miércoles, 4 de noviembre de 2009

Una noria en el Camino. Novela del prof. Víctor Arias

---****** Capitulo 13 *****----
En el 1966 García Castro se convierte en relacionador público de la secretaría de Agricultura. Le dije que iba, pero sin que me dijera que no me fuera me sostenía por una fuerza invisible de espiritualidad inexplicable. ¿Qué será lo que este hombre posee? cuando intento dejarle ahí salía don Salomón con algo de mayor interés que lo anterior. Me introdujo a la salita donde hacía siesta, y allí me dijo partes de sus secretos. Tienes que confiar en mí. Demetrio está en el cuartel de Villa Francisca, y lo han golpeado, no está bien, está muy cerca de aquí te lo dije ya, en el cuartel de Villa Francisca en la cercanía del Mercado Nuevo. Me dijo levanta la moral y dale ese papelito al Coronel Torres Marrero, que es mi primo hermano. La duda que tuve de ese hombre parlanchín, de habían disipado y trastocando en seguridad y afectos. Cuando llegué el oficial se marchaba, hacía la última inspección vespertina, en su rutina diaria, me le acerqué al lada que acariciaba el vidrio delantero con una pañoleta blanca. Le pasé el papelito que le enviara Salomón Torres, lo leyó me acarició con una recia pero comprensiva mirada de miel. José Torres Marrero, era de estatura estándar, grueso, piel amarilla, cabello muy fino, pero escaso, rostro caucásico con mancha de barba menos que de espinillas. Individuo de buen trato familial y con todo el mundo en general. De gestos afables, ademanes rectos y sin rodeos, respetuosos y en mi parecer limpios. Me atreví a creer que ese policía estaba ligado a los humildes por la cadena de lo justo y de lo correcto. El fango corruptor del capitalismo asqueroso, no había marcado a este policía, era un hombre sano de los que quedaban y que la circunstancia lo mostraba como un nacimiento social. Ya confiaba en Salomón como en un padre bueno. El policía de alto rango me miró sonriéndome, me invitó a conversar en su oficina, me dijo lo mismo que Salomón me había dicho de Demetrio. Pienso que en la mañana era el mejor momento para que se lo lleve, miró lo negativo en mi cara se levantó me dio la espalda y en la persiana permaneció segundos, regresó a la mesa con la llave del lada en la mano derecha. Me dijo en voz muy baja –venga lo llevaremos de inmediato. Lo llevaré por la Ovando, espéreme en la Bomba de la máximo Gómez. No mejor en la bomba de la Máximo Gómez con puerta del camposanto. No apagué el motor. Respiré tan profundo que sentí que el aire circunvalaba en las avenidas de los riñones. Eran las energías espirituales que desde el colmado de Salomón Torres, había recibido con su trato conmovedor. Yo quería ver a Demetrio…, cuando entramos a la casa de Doña Hilaria S. Bonilla, en la presidente Cáceres número 50, yo agradecí con un beso en la cara, y palabras de beneplácito- Soy Ofelia Cabrera, me devolvió un juego de afables sonrisas capaces de enfriar las balas más calientes de algún esbirro o del policía de nombre Masámbula. Puedo asegurar que es un ejemplo de buena voluntad y de humildad, por eso en los sectores donde administra limpieza social la delincuencia huye, se evapora y la muerte por intercambios de disparo disminuye y se termina. –quiero que sepa Ofelia que Demetrio es hijo de una mi hermana Hilaria. Quedé paralítica con la confidencia, en menos de 15 minutos he recibido informaciones, que otras circunstancias he necesitado meses.
Eran las 11 de la noche cuando Demetrio Sandoval entró a la habitación de Ofelia compañera de lucha, había cenado, en el cuartel por orden de su tío Torres Marrero. Cuando te vi en el cuartel, el dolor se fue a las plantas de los pies y por arte de magia a los dedos sin hallar explicación alguna. Pero ahora me duele la cabeza, mira mi cara y mis manos, mis brazos los tengo hinchados. Me dieron una paliza de los esbirros de los templos colorados. Con la mano derecha, mírala, que hinchada la tengo, tuve una ruda pelea con Tránsfuga, anda con los incontrolables de doña Emma, me pegó con una cadena, pero se descuidó y le coloqué el puño en la mejilla izquierda y le saqué dos muelas. Excúsame Demetrio, debo llamar a Marcos, por no poder asistir a lo acordado. Yo debería estar con ellos.
En la mañana recibimos la visita de Emilia y de Marcos, yo estaba en el sofá. No me dolía como antes el puño, pero donde Masámbula me pegó con la culata del fusil aún estaba bastante inflamado y me dolía. Doña Emilia calentó agua y me pasó encima de las partes infectadas. Marcos me llamó para preguntarme por el parentesco del oficial de policía. ¡Cuántas sorpresas! Primero, Ofelia es tu amante, prima de Arias, tú y Arias Primo, ahora sobrino del coronel y doña Hilaria, la madre de Grecia, de Freddy y de Ramón, ejes de movimiento. Emilia es mi tía, ahora no es mi tía sino mi madrastra esposa de mi viejo, viuda de tu padre padre, aclaré. Aún muchas cosas faltan por verse, le dije a Marcos. Esperemos estudiando, para que los hechos, no sean motivos de descaimientos, debemos prepararnos, aunque la muerte de García Castro no fue una sorpresa por ser la continuación del terrorismo gubernamental, lo que es sorpresa, Marcos, es que fuera asistente del presidente Balaguer en el exilio.
Para mí no señaló Emilia sería sorpresa, el día que me dijeran… que marcos tiene novia, sería una linda sorpresa, y lo bueno Demetrio, me reí, que me haría muy feliz.
La puerta de las habitaciones de Ofelia permanecían abiertas, el ruido de las calles del barrio y de latas arrastradas, por perros y por gatos dirigidos por bandas coloradas infantiles pagadas, unas protestaban por la muerte de García Castro.
-¡Buenas Mañana, dijo don Salomón.
- Buenas mañanas, respondió doña Emilia. Qué desea señor, soy amigo de Ofelia y vine a saber del enfermó. Cuando me enteré que Salomón me presenté a la sala, hola vecino, dije. Cómo se siente usted. Sentémonos. Hágame el favor. Demetrio, don salomón vino a saber por ti. Dije muchas Gracias. La bendición Tío Salón, dios te bendigas, me respondió y permaneció al lado de doña Emilia, comparaba el perfil de su abuelo, con sus recuerdos, con el de su sobrino, el parecido era enorme. Mi tío Salón estaba contento con los resultados del cuartel de su primo Torres Marrero. Cómo estás qué sabes de Bernardo. Estoy bien, todo se lo debo a usted por haber combinados los esfuerzos para mi liberación. Tío Agustín dijo que vio a papá el jueves, y que estaba bien. Me informó Ofelia del trato que usted, tío le ha dispensado. Le presenté a Emilia y a Marcos, el dijo que sentía placer, pero para mí eran conocidos, tío Salón se paró y los abrazó.
Vine por un objetivo y he alcanzado varios, que bueno, pasen buena mañana, dije al tiempo que pasaba la taza, donde tomaba café. -¿Qué es usted, de Demetrio? preguntó Emilia. -Soy pariente cercano, respondí. Ofelia me obligó a quedarme trayéndome un platillo de dulce. ¿Cómo te trató José Agustín? Me trató con respeto observando mis derechos. Entre el coronel y yo hay un tejemaneje, que ni el ni yo lo hicimos, pero somos primos, compadre, soy padrino suyo y es mi sobrino nieto, qué es sobrino nieto. Me preguntó. Es el hijo del hermano del abuelo. Pero casi todos decimos sobrino segundo. Dígame si es cierto que es pariente Freddy y de Ramón los hijos de doña Hilaria. Soy tío abuelo suyos y también de Grecia. Es decir son mis sobrinos nietos. Es una categoría genética moral y filosófica. Para irme le deseo que se mantengan en la casa por unos días porque las enredaderas están por atrapar las ramas de los árboles que las sostiene empleen el tiempo para que lo entiendan, pásenlo leyendo, manejando algunas cuentas, evaluando la situación mundial. Habrá terremotos en los partidos. Por qué dice eso tío Salón. Los años no pasan gratis, cuando la veje es compañera de la observación entonces es profética y lúcida. Esas divisiones ocurrirán en todas las iglesias es un problemas de madurez social. Se derrumbaran las ortodoxias, se derrumbaran los dogmas humanos y los celestiales. Y los fragmentos serán esquirlas peligrosas amigos, por viejo no por Diablo, se lo digo. -Vuelva cuando lo desee me dijo Ofelia, al tiempo de besar a Demetrio, delante de todos.
Marcos me alcanzó y me preguntó cuando podía ir por mi despacho, yo le respondí que fuera por el colmado que era donde podía atenderle, para engordar las haciendas no se debía estar lejos de esa. Lo llevé a la salita donde atendía Ofelia, me preguntó por una tal Esperanza Mota, ¿Esperanza Mota? Esperanza Nota repetí muchas veces aparentemente sorprendido. Después dije. —dicen los que la visitaron en Llanos de Pérez en los alrededores de el central Amistad, en Imbert de los Cañafístoles, me detuve un poco para pensar en los vecinos suyos y recordé a Rufo Gómez, iba a continuar y recordé al profesor Javier Cruz y Cruz, y a su padre Damian, amigos de la Mota… dicen los que de ese Diablo oyeron decir algo, infierno o Purgatorio, que es un Nagual, que es una Nereida, otros la confunden con un súcubo o con un íncubo. Que cuando el sol se esconde es porque Esperanza se convirtió en un íncubo, pero cuando es la luna la que sale huyendo de la realidad, es porque se convirtió en súcubo. Marcos estaba boquiabierto dejando caer ligeros hilillos de babas espesas.

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