jueves, 24 de septiembre de 2009

ENTRE LAS HUELLAS DEL AHORCADO.

De ambiente ruralita con escasos influjos urbanísticos.
Personajes principales: José Lucá Garzón individuo incrédulo según su parecer, pero los amigos lo conciben místico apasionado con prejuicios de una ortodoxia silvestrita caprichoso. No acepta que su mujer le ha sido infiel con un jornalero de su entorno con el que intercambiaban esfuerzos… y que el destino decidió a su espalda compartir los amores que el tenía a su mujer Enriquilla González con Pupito Mora Pascual. Que es otro de los personajes del entorno rural, compadre de Jacobito Morales carpintero de oficio y agricultor temporero. Pero esta Enriquilla, es maestra empírica que hace creer tener Summa Cum en todo su quehacer cotidiano, sin embargo en lo que es master es en simulación manejadora de la hipocresía como un vaquero del lazo y la manea. José Lucá la ama y apuesta a la pulcritud y castidad de su mujer a la que llama Herniquilla, después de perder su único caballo en apuesta lo entrega sin el lazo al que utiliza ahorcándose en la puerta del aula donde impartía clase y que luego de despachara a los alumnos hacia el amor con Jacobito Morales, portero del centro escolar. Lucá hace memoria de los traicionados antes de tomar la decisión y deja una carta encima del escritorio escolar.
Que nadie después de llevarme diga que yo pude ir por mis propios pies… y que luego de verme regresar que no digan que nunca llegué a irme que me quedé rumiando en mis dolores, que luego de verme comiendo nadie se atreva a decir que era con los dientes de otro que mordía y trituraba los alimentos. Que no busquen parecidos con lugares alejados o cercanos regionales o universales porque el hombre dondequiera duerme y sueña. Que nadie se atreva a creerse autorizado a llevar encima sus difíciles y atentos complejos se mis recuerdos o la Persona de mis recuerdos y si igual le parece los recuerdos de mi persona. Lo que estoy expresando lo dijo José Lucá Garza, es que los días de hoy siguen con las mismas quejas, con las mismas luces y las mismas sombras… desde que nacieran los dolores de la tierra y desde lo ignoto la luna con las mismas
Puertas de entradas y de salidas son los mismos cantos y los mismos ritmos con las estrellas vestidas de luces amarillas y el cielo con las mismas solapitas azul. El cuerpo guardando para el invierno llevándose en sus garras lo que a su paso encuentra como el funcionario de Hacienda y Comercio o de cualquier emporio Estatal y hasta privado.
El domingo continua con la fanfarria y aliento a licor y a perfume, el lunes con el peso de la tarde anterior, impidiéndole al martes avanzar pero con mejores alientos el miércoles como el jueves y el viernes atento para cumplir la misión.
Es así -le respondió Pupito Pascual- que acababa de entrar por la misma puerta por donde habían entrados otros en el pasado lejano y cercano. Solicitaba un macuto para marchar a recoger café para la Lomota. Puedo asegurarle, señor José Lucas Garza, que esta época y las otras son idénticas, a las que mis abuelos comprendieron en momentos de desear ser libres e independientes, época de juegos y de intrigas.
-De juegos será, también de malquerencias y de envidia donde las lluvias y los soles daban las facilidades que las circunstancias permitían. Las patadas, el fango, los olores nausicos, permitiendo sólo variaciones, compay José, cuando iban de frente a la naturaleza humana, o cuando logramos transformar la percepción de la naturaleza de la consciencia y de las cosas de la realidad mire usted la gallina de mi casa duermen primero que las suyas porque en el palo donde duermen la oscuridad llega primero.
En casa del viejo Sixto Cobolono tienen lámpara en el gallinero, lo que Compay Pupito me esta diciendo, no tiene remiendos, ni sobras que botar, para qué voy a porfiar, los tiempos siguen igualito con las mismas sombras y las pocas luces.
Los echadores de día se retiran a su casa a las tres horas y hay que darle hasta agua fría. –De lo que estoy seguro José Lucia es –dijo Pupito como si hubiese sido otra persona,- que las mujeres de ahora en nada se parecen a la de antes de ayer. Las de hoy dejan ver con mayor frecuencia y facilidad las piernas y las nalgas y transitan más que antes, los caminos hacia el adulterio lo que le digo su merced, es que el bombardeo y la influencia de las imágenes televisivas atraviesan la privacidad del hogar, las novelas y las.
comedias con intenciones pornográficas las estimulan a la infidelidad
Bueno amigo Pupito muchos casos no le presentaré porque no son buenos, no soy un ordeñador de palabras, pero le presentaré… las mujeres del pasado decía mi abuelo no dejaban ver las rodillas por eso eran mayor cotizadas e interesantes se podía presumir cuando la convertíamos en un trofeo de conquista como tal.
Oiga, este es un tema muy delicado, por tal razón compay le ruego, que reciba como una propuesta cambiarlo, es muy complicado para conversar es como subir a una plaza de cadillos tres pies o de muchas guazábaras al medio día.
No su merced, es mucho peor, es meterse en un pozo con arenas movedizas, en medio de la selva. Y cuando salimos andamos con las rodillas cortadas.
Compay, por qué no dice las canillas y Jarretes ensangrentados como el o los que huyen de los agentes que comanda Alicinio Peña Rivera, figúrese que la mujer de mi hijo Juliano, compay ahora comenzó a berrear
-- ¿A berrear ha dicho usted?
Eso mismo, se ha convertido en chiva.
¿Y no es Dolorita la maestra de Rincón?
No, yo la conozco por Enriquilla.
¡Si hombre, ahora es de Bajabonico.
No puede berrear!
Si, y la de Rincón del Alto, dejó de berrear hace mucho.
Cada vez lo entiendo menos pero me da mucha gracia escucharlo, eso sí, las cosas suyas encienden el apetito de reír. Ambos rieron a carcajadas y se pusieron hacer rayas en el suelo empolvado. -Otra vez le digo compadre, yo no lo comprendo
Se puso a berrear.
Volvió a producir rayitas menos visibles por el polvo con una astilla de jagua que llevaba para componerlos balaustres para la mecedora de la abuela que llevaba 35 años encerrada en una estancia muy pequeña bajo el sufrimiento del mal de las ideas -
Así es le ha cogido con llevar cuernos en vez de moños y redecillas llego diciendo padecer de neblinas y nauseas vaginales y que entraría en cuarentenas y abstinencias voluptuosas, según una sobrina del compadre, compinche de Enriquilla lo que tiene en verdad son grandiosos calores uterinos. Mi mujer me dijo haberla visto en los laboratorios de Lucindo Veras, que es su medico de cabecera y ahora desde que comenzó la berreadera, es de cintura también. Y como Grecilia mi mujer no conoce de esas cosas de nombres clínicos vino preguntándome porque según ella el doctor Veras la estuvo untando, a Enriquilla con un ungüento llamado Falomanitis.
¡Falomanitis, pero oiga, a usted que le sucede por qué se sorprende, eso es lo que a su amigo Benito Luciano le está sucediendo, ya señaló la manera de cómo iría a morir, ya señaló el día, dijo que buscando fósforos en la mochila de su hija y lo que halló fue una caja de preservativos multiformes y policromáticos, dijo que como su delirio infantil fueron las vejigas las sopló dejándolas pendiendo de los sostenes, colgados en clavos en el aposento de ella.
Y cómo es que usted se pone a hacer esas comparaciones de la berreadora, doña Enriquilla y lo del ungüento del doctor Lucindo… con eso de hallar las vejigas que sopló, no muchacho. Esas son pajas para garzas, hay que tener un corazón de paila y un cerebro programado para el mal, y engañar así a un individuo tan responsable y trabajador como nuestro amigo y compadre, decir que son cuarenta por tres en abstinencia de marido, según lo que me contaron, el nuevo sazón le asienta más.
Oiga, me parece que lo que termina de decir, aclara mi entendimiento. Ahora mi compadre pasa los días dando como los monos saltos en los montes, buscándole frutitas porque padece de antojito

¡San Antonio!, será que nos estamos volviendo locos, porque no puede ser que está embarazada y el amigo no se de cuenta.
¡Bueno!, eso no me lo han narrado. Yo sólo cuento lo que me cuentan. Anoche, como saleo sonso, llegó cargado de yaguas, de guineos, guayabas y de limones dulces. Parece que fabricó los limones porque el verde que describían era cuestión de pintura por su frescura era algo increíble. Mi compadre ahora se la pasa contándole cuentos y chistes del pasado. Esas cosas me recuerdan a Lola mi mujer la que espera aún, que la lleve a la Isabela para conocer el lugar donde Colón escupió las aguas y la tierra que creyó las Indias. ¿Verdad que se lo dije? Sí que lo recuerdo, cómo lo voy a olvidar.
¡Oiga, son trece años preparando las maletas…!
Son cosas del destino, puede que también las manos de la Diabla anden por ahí.
¡Jesús maría purísima! ¡María y José! Que no los oigan las vecinas.
¡y qué que hace que me escuchen los muertos del purgatorio, yo no creo en fantasma, ni en espantapájaros.
Esa es la verdad. A mí se me importa que me escuchen, Los compadres miraron que los pies pisaban las cabezas comprendieron que eran las doce, se marcharon a hervir media docena de huevos de cuervos y de guineas para con yuca recibir la tarde de aquel 24 de octubre fecha que el presidente cumplía años por ser día de San Rafael.
En la casa de Enriquilla, los armoniosos aires del matrimonio en apariencia no hacían murmullos, tanto ella como él, se rozaban con las miradas de vez en cuando, si hablaban lo hacían quizá muy bajo, ambos lloriqueaban sin dejarse escuchar. Ella deseaba un poco de agua y sacó los pies de los del marido y sin mucho apuro caminó hacia el tinajero. De regreso el dijo con voz casi muerta –Tú te has pasado viajando donde ese mediquito y en vez de mejorar mayores son tus males si lo tomamos por tus quejas, cada vez que creo que te darán de acta aparece con peor complicación y eso no es bueno para la pasta del hogar que aunque no lo comprenda se esta en pedazo cayendo en un jarro horadado… en ese jarro Enriquilla es donde me sirven y cuando levanto para absorber un poco del contenido ya no hay nada porque por los hoyos se ha salido. He llegado a creer que un fantasma nos está separando.
Es verdad- dijo ella- y se volvió a parar, pero con la suavidad de sus manos, que anduvieron en las orejas y para dejarlo un poco alelado, con el dedo meñique le rozó los labios el mostró sus preocupaciones sexuales sin que ella se inmutara al verlo.
Días después los compadres siguieron hablando de los males de Enriquilla, esta vez estaban en el patio de Jacobito Pascual bajo una fresca tarde de estivales. Dentro de la cocina que estaba techada con pencas de palma, los muchachos hacían cuentos de misterios y de terror, cosa que a la esposa de Jacobito le agradaba, en todo el vecindario de Rincón del Alto
era la única mujer que no huía por la presencia de sombras muchas veces chinescas el olor del café pilado entraba a los edificios gustativos de los compadres y eso aligeraba el deseo de fumar que ambos habían jurado aminorarlo. Jacobito le dijo a Pupito, que se preparaba a beber el primer sorbo del negrito chismoso como le decían al café de pilón.
Usted dijo en nuestro último encuentro compadre, que le estaba sucediendo a… no es lo mismo, pero reconozco que es muy parecido a lo de Benigno Lucindo. Creo que como no se lo conté le estoy diciendo como primicia que anoche le entregó un certificado médico para ausentarse del trabajo. Sí ya me lo había dicho, me dijo que tenia que permanecer fuera del mantel sexual por 120 días según ese dictamen, ella lleva un ejercito de parásitos invasores en los órganos reproductores.
Compadre-dijo Pupito- me voy a tener que marchar porque cuando nos juntamos no hay mejor tema para usted que no sea el problema de compadre José Lucá.
¿Por qué es que nunca le he oído llamar como todos le llaman José Lucía?
-Porque de niño nos hemos dicho Lucá y Pupirote. Yo pienso que me está sacando el cuerpo. Para mí que no soy entendido ni en esas cosas ni en otras tampoco pienso que no son actitudes de un facultativo que se respete, sino de un inepto proxeneta andrajoso malicioso y pornográfico. Partir de lo ocurrido José Lucía anda con la cabeza de burro, se ha vuelto un pobre animal no sale de los conucos y habla de acciones trágicas ayer me contaba que un primo que vive en las Aromas de Bajabonico encontró a su mujer enlazada con los amores de Socarrón Papito Sosa. El se hizo el ciego y como un mulo buscó una soga al no encontrar cadena, amarró la casa por la solera y al creerse buey tiró a bajo la vivienda encima de los cuerpos de los amantes. Ahora Socarrón vive en a ....

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