rebeldía nacional, entregaban su sangre a favor de la vuelta a la constitucionalidad recordó al desconocido cuando le habló del iribú y del pájaro mergo llevó a su aparato psicológico, los pedazos de la grúa.
Meses mas tarde Bruno y Braulia que vivian cerca de la Grúa mostraban sus diferencias respiraran los aires de la desconfianza llevándoles a la separación. El continuó al lado de sus cuatro hijos mientras ella busca caminos conducentes a la capital de la república. Llega a la residencia de una amiga suya en la calle Baltazar de los Reyes, el barrio Consuelo. En la noche pensó en su marido y especialmente en sus hijos controló unas cuantas lagrimas reconoció el grado de responsabilidad como padre. La imagen de si hija Hilda le llegó a su mente como puerta movida por la del recuerdo comenzó a llorar gotas de sudor o de rocíos primaverales eran ardorosas brazas quemaban por dentro y por fuera. No tuvo preferencia por particulares, sin embargo comenzó a llorar por la pequeña Taty. Comprobó que estas eran frías, ¿de dónde vendrían?- se llegó preguntar. ¿De donde estas salieron?
La señora Pelúa no se sorprendió viéndola llorar. Lo habia sufrido en su carne por muchos tiempos antes de la muerte del tirano de eso comportamiento era ducha experta, no dijo nada prefirió callarlo para que las mecedoras dejaran de mecerse. Esta Pelúa era morena de cabello recio de estatura normal, oriunda como su marido Papito, de San Fco. De Macorís. Pero desde pequeño creció en las playas Petromacorisanas obrero de Poasi. Sindicato que agrupaba las centrales obreras de puertos y aeropuerto del país, Papito era poeta, tranquilo, pero era un volcán de energías positivas que imantaba las fuerzas afines hasta de sus contrarios. Sabia que no tenía quien le escribiera… pero como el coronel de García Márquez, esperaba su pensión. Debajo de la mata de naranjo que habia en el patio de la casa.
Tres meses más tarde Braulia permanecía como en duelo, no habia visitado a ningunos de sus hermanos que vivian en los ensanches del entorno a villa consuelo, Luperón y villa Juana, ese dia se decidió ir a villa Francisca a ver a su hermana por línea de padre Buenaventura Torres. Constantino Victor una mañana de julio la busca, y preguntaba por ella, como si hubiese sido a su vivienda aunque lleno de vergüenza y de serones de timidez. Le dijeron que podia pasar.
Pero para Arias las calles olian a petróleo pero sentía el olor a pólvora, sentía el olor a sangre secas, que salía de los letreros rotos, de las paredes derribadas por el mortero que lanzaran en la “Operación Limpieza” que dirigieron los coroneles La “Bestia” y el Cormorán ” la falta del pedazo de vidrio las paredes tenían bocas o túneles que parecían pailas o bocas que eran vientres por donde entraron o sacaron los cadáveres del guerrillero sin tumba y sin dolientes y la guerrera que entregó su cuerpo al enemigo invasor para evitar la captura del hermano que peleaba por la Quisqueyanía. El retrato de la muerte estaba ahí no lo veían los afines, seguidores del crimen, en cualquier esquina cerca de la escuela España la imagen de Eladio Peña De la Rosa en las aceras y contenes de la Ernesto Gómez y María Montés. Las tropas invasoras orinaban los patios como dueño del ecosistema bailaban en los centros públicos y sacaban a los jóvenes nativos cuando estos hacían gestos o señas a favor de la bandera nacional.
En la casa del joven Constantino Victor en Bajabonico de los Guanabanos, su madre Daniela y su hermana Teresa, recibieron la visita del que fuera maestro de arias en la escuela de los Llanos de Pérez, -pero ¿Han tenido noticia de Arias? No respondieron la madre y la hija. Muchas personas acudían a casa de los Cruz Arias, para saber de la suerte que Arias habia escogido.--Doña Daniela dijo el prof. Sergio Pichardo, busquen dentro de sus cosas, estoy seguro, recuerden que fui su profesor, que dejó algunas letras y la dejó donde la hallaran con facilidad. Teresa anduvo y anduvo entre las revistas y periódicos y al fin halló lo que parece el maestro, sabia que habia dejado. -- ¡aquí está!- dijo Teresa- mostrando, al profesor Pichardo, lo que tanto desearon, sin la ayuda de ningún extraño. La principal idea decía-“estoy para la capital, para donde tía Braulia, o donde Tía Buena, perdónenme. ! Adios!
--¡No me busquen! El prof. Sergio rió de alegría por haber ayudado a sus amistades, en un hecho de mucha intimidad. Sonrió y abrió los ojos cuando recibía, de manos de la madre de Arias un posuelo con atoles y batata asada.
Papito era dueño de la casa donde Braulia la tía de Arias se hospedaba, hacia poesía sobre la guerra del 65, pasaba horas muertas en la sombra del naranjo del patio, sus estrofas sin medida con acento místico y patriótico, entorno al pobre y a la pobreza, se sentía la negación de lo divino pero por momento acudía a la presencia deidad. Hablaba del profesor Juan Bosch como esa deidad que se le presenta por ocasión. Juan Bosch era para Papito como para muchos hombres - pueblo, un caminito, un medio, algunas veces es un fin. Arias y el compartieron trabajos compuestos en la intimidad de sus soledades.
C. Victor tenía 6 dias en una ciudad que una vez se llamó Trujillo, iba aprestándose a los nuevos colores, y a los nuevos ruidos y a los nuevos olores. A los anocheceres sin grillos ni chicharras a las madrugadas sin cantos de gallos a las madrugadas de guineeros y de carretilleros y venduteros… en fin a los olores de Palmolive y a aceite de la manicera.
Era las 4 de la tarde y fue el mismo dia que Teresa encontró la cartita que Arias dejo en la mesa del santuario donde dormía, en la casa de Pelúa Papito estaba en la sombra de su mata de naranja, en el extremo sur del banquito de madera las flores del naranjo atraían a las abejas y habia un murmullo de ese insecto que libaban los néctares como obreros ebrios en la fabrica del alcohol de sus sueños. En el extremo norte estaba C. Victor, que respiraba fuera de lo normal y sus axilas que transpiraban mojaban las mangas de la camisa.
--¿Qué le sucede? Preguntó el señor PapitoArias sólo le sonrió. Exhibía una excitación anormal que el dueño de la casa habia notado. Además las fuerzas de su energía positiva rechazaban las endiabladas que salían como un volcán en erupción del mundo espiritual del convidado. Con mucho cuidado, sin mas intención que no fuera la de ayudar como el que corta una rosa le preguntó. ¿Cuál es su verdadera situación? Papito habia comprendido que esa excitación era “normal”, dentro de lo que era ahora su vida. Desde que comenzaron a conversar la respiración de Arias buscaba la estabilidad. -primero señor Papito le diré que soy estudiante, con el tercer teórico que viene a la capital para enganche en una de las filas armadas del país. No me hubiese gustado que dar este paso pero la situación económica está para fabricar camino no está para escoger. Papito se dio cuenta
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