domingo, 27 de septiembre de 2009

¡Quién anda con mi biberón, papá?


-El niño tenia los ojos pálidos de tanto estrujárselos no veía los rayos amarillos del sol, sus ojos estaban cegados cubiertos de un negro manto enviado desde las entrañas del imperio para que contaminen los del entorno regional no le quedaba otro camino que no fuera esperar que su padre desmontara los racimos de palmera y cocoteros para extraerles las leches y en sumo aplacárselos con un parches de lienzo enlutado para dejar de ver los amarillos rayos imperiales del sol. ... Gerardo no comprendía lo que escuchaba decir de boca de un Bebeero, que hablaba con su mujer, cuando supo que habían matado a la estudiante zuleika Morales Y habían roto una pierna en la calle Venezuela del ensanche Ozama en la ciudad capital, al señor Santo Pérez Abreu, asistente político del secretario general del Partido Revolucionario Dominicano. Sonrió bastante y lo hizo con ganas cuando escucha que a los comilones de velorios y velaciones de difuntos... en río verde le llaman Bebeeros... recordó que en Bajabonico de Trejos de los Vientos le llaman Bocaeros. Pero como eran fechas carnavaleras continuó con el oído puesto en las palabras de su compadre Genaro que entraba a la octava circunvalación de charlas sin pies ni cabeza. Ahora decía...-“es cierto que auyama pare calabazas... en tiempo de los padres de mis abuelos parían auyama, los de ahora las perras paren novillas y las gallinas cucarachas... ya Gerardo se había fumado tres cigarrillos montecarlo, pero a pesar de saber que en el fondo de lo dicho por Genaro habia un contenido filosófico no aguantaba la risa. Escuchó que la mujer del Patanista le dijo- aquí estuvo buscándote esa mujer que vive en el barrio cerca de Gerardo y Juana... esa que se llama Virginia no dijo lo que quería de tí, pero para mí que andaba en malos pasos. Yo si no confío en ella, porque esa bestia parece una ¡qué se yo!, no se si es a una mula que papá tenía... o si es a la cara de la perra de mama Pancha, con la que esa fiera se da un trasluz. Gerardo dejó el alero de la casa del patanista y se agarraba la barriga de la fatiga que sentía con tanto reírse al oír los disparates que la señora de su amigo Genaro decía de Virginia. Era cierto que en el barrio todo el mundo creía que Virginia era una bruja intrusa, enredista, maliciosa, fiestera y presumida. Nadie negaba que además fuera traviesa y avariciosa. Pero para ayudar su marido hacia de suela de zapatos, escabeches. Manejaba con mucha facilidad los tejidos de la discordia como manejaba las manos en el lavado de las lozas en la cocina donde con una yuca y un guineo hacia comida para tres o cinco personas. Gerardo tenía los bolsillos repletos de comprobantes de la compraventa... cinco de televisores y ocho de radios e inversores... los calderos de la cocina de su mujer estaban entretenidos en una corta vacaciones, por carencia de quehacer en la faena culinaria. Pero continuaba con un cigarrillo encendido en los labios enmohecidos, le preocupaban las imágenes que dibujaba con el humo que de sus labios salían. Su contextura debilucha con la preocupación de su amigo Genaro... Se mostraba con mayor energía ha sido como una paradoja biológica... el dolor o la preocupación ajena engordaba su caballo... al pensar en las suyas encendió un nuevo montecarlo y comprendía que sus pensamientos andaban fuera de carril. Se lo achacaba al hambre de la abuela, el ayuno de los procreadores de sus padres. Los dolores en la espalda y en el pecho las razones las acercaban a sus abuelos maternos pero su inteligencia a su madre. No era que creyera que su padre fuera un Mandril... pero por la forma como de él hacia referencia lo ubicaba en las proximidades de la animalidad. Gerardo cumplía los 23 años y era padre de Mariel y de Matanael... su mujer se llamaba Juana, cuatro años menor que él. Juana tiene los cabellos largos y del color del ópalo. Sus ojos pardos se adecuan al delicado de su piel cabina clara... dueña de un carácter muy sosegado, muy tranquilo como su mirada de altar. Con acentos rural al conversar y en gestos familiares peculiar en las madres de amazonas. En sus acciones Juana expele un manjar de humildad que como una sábana de paz abrigaba la presencia de Gerardo cuando llegaba del taller de electrónica donde hacia reparaciones a radios y televisores y que por apagones de la corporación eléctrica prepara y compone inversores o planta secas... hasta de 12 kilos. Juana le sirvió el almuerzo, que en contraste con la preparación de Gerardo no era más que un cuadro de dolor y de muerte lo que en la mesa se veía. Era una bandera de abuso lo que volaba encima de la mesa. La casa donde vivian con Mariela y con Natanael era pequeña pero el cuidado de limpieza reflejaba las manos de la madre. Era un locrio de picapica y un pedazo de pan de agua. Ni lo miró siquiera por estar pensando en lo dicho por la mujer de Genaro sobre Virginia. Juana lo vio sonreír pero no se molestó en averiguar los motivos, ella conocía que el convertía en risas los juicios y las ideas cuando lograba ensamblar en una baquelita utópica algún proyecto. El hambre que habia sentido en el laboratorio... la envió para el taller, que no era otra cosa que, un pequeño cuarto de cemento, donde una mesa y un soldador cautín, un pedazo de segueta, una caja de solderin y un pequeño probador, actuaban como especimenes probatorios. Eran los perros de Pavlov. -¿No vas a comer, Gera? Preguntó Juana. El la miró con los ojos lascivos, encendió un montecarlo y se puso a dibujar un plano, luego de subir los dos pies en la butaca, donde acuclillado agregaba elementos al detector de humo que pretendía fabricar. Era experto en fabricar amplificadores de sonidos hasta en un pedacito de cartón piedra o en láminas delgadas que pudiera traspasar con una aguja de coser zapatos... laboraba en domésticos “Distribuidora Corripio” en Santo Domingo...Ensamblando chasis de amplificadores de televisores y VHS. Destapó la loza del almuerzo, cuando vio que era locrio de sardinas comió dos cucharadas de concón y bebió del jugo de limón que Juana además le habia servido. Pensó en el patanista, hizo una mueca de disgusto cuando recordó a la vecina Virginia... a quien señalaban caliesa y confidente policíaca, era un calientapiés.
-¿Y Mariela?- preguntó Gerardo. A lo que Juana respondió -Está donde Elvira... juega con su hija Yumidla.
Gerardo tenía varios días que no sabia del señor Isaac, asistente suyo por varios años... tampoco a Polanquito pero creyó que podía verlos en la “Compraventa Salín” y se dirigió hacia la calle Francisco Caamaño Deñó. Allí estaban comiendo chochuecas y frituras de yuca y carnes de cerdo Genaro sentado en una mesa de tablas de pino, vio que se acercaba... con un llavero entre los dedos moviéndolo como las aspas de un molino eólico. Isaac permaneció hablando con Stalin (de la mala situación económica que estaba pasando el pueblo pobre, de la república dominicana) hasta que vio que Gerardo llegaba sonriente como era su costumbre.
-¿Qué tal Gerardo? Preguntó Genaro al verlo.
-¿Que tal Bambocha? respondió mientras se dirigía a saludar al marido de Virginia que lo había llamado, a la sombra de la jabilla.

Capítulo 2-
La pobreza han hablado por siglos todos los humanistas con amor por la gente- decía Isaac cuando Gerardo dejaba al marido de Virginia. Ha sido tema para muchos debates por décadas durantes varios veranos y máxime inviernos. El papa Juan XXII, desde Aviñón, se enfrentó a los minoritas por la manera de entender la pobreza evangélica. Para colmo de desdichas, continuaba Isaac -que era un creyente polifacético y se sabia de memoria citas kilométricas de encuentros ecuménicos y simposium y concilios-- “estalló a la sazón de nuevo, con impensada violencia, la lucha entre a Iglesia y el Imperio. Los principales representantes de la oposición, así eclesiástica como política, contra el Pontificado, se agruparon en seguida en torno del rey alemán Luis de Baviera, ofreciéndole su auxilio contra Juan XXII. Como representantes de la oposición eclesiástica, aparecieron los popularísimos é influyentes Minoritas, que precisamente entonces andaban enredados con Juan XXII en una acaloradísima contienda. El propio objeto de dicha controversia era la discrepancia que mediaba entre ellos y el Papa, respecto al modo de entender el concepto de la pobreza evangélica; la gran popularidad de la Orden la hacía un adversario en alto grado temible, y los Minoritas, extremadamente irritados contra el Papa, llegaron á ejercer grande influencia en Luis de Baviera. Este influjo se mostró claramente en la apelación decretada por Luis en Sachsenhausen, junto á Francfort, en 1324. En este notable documento se opone contra Juan XXII «que á sí mismo se da el nombre de Papa», entre otras duras acusaciones, hasta la misma de herejía. Juan –se dice lleva su audacia hasta levantarse contra Cristo, contra la Santísima Virgen, contra el Colegio de los Apóstoles, y contra la doctrina, atestiguada por la vida de ellos, de la perfecta pobreza, antorcha de nuestra fe. Después de una extensa y apasionada declaración dogmática sobre la pobreza de Cristo, y de un cúmulo de reproches, sigue finalmente la propia apelación á un concilio universal, á un futuro Papa legítimo, á la Santa Madre Iglesia, á la Silla Apostólica y, generalmente” todos los presente en la compraventa de Stalin creían que Isaac estaba recitando un poema dramático o que recibía las ideas por vías telepáticas- parece que alguien le está soplando los contenidos psíquicos. Para Gerardo fue un placer haber encontrado a sus amigos tratando un asunto de esa envergadura. Los felicitó y continuó oyendo, al señor Isaac, sobre el asunto “La Riqueza de las naciones (nombre abreviado por el que es conocida esta obra), como dice el mismo título, es sobre todo un libro sobre el progreso económico y las políticas que pueden fomentar o frenar este desarrollo-- continuaba el señor Isaac que ahora citaba al economista Adam Smith . “Desde el punto de vista pragmático, es un alegato contra las políticas proteccionistas de los mercantilistas, y una defensa del librecambio. Al criticar las denominadas falsas doctrinas de la economía política, Smith tuvo que analizar el funcionamiento del sistema de libre empresa” En una economía de libre mercado con mercados competitivos, cada individuo, de los muchos que participan en el mercado, tiene una influencia nula sobre los precios; todos los individuos tienen que aceptar los precios del mercado y sólo podrán variar la cantidad intercambiada a esos precios; no obstante, la fijación de los precios se logra por la interacción de todos los agentes que operan en el mercado. La ‘mano invisible’ del mercado, como le gustaba decir a Smith, asegura que la sociedad saldrá beneficiada a pesar de lo que quieran los individuos; la mano invisible es capaz de transformar los vicios privados (como el egoísmo) en ventajas sociales (la maximización de la producción). Pero esto sólo se verifica si los mercados competitivos disponen de un marco legal e institucional adecuado, una condición que Smith analizó en profundidad pero que las generaciones siguientes olvidaron. En esta gran obra sobre la riqueza y pobreza de las naciones, Smith exponía una teoría simple del valor (o de los precios), una visión poco elaborada sobre la distribución, una “interpretación aún menos desarrollada sobre el comercio internacional y una concepción primitiva sobre el dinero; pero, a pesar de todas las imperfecciones, su libro sirvió de base para toda la economía clásica y neoclásica posterior. La influencia de la obra de Smith radicaba, en gran parte, en las posibilidades de desarrollo de sus teorías.” Es posible que ningunos de nosotros estemos en capacidad, porque el hambre no nos permite..., entender lo esencial de los contenidos de esta pieza de la literatura económica del economista Adam Smith

Gerardo al término de la charla que Isaac, diera de economía social dijo en los años treinta de pasado siglo 20 el gobierno de los EE.AA, alquiló los servicios de Dorotea Lange, los varios mas periodistas tendente a graficar los “ estragos de la gran depresión rural y los aparceleros del sur del país. Esos cuadros de Dorotea Lange en 1936 mostraron la desesperanza la pobreza cundía los entornos y contornos americanos - la cola de empleados que habia en los estados de Estados Unidos fue peor que la debiéramos estar haciendo nosotros hoy en cualquiera de nuestras avenidas en cualquiera de nuestros pueblos caribeños
Fue cuando entonces manifestó STALIN-“hundimiento de la Bolsa neoyorquina de Wall Street en 1929 provocó la Gran Depresión, la peor crisis económica mundial de la historia, que se prolongó a lo largo de casi una década y en la cual cientos de miles de estadounidenses perdieron sus empleos, los negocios se hundieron y las instituciones”
Isaac- leyó en la “Enciclopedia Encarta” para salir luego a conversar con Gerardo, de un televisor que tenía empeñado un sobrino suyo-



“Adam Smith (1723-1790), economista y filósofo británico, cuyo famoso tratado Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones, más conocida por su nombre abreviado de La riqueza de las naciones (1776), constituyó el primer intento de analizar los factores determinantes de la formación de capital y el desarrollo histórico de la industria y el comercio entre los países europeos, lo que permitió crear la base de la moderna ciencia de la economía.”
Nacido en Kirkcaldy (Escocia), tras completar su formación primaria en su localidad natal, en 1737 acudió a la Universidad de Glasgow para iniciar estudios de filosofía moral, que completaría en el Balliol College de la Universidad de Oxford. Desde 1748 hasta 1751 fue profesor ayudante de retórica y literatura en Edimburgo. Durante este periodo estableció una estrecha amistad con el también filósofo escocés David Hume que perduró hasta el fallecimiento de éste en 1776. Esta relación influyó poderosamente en la formulación del conjunto de las teorías económicas y éticas de Smith”
Stalin habia escuchado los puntos de vistas de sus compañeros y como tenia semestres de economia realizado en la Universidad Autonoma de Santo Domingo, no podia permitir que la mesa de discusion estuviera en un estado de cojera, entonces señaló- “No se puede estudiar la historia económica sin analizar el pensamiento del último economista de la escuela clásica, Karl Marx. El primer tomo de El Capital de Marx se publicó en 1867; el segundo y tercer tomos se publicaron después de su muerte, en 1883 y 1894 respectivamente. Se puede considerar que Marx fue el último economista de la escuela clásica porque, en gran medida, su obra se basaba, no en el mundo real, sino en las enseñanzas de Smith y Ricardo, que habían enunciado la teoría del valor trabajo, que afirma que los productos se intercambian en función de la cantidad de trabajo incorporado en su producción. Marx analizó todos los efectos que implicaba esta teoría, a la que añadió su teoría de la plusvalía. Cuando se afirma que un economista es marxista es porque considera que la propiedad privada es desde el punto de vista social indeseable, y que no es justo que existan personas que obtengan rentas por el mero hecho de ser propietarios. En el siglo XIX muy pocos economistas aceptaban este postulado; por el contrario, intentaban justificar en la sociedad la propiedad privada y la percepción de rentas por parte de los propietarios, con lo que el marxismo tuvo una escasa repercusión sobre los economistas de la época.”
...”Además, el sistema marxista concluía con tres afirmaciones: la tasa de retorno (los beneficios) tendería a caer con el tiempo la clase más pobre y los ciclos económicos cada vez más duros. Las dos últimas afirmaciones serían la consecuencia de la primera. Los argumentos esgrimidos por Marx para defender la teoría de las tasas de retorno decrecientes no eran convincentes, por lo que tampoco se sostenían las otras dos afirmaciones. Además, la economía marxista no tenía respuestas para los problemas prácticos a los que se enfrentaban a diario los economistas de cualquier sociedad. Este hecho es suficiente para explicar por qué muy pocos economistas académicos se hicieron marxistas. Sin embargo, los marxistas aseguran que los académicos siempre han sido los lacayos de la clase capitalista. Tal vez esta afirmación sea cierta, pero el hecho es que Marx ejerció una escasa influencia sobre el pensamiento económico a partir de 1870.” Yo aseguro- dijo Stalin- que la pobreza de hoy no está fuera de esta realidad teorica... todos se miraron por que consideraban al compraventero un explotador que odiaba a Marx y admiraba Smith.
Gerardo se reía porque para el lo dicho, oído y hablado, leído y lo que faltó por decir, era pura basura... el pueblo se estaba muriendo de hambre con Smith y sin Carl Marx. La gente en los pueblos turísticos iba, con cajitas de frutas a las payas y si lograba venderlas, el temor de ser asaltado por los traficantes, víctimas de la necesidad lo alejaba de los escenarios de producción y se colocaba en la ruina, en los aleros de la dejadez como un pequeño gato en un gallinero de aves burguesas.
Nada de lo que dicen ustedes es falso... aunque hay muchas cosas que podemos meter en lo bivalente sería bueno- señalaba el poeta, que continuemos escuchando la exposición del amigo Stalin. Pero antes me gustaría que conociesen a Ibn Batuta, individuo que sin duda fue viajero mas intenso del momento muchos creen que de todos los tiempos. Viajó desde la Meca cruzando por los largos caminos europeos, por Asia y Africa... pero para llegar a las grandes civilizaciones en su periplo resbaló en muchas ocasiones con el miedo que produce el hambre y la desnutrición. Después de los exploradores del viejo continente, luego de que Colón vuelve a España desde la Isla el gato, san Salvador, Cuba y a la española en el 1492 y 93 se convirtió en una peste de fiesta s aventureras hacia Norteamérica pero en 1497 geovamny Caboto empujó las puertas de las costas del Labrador. Salpicó con sangre el rastrillo de Terranova, y siempre se creyó que colgara los hilos de su intrusa y sucia hamaca en las empalizadas de nueva Inglaterra. La ambición por ser dueño, de poseer bienes robados como diría PrudHomme llegó saltando como un batracio tránsfuga Juan Ponce de León libando en fresco c

Locuras. de Victor Arias.




Prologo.

En nuestros verdes caminos y autopistas de hojas amarillas, secas verdinegras, húmedas y agujereadas… para cruzar al otro lado de las aguas turbias y hasta hediondas de nuestros ríos, arroyos y cañadas, ponemos una, otra, tres, cuatro doce, decenas de piedras que nos enlazan el punto de partida con algún fin o metas. Formamos retahílas de piedras o calzadas. Muchas veces deseamos poder dar explicaciones a nuestras situaciones, inesperadas, espontáneas, fortuitas. Como el leñador que calcula la cantidad de pedazos de madero que cortaría si el día le favorece, si se cumplen a cartas reales los nudos que de alguna manera amarramos al programar las jornadas. Esa felicidad es colmada y premiada entregándole una satisfacción al cuerpo y al espíritu cuando descansa después de un refrescante baño en el anochecer. Tanto las piedras que el caminante siembra al caminar y los trozos de leños del leñador. Como los rasgos del pintor o poeta o dramaturgo o un narrador, las palabras que humana, da a conocer como las piedras o los trozos… son sus emociones envueltas en quejas y en dolencias. Son emociones tristes y alegres, amargas y dulces. Para mí es un portal de dos batientes que se mece como una amplia bandera. Permitiéndome entrar a los amplios o cerrados aposentos donde de algún quicio puedo atisbar la realidad que como el viajante o el leñador en su mente lleva. Y por ahí como una luz deslizarse entre los trillos sociales, entre cubículos de las comunidades, donde se mueven los intereses de un pueblo aislado. Llevando nuestras acciones para desarrollar, en el teatro de los sucesos, como el desuello de pieles en un matadero… donde las acciones dramáticas propias de individuos intolerantes que se cuelen por las buhardillas sin cruzar por la realidad social económica y política.
Por eso somos distintos… diferentes en cualquiera de las circunstancias vigilantes a los vuelos de palomas y de gansos de ciguas y de carpinteros. Atentos a los ruidos de las ratas voladoras… chupadoras de hemoglobinas y de clorofilas. Hipócritas polifacéticas compradoras de lujurias, bebedora de licores en jarras de papeles. Por eso escuchamos el sollozo ardoroso del ahorcado, entre hilillos de sedas y celdas de barro. Me voy de su lado y llego a besar las rodillas bajo la falda agujereadas por las balas que el imperio ha preparado.

Bajo los Reíles del Imperio

Bajo los reiles del imperio es una fragmentacion de "Buscando nuevos horizontes", Novela de Victor Arias, que ponemos a la vista de nuestros amigos, simpatizante de la literatura rural, mezclada con jugos urbanistico... para que en tiempo del paseo por los esquinero de nuestras estancia, si le da sed, en estas norias de peñascos, frescos quizáa le sirva de alicientes.
Los rayos esa noche eran más blancos, eran lechosos en el cinturón verde del Bajabonico. Son los más hermosos del universo. Voces románticas, datos y pinceles, hilos de razonamientos tejieron sueños cuando entre arrabales y tabucos los pies descalzos del señor Fermín llevaba entre sus brazos a la señora Cayetana Cesaire con la que minutos antes se había casado.
Era un hombre afortunado por ser monitoreado por los murmullos de río y los argentados rayos de la luna. Parecía que algún pintor asesorado por cierto poeta ebrio, había pintado esa realidad, la realidad de una noche para amar y ser amado.
En la enramada de su amor llenaron de gozos y de deseos las paredes de tablas de palmera a los compases de caídas, ráfagas de un rocío invisible. Los guayabales, los guanábanos y jangadas de frutales, aprobaban la proclama de amor en el concierto de esa noche. Las norias, manantiales y arroyuelos daban sus frescas aguas para lavar el calor del tránsito como pago de un largo peaje de ternura.
En menos de 4 kilómetros cuadrado vivía don Nicolás Silverio, don Piggín Medina Silverio y al este la señora Simona Medina Silverio. Era ese predio un entorno de gente buena, trabajadora, feliz cargada de energía positiva.

En término reales, habia cuatro viviendas en el sureste de Las Aromas, en los límites fronteriles del Bajabonico y los cabellos de la cabeza en el territorio Altamirano.la casa de Fermín era como las demás, un enano de brazos largos… en medio de la meseta donde estuvo el Cantón de guerrilleros que en tiempos de gestas patrióticas comandaran los primos Nicolás Silverio, y don Juanico Silverio. Primos hermanos fundadores de los cantones del río, al este de la casa de don Fermín, se situaban la de Piggin y de Ana luisa Minaya y de Simona Medina y de su marido José Toribio de la Cruz. Al oeste la de Nicolás Silverio y de su esposa Maria Decena Minaya.
Eran la una de la madrugada, los recién casados abrazaron a Morfeo, despertaron a las diez de la mañana, no degustaron del manjar del alba, ni de los cánticos de los elementos, como tampoco del gallo madrugador.
La madera era el material que con mayor frecuencia y oportunidad usaba el hombre del universo rural para la construcción de su vivienda. La de doña Cayetana era de Caoba centenaria y de varas de Juan Primero, madera muy rústica. Cayas y cedros para las puertas y ventanas, y roble para las mesas, soberados alcayatas y gabinetes o alacenas. Para las barbacoas y desvanes empleaban penachos de palmera.
Jubilado de la guerra, hacia aparejos y esterillas por encargo usando los tallos y fibras de las matas de guineos, plátanos y rulos. Fermín era muy alegre, empleaba su ingenio en la acciones de las artes manuales, en fabricación de saxofón con la fruta del higuero o bangañas prefría las calabazas encorvadas para sacarles las tonalidades musicales apropiadas. En los días especiales mataba el cansancio por la falta de empleo, ejecutando piezas al gusto de la familia y de vecinos… sacándole tonalidades baritoniles. Era Fermín un manantial de frescura, de su esencia salía como emanación singular, un torrente de afecto bienaventuranza. Muy apropiado para la persona que acababa de llegar. Ese día ejecutó una hermosa alborada para abrir el portal de la estancia que los habitantes llamaron luego Tatania y Ferminilandia, en honor a Cayetana y a Fermín, sus fundadores. Era un hombre feliz, la llegada de Ramona y de Matilde lo habia convertido en un individuo nuevo por fuera y por dentro no menos que en los otros partos de su martiniquesa esposa.
-Toma Fermín-había dicho la comadrona, extendió sus brazos hasta donde pudo imaginar. Las nubes blancas como las del dia del su boda, acariciaban las varicitas cuadradas de la inocente inquilina de Tatania. La llamaba follaje de caoba. Luego sus ojos irradiaban de sorpresa y más que de alegría- Manifestó ¡Carajo, Carajo Cayetana, despierta…! Despierta Tana que ya tengo el nombre definitivo de mi hija, mi jija se llamará Flor de las Caobas, ese es el símbolo de la etnia de la raza de nuestros antepasados, ella le sonrió y una corriente de placer lo envolvió hasta el éxtasis. Permaneciendo por siempre en él, el embrujo y la influencia del viejo el guerrero independentista y restaurador. Nueve meses la niña caminaba en un ambiente acogedor que nadie el los aleros del paisaje aromanil tuviera o llegara a tener. Crecieron sin cruces de malignidades, y sin vuelos de aires negativos
Don Fermín se dio cuenta que su mujer le sonreía cuando entregaba la flor de caoba verdadera, la buscó en llanura, bosques y montañas en colinas y praderas. -Toma Tana- cargado de entusiasmo manifestó el senescal, dejando ver sus bien usados dientes. Esa es la flor de caoba, emblema Mandinga la encontré allá… señalando con la punta del machete collins. Detrás de ese bosquecito estaba como si me esperase, dura como la orquídea silvestre, sin morirse despierta. Nuestros abuelos ofrecían soles y lunas a Costa de Marfil, sin embargos tíos y tías aseguraban que éramos descendientes de Guinea Bissau, pero yo ahora que somos Mandinga de Malí. Cayetana hallaba muy varonil el nombre de Ramona y le agradó el de Flor para apodo pero el que a ella le agradaba era Azúcar aunque por el contenido poético para unos dulces, hallaban rudo el nombre Flor, carente de fluido femenino.
Cuando Matilde cumplió 14 años, los tornados y ráfagas del joven Félix Marte hechizaron su continente físico y emocional quedando encinta de la niña que luego de nacer llamarían Angelita destinada a vivir por muchos años, primera nieta de Tatiana, de Fermín y de Cayetana. Ramona mintiéndose sola habiendo cumplido los doce abriles, abrazó el rol de ama de casa. Los padres parecían cansados y hasta el peso de la cuchilla de los años hería vuestra existencia. Cuando Matilde se casaba con Miguel Cabrera, recibía Ramona los energéticos de los gametos del cundeamor de empalizada en las empalmaduras de mujer docta. Comenzó aprehendiendo las circunstancias proyectaba y clasificaba, hizo un bello jardín de rosas y de gardenias. Sembró dalias y claveles pasaba atendiendo las familia y a las flores. Amaba a sus padres como a nadie, a Fermín a quien comparaba con un erecto roble del corral. Conoció, creyó conocer un hombre que estaba sentado en la raíz del árbol cañafistol secular del camino que lleva al río. Era un individuo de baja estatura, de piel blanca casi lechosa, cabellos cortos, de ojos claros y pequeños. La gente lo bautizó como el Desconocido. ¿De dónde habrá salido?, los lugareños sólo hablaban del Desconocido. Aunque coincidiendo en que llevaba la honradez pintada en la cara y la soledad en las tristes miradas. Lo que nadie pudo imaginar era que estuviera enamorado de la hija de Fermín. Pernotaba horas esperando que la niña Ramona volviera del río con el cántaro en las axilas. Cuando lavaba pasaba muy temprano y de regreso a la casa ahí estaba el desconocido, pero sintió el mismo hormigueo estomacal, que cuando estaba asustada no pudo comprender lo que le pasaba sentía hambre cuando tenia miedo no se atrevía a verle a la cara y el corazón le ritmaba con la fuerza de una vaca jorra. Esa realidad no la entendió: temor era equivalente a hambre, la curiosidad de verle la cara triste era equivalente a hormigueo y este a miedo. Entró al dormitorio y buscó el rostro en el espejo hallándolo, sonrió a plenitud y comprendió que aún era una florcita juvenil, para estar pendiente de hombre, y más de un desconocido. Caminante aventurero. Quiso recordarlo pero no habia archivado su fisonomía facial. La memoria no lo activo para los recuerdos. Miró que su padre, don Fermín dormía, luego que con las manos recorrió la frente salió. Buscó a su hermana Matilde que bañaba a la pequeña Angelita.
Hacia bastante calor, en las lomas, las nubes lamían las copas de los árboles, algunos cuervos entonaban el concierto de Nereo padre de las Nereidas, ninfas que según la leyenda eran diosas, jóvenes hermosas que residían en el mar de medio cuerpo arriba y abajo peces. Era una banda de docenas de pájaros negros y blancos en menor cantidad. ¿Quién lo habia visto? 50 años hacia que llegaron decenas de esos blancos cuervos, Sí, ¡quién lo diría! Le dirían loco, pero ahí están. El calor ahora era liniero quemaba las espaldas a los jornaleros de los cortes de leñas y de caña de los centrales de Montellano y Amistad. En las raíces del cañafistol estaba el Desconocido con zapatos blancos, pantalones y camisa del mismo color, la correa era negra y sombrero de Panamá, esperaba la princesa del río, nombre personificado para el llamar a Ramona, en su intimidad. Deseaba verla aunque fuera de lejos caminó sobre las piedras como el que lo hizo sobre las olas, pero ya Ramona se había marchado. Al hallar que las piedras estaban muy calientes se dejó caer en las mullidas gramas bajo la sombra de la jabilla de cretona verde y amarilla, cerca del enorme lavadero por donde sobre volaban bandadas de garzas reales. Escuchó el currú, currú de los cuervos, fue sorprendido al comprobar que era cierto que habia cuervos blancos. El vuelo tierno de la cigua palmera produjo un largo bostezo cuando aminoraba el calor caminó pensando en su princesa del río y sin embargo parecía que se pondría en el cielo una jarina... e hizo una mueca con los labios al recordar que un primo de su madre a la llovizna le decía Jerén, en vez de chubasco. Apuró los pasos y con los primeros relámpagos y los primeros truenos entraba a los aleros de su vivienda en el batey Amistad, donde laboraba.
En la casa de Ramona compartían en la mesa degustando los olores exquisitos de un sabroso chambre de frijoles verdes con costillitas de cerdos y aguacates mantequillas. El señor Olivo laboraba en los fogones de las caderas que activaba con troncos de mangos y aguacates, de guamas y de aromas, casi verde para producir vapores apropiados para las turbinas del central. El vientre de fuego estaba harto emitiendo lenguas amarillas muy calientes. Por su imaginación le llegaron imágenes de la niñez y de su adolescencia ponía sus manos en las orejas de cabritos, y llegó a colocar su boca en la de las hembritas que jugueteaban lamiendo su pantalón con lengüitas tan largas como las llamas del fuego de las hornos azucareros. Pero apretó sus ojos porque las hileras de cabritos se iban quemando con el fuego. Luego aparecieron las burbujas que se apagaban en las lenguas amarillas. Sacudió la cabeza cuando en silueta llegaba la cara de su difunta y muy bien recordada madre. En siluetas de recuerdo metió las manos en la corriente de agua del río Guayubín donde creció recordó los versos “una mano lava la otra y las dos la cara” con un pañuelo que sacó del bolsillo trasero derecho del pantalón para secar el sudor y la humedad de su rostro. Entendió que sus reflejos mnemotécnicos, eran fuertes pero muy extraños. Llevaba a su mente la imagen de Ramona pero se entrecruzaban con los bajos reflejos de la infancia. La veía llegar con el cántaro en la axila izquierda, asimilaba la de un paisano recolectando oro en el cañón del Guayubín, en vez de su princesa del... en el Bajabonico “fresco y cantarín”.
Matilde había cumplido los 18 años cuando se casó con Miguel Cabrera Cruz, de esa unión nacieron Valeriano, Santo, Antonio, Brígida, Antonia, Hermelinda, entre otras y otros. Angelita era la mayor de Matilde pero que Don Miguel asimila como la primera suya... convirtiéndola en la coronela de esa gran tropa. Eran tiempo de luchas, los bosques, las haciendas, las estancias y parcelas de remolachas en el viejo continente europeo ardían por las energías de muerte que de las ametralladoras salían, de las bombas. Los destrozos eran mas que económicos, antinaturaleza e inhumanos, misantrópicos. Muchos países fue una sola lengua de fuego especial los que se oponían al eje. La república se beneficiaria de la muerte y del sufrimiento de aquella gente de esos pueblos con la venta de los azúcares, café, cacao. 1914-1939 ciclo vital de la primera guerra mundial. Quizá era muy lejos, el comercio, pero del escenario de combate llegaban a Tatania las quejas y ayees de los heridos y mutilaciones. De los abandonados en combates. Cuando un hijo de Ferminilandia, en Bajabonico... paraje puertoplatense, degusta un guineo maduro, una tajada de mango o de aguacate... sus dientes cortan el mesocarpio y calma la sed... mueren unas y unos niños... joven o anciano en las sangrientas batallas de los campos de Rumania, de Francia o de Hungría. La muerte pernotaba en las galerías y en los aposentos en las villas y las comunas, se hacia residente en los ventanales y matorrales, en los maizales europeos. La penuria, la miseria, el dolor y la muerte en aquellos predios eran elementos del manjar... y parte del pan de cada día en la familia en contienda. La muerte gemela con la enfermedad se hacia acompañar a los hospitales y a los campos santos.
La economía de esos países era simple hedor vaho en descomposición. Los comedores estaban cerrados la comida no existía como en tiempos normales. Eran esclavos de los padrinos de la guerra. Olivo conocía esas cosas... y las creía como un comportamiento dirigido por una mente superior muy poderosa atormentada. Como Olivo no tenia con quien comentarla siquiera, buscó refugio en los recuerdos de su princesa del río... pero de repente recordó a Miguel Cabrera, un carretero de pasos medios, a quien habia conocido horas antes, no sabía dónde vivía. Lo conoció cuando desenyugaba a sus seis bueyes, los clavaba en el corte de caña para la cena y el descanso de esos. Días luego, en hora del almuerzo, Benito con acento de compañero le habló y con dejo afectivo acordaron verse en la caballeriza al siguiente dia. Aquel dia escogido por la naturaleza imbertolina para llover; comentaron del calor contagioso y sofocante. Intercambiaron alimentos, valorizaron las cualidades de las manos que los prepararon... los platos y cantinas rodaban por el suelo. No tenían ni una pequeña mesa siquiera donde los trabajadores y obreros, poner los cubiertos que protegían sus picaduras alimenticias. Entre otras cosas se basaban las inquietudes y preocupaciones del señor Benito Olivo y dijo- debemos reunir los esfuerzos para obtener las negadas conquistas que por muchos tiempos los trabajadores vienen reclamando de forma individual. Don Miguel ni conocía ni comprendía por qué Olivo lo habia escogido a él para hablarle de esas cosas que no entendía.
-Usted no le parece don Olivo- manifestó el señor Cabrera- que por la lejanía, esa apestosa guerra es poco lo que nos puede afectar.
-No señor don Miguel, para este siglo no hay nada lejos. Las arandelas y correas que enlazan al mundo son la utilidad y la necesidad, es por eso que no hay pueblos que no entre en los aposentos de otros y mantiene contactos con los intereses como el Tenorio del momento para galantear las propuestas. En ese sentido compañero..., no existen los enemigos, lo que importan son los intereses. Los países en guerra necesitaran azúcar y otros lógicas alimentarias para sostener las tropas en combates... significa que el cacao, el café y el azúcar de nuestra producción será cotizado en muchos más de un 1000 %.
-Me parece don Benito, alargando en forma parsimoniosa la última sílaba del nombre de su interlocutor, que ha sido ahora cuando comprendo la frase del maestro, cuando resucitó a Lázaro... porque acaba usted de resucitarme. Acabo de nacer en realidad pienso que ha parteado mi espíritu y me ha dado a la Luz. Mientras rasgaba una caja de fósforo puerto platense señalaba, en realidad eso es nacer. Encendió un túbano de hojas que al señor Olivo le parecieron de salvia.
Mientras los dos obreros analizaban los asuntos de la guerra mundial, grupos de niños del batey se deleitaban mirando el humo que sal’a de la chimenea. Veía como la sirena o pito enviaba gran chorro de humo blanco que engrosaba la contaminación del entorno del central Amistad.
En el cielo, ahogadas por el humo de la fábrica, las palomas se encaminan por dentro de las nubes, como en un túnel de microbios, para llegar luego a la cordillera donde murmuran como si no le importara nada, los charcos de la Damajagua.
Media hora más tarde grandes truenos inesperadamente caen encima de la casa azucarera rompiendo la tranquilidad de la siesta y la marcha de la molienda... fueron largas horas de truenos y de relámpagos... la oscuridad no impidió que continuara el proceso azucarero.
Don Benito alimentaba el vientre de la fábrica pero pensaba en Ramona y en los juicios que había hablado a don Miguel Cabrera. Lo imaginaba quitando los balzones a los bueyes... tumbando con un pie el alcahuete... sonreía en cada escena. Después vio como distribuía los becerros a una distancia muy prudente uno de otro... para que comieran y no se interrumpieran uno de los otros.
Don Miguel corté una caña de la llamada Cristalina y comencé a comer, cortando pequeños pedacitos con el filoso cuchillo de su trabajo. Caminaba despacio, y dijo Ò-Benito es un gran individuo; continuó el camino comiendo la dulce y muy blanda caña. En ese hombre se puede confiar... Caramba, no se morirá por ahora... ni cuando pensar que lo vería por ahora, -dijo...
-¿Para dónde se dirige, don Benito, preguntó apresurado... -Voy a bañarme, contestó de inmediato... aprovecho para decirle que la economía cambiaré... El azúcar subirá 15 veces que lo que cuesta ahora.
-¡Hay en qué nos beneficiará, don Benito?
-Cómo que en qué... mejorarán el salario. Ganaremos mejor salario, tendremos mejoras en los departamentos a que correspondemos... Don Miguel era semi alfabetizado, pero sintió que el lenguaje de Olivo era controversial esa tarde... No le agradó la repetición de la palabra salario. Continuaron conversando y después el carretero llegaba a Ferminilindia y Olivo realizaba algunas tareas en el dormitorio donde residía.
Meses más tarde finalizando la zafra, el azúcar que estaba a 2.25 se cotizó a 26.58. Creció la demanda a los países exportadores.
Era 21 de enero de 1921, día de la Altagracia. Olivo volvió a la Haragana del cañafistol Milenario... Tenía poco tiempo que estaba en la cómoda del vegetal, la brisa suavizaba el anhelo de mirar el fresco rostro de la princesa del río... de repente descubre otro rostro que lo llenó de mucha alegría, el rostro del hombre que lo escucha como un viejo amigo... -Hola don Miguel, cómo se siente usted, pregunta sorprendido. -Muy bien, respondió de inmediato el señor Cabrera. Me hallo bien, gracias al Creador. Don Benito, ¿qué hace en esa raíz tan dura? -Pues, si tengo que hablar la verdad, don Miguel, yo mismo ni sé, respondió con sinceridad. -Y usted, ¿de dónde viene y para dónde se encamina con esa hermosa toalla?
-¿Cómo que de dónde vengo? ¿Es que no sabe usted que soy residente en estos lares, que soy esposo de la mujer más digna de la comarca y padre de una caterva de buenos hijos?
-¡Ah bueno, ah bueno! repitió don Benito, y se levantó de la horqueta de la cañafístula milenaria, para estrechar las manos de su compañero de empresa.
Pasaron unos minutos caminando para el río sin decir una sola palabra... Fue Olivo quien sin analizar quizá, señaló -Don Miguel, es difícil contar lo que le acontece a los solteros... los motivos de estar sentado en esta raíz son sentimentales. Lo que me gustaría contarle es muy largo y muy complicado y pienso que s—lo a personas como usted, puedo referirle... ¿Comprende usted...?
-No... No señor Olivo, no comprendo... hace días que se me hace complicado entenderle... Benito sonrió de veras. Caminaron hasta llegar al paso de Charajima... lugar previsto por don Miguel para bañarse. Se acomodaron en sendas peñas, introdujeron los pies al charco... entonces don Miguel sonrió cuando se enteró de toda la historia del Cañafistol Secular.
Charajima es el nombre de un recodo del río en las proximidades de la vivienda del Ermitaño Manuel Carié, casi en la desembocadura del arroyo Mamey y arroyito Charajima.
-No hombre... don Benito, eso está más fácil que coger esa lisa, que mueve sus aletas en esa chaquetita, está más fácil que salvarse de una picada de esa avispa... Don Benito lo interrumpió, se sentía burlado con las palabras de su amigo... y sintió algo de tristeza... -Qué lástima que se esté burlando encima de mí... -No... Señor Olivo, no me estoy burlando... lo que le he dicho es tan verdadero como comerse un pan de agua... Déjeme que sea yo quien le diga, pero no se me alborote, sólo escuche, sin barullo ni mal querencia.
Esa... a la que usted, don Benito, llama princesa del río, es mi cuñada, es la hermana menor de Matilde; su nombre es Ramona Silverio. Pienso que será la más amorosa de todas las mujeres, después, claro está, de mi Matilde.
Cuando terminaron de bañarse fueron a la casa de don Miguel... allá tomaron café humeante, conocía Matilde.
Matilde, que estaba en las faenas agrícolas, acababa de entrar a la sala y encontró a su marido acompañado bebiendo café que ellos mismos había recolado. -Matilde, dijo Miguel, conoce a don Benito... es el señor de quien te estuve conversando. Ella lo miró y le dijo: -Mucho gusto, soy Matilde Silverio, a sus órdenes. -El gusto... mayor será para mí señora, manifestó don Benito, pareciéndose a los nativos de piel amarilla de la India o de la China.
Tan pronto como se quedaron solos, Miguel Cabrera invitó a Benito Olivo a asistir a la velación de la Virgen de la Altagracia, en la estancia de doña Severiana Silverio.
Matilde iba para la loma a seguir colectando café, pero nunca dejó de creer que ese señor fuera el mismo de las raíces del cañafistol secular... en sus manos llevaba el olor del perfume de su ropa... quería que no se le quitara para que su hermana respirara la presencia del desconocido. En la mañana del siguiente día Ramona visitó al cuñado para preguntarle quién era el hombre que con él andaba... S’, ese hombre labora en la caldera del ingenio y es mi amigo... pero anda loco, el pobre -dijo don Miguel Cabrera... S’... loco, usted sabe que enamorado de una muchacha de estos lugares.... umjú, los hombres cuando se enamoran pierden la visión. Don Miguel quería observar la reacción de su cuñada y la miraba de soslayo... Notó que tenía cierta preocupación dibujada en las mejillas, ahora tirando de negra a morada

sábado, 26 de septiembre de 2009

FELICIANO MINAYA



Durante la larga tirania de Trujillo, a la ciudad Los Guanábanos, en la provincia Viuda del Atlántico, llegaban los reflejos de la fama y los olores del bandolerismo gubernamental. Como el olor del un policía muerto, o sea asado en braza que en la tarde los ciudadanos de poco alcance económico, residentes en Los Guanábanos, comerían con yuca cargada de amargor. La travesura de los individuos como Feliciano Minaya, el hijo de Gunín, carecía de limitaciones en los primeros años de su primera juventud. Era un joven de 32 años, alto, cabeza con ojos sin pestañas, semi torcidos sin caer en la bizquera,, espalada ancha, jugaba pelota en los desafíos, cantaba canciones mexicanas, y plenas de las salves del cantar, tocaba tambora. Su madre era Alejandra Minaya, a quien llamaban Jandín, de allí, proviene el apodo de Feliciano Gunín. Cuando la cena que comerían los vecinos de Los Guanábanos, era con arenque, una de las mercancías mas barata, para los años 25 hasta 55, Félix Jandin voceaba mataban un policía. Otro tanto hacía cuando se olfateaba de la llegada de la patrulla de soldados del gobierno, entraban a los predios de Los Guanábanos, de inmediato salia corriendo y desde la rama más alta del anón más oculto voceaba -ahí se acerca la pataliá. O los polainados. Ese muchacho se ganaba la vida lustrando zapatos, lo hacía muy bien, eso decía los consumidores de su servicio. En tiempo de recogida de maní era el o de los primeros en llevarse los primeros lugares. Pero desgraciadamente el hijo de Gunín Minaya y de García sufría del mal de las alturas y el gran mal o epilepsiaAmpliar trastorno crónico del cerebro caracterizado por convulsiones o ataques repetidos. El origen de los ataques dijo el Profesor Sandoval Mendoza, puede estar en una lesión cerebral subyacente, en una lesión estructural del cerebro, o formar parte de una enfermedad sistémica, o bien ser idiopática (sin causa orgánica). Los ataques epilépticos varían según el tipo de lesión, y pueden consistir en pérdida de consciencia, espasmos convulsivos de partes del cuerpo, explosiones emocionales, o periodos de confusión mental. Los estudios demuestran que aunque la epilepsia no es hereditaria, existe un rasgo hereditario de predisposición a padecerla que puede ser el responsable de algunos de los casos. Cuando Feliciano permanecía demasiado tiempo bajo los efectos del gran mal, desprendía olores indescriptibles, unos atractivos y otros intolerables pero de corta duración, el de mayor alcance era un aroma a mangos maduros que atraía insectos que él se comía quizá inconsciente. Minutos después por los labios y por los orificios nasales salían chorros de espumas gelatinosas hediondas, que asustaban a los vecinos, quienes temían ser contagiados. Debido a que las crisis epilépticas varían en cuanto a intensidad y a manifestaciones, la epilepsia se divide en los siguientes tipos principales: crisis focales (incluyendo crisis motoras) y crisis generalizadas (incluyendo crisis tipo gran mal y pequeño. Feliciano, seguía con la manía de niños, salía en las noches de luna a cazar pequeñas ranas, a las que les comían las piernas traseras, según sus conocimientos curaba la gota. Andando en la cañada Marto Diego, comenzó hablar de su padre al que llamaba Cabo Tapio. - mi papá prefirió al ejercito a las 10 tareas. Para esos primeros días del 1931 el presidente agarraba a los varones sin mirar si eran hombres o niñas de tetas. Preferían los que como mi viejo no sabia leer, ni escribir y lo entrenaban para matar. Después de nueve años sirviendo como soldado Bonifacio García no aguantó que le mandaran a matar a Cipriano Bencosme y desertó de la fila… llevándose como lo habia hecho Enrique Blanco, el arma de reglamento. Feliciano miraba para los siete aires mientras contaba las hazañas de su padre, al que creía un héroe inmaculado. Las patrullas que lo perseguían, la de Santiago llegaban por el sur, la de Puerto plata, por el norte, y la de Valverde por el oeste. Pero yo que era muy pequeño gritaba ahí va la pataliá. Esos guardia permanecían 15 y 20 días fuera del campamento, por lo dificultoso de los medios logísticos, los caminos, y los ríos… cuando entró a Palmar de los Mieses, se quedó en el solarcito donde vivía un muchacho de nombre Baby Parra. Minutos más tarde se encontró con Gunincita Minaya, su mujer e hijastro Estebanío Minaya. Tres meses llegaron y con ellos el pequeño Feliciano. Los primeros que visitaron al desertor fue el señor Femincito Polanco quien llegó con dos libros uno de religión y el otro de historia que tenía 1500 hojas. Al soldado no le pareció atinada la llegada de ese para el intruso. Entró al aposento y se acurrucó en la pared fingiendo estar afiebrado

jueves, 24 de septiembre de 2009

más de Vuelo de Garzas

Justiniano estaba seguro que lo había llamado por asuntos femeninos, en lo que él era graduado con excelencia, experto en ruedos y cinturas, en cuellos y faldas, especializado en los centros los académicos de la cuenca del Bajabonico, primer santuario acuífero en el continente conquistado en el siglo 15. Oiga primo Justiniano dijo sosegado Don Higinio deseo, se encargue de que me llegue el perfil de la muchacha aquella, de la que hablamos en el entierro del primo de Juan de la Paz, amigo Justiniano te conozco que María Liandro, tu mamá. Me gusta y tu lo sabes, beber en jarra limpia, y si el jarro es nuevo mucho mejor. Justiniano era barbero de niño, de inmediato comprendió las propuestas del patrón Higino, por eso sólo dijo: entiendo y expresó luego que a los muertos les echan las últimas libras de tierra al hoyo y los novenarios finalizan jamás de ellos se habla, fíjese indicaba el conteo de los difuntos en accidente… y cuando decía, el cuarenta y cinco, lo mandó a callar… don Higinio conoció para el barranco donde iba el barbero, y que terminaría diciendo que la muerte de Juan Cerón estaba coneja con los compromisos de los latifundistas y terratenientes de la región. Pero Justiniano conocía de los secretos de Higinio, sabia de los intereses soterrados de este por las comadronas de la comarca donde tenía alcance políticos, pero Justo sabía también conocía de poder de doña Martina para impedir las influencias sino maléficas políticas económicas de patrón de las viudas, de los viudos, de los beatos y beatas. Luego de la muerte de Francisca Muñoz, de apodo Pancha, esposa de su primo Llivo Medina, recurrió a los favores de doña Martina, su única esperanza para parar tantas tragedias. Doña Martina de Santos, aprovechando el día de la fiesta invitó a los ahijados para participar en un junta y en un convidatorio, o tornapeón en jueves santos. Según llegaban los llevaban a la enramada de los aparejos. –soy como mi marido aprovecho que están de vagos y me ayuden a preparar los canteros necesarios para cosechar auyama de la no rastreras, ají, molondrones, repollo y tomates, lechugas y algunas otras hortalizas. Los concurridos contaban a su madrina, los secretos para entrar en la casa de don Higinio a laborar sin sufrir algún percance. Hay que santiguarse diecisiete veces y decir alrevés el padre nuestro, arrodillado en el altar de la iglesia san Antonio, en otra el poder se desintegraba, pero todas esas musarañas ocurrían luego de estampar su firma en un libro rojo, hecho en hojas plátano o de rulo cuatro filos, parecen de sedas aquellas hojas, son impermeables no se le pega la pulilla. Hincarse nueve veces en un círculo triangular. Bueno el que no quiere creerlo que no lo crea. Yo lo vi, cuando mi abuelo Ciro, lo hacía. Yo oí que mi tío viejo Fafa lo contaba en la vela de san Roque, donde Castrina comadrona. Para sellar el compromiso de trabajo había que sembrar nueve matas de plátanos de la llamadas hembras, 300, juraban que los primeros nueve racimos serían para el sancocho de la fiesta de San Antonio el 13 de junio.
Los compadres no estuvieron enviaron a los ahijados, tuvieron intereses de hacer una tumbita en el fundo que había sido del señor Delfín en tiempo de Venancio, de su padre y de Marcelina.
30 de mayo de 1961, día de la libertad 3 años después de la muerte de Patria su sobrina los primeros en ocupar asientos fueron Polito aquel que no le llevó los peces…, José Gil, José Barba, Gustabiño, Cabito Suero Y El “Vale Cao”, los hijos del señor “Come Huevos”, y “los de Comadrita” los de “Matuto”, los de Isabelita Polanco, los de Estebanía, y Enemencio y Despradel acompañados de los suyos correspondientes. Cuando los ahijados se marcharon, Eulalio dejó el santuario y llamó a la esposa para decirle a media voz estoy seguro que hiciste esas juntas con los hijos de tus compadres para sacar la congestión que te atosigas y así romper las tentaciones en que has estado en los últimos años. Primero 1958, muerte de tu sobrina Patricia, 1959, muerte de Faleriano Vásquez y mi encerramiento, la dolorosa pérdida del brazo de Santico Mieses, 1963, la muerte de la democracia, el golpe de Estado al señor Bosch, matanza de la Manacla, y del Limón, muerte de Manolo y de 14 catorce acompañante. Es muy doloroso ver caer al gran árbol familiar, hojas por hojas, pedazo a pedazo, sin poder hacer nada, ahora la muerte de su hermana Ursula, pienso que es buena tu observación pero nuevos árboles crecerán, se profundizan, con la misma fuerza del huracán Zenón, pero Eulalio, nunca es podido ocultar mis emociones mis emociones cuando he tenido que huir he huido y cuando ha sido de reír he reído, a veces he llorado sin conocer la o las causas, no puedo esconder mis lágrimas, me siento mucho mejor, pienso que has sido tú, con el bálsamo de tus energías espirituales y de tu entusiasmo, con la savia dulce de tu alegría, la que me has curado. Sí, aclaró de nuevo y, dejó la cama colonial de caoba, abrió las ventanas, el aire le encintó la cara, se la cubrió de rosada emoción, principio de vida, el aire es un Dios, de los tantos que en la naturaleza abundan para aliviar las penas de los engendros de las energías negativas que como perros lambiones pululan las callejas y triíllos rurales. No estuve en centro escolar, aprendí con Elsa María, la maestra a respetar la naturaleza.
Cinco de mayo de 1964, han ocurridos hechos, que ningunos podemos controlar en cambio nos afectan en las relaciones de cada individualidad, en los linderos extra e intra familiar. Quién te dijo a ti que fuera la maestra Morales, cuando Elsa María llegó a la escuela hacía ya mucho que Delfín y Marcelina te habían educado… eres una buena alumna, aprende con particular seguridad, si no que me digan cuántos médicos de América han intervenido para darle salida al mundo a 2300 vidas o como tú que ha pateado a 3300 parientes, coterráneos, paisanos pobres como nosotros, eh, eh, eh… ya lo hemos repetido sin que ninguno hayan muertos, tampoco a las madres, que lo contradigan los enemigos de las Parterías rurales. El señor Santo dejó el asiento y continuó hablando con expresiones de triunfador. Y como si Martina se lo ordenara con el pensamiento vino con un jarro de café como una cachimba humeando. Le entregó una jarra a ella, y arrastró los dedos entre los de ella dejándola excitada para siempre. Cuidado con los cielos de la boca, je, je, cuidado con los paladares, jo, jo, ju… rió como un dorsukú.
-Ven siéntale a mi lado -dijo ella, tenemos que poner en blanco muchas cosas que desde hace mucho vienen mortificándome, me muerden la paciencia. Y si no la hablo contigo Lalo puede que se me pudran dentro, no quiero ser partera de criaturas irreales, y menos que me encamino para el banco de pensiones…
-Jo, jo, je, je, se rió desde su sillón don Eulalio con ardorosa energía y emoción expresó, tu si es verdad sabe decir las cosas, reía con la garganta y los dientes parecía que las palabras eran granos de maíz molidos, salían ecualizadas al reírse, ji, Ju, ja,jo huuuuh, el humor corría esa tarde por las patas de la cama de caoba colonial. Su rostro se veía iluminado, sabía reír entonces ella se aproximó a donde se hallaba aún sonriendo. Ya en el dormitorio comprobó que en la ventana había olor a cerdo, a pocilga húmeda. Vio que sonsoneaba el trasero, dando perspectivas de un cochino alegre sería que oyó a los esposos reír. De quién será se preguntó, viene de lejos, sonrió al recibir el jarro repleto de café como una humeadora, esta vez. Cuando le contó a Eulalio lo que vio por la ventana cayó en la cama arrodillada, el escalofrío humedeció la sábana de la cama, la habitación se perfumó con un flujo escatológico como salido de los sepulcros de las boñigas infernales. De dónde habrá salido se preguntó, no creo que haya venido del vecindario. Desde la mocheta de la ventana Eulalio dijo son verdad, qué me iba decir vieja, observó. En la oficina de… don Higinio hay un libro rojo donde anotan a los solicitantes de empleos y que al juramentarse como jornaleros suyos el pedacito donde queda estampado el nombre del aspirante… se destiñe, ¿lo sabía Lalo? Haciendo honra a la verdad, nunca había escuchado algo tan fantasioso. Lo que he advertido en verdad es, que desde la inauguración del camposanto, con el entierro de Justo García, han sucedido muchos casos extraños nadie conoce a cierta fe por qué existen tantas coincidencias. La muerte en accidente en los hogares, de la mayoría de los parajes, de los dos municipios donde Higinio tiene intereses, han sido trabajadores de las hacienda de la Compañía doble H, de eso puedo hablar. Hasta la octava generación han sido afectados y yo se lo confirmaría al mismo dios, dijo sereno Eulalio Santos, sin intención que no sea la de eliminar las brumas, y sostener las honras ajenas, mi pensamiento como las manos tuyas, es noble y limpio, Lalo garraspeló, luego tosió movía la cabeza se fijaba que su mujer estrenaba un nuevo perfil con un nuevo peinado, que producía contraste positivos con la blusa blanca que su madre le regalara el día de su boda, la falda verde hacia juego con los zapatos de igual color bajando el tono chocolate de su piel caoba, así le encantaba verla. ¡Qué bueno, qué bueno, que te curaste! Y el tono le pareció a ella en La, a ella le gustaba oírle hablar de los sucesos de los entornos de los Guanábanos, de Trejo de los Vientos, de los Llanos de Pérez, de las Aromas y de los Bonilla. Morones y Silverio. Así mismo de los pueblos rurales, que son las ruedas, las baterías y maquinaria que enrumban el progreso a los dos territorios. Martina se sintió halagada con su actitud, tomándole del brazo y del talle como cuando fueron novios. Su espalda se erizó su corazón se movió mas rápido que de costumbre, envió mayor cantidad de sangre al cerebro, y como mujer se creyó una adolescente, la energía de su Marido la cambia a la juventud, la llena de lozanía, lista para amar y ser amada.
En la estancia de los Henríquez Bonilla, era diferente, la llegada de los hijos de Paria y de Cándido, era como si un caño del Bajabonico hubiera decidido entrar por la mansión para llenar las vasijas dejadas por los que se habian casado o marchado a otros lares como había sido el caso de Chanito, hijo mayor de la señora Gloria y Candido, o de Aquino y Rigoberto que se habían casado en ese año. Higinio dio calor a doña Feliciana, no podía esperar otra cosa de El, ha sido siempre, muy padre hasta con los hijos de otros, pensó pero continuó el rezo, de los salmos 123, 93, y 91 los leía antes de la siesta, entendió que parecería de neófita, si no comprendía que el árbol el poder familiar, las aves eran los huérfanos, los granos los alimentos. Continuó razonando y rezando, ella era así, calculadora y pragmática, también el señor Higinio lo era, así lo entendía, lo era, lo hemos señalado en múltiples ocasiones. Dando muestras de amor por los familiares de su esposa cuando se casaron no tenían compromisos con otras familias ningunos de los dos lo negaban antes aunque en los árboles plantados por Cándido se anidaba la confianza con la flor de la comprensión, la responsabilidad, negar que sombríos nubarrones azotaban los ramajes de algunas de esa siembra sería un conocimiento de las perogrulladas más transparentes que se cocinaba en horno alguno era una muestra fue el descenso del padre sembrador de la señalada familia. El 24 de diciembre, año de compromiso con los hematófagos, que no se sacian de beber en las venas del corazón del pueblo. Cándido bebió de las aguas del santuario acuífero, y la corriente lo asfixió. Higinio se arrodilló en los duros bancos de la iglesia sanantonina, oraba los misterios escondidos, san Bartolo y san Antonio se asuntaron al ver que caían dos granos de lágrimas llenas de brillo quizá fuera por la luz de los ojos redondos del Patrón de los divorciados de los beatos y de los viudos… una voz muy baja dijo, mientras muchos, me consuela saberlo, en la capital de la república, dejaron caer sus sangre, aquí dejamos caer las lágrimas encima de nuestros muertos, en otro tipo de guerra. Los hijos de Patria estaban marcados perdieron la madre y obtuvieron la abuela, la atención de la Paterna, perdió a la materna, la pérdida del padre, quizá para ser protegido por el padrastro y la abuela, perdía al hijastro y ganaba a los nietos de la esposa. En los predios Bellacolitanos la muerte del padre, de los hijos de Patria, estaban atentos, los jugadores de barajas y de gallos, de dominó, y de lotería iban en las mañanas de los domingos, al patio de la carnicería de Gabino Silverio a escuchar la lotería, en el radio de 4 pilas. Otros aficionados a las contadas de cuentos y anécdotas se apiñaban en la enramada, en la sombra gigantesca de la jabilla milenaria, más cerca del río que de la casa del hermano de Higinio Henríquez Silverio, era hora de competencia para ese día narraban pequeñas historias reales, en la correa del estrecho verde valle del Bajabonico. Negro Sosa, invitado para participación estaba ahí con su cachucha limpia color amarilla, era aguilucho.
Mi historia es algo real- manifestó, Negro Sosa, quien mira a todos los lados y se agarra la cachucha, con el pico hacia atrás—yo venía, esa tarde, del ingenio día de san Pedro, 29 de Junio tenía urgencia por llegar para asistir a la fiesta donde don Benito García, me arremangaba los pantalones en los pasos de Félix Sención y no he dado el primer paso cuando oí los ensordecedores disparos de fusiles Máuser, se escucharon gritos unidos a los disparos que se acercaban opté por sentarme en un tabuquito de ahí lo oía con mayor claridad, me sorprendí viendo al señor Angelito Sención que corría con un grupo de cinco soldados entraron a la propiedad de caña plantilla, del señor Félix Sención Cabrera, corrían detrás de un Barbudo guerrillero, que según los que ocultaban la realidad de los hechos, había matados a tres soldados de la tiranía, al guerrillero se la trancó el arma y se entregó a los persecutores levantaba un pañuelo blanco como prueba de rendición, y no se detuvieron, pude ver que los guardia se quedaron duros como estatuas de piedras, el guerrillero hombre de una fortaleza física lo embrujó. Fue cuando Angelito Sención llegó con el señor Florencio Trejo, para quitar el maleficio que el barbudo había echado a los civiles y tres soldados convertidos en rocas húmedas. Entonces sin muchas preocupaciones, dijo- ahora lo pueden apresar. Luego de acribillarlos como a un guayo, el tal Angelito Pichardo Sención, veterano del ejército de los primeros 20 años de tiranía, le bandeó la barriga al muerto, con una bayoneta de reglamento de uno de los soldados petrificados que aún temblaba y secaba la humedad que tenía en el ruedo de sus pantalones… el soldado violado tenía en sus intestinos varios pedacitos de mangos verdes, un señor muy joven aun le cortó la mandíbula para sacarle un molar de oro y un colmillo de plata muy blanca. Continuaron con las anécdotas y pequeñas narraciones como la muerte de la hija de Miguel Bonilla, sobrina de Feliciana Bonilla, en el central amistad, en esos meses se habían mudado al central amistad buscando nuevos horizontes, el matador, dijo Campeón –era su novio quien dejó el puesto llevado por las energía diabólicas de los celos y con el primer disparo se llevó la puerta de salida de la casa, con el segundo, lo pegó en la puerta de entrada, y un tercero lo colocó en las sienes de la mujer que decía amaba con locura. Parecería, dijo Severino, hijo de doña Dolorita Henríquez, hermana de Higinio, que las alas del mismísimo diablo se movían, de alguna manera los que se mueren en un diámetro de 15 kilómetros cuadrados, están ligados de alguna forma al correo de la comunicación Henríquez Bonilla. O al de Martina o de Eulalio. Escupió rasgó un palito de fósforo permaneció por gran espacio fumando las horas dispusieron de los minutos para los cuentos de sustos y de dolor, para los concurrentes todo era realidad. Que conste—dijo negro-- que había agotado el turno de Guanábano, yo lo vi colgado de una ramita de aguacate, se llamaba Juanito Silverio, primo del marido de Patria la hija de Ursula. Estas cadenas de muertes horrorosas, de escenas dolientes casi interminables corrían encima de las erizadas pieles ríspidas achicharronadas de los cañeros. El miedo rugía como un toro encelado pero hasta el lo sufría por estar ante la puerta del infierno donde los cuerpos accidentados, desde el central Montellano y amistad, en temporada de zafra y de reparación, estableceríamos que las deudas bajo en manto de la usura no le estaban llegando a san Ambrosio. Pero a ellos lo que le interesaba era ver su burra parida de trillizos, no le importaba que muriera a madre. Tampoco le importaba el rabo lo que le interesaba era la gurrupéela. Le entregaban uno al santo de las misas negras. No le importaba la burra coja o Cinquera, para pesarle a los dueños de las cosechas nuevas de pasiones, el porcentaje que por compromiso le pertenecía. Los sanambrosianos conocen el tamaño de su deuda, tienen los originales por eso mueren en la zafra haitanos, soldados en la frontera, dominicanos en las fiestas, en los juegos de azar y en las caravanas es por eso que huelen a sangre las galleras, por eso los galleros son hijos o padres de gemelos, espuelas, guanteras son aliados de don san Ambrioso y de san Liborio.
Los tertulianos volvieron a traer más aguardientes, estaban borrachos- recuerdo- advirtió Wenceslao, quera melindroso, pero miedo también, que llevaban 22 botellas de “Palo viejo”, de rones y ginebras con agua de coco y no finalizaban con los cuentos reales y con los armados con babas de borrachos mentirosos pero celebrados con bastantes entusiasmos y muchas. Emilio Clase estaba en el centro del grupo, abandonó el escenario, para acompañar a su madre al Hervidor para partear a la mujer del maestro Marioldo Hiraldino, regresaron en la madrugada Lugo de un parto feliz de gemelos. Los hilos de la circunstancia manejaron la vida de la madre a su antojo-murmuró Sixtica, la hija de Isabelita Polanco, nadie la igualaba y muchos años necesitara la naturaleza para superarla, Juana Machelina, dijo y salió a escupir… pero regresó de inmediato al ver, según sus caprichos, una sombra que le hablaba con ademanes de zombis, entró a la sala con la lengua en las manos… unos fueron a comprobar lo dicho por Juana Machelina, y lo que hallaron fue al señor Guira sentado encima de una piedra, era su terapia espiritual esperar el sueño fumando en las noches sin luna… pero Evangelina Henríquez, sentada en el centro de la concurrencia, tomó la palabra, pero se la entregó a Juan Ñeñita, en quien confiaba, para que terminara con la lista de los ahorcados. Juan Eñe, manifestó- todas las matas de Cabirma se secaron, explicó que había un puente en ese extraño árbol y los ahorcados, ya van más de 50, (el señor Eñe, se bebió otro trago de ginebra con toronja, limpió su garganta, besó los labios de su boca, con sus besos, encontró la atención de todos) en la misma entrada de la propiedad. Fernando Mora se colgó de la mata de Cabirma, que su hermano Pelelo, tenía para aserrarla y hacer una puerta. Lo peor era que la lengua era tan larga que le pasaba de la correa. Evangelina escupió por la sensación que produjeron las malas imágenes del narrador. Los que estuvieron escuchando la lotería se habían ido, lo que no se quedaron fisgoneando alrededor, y escuchar el juego de pelota y los cuentos.
La luna había salido, era una ponchera llena de aguacates, a su lado luces menudas, se esparcían en los valles, del sideral túnel. Los hoyos de las palmeras, se veía a distancia, no había sombras. Las viviendas alejadas una de la otra, era una serpiente fantasmal. Era en la madrugada, los gallos entonaban el viejo concierto al compás de las brisas estivaleras. A esa hora gritaban los cerdos en las pocilgas, en los corrales las vacas daban largos bramidos, a esa hora llegaron Emilio y doña Martina, mientras Lalo colaba el café, en la cocina usado la jícaras del coco como combustible, la leña se había mojado. –Parece un día de lluvia-enmendaba Eulalio cuando pasaba el café a los recién llegados, toma Emilio tómatelo en la botella así aprenderás a masticarlo, también tú Martita, es un ponche lo hice sin molinillo en cambio le agregué amor pienso que el sabor se esfumó. Las nubes fueron empequeñendose se ocultaban en los matorrales del cielo para formar una cortina negra, para llegar al baile de Nereo, no les importaba llegar tarde, era territorio de latinos la puntualidad era escasa. Don Eulalio lo invitó a que durmieran dos horas siquiera, mientras el fuera al conuco, para cortar las yaguas, para tapar goteras en la cocina y la enramada donde guardaba la leña. Bellaco era una larga correa verde en el estrecho pantalón del valle del Bajabonico, con grandes ojales en la camisa de verdes esperanzas, llevando cuellos sin máculas en las celosas manos de sus primeros habitantes. Las hondonadas, cosquillas de sus lomas, empadronaban en sus senos al heroico guerrillero, que vio bajar en parihuela de los Pomos y de los Montes de la Descubierta, el agua de los manantiales y de sus norias levantaron la sangre de sus hijos valientes, antes de entrar al curso de viejo río, centurión, estandarte sagrado, del descubrimiento del imperio español. 32, Quizá más, eran las viviendas en el camino acuífero, los pies descoloridos, las manos callosas, los ojos endurecidos, al divino” tesoro” que los ancestros habían legado. En Chile los mineros, aquí los en Bellaco, los cafeteros, los cañeros y maniceros… hijos del matorral, en cualquier momento hay un día para descansar, en Bajabonico hay varios días para amar, sembrando bajo de los bejucos, cocinando anhelos, amasando sueños, se ama ayudando a dar a luz, a parir a la cerda o cercando las flores, a la madre que acababa de parir. ¡Caramba! Expresó Eulalio cuando procedente del conuco llegaba a la casa, de la mente no borraba las gratas imágenes de su hijo y de su mujer. Se detuvo en el umbral de la cocina donde ella le estaba esperando. Hay que comprar azúcar refinada.
- Yo traje, está en el macuto, sácala se quedó mirándola, concluyó que aún estaba joven. Somos millonarios, dijo alegremente, pero no lo entendieron, a el no le importaba, cuántos partos hiciste Martita, dicen que lleva 3511, póngalo a diez pesos, hechos a domicilio son 35,110 y quién va a los Uveros a las 10 de la noche y retorna a las 5 de la mañana por nada, como tú, ni la comadre Gelo, tampoco la Nóbel de María Teresa de Calcuta… si la comadre Gelo lo hace como tú por nada. Ella, la única, Martina Clase, la mujer de Lalo Santos, el que se queda solo, con la espalda fría, desnuda, esperando, su regreso, sin poner ni hacer cara de musarañas ni disgustos, cogiendo frío en vez de molestia y mortificaciones, en vez de piques, con eso canto y grito que somos y si no, pues, debimos ser millonarios. Por eso Higinio quiso tener…a todas las comadronas de su lado como empleada. Se detuvo en sus reflexiones, sintió los energéticos movimientos del marido, qué te atormenta muchacho, le preguntó, nada respondió de inmediato. Ese don Higinio era un genio, en la correa verde del Bajabonico, ya ni doña Feliciana lo paraba, los hombres inteligentes tienen generalmente una mujer superior, fíjense muchas veces, que no es común aunque hoy seamos más pobres que cuando nos conocimos. Es ahora que te comprendo, por qué decías que éramos millonarios y es cuando me doy cuenta por lo que te llamaban Lalo el loco, lo sabía, sabía que ninguna razón tenían, ni para herirte ni para ofenderte. No podían poseer ápices de juicios razonables, la locura es una fuente de energía que brota de otra carente de energía racional, sin contenidos valorativos, ni religioso si quiera. Eso hace ser diferente, a los que reúnen esa condición de clase, muy humana como humanizante, humanizadora. Lalo escuchaba a Martina, con precisión pero pensaba en los vuelos de garzas y de blancas palomas para ir a sus pasos a encontrar la paz que le intentaron quitar, y manifestó cuando la última paloma se asentó en el cogollito de la verde palmera, los que nos llaman así son intolerantes, prejuiciosos, incapaces de echar al exterior esas fuerzas que poseen los individuos como tú Matina, y yo. Había subido el tono- cuántos tienen una mujer que en la noche, tarde o, en la madrugadas de fríos y de lluvia abandonan su espalda para ir a servirle al prójimo, yo la tengo, y se esperar… no se moleste, porque lo repita… eso no me hace ser loco, o es ser hombre, responda usted por mi. Eso es ser humano, venir con las manos vacías, y el corazón lleno de bostezos es ser loco, muchos no lo comprenderán nunca. Los bostezos no faltaran, el corazón estará repleto de gladiolos y mirtos aromas espirituales, los que tienen esa energía aunque duerman en los gallineros, en las escatológicas rosas del padrote, convertirán los huevos en petróleo, en perlas o en trozos de verdes esmeraldas fortalecedoras de voluntades energizantes.
En términos contables no somos pero en morales nos sobran, pudimos serlo y ni ella ni nosotros lo lamentamos, construimos nuestras vías, de nuestro camino, hicimos el puente que quisimos cruzar. Vimos los vuelos que deseamos ver, desde los aleros de las viviendas de la realidad que fabricamos. Muchas veces Martina y nosotros soñamos volar sobre las mierdas de los que no abochornaban llamándonos desquiciados sólo por haber dejado de cortar caña en el cañaverar. En mis últimos 30 años de producción donde laboré, había más hormigas y alacranes que en Santiago gentes, ella agotó el espacio de espera, con su espalda esperando la mía, para que le diera los de comprar los azúcares y las sales, permanecí 28 años pidiendo el centavo que algunos no querían, que dejaban en el mostrador, no extorsioné, no amigo. Diga la diferencia si las hay, entre el que pide y el que solicita grandes préstamos en un banco de Estado, o al santo Ambrosio, Ah que las diferencias son varias y altas. Tú ves… te lo dijes, es mejor que ir al banco. Tengo esa misma cantidad de tiempo llevo celebrando la fiesta del patrón de los incrédulos, Santo Tomás, recibiendo halagos y alegría, empujones y pellizcos… recibiendo disparos, pedruscos y hasta zapatos viejos en la cara y la espalda. Algunos partieron mi cabeza, mis hijos e hijas no se enteraron para evitarle la vergüenza, no quise que interfirieran aun de ser padre y madres. Los manjares del cielo se engullen con las manos, eran para mi los hijos e hijas, manjar celestiales, se saborean aunque piquen o amarguen, y ni primos ni padrinos y mucho menos vecinos deben de saberlos. Nunca quisieron verme en el cañaveral de la mendiguez s uno o una me saludaba en el camino con dolor de mi esencia le decía quién es usted, no le conozco, no lo he visto nunca ellos eran manjar de los cielos, vivían y compartieron con los que decían que Eulalio estaba loco, pero nunca me molesté, siempre estuve triste, son actitudes diferentes. Demetrio fue el primero en darse cuenta de que eran un trabajo, encarnaba un personaje donde se me prohibía actuar alejado del guión, luego todo se marchó por las ruedas. Las muchachas me querían y así lo daban a conocer, para soportar que llamaran loco a su padre, eso me hacía egoísta, me llenaba de energía triste, peleaban en la escuela, en los caminos, en los lavaderos, en la iglesia… dejaron de ir a esos lugares para no pelearse con parientes y amigos y amigas aprendieron menos que los otros. Los profesores hablaban a favor, pero cuando el pueblo se convierte en masa, no comprende más que lo propuesto, no hay quien pueda variarlo. El tiempo pudo, se curó la locura… o nunca estuvo loco. Hice 28 velaciones todas con muchas comidas, en cada corrida gastamos Martina y yo 3230 pesos, si lo multiplicamos por las 28 ocasiones el arrojo está claro…será igual a las reglas aritméticas, dinero de los del 1942 hasta el 1976, los azares de las circunstancias, abrieron los portales de los jardines misteriosos de la vida de la familia Santos Clase, y de los hermanos de sendas familias. La sombra de los trágicos, mordió las piernas de la sombra de Nena, hermana del señor Lalo si destruir las bisagras de los mencionados patrones, o portales, pasos de esa misma sombra confabulada con los meandros del santuario acuífero de la región ahogó al padre de las 24 criaturas, 6 de esas eran sobrinas políticas del sirviente de Santo Tomás don Eulalio Santos, Lalo.

Los dolientes aullos de la sirena de central amistad eran la señal de la entrada al tiempo muerto, con el cambio de estación, de invierno a primavera, tres meses de espera, para los residentes en la larga correa verde del Bajabonico, que manos caritativas trajeran del largo pantalón pasándola por los ojalillos hasta la vuelta de la molienda. Don Higinio era dueño de mas tierra que todas la del central amistad, la estancia San Antonio, con alrededor de 600 tareas, estaba sembrada de caña de la variedad llamada “Fajarda” con enorme garantía en su duración de retoño y en bonanza en el pesaje de la tonelada. A los cortadores le gustaba cortar la caña de la finca del patrón de los beatos y beatas…, ni hormiga ni yerba que molestara a los picadores de la gramínea, era un jardín, si le parece cierto ponga la flor que pueda su poder imaginar, era un vergel de hermosas piezas azucaradas. Esa era la gran fuente de empleo que la tiranía tenia para la parte oeste de la provincia. La parte sur del municipio Imbert, ponía el 45 % de los trabajadores y el resto la zona urbana y un 3 los “Senciones” lugar de las hermosas Damajagua, lugar hoy para veraneo de nativos y extranjeros viajantes, otros tanto ofrece Bajabonico arriba del municipio Altamira… lo demás manos esporádicas, de la parte norsureste de Cabirma y Cabía, en el corte y tiro de la caña de azúcar.





El sector urbano del municipio Imbert copaba los puestos de oficina. Los imbertolitanos se creyeron los dueños del ingenio amistad. De los ahijados de Martina, había cortadores en su mayoría, Maximino Rosario, Guira, el que dormía horas enteras encima de la piedra del camino, y su hijo Putin era cuartero y entre los carreteros estaban el señor Cabo Suero, Capao, aquel que huyó del difunto Faleriano Vásquez; Hipólito Crisóstomo, el que debió entregar de la pesca a doña Martina. Había un tronquero senescal, eso mismo ocurría en Los Guanábanos.

DILEMA DE UN VIAJERO. NOVELA DE Victor Arias

El Jabillar, Miércoles de cenizas 1989, Sto. Dgo.
No se desde cuanto estuve en la cama pero estoy con la pesadez que produce el haberse pasado de trabajo o de comida o de bebida o de vagancia… pero también de pensar en el futuro observando que la casa donde vivo es alquilada, no esta aun terminada, el techo es de hojas de zinc, las paredes son de blockes de arenas y de cemento colon. El piso de tierra recoge en los primeros meses del año la frialdad de primavera e invierno. El jabillar es un pequeño barrio donde viven gentes humildes de diferentes partes del país de corazones nobles algunos fríos como el piso de tierra, buscan un lugar en las capitales municipales donde no terminar en los brazos de la muerte sin un pedazo de pan y sin ese lugar donde cuidar a mi familia. A pesar del Jabillar de los cerros, no ser un muladar donde las ratas como reptiles colocan sus huevos… ha sido cuevas donde como los cuarenta ladrones se han encasquillados asaltantes y criminales que huyen de la justicia y de la ley. Pero también han pernotado en las aceras de sus calles individuos compadres de Germán Aristy y de Francis Caamaño.
El Jabillar… está situado al sur de Villa Victoria, al sureste, de Villa Ramón Matías, al norte del río Isabela… y al oeste, de Villa San Lorenzo. Crucé a ver al pequeño que dormía en un pequeño catre de color verde. Tenia los ojos pálidos de tanto estrujárselos no veía los rayos amarillos del sol, sus ojos estaban cegados cubiertos de un negro manto enviado desde las entrañas del imperio para que contaminen los del entorno regional no me quedaba otro camino que no fuera esperar que su Isaac desmontara las pencas de sábilas, como racimos de palmera y cocoteros para extraerles las leches y preparar un zumo para aplicárselos con un parches de lienzo enlutado impidiendo el transitar de los amarillos rayos imperiales del sol. ...
Yo, Gerardo, no comprendía lo que escuché decir de boca de un bocaero, que hablaba con su mujer, cuando supo que habían matado a la estudiante zuleika Morales y habían roto una pierna en la calle Venezuela del ensanche Ozama en la ciudad capital, al señor Santo Pérez Abreu, asistente político del secretario general del Partido Revolucionario Dominicano. Sonreí bastante y lo hice con ganas… cuando escuché que a los comilones de velorios y velaciones de difuntos... en río verde llaman veloneros recordé que en Bajabonico de Trejo de los Vientos inauguraron la undécima logia de los llamados Bocaeros. Pero como eran fechas carnavaleras continué con el oído puesto en las palabras de mi compadre Genaro que entraba a la octava circunvalación de charlas sin pies ni cabeza. Hablando de una tía llamada Juana Trinidad, en un lugar llamado la ensenada de Patio Bojolo,.. El nombre agradó para que su hijo Natanael, al cumplir sus 15 años se bebiera la primera cerveza junto con su madre. Mi compadre ahora decía...-“es cierto que auyama pare calabazas... en tiempo de los padres de mis abuelos parían auyama, las de ahora… las perras paren novillas y las gallinas cucarachas... yo Gerardo, me había fumado tres cigarrillos montecarlo, pero a pesar de saber que en el fondo de lo dicho por Genaro habia un contenido filosófico no aguantaba la risa. Escuché que la mujer del Patanista le dijo- aquí estuvo buscándote esa mujer que vive en el barrio cerca de Gerardo y Juana... esa que se llama Virginia, ella no dijo lo que quería de tí, pero para mí que andaba en malos pasos. Yo si no confío en ella, porque esa bestia parece una… ¡qué se yo!, no se si es a una mula que papá tenía... o si es… a la cara de la perra de mama Pancha, con la que esa fiera se da un trasluz. Gerardo dejó el alero de la casa del patanista y se agarraba la barriga de la fatiga que sentía con tanto reírse al oír los disparates que la señora de su amigo Genaro decía de Virginia. Era cierto que en el barrio todo el mundo creía que Virginia era una bruja intrusa, enredista, maliciosa, fiestera y presumida. Nadie negaba que además fuera traviesa y avariciosa. Pero para ayudar a su marido hacia escabeches de suela de zapatos, Manejaba con mucha facilidad los tejidos de la discordia como manejaba las manos en el lavado de las lozas en la cocina donde con una yuca y un guineo hacia comida para tres o cinco personas. Gerardo tenía los bolsillos repletos de comprobantes de la compraventa... cinco de televisores y ocho de radios e inversores... los calderos de la cocina de su mujer estaban entretenidos en una corta vacaciones, por carencia de quehacer en la faena culinaria. Pero continuaba con un cigarrillo encendido en los labios enmohecidos, le preocupaban las imágenes que dibujaba con el humo que de sus labios salían. Su contextura debilucha con la preocupación de su amigo Genaro... Se mostraba con mayor energía ha sido como una paradoja biológica... el dolor o la preocupación ajena engordaba su caballo... al pensar en las suyas encendió un nuevo montecarlo y comprendía que sus pensamientos andaban fuera de carril. Se lo achacaba al hambre de la abuela, el ayuno de los procreadores de sus padres. Los dolores en la espalda y en el pecho las razones las acercaban a sus abuelos maternos pero su inteligencia a su madre. No era que creyera que su padre fuera un Mandril... pero por la forma como la que hacia referencia lo ubicaba en las proximidades de la animalidad.
Gerardo cumplía los 23 años y era padre de Mariel y de Natanael... su mujer se llamaba Juana, cuatro años menor que él. Juana tiene los cabellos largos y del color del ópalo. Sus ojos pardos se adecuan a lo delicado de su piel canela clara... dueña de un carácter muy sosegado, muy tranquilo como su mirada de altar. Con acentos rural al conversar y en gestos familiares peculiar en las madres de amazonas. En sus acciones Juana expele un manjar de humildad que como una sábana de paz abrigaba la presencia de Gerardo cuando llegaba del taller de electrónica donde hacia reparaciones a radios y televisores y que por apagones de la corporación eléctrica prepara y compone inversores o plantas secas... hasta de 12 kilos. Juana le sirvió el almuerzo, que en contraste con la preparación de Gerardo no era más que un cuadro de dolor y de muerte lo que en la mesa se veía. Era una bandera de abuso lo que volaba encima de la mesa. La casa donde vivian con Mariela y con Natanael era pequeña pero el cuidado de limpieza reflejaba las manos de la madre. Era un locrio de picapica y un pedazo de pan de agua. Ni lo miró siquiera por estar pensando en lo dicho por la mujer de Genaro sobre Virginia. Juana lo vio sonreír pero no se molestó en averiguar los motivos, ella conocía que el convertía en risas los juicios y las ideas cuando lograba ensamblar en una baquelita utópica algún proyecto. El hambre que habia sentido en el laboratorio... la envió para el taller, que no era otra cosa que, un pequeño cuarto de cemento, donde una mesa y un soldador cautín, un pedazo de segueta, una caja de solderin y un pequeño probador, actuaban como especimenes probatorios. Eran los perros de Pavlov. -¿No vas a comer, Gera? Preguntó Juana. El la miró con los ojos lascivos, encendió un montecarlo y se puso a dibujar un plano, luego de subir los dos pies en la butaca, donde acuclillado agregaba elementos al detector de humo que pretendía fabricar. Era experto en fabricar amplifica de subir los dos pies en la butaca, donde acuclillado agregaba elementos al detector de humo que pretendía fabricar. Era experto en fabricar amplificadores de sonidos hasta en un pedacito de cartón piedra o en láminas delgadas que pudiera traspasar con una aguja de coser zapatos...laboraba en la “Distribuidora Corripio”, tienda de electrodomésticos en Santo Domingo, Ensamblando chasis de amplificadores de televisores y VHS. Destapó la loza del almuerzo, cuando vio que era un locrio de sardinas comió dos cucharadas de concón y bebió del jugo de limón que Juana además le había servido. Pensó en el patanista hizo una mueca de disgusto al recordar la vecina Virginia… a quien señalaron chismosa, caliesa, caliententapies. Antes de llamar a Juana pensó en Andreina Eloisa su Tara abuela que la recuerda casi siempre cuando algo bueno le ocurrirá.
-¿Y Mariela?- preguntó Gerardo. A lo que Juana respondió -Está donde Elvira... juega con su hija Yumidla.
Gerardo tenía varios días que no sabia del señor Isaac, asistente suyo por varios años tampoco de Polanquito pero creyó que podía verlos en la “Compraventa Salín” y se dirigió hacia la calle Francisco Caamaño Deñó. Allí estaban comiendo chochuecas y frituras de yuca y carnes de cerdo. Genaro sentado en una mesa de tablas de pino, vio que se acercaba... con un llavero entre los dedos moviéndolo como las aspas de un molino eólico. Isaac permaneció hablando con Stalin (de la mala situación económica que estaba pasando el pueblo pobre, de la República Dominicana) hasta que vio que Gerardo llegaba sonriente como era su costumbre. -¿Qué tal Gerardo? Preguntó Genaro al verlo.
-¿Qué tal Bambolla? respondió mientras se dirigía a saludar al marido de Virginia que lo había llamado, a la sombra de la jabilla. Yo le decía bambolla pero no sabia por qué le decían así fue el poeta que me dijo que bambolla -significaba vejiga, ampolla, burbujas, cosa insignificante, de poco valor y fofa. Deje de llamarle de esa manera en público, no porque se sintiera mal, no. El tampoco conocía que significaba gordinflón que por ese motivo que de niño llevaba el apodo en la espalda como el burro o el carbonero el saco de carbón al lomo. También significa fastuosidad e ilusión-
La escuela Otilia Peláez abrió su puerta ese jueves con cánticos y acordes juveniles cuando en la compraventa una señora discutía encachorrada con Stalin Oliviere dueño del establecimiento de empeño por considerar que la habían estafado. Los rayos de un sol que nunca ha salido para todos, entraban por la persiana de la dirección del centro docente y refractaba el rostro de la señora que discutía con Stalin y eso la encabronaba más. Stalin que nunca ha sido un explotador devolvió a la señora el dinero que ella exigía. Los niños del centro escolar cantaban un himno a la bandera- baja, baja bandera querida que flotaste… en la calle Francisco Alberto Caamaño otros cantaban a luchar soldados valiente que empezó la revolución… ¡platanero, platanero! ¡Botelleros…! ¡Compro colchones viejos! La mañana se fue diluyendo con el paso de la muleta del tiempo que pisaba los entornos de los gramales de los barrios del Jabillar de cerros de los Ángeles. La señora entró a la escuela y entregó a sus dos hijos los útiles que le habían exigido para el examen completivo que esa mañana recibían. Esperó que el profesor Daniel Javier Moreno hablara de la pobreza a los alumnos de octavos grado para entrar. La pobreza, han hablado por siglos todos los humanistas con amor por la gente- decía Isaac cuando Gerardo dejaba al marido de Virginia. Ha sido tema para muchos debates por décadas durantes varios veranos y máxime inviernos. --El papa Juan XXII, desde Aviñón, se enfrentó a los minoritas por la manera de entender la pobreza evangélica. Para colmo de desdichas, continuaba Isaac -que era un creyente polifacético y se sabia de memoria citas kilométricas de encuentros ecuménicos y simposio y concilios-- “estalló a la sazón de nuevo, con impensada violencia, la lucha entre a Iglesia y el Imperio. Los principales representantes de la oposición, así eclesiástica como política, contra el Pontificado, se agruparon en seguida en torno del rey alemán Luis de Baviera, ofreciéndole su auxilio contra Juan XXII. Como representantes de la oposición eclesiástica, aparecieron los popularísimos é influyentes Minoritas, que precisamente entonces andaban enredados con Juan XXII en una acaloradísima contienda. El propio objeto de dicha controversia era la discrepancia que mediaba entre ellos y el Papa, respecto al modo de entender el concepto de la pobreza evangélica; la gran popularidad de la Orden la hacía un adversario en alto grado temible, y los Minoritas, extremadamente irritados contra el Papa, llegaron á ejercer grande influencia en Luis de Baviera. Este influjo se mostró claramente en la apelación decretada por Luis en Sachsenhausen, junto á Francfort, en 1324. En este notable documento se opone contra Juan XXII «que á sí mismo se da el nombre de Papa», entre otras duras acusaciones, hasta la misma de herejía. Juan –se dice lleva su audacia hasta levantarse contra Cristo, contra la Santísima Virgen, contra el Colegio de los Apóstoles, y contra la doctrina, atestiguada por la vida de ellos, de la perfecta pobreza, antorcha de nuestra fe. Después de una extensa y apasionada declaración dogmática sobre la pobreza de Cristo, y de un cúmulo de reproches, sigue finalmente la propia apelación á un concilio universal, á un futuro Papa legítimo, á la Santa Madre Iglesia, á la Silla Apostólica y, generalmente” todos los presentes en la compraventa de Stalin, creían que Isaac estaba recitando un poema dramático o, que recibía las ideas por vías telepáticas- parece que alguien le está soplando, los contenidos psíquicos. Para Gerardo fue un placer haber encontrado a sus amigos, tratando un asunto de esa envergadura. Los felicitó y continuó oyendo, al señor Isaac…, pero de paso recordaba que su tatarabuelo era pariente de Gabriel Ogando Trinidad, un guerrillero que ayudó al movimiento “Los Carpinteros”. “La Riqueza de las naciones (nombre abreviado por el que es conocida esta obra), como dice el mismo título, es sobre todo un libro acerca del progreso económico y las políticas que pueden fomentar o frenar este desarrollo-- continuaba el señor Isaac que ahora citaba al economista Adam Smith. -“Desde el punto de vista pragmático, es un alegato contra las políticas proteccionistas de los mercantilistas, y una defensa del librecambio. Al criticar las denominadas falsas doctrinas de la economía política, Smith tuvo que analizar el funcionamiento del sistema de libre empresa” En una economía de libre mercado con mercados competitivos, cada individuo, de los muchos que participan en el mercado, tiene una influencia nula sobre los precios; todos los individuos tienen que aceptar los precios del mercado y sólo podrán variar la cantidad intercambiada a esos precios; no obstante, la fijación de los precios se logra por la interacción de todos los agentes que operan en el mercado. La ‘mano invisible’ del mercado, como le gustaba decir a Smith, asegura que la sociedad saldrá beneficiada a pesar de lo que quieran los individuos; la mano invisible es capaz de transformar los vicios privados (como el egoísmo) en ventajas sociales (la maximización de la producción). Pero esto sólo se verifica si los mercados competitivos disponen de un marco legal e institucional adecuado, una condición que Smith analizó en profundidad pero que las generaciones siguientes olvidaron. En esta gran obra sobre la riqueza y pobreza de las naciones, Smith exponía una teoría simple del valor (o de

ENTRE LAS HUELLAS DEL AHORCADO.

De ambiente ruralita con escasos influjos urbanísticos.
Personajes principales: José Lucá Garzón individuo incrédulo según su parecer, pero los amigos lo conciben místico apasionado con prejuicios de una ortodoxia silvestrita caprichoso. No acepta que su mujer le ha sido infiel con un jornalero de su entorno con el que intercambiaban esfuerzos… y que el destino decidió a su espalda compartir los amores que el tenía a su mujer Enriquilla González con Pupito Mora Pascual. Que es otro de los personajes del entorno rural, compadre de Jacobito Morales carpintero de oficio y agricultor temporero. Pero esta Enriquilla, es maestra empírica que hace creer tener Summa Cum en todo su quehacer cotidiano, sin embargo en lo que es master es en simulación manejadora de la hipocresía como un vaquero del lazo y la manea. José Lucá la ama y apuesta a la pulcritud y castidad de su mujer a la que llama Herniquilla, después de perder su único caballo en apuesta lo entrega sin el lazo al que utiliza ahorcándose en la puerta del aula donde impartía clase y que luego de despachara a los alumnos hacia el amor con Jacobito Morales, portero del centro escolar. Lucá hace memoria de los traicionados antes de tomar la decisión y deja una carta encima del escritorio escolar.
Que nadie después de llevarme diga que yo pude ir por mis propios pies… y que luego de verme regresar que no digan que nunca llegué a irme que me quedé rumiando en mis dolores, que luego de verme comiendo nadie se atreva a decir que era con los dientes de otro que mordía y trituraba los alimentos. Que no busquen parecidos con lugares alejados o cercanos regionales o universales porque el hombre dondequiera duerme y sueña. Que nadie se atreva a creerse autorizado a llevar encima sus difíciles y atentos complejos se mis recuerdos o la Persona de mis recuerdos y si igual le parece los recuerdos de mi persona. Lo que estoy expresando lo dijo José Lucá Garza, es que los días de hoy siguen con las mismas quejas, con las mismas luces y las mismas sombras… desde que nacieran los dolores de la tierra y desde lo ignoto la luna con las mismas
Puertas de entradas y de salidas son los mismos cantos y los mismos ritmos con las estrellas vestidas de luces amarillas y el cielo con las mismas solapitas azul. El cuerpo guardando para el invierno llevándose en sus garras lo que a su paso encuentra como el funcionario de Hacienda y Comercio o de cualquier emporio Estatal y hasta privado.
El domingo continua con la fanfarria y aliento a licor y a perfume, el lunes con el peso de la tarde anterior, impidiéndole al martes avanzar pero con mejores alientos el miércoles como el jueves y el viernes atento para cumplir la misión.
Es así -le respondió Pupito Pascual- que acababa de entrar por la misma puerta por donde habían entrados otros en el pasado lejano y cercano. Solicitaba un macuto para marchar a recoger café para la Lomota. Puedo asegurarle, señor José Lucas Garza, que esta época y las otras son idénticas, a las que mis abuelos comprendieron en momentos de desear ser libres e independientes, época de juegos y de intrigas.
-De juegos será, también de malquerencias y de envidia donde las lluvias y los soles daban las facilidades que las circunstancias permitían. Las patadas, el fango, los olores nausicos, permitiendo sólo variaciones, compay José, cuando iban de frente a la naturaleza humana, o cuando logramos transformar la percepción de la naturaleza de la consciencia y de las cosas de la realidad mire usted la gallina de mi casa duermen primero que las suyas porque en el palo donde duermen la oscuridad llega primero.
En casa del viejo Sixto Cobolono tienen lámpara en el gallinero, lo que Compay Pupito me esta diciendo, no tiene remiendos, ni sobras que botar, para qué voy a porfiar, los tiempos siguen igualito con las mismas sombras y las pocas luces.
Los echadores de día se retiran a su casa a las tres horas y hay que darle hasta agua fría. –De lo que estoy seguro José Lucia es –dijo Pupito como si hubiese sido otra persona,- que las mujeres de ahora en nada se parecen a la de antes de ayer. Las de hoy dejan ver con mayor frecuencia y facilidad las piernas y las nalgas y transitan más que antes, los caminos hacia el adulterio lo que le digo su merced, es que el bombardeo y la influencia de las imágenes televisivas atraviesan la privacidad del hogar, las novelas y las.
comedias con intenciones pornográficas las estimulan a la infidelidad
Bueno amigo Pupito muchos casos no le presentaré porque no son buenos, no soy un ordeñador de palabras, pero le presentaré… las mujeres del pasado decía mi abuelo no dejaban ver las rodillas por eso eran mayor cotizadas e interesantes se podía presumir cuando la convertíamos en un trofeo de conquista como tal.
Oiga, este es un tema muy delicado, por tal razón compay le ruego, que reciba como una propuesta cambiarlo, es muy complicado para conversar es como subir a una plaza de cadillos tres pies o de muchas guazábaras al medio día.
No su merced, es mucho peor, es meterse en un pozo con arenas movedizas, en medio de la selva. Y cuando salimos andamos con las rodillas cortadas.
Compay, por qué no dice las canillas y Jarretes ensangrentados como el o los que huyen de los agentes que comanda Alicinio Peña Rivera, figúrese que la mujer de mi hijo Juliano, compay ahora comenzó a berrear
-- ¿A berrear ha dicho usted?
Eso mismo, se ha convertido en chiva.
¿Y no es Dolorita la maestra de Rincón?
No, yo la conozco por Enriquilla.
¡Si hombre, ahora es de Bajabonico.
No puede berrear!
Si, y la de Rincón del Alto, dejó de berrear hace mucho.
Cada vez lo entiendo menos pero me da mucha gracia escucharlo, eso sí, las cosas suyas encienden el apetito de reír. Ambos rieron a carcajadas y se pusieron hacer rayas en el suelo empolvado. -Otra vez le digo compadre, yo no lo comprendo
Se puso a berrear.
Volvió a producir rayitas menos visibles por el polvo con una astilla de jagua que llevaba para componerlos balaustres para la mecedora de la abuela que llevaba 35 años encerrada en una estancia muy pequeña bajo el sufrimiento del mal de las ideas -
Así es le ha cogido con llevar cuernos en vez de moños y redecillas llego diciendo padecer de neblinas y nauseas vaginales y que entraría en cuarentenas y abstinencias voluptuosas, según una sobrina del compadre, compinche de Enriquilla lo que tiene en verdad son grandiosos calores uterinos. Mi mujer me dijo haberla visto en los laboratorios de Lucindo Veras, que es su medico de cabecera y ahora desde que comenzó la berreadera, es de cintura también. Y como Grecilia mi mujer no conoce de esas cosas de nombres clínicos vino preguntándome porque según ella el doctor Veras la estuvo untando, a Enriquilla con un ungüento llamado Falomanitis.
¡Falomanitis, pero oiga, a usted que le sucede por qué se sorprende, eso es lo que a su amigo Benito Luciano le está sucediendo, ya señaló la manera de cómo iría a morir, ya señaló el día, dijo que buscando fósforos en la mochila de su hija y lo que halló fue una caja de preservativos multiformes y policromáticos, dijo que como su delirio infantil fueron las vejigas las sopló dejándolas pendiendo de los sostenes, colgados en clavos en el aposento de ella.
Y cómo es que usted se pone a hacer esas comparaciones de la berreadora, doña Enriquilla y lo del ungüento del doctor Lucindo… con eso de hallar las vejigas que sopló, no muchacho. Esas son pajas para garzas, hay que tener un corazón de paila y un cerebro programado para el mal, y engañar así a un individuo tan responsable y trabajador como nuestro amigo y compadre, decir que son cuarenta por tres en abstinencia de marido, según lo que me contaron, el nuevo sazón le asienta más.
Oiga, me parece que lo que termina de decir, aclara mi entendimiento. Ahora mi compadre pasa los días dando como los monos saltos en los montes, buscándole frutitas porque padece de antojito

¡San Antonio!, será que nos estamos volviendo locos, porque no puede ser que está embarazada y el amigo no se de cuenta.
¡Bueno!, eso no me lo han narrado. Yo sólo cuento lo que me cuentan. Anoche, como saleo sonso, llegó cargado de yaguas, de guineos, guayabas y de limones dulces. Parece que fabricó los limones porque el verde que describían era cuestión de pintura por su frescura era algo increíble. Mi compadre ahora se la pasa contándole cuentos y chistes del pasado. Esas cosas me recuerdan a Lola mi mujer la que espera aún, que la lleve a la Isabela para conocer el lugar donde Colón escupió las aguas y la tierra que creyó las Indias. ¿Verdad que se lo dije? Sí que lo recuerdo, cómo lo voy a olvidar.
¡Oiga, son trece años preparando las maletas…!
Son cosas del destino, puede que también las manos de la Diabla anden por ahí.
¡Jesús maría purísima! ¡María y José! Que no los oigan las vecinas.
¡y qué que hace que me escuchen los muertos del purgatorio, yo no creo en fantasma, ni en espantapájaros.
Esa es la verdad. A mí se me importa que me escuchen, Los compadres miraron que los pies pisaban las cabezas comprendieron que eran las doce, se marcharon a hervir media docena de huevos de cuervos y de guineas para con yuca recibir la tarde de aquel 24 de octubre fecha que el presidente cumplía años por ser día de San Rafael.
En la casa de Enriquilla, los armoniosos aires del matrimonio en apariencia no hacían murmullos, tanto ella como él, se rozaban con las miradas de vez en cuando, si hablaban lo hacían quizá muy bajo, ambos lloriqueaban sin dejarse escuchar. Ella deseaba un poco de agua y sacó los pies de los del marido y sin mucho apuro caminó hacia el tinajero. De regreso el dijo con voz casi muerta –Tú te has pasado viajando donde ese mediquito y en vez de mejorar mayores son tus males si lo tomamos por tus quejas, cada vez que creo que te darán de acta aparece con peor complicación y eso no es bueno para la pasta del hogar que aunque no lo comprenda se esta en pedazo cayendo en un jarro horadado… en ese jarro Enriquilla es donde me sirven y cuando levanto para absorber un poco del contenido ya no hay nada porque por los hoyos se ha salido. He llegado a creer que un fantasma nos está separando.
Es verdad- dijo ella- y se volvió a parar, pero con la suavidad de sus manos, que anduvieron en las orejas y para dejarlo un poco alelado, con el dedo meñique le rozó los labios el mostró sus preocupaciones sexuales sin que ella se inmutara al verlo.
Días después los compadres siguieron hablando de los males de Enriquilla, esta vez estaban en el patio de Jacobito Pascual bajo una fresca tarde de estivales. Dentro de la cocina que estaba techada con pencas de palma, los muchachos hacían cuentos de misterios y de terror, cosa que a la esposa de Jacobito le agradaba, en todo el vecindario de Rincón del Alto
era la única mujer que no huía por la presencia de sombras muchas veces chinescas el olor del café pilado entraba a los edificios gustativos de los compadres y eso aligeraba el deseo de fumar que ambos habían jurado aminorarlo. Jacobito le dijo a Pupito, que se preparaba a beber el primer sorbo del negrito chismoso como le decían al café de pilón.
Usted dijo en nuestro último encuentro compadre, que le estaba sucediendo a… no es lo mismo, pero reconozco que es muy parecido a lo de Benigno Lucindo. Creo que como no se lo conté le estoy diciendo como primicia que anoche le entregó un certificado médico para ausentarse del trabajo. Sí ya me lo había dicho, me dijo que tenia que permanecer fuera del mantel sexual por 120 días según ese dictamen, ella lleva un ejercito de parásitos invasores en los órganos reproductores.
Compadre-dijo Pupito- me voy a tener que marchar porque cuando nos juntamos no hay mejor tema para usted que no sea el problema de compadre José Lucá.
¿Por qué es que nunca le he oído llamar como todos le llaman José Lucía?
-Porque de niño nos hemos dicho Lucá y Pupirote. Yo pienso que me está sacando el cuerpo. Para mí que no soy entendido ni en esas cosas ni en otras tampoco pienso que no son actitudes de un facultativo que se respete, sino de un inepto proxeneta andrajoso malicioso y pornográfico. Partir de lo ocurrido José Lucía anda con la cabeza de burro, se ha vuelto un pobre animal no sale de los conucos y habla de acciones trágicas ayer me contaba que un primo que vive en las Aromas de Bajabonico encontró a su mujer enlazada con los amores de Socarrón Papito Sosa. El se hizo el ciego y como un mulo buscó una soga al no encontrar cadena, amarró la casa por la solera y al creerse buey tiró a bajo la vivienda encima de los cuerpos de los amantes. Ahora Socarrón vive en a ....