miércoles, 18 de noviembre de 2009

capitulo 19 de una noria en el camino novela de Victor Arias

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- ***** CAPITULO 19

- En la cercanía de La Estrella, el color de los árboles era distinto, les favorecía el verdor, los racimos más lozanos y las pulpas más jugosas y sanas. Para los bateyes la pobreza eras leal y fiel compañera inseparable de los jornaleros del central Ozama, las viandas: batata, yuca y yautía donde la sembraban crecía con tanto vigor que la envidia la sacaba entonces vino el mito, la leyenda servia de compañera y morían. Sin embargo La Victoria era rica en leche y pescado, al sur sureste la adquisición de alimentos en términos de fundos y predios agropecuarios eran muchos mas asequibles esa era la realidad que nadie podía obviar lo del pequeño fundo pensaban en su cocina, en los crios, para ellos no existían los bueyes ni las carretas con sus yugos ni los alcahuetes ni los balsones y mucho menos las garrochas y los bastones. Ambos veíamos con asombro como cambiaba la naturaleza al alejarnos del central azucarero, las casas en la cercanía de los rieles son inclinadas indicando que el piso es de tierra. Techo de Sin pintado de rojo, las demás son de tejas. – observe, profesor Calzado, que las niñas en su totalidad están desnudas, descalzas con el abdomen salidos y labios cortados, cuando pasamos por la Virgen y Juan Tomas, lo mismo que por primavera y los Castillos el aspecto personal es diferente y así mismo debe ser el rendimiento escolar, las niñas usan sostenes y refajos almidonados decentes, mientras que en los bateyes el abandono de la crianza es casi antihumana, no ponen cuidado al pudor infantil, a la moral hogareña, la moral privada a muerto por allí, dijo el director Calzado, eso no significa que no tengan respeto, no, simplemente han copiado de los extranjeros.
- Juan Calzado de los Santos era un enamorado de la naturaleza, observador pertinaz, desde el rompimiento de la piel de una semilla que se convierte en cotiledones, es decir en hojas hasta la mutación de cualquier reptil. Tenía un motor Kawasaki de doble mufler en el que se movía por la orilla de los bosques contemplado el andar de la naturaleza como saborear el ritmo de los gritos que según él escuchaba al emerger los brotes de los vástagos.
- Algunas veces lo acompañaba una joven de nombre Felcinia Mosqueira, como otras, Antoninia do Santos, paseando las orillas del Ozama mirando por encima del asiento del Kawasaki el vuelo de los peces voladores, don Calzado por ser pariente del triunviro Emilio de los Santos… se le conocía como un individuo de estirpe noble y de venas respetuosas a las divergencias del pensamiento político religioso, económico y filosófico. Así era el y así dirigía la escuela padre García. Los que amaban el empleo de la fuerza lo hallaban muy flojo, pero el se inclinaba al lado del respeto ajeno de esa manera cosechaba sosiego en su mayor parte. Como él no había nadie que tuviera su delgadez ligero al caminar, de zancadas largas como sus extremidades, zapatos casi siempre negros, media seis pies, cabellos antillanos, narices europeas, con ojos de paloma, cristalinos, combinados con cara seca y huesuda pero agradable, los dedos de las manos eran delgados y ligeros, diestros y hábiles para acariciar las cuerdas del Tres y las fibras rítmicas de la guitarra valenciana. Emanaban música de ventanales y de troncos y sombras, reía música de trova y de ensueños adolescentes. Continuando con los dones artísticos de don Calzado de los Santos, con su guitarra Valenciana hacía música, que le cantaba a su esposa doña Gladys, y a medio voz a sus alumnas ofrecía las curvas melódicas en vesperales y horas nocturnales. Escuche profesor Víctor por favor óigame esta canción es la que más llena de regocijo los túneles de mi existencia, muy posible más que la satisfacción que un banquero experimenta al contemplar repletas sus arcas, pero la real satisfacción ocurre cuando el ejecutante soy yo, escuche de nuevo me dijo, -“le fui a dar una serenata a mi adorada…” le canté con voz entrecortada, se detenía para reírse… nunca supo por qué se detenía, lo decía como si cantara, me porté como un verdadero tenorio, omitía Juan, se detenía de nuevo para reír luego… oiga para mi es una noria en el camino entra a mí como el aire y me regocija, me alegra y alivia mi naturaleza. Yo le escuchaba entusiasmado estaba ante un individuo desigual amador de lo bello y de lo bueno de lo verdadero. Cuando llegamos… en mi casa estaba Arceno Regalado cariñosamente el pueblo lo llamaba Pedrito, hablando con Elvira y que me sonríe al columbrarme. Buenas tardes don Pedro. Como está, espero que bien, buenas tenga usted maestro, me va de mil maravillas tengo media hora que le quito tiempo a la señora Elvira. No hombre señor, que va. Aquí como me ve profesor, para entregarle mis agrados por haber recibido a mi hijo con la energía y el raport que los maestros deben poseer. Ser maestro no es multiplicar y sumar, no es teorizar encima de la pocilga de un cerdo, ni del intestino de un enfermo, ni calcular el área o el volumen de un espacio, no es conocer las geografías los distintos aeropuerto del universo o la cantidad de minas de oro de la Falcombrí en Bonao y de Cotuí, o los ritmos de una estrofa poética y musical, eso puede hacer un carpintero, un médico o un carnicero un albañil o un relojero. El ingeniero, el policía o el alcalde del lugar. Ser maestro es sonreír al conversar, es enjugar las lágrimas del inocente que llora de penas por no saberse la tarea… es evitar que caiga en caminos equivocados. Es enderezar, es abrir el corazón envolviendo en un abrigo el dar afecto y el dar cariño. Es el motivador, y allanador de sendas para continuar con el desarrollo del ser. Al rubio como le decimos en la casa, ningún profesor lo quería por ser muy travieso, hasta nosotros lo admitimos como tal, pero su actitud ha roto esa falsa asimilación. Profesor Víctor, ha puesto en él lo que nosotros no pusimos, dice cosas de usted como si fuera de mí, lo hace con apego y con enamoramiento, estoy muy contento porque ya lee en todo lo que halla impreso, ya no se devuelve porque está motivado. Me parece que ha sido una noria mágica en la vida infantil de mi pequeño hijo, y lo reconozco como el mayor de los méritos, ha encendido el pabilo del deseo de aprender en el Conejo. Si le agrada que yo le diga Conejo.
- El director me pidió que lo llevara, a mi curso de oyente y ya vemos los resultados, lo hemos conseguidos pienso que es a él a quien hay que agradecer. Me gusta verlo saltar como a una gacela de un pabellón a otro. Me doy cuenta que en los saltos se parece al conejo. Cuando le pregunté por el nombre del su maestro me dijo que no tenía, que lo miraban con malos ojos. Cuántos hijos tienes Pedrito, me dijo que cumpliría nueve, cuando le terminé de ponerle la camisa, dijo no tengo madre, al oír que dijo eso lo abracé y le dije cámbiate y vamos para mi curso, días después ya sabía leer y escribir, lo llevé al cuarto grado porque sabía las reglas matemáticas, multiplicaba por cuatro cifras, restaba y localizaba fechas conocidas, conocía las direcciones cardinales, este, sur, oeste, el norte. Sabía seguir direcciones y mandos, el orden de las cosas, puntual, era higiénico, actuaba en algunas cosas como un adolescente. Era maduro se relacionaba con estudiante de su edad, pero con hembritas de edad superior a la suya. Pienso que era un privilegio ser maestro de Pedrito el conejo, porque además de su brillante inteligencia era dulce y educado. Los hermanos y su madrastra le ofrecieron mayor cariño cuando terminó la primaria en menos de cuatro años. El señor Pedro Arceno permaneció en la casa hasta las once de la noche. Me voy dijo- y echó un abrazo en mi hombro, salimos abrazados hasta la pequeña galería de la casa. Cuando ocurre esta visita aun éramos residentes en la casa de la calle José Soriano.
- Cuando Josefa Camilo tenía seis meses en la escuela Padre García, sus relaciones con los educando eran tan buenas como las que tenía con el profesor Quiñónez, eran solteros eran novios, todo el mundo lo sabía, parecía una partida igualitaria. Elvira y yo recibimos con beneplácito el ofrecimiento de bautizar a Iván uno de los dos gemelos que cuatro meses antes había quedado huérfano de su difunto compañero hermano mellizo. Éramos en menos de tres años compadres de cinco familias y ahora de Josefa y de Ramón Antonio Quiñónez.
El padre de Pedrito era mecánico diesel, vivía en un cortijo en primavera, era dueño de una hermosa y muy cotizada parcela, vendía leche y hortalizas cultivaba repollo, lechuga, ajíes cachuchas y cubanelas conocedor de la empresa agropecuaria y así sus hijos incluyendo al Conejo era quien araba en un multicultor.
Luego de echar el agua bendita a nuestro hijo Iván, en la tarde, se marcharon los padrinos acompañados de Juan Calzado. Llegaron pioneros de la fe Bahais, y entre ellos estaba el profesor Danilo Rodríguez, maestro del Liceo Ramón Emilio Jiménez, dos jóvenes de 22 años, cuatro de mediana edad y un anciano de 86, llamado Vincent, oriundo de la isla Martinica. Vincent era enjuto, alto, piel morena con apariencia quijotesca con sombrero de panamá, reloj de pulsera dorada, y en el índice de la mano derecha, un anillo de la Fe Bahais. Con un letrero impreso que según el decía Alhawuaha, la persona de este anciano acopló con frecuencia suma con la persona del seño Pacheco también octogenario. Entre el profesor Rodríguez y la mía no hubo desperdicios, a pesar que él era de líneas matemáticas y nosotros de líneas humanistas filosóficas. Vincent, tenía 15 años residiendo en el país, su curva lingüística era afrancesada. Mí tiempo era innegociable, lo considero más valioso que el oro del color que éste sea o pueda ser. No estaba para recibir a toca puertas y quita tiempos… como no había oído el término Bahais, ni en sueño me interesé, y abrí no sólo las puertas de mi vivienda que era de mi familia… sino que abrí además la puerta de la cortesía y la de mi inteligencia interesada. Ofreciendo, tiempo y espacio. Era la primera vez que oía hablar del Báb, y de Bahaulláh y de otros conceptos y personajes que conocí en pocos días. Me sentí un privilegiado porque era el único, que en la Victoria, además de mi esposa y Cenin y Pacheco, por lo menos en el 1974, conocía sobre la fe Bahais, hablaba de la estrella de nueve brazos como si la hubiese conocido desde mi niñez era el símbolo de la fe por lo común los fieles usaban la estrella de nueve puntos como eso su emblema. El número 9 tiene especial significado en la revelación bahais, la palabra “baha” significa en árabe, “gloria” y en el sistema de la numerología árabe significa o corresponde al nueve. En otra reunión Vincent, fue quien dio la charla, y se refirió al Báb, conocido como el precursor, también como la puerta. Se llamaba Siyyid, Ali-Muhammad, del 20 de octubre en el año 1819, y luego muere el 9 de julio de 1850, religioso persa precursor del bautismo. Esas fueron las primeras palabras que dijo el señor Vincent, que para mí, no tenían importancia conceptual, luego agregó, el Báb era un comerciante, de Shiraz ciudad de Persia, llevaba el título de Siyyid, que significa descendiente de Muhammad, a los 24 de edad, “proclamo” ser el que se levanta, prometido de los Musulmanes, y que el abría una nueva era para la humanidad. Finalizó diciendo que deseaba que a mi familia por haber sido la puerta en la Victoria para la entrada de la fe, que supiéramos que esto ocurría en el año 1844. El Báb había hecho lo que el bautista en Cristo proclamador del gran educador espiritual, unificador de los corazones… para una nueva hermandad, a este hombre le seguían multitudes. Alfabeta y analfabetas, ricos y pobres, asimilaban la enseñanza. Esto como había que esperarlo causó en las clase dominante raquiñas y sarananas como diría un dominicano, resquemores y envidias, provocando masivas persecuciones y prisiones a los adeptos, saqueándoles las viviendas, arrasadas con odio y ganas. A muchos condenaron y mataron luego de recibir indescriptibles torturas.
Otro día, pero en Primavera en un pasadía en la casa de Pedrito… expresó Danilo Rodríguez, el Báb luchando por implantar la fe, permaneció 15 años encarcelado, torturado, lo fusilaron por un batallón de 750 fusileros, dando todos en su cuerpo, rompiendo sólo la correas donde lo tenían atado, los mismos soldados al ver los resplandores de lo ocurrido terminaron convirtiéndose en discípulos. A mi me tocó esa tarde en la casa de mi alumno el Conejo hablar de Bahaúlláh, primero mostré una foto y el pasaporte suyo, a seguida transcribí los siguientes datos sobre su biografía…
Írzá Husséin-'Alí nació el 12 de noviembre de 1817 en Teherán. Era hijo de Mirzá Buzurg-i-Núrí, un acaudalado ministro del Gobierno. El origen de sus ancestros se remontaba a una de las grandes familias del pasado imperial persa. Durante su juventud, el que más tarde sería conocido como Bahá'u'lláh disfrutó de una vida acomodada y de una educación centrada en la equitación, la esgrima, la caligrafía y la poesía clásica.
En octubre de 1835, Bahá'u'lláh contrajo matrimonio con Ásíyih Khánum, hija de otro noble de quien tuvo tres hijos: un varón, 'Abdu'l-Bahá, nacido en 1844; una hija, Bahíyyih, nacida en 1846; y otro varón, Mihdí, nacido en 1848.
Bahá'u'lláh, tras declinar la carrera ministerial que tenía ante sí, escogió consagrar todas sus fuerzas a la beneficencia, lo que ya a comienzo de la década de 1840 le valió ser conocido como "Padre de los pobres". En 1844 esta existencia privilegiada cambió repentinamente de signo: Bahá'u'lláh se había convertido en uno de los grandes defensores del movimiento babí. Se alejó por muchos tiempo de lujo y de las joyas exquisitas, por su filosofía fue prisionero por su creencia echado en un pozo ciego asqueroso, lleno de excremento en una prisión de Teherán era tan profundo, se cuenta que hubo que colocar 12 escaleras añadidas… estaba junto con criminales, encima de su propias excreciones allí no había brisa, permaneció herido tres meses, en un cepo de hierro ya cansado y enfermo por el peso de las cadenas, dicen que escuchó una voz que le manifestaba… te haremos victorioso por ti mismo y por tu pluma, muchos hombre y mujeres te ayudarán a triunfar, por ti mismo y por tu nombre en el cual Dios ha revivido por los corazones de aquellos que les han reconocido” Baháulláh de nuevo dije, miré al conejo que sonreía, vivió en Bagdad, alrededor de año y tres meses, dos en los montes de Kurdistán, buscando la purificación de su alma entonces, acontece la culminación en la montaña, irradiaba dulzura y amor y encantamiento además de sabiduría, un hermoso magnetismo. Gentes de todas las partes, iban tras sus huellas, campesinos, laicos, ancianos, sacerdotes, musulmanes, árabes, kurdos, cristianos y judíos. Lo consideraron como la entrada al paraíso su casa fue convertida en un santuario de espiritualidad, a favor de las victorias de la justicia. Pacheco me guiñó ambos ojos, sólo en me agradaba verlo, para diera fin a los contenido alegando cualquier cosa… pero hizo uso de la palabra para invitar a los visitantes para que en quince días hiciéramos otro pasa rato en su vivienda en la Duarte en La Victoria. Llegué a la seis y treinta minutos a mi comité de base que funcionaba en la casa del padre de María Belén, pero ese día nos reunimos en la casa del compadre David Ortega, me esperaban Silvio, Selva Y Luis Alcántara que era el padre de estos, de línea Jacobiana, miguel Adón, Negro el Pocero, Manuel Báez, compañero que atendía el acueducto, David, Mario, Doña Hilda, de línea Jorgeblanquista… como eramos nosotros, la mayoría de ese comité pertenecíamos al pensamiento del abogado santiagués. Miguel Coco pertenecía a la programación de Don Antonio Guzmán. Pero a mi me agradaba, me sintonizaba con el pensamiento de Marcio Mejía Ricart, terminé aceptando la coordinación de la tendencia programática y principista como bautizaron a la tendencia salvadorcita. Me uní a los trabajos de Ortega y Calvo. Al finalizar la reunión fuimos a la casa de Cruz y Cruz para invitarlo a participar a los trabajos políticos del comité.
-Cómo está profesor- dijo el señor Cruz al verme en la compañía de sus amigos, calvo y Ortega.
-Hola señor – respondí.
-Pasen para acá casi gritó y señalaba el camino dentro de la casa donde uno de sus tres hijo miraba el Pato Lucas, en el canal del gobierno, en el patio donde llegamos había tres sillas caladas, a la mata de naranja cobijada por enredaderas de bejucos de granadillos, Cruz y Cruz, era un facilitador de sombras. Era de los que se habían quedado viviendo en una esquinita del paraíso la victoria. Oriundo de Río San Juan al este de Puerto Plata. Había sido poliguardia en los últimos años de la tiranía trujillista. Era un talentoso manejador de los elementos del cultivo de las hortalizas. Concuñado de Pedrito Arceno, pero era un sabueso creyente… cuando le conocí fue cuando en la inauguración del Bar Gabino, me dijo – oiga profesor como está usted en eso de la magia, me dijeron que es usted un conocedor de esos laberintos. Le respondí que no sabía de lo que me hablaba. Entonces me miró con los ojos muy abiertos ojos sin pestañas, se quitó un cigarro habanero que casi siempre portaba en su boca desdentada, escupió y sin parpadeos pero con voz casi dulce, es que me interesa conocer el libro de San Ambrosio, que según sus amigos usted lo tiene. No ese no lo tengo señor Cruz y Cruz, el que tengo a usted le perjudica en vez de beneficiarle, pues es un libro mágico creado por los Esfel, hace miles de años, es pura magia negra… ah no me dijo la que me interesa profe, es la blanca para yo sembrar… y fue donde le conocí porque le dije la gran magia la tenía el en sus brazos y en su poder para imaginar. Sin embargo Cruz y Cruz era un individuo de mucha energía espiritual. Tenía la espalda como una puerta, cara fuerte como sus hombros y sus extremidades de manos y pies enormes, alto, fuera de lo normal. Boca débil, de labios negros por el compañero habano quizá, algunos les decían la estatua humana, de hierro o de varillas, pero dentro de ese túnel de organismo había un corazón grande lleno de mieles y sazones de nobleza. Su esposa hermana de la madrastra de Pedrito el Conejo, cuidaban de la familia con esmero, sus hijos y una hija eran amables y serviciales. Volviendo a la visita Cruz y Cruz preguntó ¿a qué le debo esta visita señores? Mario no hizo caso a la pregunta porque atendía una jarra de limonada que le entregaba la señora Girón, adornada de amabilidad. David haciendo uso de esa característica y muy singular forma de ser, manifestó –tese quieto compay que le pasa, déjeme disfrutar de la malteada que su merced me esta fabricando, compay a dios. Qué compadre es este. El señor Cruz y Cruz sonreía dejando salir la puntita de la lengua de fuego que al no hallar obstáculos dentariales se movía como una culebrita picara y maliciosa. Vinimos para que entre el compadre Víctor y usted se ancharan las relaciones, también para anotarlo en el comité de base donde militamos los ex combatientes constitucionalistas. Cuál es ese comité, escupió en la maseta que sostenía una mata de rosa negra, única en la región, es el R- siete, funciona en la casa del viejo Belén. Pero écheme otro poquito de malteada, ¡vea! Quien los manda hacerla tan buena, Ju, Ju, ¡comadre! ¿Dónde aprendió usted, Su Merced, hacer tan suculento manjar?
Compadre Víctor, dijo Mario, tómele los datos que debemos irnos, que mi compadre se enamora muy fácil. ¡Ay sí hay sí yo soy hombre hecho para ser amado! Escribía callado, escuchando las oraciones que el compadre David fabricaba, cargadas de alegría y jovialidad. También la de la señora Girón.
En la noche Cenín y Pacheco compartían tragos en la Barra Nova, en la entrada del pueblo, cuando llegué fui a la mesa a saludarles, volví a donde Aurys y donde Lenny hermana de Cenín de la vellonera emergía como de un lago de voces afro antillana la de Johnny Ventura, el caballo mayor, luego la de los Ángeles Negros y la de Cuco Valois. El salón no era grande pero había cinco mesas ocupadas esa noche. Las otras tres esperaban como burras prostitutas para vender el lomo de madera, Cenín y el señor Pacheco habitaban la de mayor ventilación, en una estaba Manolo Bermúdez, el Sargento Monsanto, a la derecha de esa se hallaban los tres Luis: Luis el gallero, Luis Acosta, y Luis Hermógenes. En la cercana, a las de hermanas de Cenín, se veía que enviaba alegría, el profesor Manuel Prenza mientras conversaba con Zeusis Jiménez, teniente de las fuerzas aéreas de sus planes amorosos, y de sus proyecciones académicas. Ambos veían bailar al Prof. Jiménez y la señora Lidia padres del oficial. Me levanté en dos ocasiones para recordarle a Pacheco, notas que teníamos pendientes de la vida de Bahaúllaáh. Bailé con Aurys me sentía satisfecho, más que cómodo. Opté por perder ese placentero ambiente de comodidad, que aunque en nada era, comparado con la orilla de la laguna Rincón de clara, y mucho menos con la de Manatí, donde muchas veces vuelan asesinos guaraguaos, aquí, en la referida barra, se acercan las sombras de buitres y zaramagullones, y eso incompartía con mis condiciones de educador socialista. Me marché, luego de pagar parte de la cuenta de la mesa de las hermanas de Cenín, donde me esperaban mis criaturas y mi noria que llenaba de transparencia y frescura los huertos fértiles de mi existencia. Por donde podían crecer las raíces hostosianas con la fuerzas del pensamiento de los clásicos liberales liberalizantes. No quería que alumnos de la corriente marxista me vieran sentado en los aleros de agentes de la muerte. Cada traguito me emborrachaba, sentí dos impulsos para ir a romperle la cara al sargento Hermógenes, que reconversaba con el cabo azuano, que parecía al Cid campeador, y ponerle en su rostro la imagen del niño que dejó huérfano de padre. Pacheco le preguntó a Cenín, por qué se habrá ido el maestro… debió sentirse mal, comentó Cenín, por qué. Viejo eso está muy claro… se fue harto de verle las caras a los Luises, y sepa viejo que Luis Hermógenes, se mueve con más libertad que nosotros. Si, así es, el puede entrar a la cárcel y salir cuando se le antoja, por que como paga por haberle arrancado la vida a uno de la… por haber apagado a una de las luminarias, a la inteligencia recibió la visa para ir venir por donde quiera no donde pueda. Ese es un individuo especial, así es la mujer, nuestro amigo examina minuto por minuto, el comportamiento de todo. Luis Hermógenes es un chivo expiatorio, come habas ajenas el eje del mal lo compró, aunque sabe que es una victoria, le huye como a él en estos tiempos en mi país, el Diablo no le huye a la Cruz, nuestro Diablo con ella es que gobierna, está en los tribunales, no es ahí donde condenan, y está en la frente de los oficiales que mandan a desaparecer a Henry Segarra y a Gil Gómez. Un día me dijo- expuso Cenín como si fuera de un difunto que hablara, Bajabonico me parió, y soy su hijo legítimo, Licey me vio crecer, encendió mi entendimiento, pero Altamira y la Victoria, son mis madres a la que estoy muy agradecido. Debemos borrar la idea que los pueblos del mundo tienen que es la penitenciaría. La penitenciaría no tiene victorias y La Victoria tiene Penitenciaría. Ambas tienen su historia. Una tiene sus hijos como el general Evangelista Adón. ¿Sería un proyecto sería un plan? ¿Habrán fallados? Trabajaremos para borrar el criterio equivocado. El Dios de la penitenciaría, no es el mismo del de la Victoria.
Las calles han sido pasillos de cucarachas, de grillos y de vampiros, de conejillos, de marionetas y títeres al servicio de Diablos, de gobernaderos, goberneros tiránicos el anciano Pacheco, sintió el mismo deseo de marcharse que minutos antes yo había experimentado. Pero recordó las amenazas con quitarle la pensión si continuaba a mi lado. –pienso dijo Pacheco a Cenín—que los defectos del profesor Arias a nadie dañan pero sus virtudes ayudan a media o a población entera.
La muerte de Salvador Allende, y la de Florinda Soriano como la de Caamaño y de sus compañeros tienen a muchos jóvenes sin norte, espero que la esperanza no fallezca y el sol de los de abajos se levante a irradiar las semillas de las tumbas, de esos pólenes dispersos. Las navidades pasan con el luto de al caer tantos jóvenes en la huertas nacionales y del jardín de sur general. Recibiendo el hedor a sangre, entraba a las casas con los vientos del norte de cualquiera norte, los cadáveres con hedor a tierra podrida penetraba a los cocinaderos, con el temor envuelto en el aire, que salía de los sepulcros de Elcira y de Florinda. ¿A quién le interesaba además de los norteños y del gobierno la muerte de tantas Gentes? ¿Quiénes movían los lazos a tales marionetas asesinas? ¿Por qué no aceptaste la visa? Porque no quise delatar mis compañeros de aulas… en 1976 como otros en la marea del pasado traía las manos y los pies mutilados, golpeado el corazón y la voluntad encadenada, nubilado los ojos y los intestinos atrofiados. No se, pero en esta fecha de reyes, y de juguetes, de machetes al lado del fogón de piedras, de horneros y de cenizas continuaba en mis cavilaciones, mi niñez desvalida. Calentando un pedazo de yuca trasnochada al lado de la azada y cerca de la barbacoa, escuchando a mama Gelo con su rosario de cuentas de peronilas, conjugando un mantrás a las Mercedes, a las vírgenes Carmelitas y a San Antonio el bondadoso. No estoy seguro si el agua que llega por la cañería a las oficinas y a las viviendas de los barrios, cualquiera otra… son de las cloacas, cargadas de excrementos llegando a las pailas y a los biberones. No estoy seguro si cuando como embutido estoy engullendo de las carnes de los desaparecidos. ¡Qué pena llevo en mi alma acongojada, cuando veo las aceras de las calles ensangrentadas, la espalda adolorida y rotas las alas de la esperanza. Los estudiantes estaban ensimismados, parecía uno tenerse al otro. La puerta de cada consciencia, era una pérgola estimuladora de los axones y dendritas de cada emoción hecha individuo. ¿Desde cuando bebemos jugos de recuerdos amargos y dolorosos, desde cuándo cenamos las morcillas con la sangre de paisano, cuántas veces almorzaste con las vísceras hechas locrio, cuántas veces te embriagaste con el vino con la sangre de compadres, del obrero de POASI, cuántas veces cepillaste los dientes con orines del impostor invasor? Aunque decente no parezca te embriagaste con la sangre de tu hermana y de tu sobrino y de padre: era la sangre de Yolanda y de las hermanas Mirabal Reyes. Entre risotadas vampirizas de las guardias coloradas, en extensión de los Palmeros, aun por nuestros senderos camina entre puertas y ventanas cerradas y abiertas, comiendo el sancocho de viandas pútridas, cosechadas en las huertas disociadas por el invasor imperialista, con los ojos de Segarra, con las sienes de Guido, y los dedos de García Castro.
***** Capítulo 19******
Al cambiar de Materia se cambiaba de maestro, me esperaban en el cuarto teórico, desde la segunda jornada que me llevaron a prisión no había vuelto a ese curso. Vino el fusilamiento del líder de abril, mi energía no cruzaba los linderos, del aula de los alumnos de término. Hoy hablaremos de José Martí este era el tema del día que irrumpieron los caballos de Atila. El fusilamiento de la leyenda del siglo, fui al pizarrón y escribí “Ya sabrá el mundo lo que tu eras pues la justicia de Dios, es infinita… y da a cada cual su legítima gloria,” repitió a solicitud de Mario Moreno González quiero que sepan que eso dijo Darío a Martí, muchos irradiamos luz clarificadoras dicen que fue Martí el maestro del modernismo, Darío lo llamó maestro, y Martí le llamó hijo. El Ismaelillo emerge en 1882, como un despertar. Valorar a Martí no debe ser confundir los roles de esas dos lámparas en término poético. Continué hablando con los alumnos del valor literario del poema y copiamos versos como estos:- pienso cuando me alegro/ como un escolar sencillo/ en el canario amarillo/ Que tiene el ojo tan negro./Cultivo una rosa blanca/En junio como en enero/Para el amigo sincero/Que me da su mano franca./Y para el cruel que me arranca/El corazón con que vivo/Cardos ni ortigas cultivo,/Cultivo una rosa blanca…
¡Traidor! ¿Con qué arma de oro /Me has cautivado?/Pues yo tengo coraza/ De hierro áspero./Hiela el dolor: el pecho/Trueca en peñasco. / Y así como la nieve, /Del sol al blando/Rayo, suelta el magnífico/Manto plateado,/Y salta en hilo alegre /Al valle pálido, /Y las rosillas nuevas riega magnánimo. Entendí útil para mantener el grado de cultura universal de los estudiantes de último grado estos versos orientan a una poesía de combate como lo fue su autor también por las características singularizadotas de los versos del poema y de los poemas dentro del poema. Mencionamos poetas como a José Asunción Silva que asimilaron de inmediato por su valor modernista y libre este agregué dijo que Martí era una nueva orientación lo escuchaba como un nuevo timbre, el propio Martí dijo ningunos vuelan, no se parecen a los demás perdieron lo original lo íntimo y lo singular. José Miguel de la rosa, hermano de Cenín, dijo profesor permítame- leer estos versos de Martí. Claro le respondí – “que a mí las ondas mansas,/ que a mi las nubes,/ joyas interesantes,/ sobre las piel curtida/ del humano aire/, mariposas inquietas sus alas baten/ quemando me despertaba/ con un gran beso puesto a hojarasca/sobre mi pecho, bridas forjadas con mis cabellos/, ebrio él de gozo / de gozo yo ebrio”… al terminar de copiarlos terminaba también el tiempo…
En la casa cuando llegué estaba mi cuñada Ana Peña Vargas, hermana de Elvira, desgranaba guandules con Toñita que nos ayudaba desde que llegamos a la José Soriano, en la sobra de los cocos y de las toronjas, con la presencia del motor, salió y me saludó sin esperar que me desmontara del aparato. He venido a conocer a Viví que tenía 28 días de haber nacido. Ana era madre de Giovanni, de Berkis, Junior, de Nurys, de Rafael, Elizabeth, Mary y de Iván.
Hola Ana dije. Cómo está cuñado, respondió. Me dio un beso en la mejilla izquierda, olía a cigarrillo Montecarlo. Toñita vino y me quitó el bulto de carne de res, que había comprado para la comida de la recién parida. Lamento la muerte de mi sobrino Iván me dijo. Sí le respondí. Pero me felicitó por el nacimiento de Pavel, a quien mecía en la cunita y consideró el suplente del difunto. Hábleme de Pipilio, pienso que está bien, tengo varias semanas que no le veo, se consiguió una viejita, que cuadriplica su edad, pienso que también el gusto suyo. Ella se dio cuenta que no le hice caso a sus comentarios finales porque había un individuo extraño escuchando y no tenía que enterarse de la otra mejilla de su hogar. Cambié de tema. Había llevado la carne y volvió con unas tazas de café incluso para el extraño. Oye Toñita, esa carne es para que le hagas una supia a la parida, si te parece posible, cuando ya esté cocida rípias una parte con cebolla a caballo, pienso que está haciendo moro de guandules. No profe, yo hago lo que sea usted lo sabe- dijo toñita,
¿Y los niños cuñada, dónde están ahora?
-andan conmigo pienso que juegan con los suyos y Giovanni en la vista alegre, he venido a quedarme agregó Ana María Peña. Le di mi aprobación. Luego fui al aposento, cambié de ropas más ligeras, hacía calor el patio de la casa tenía seis matas de coco y ocho de toronjas la sombra era codiciada de transeúntes y de peregrinos.
Los olores a cocina se entrelazaban produciendo mezcla de exquisiteces que visitaban los patios entrando por los ventanales de la casa. Giovanni era el hijo después de Berquis y de Rafa, este último jugaba con Prenda linda, un pequeño perrito amarillo, Iván con tres años estaba en mis piernas, me agarraba la barba y los bigotes. Sonreí a la hora del almuerzo, porque ahora la cocina de Elvira emitía perfumados olores a sazones muy diferentes, a la de Altamira frente a la casa de Gloria Parra y el policía Eladio Marte que no olía a nada. No emitía los sabrosos eructos de escabeches de cebollas y de pescados fritos, con aceite y salsa de tomate. Ahora la cocina de la Victoria alejaba los recuerdos, los negativos, los allanamientos y las cancelaciones, las persecuciones y los atropellos y las prisiones.
Había mucho ruido en las calles, de patines y de patinetas, de risotadas y pitos, se aproximaban las fiesta de reyes, despertaron al pequeño Pavel, desde la una dormía y eran las tres cuarenta minutos. En la noche participé en la reunión de la cooperativa de los maestros de la que hube de ser fundador, orientado por el doctor Duval. Luego de unos minutos me visitó el profesor Andrés Fortunato Victoriá, a quien distinguía por su fidelidad y lealtad y muy solidario con las cuestiones humanísticas. Era director del Liceo de Villa Mella, y formaba los círculos de estudios para el PLD, llegamos a mantener relaciones de respeto, conocía la naturaleza de Bosch y de Peña Gómez. A partir de la fecha inició visita el señor José Rodríguez, activista de los círculos de estudios, a los pocos días, entre el nuevo visitante y mi familia, había cosecha de amistad. Tan buenas eran esas relaciones que José Rodríguez consiguió publicarme el Vanguardia del pueblo, órgano político de PLD, unos versos titulado “El partido de la estrella amarilla” y tres semanas después “El partido es lo primero” Andrés Fortunato llegó a ser de los hombres cercanos al profesor Juan Bosch y a dirigentes de las instancias del portal, amigo de Tonito Abreu primer secretario general del PLD. Mantuvimos sin embargo matricula de perredeísta, nos conocíamos y como maestro del mismo distrito sentimos respeto el uno por el otro. Ya el señor Fortunato había mostrado su perfil de revolucionario y de individuo de sentimiento antiimperialista. Entregando sus acciones físicas y militares al proceso en las calles el 24 de abril de 1965. En varias ocasiones estuvo como Manolo Prenza y nosotros prisionero… y cuando no gestionaba para sacarnos a nosotros. Actuaba en defensa de los derechos individuales y de los de la sociedad colectiva. Estaba en contra del poderío fascistoide del señor Elías de la Rosa que se jactaba de ser padrino suyo, porque era compadre del señor Abogado, como llamaba al padre de Fortunato. Luchaba también contra las actitudes del señor Luis el Chino, Martínez discípulo de Balaguer. Quien se había apoderado de parte de las instalaciones del antiguo edificio de Partido Dominicano, donde operaba la delegación municipal, bajo la dirección local de la señora Ovidia Ogando, madre de Nery, de Lenny, de José Miguel de la Rosa, y madrastra de Cenín,. Negro Quiñónez no estuvo en prisión como nosotros, Manolo Prenza, y Fortunato Victoriá, pero estuvo en contra de que el Chino, continuara en actitud trujillista usando las propiedades del pueblo como heredero de una tienda familiar. Alrededor de Fortunato giraban los profesores Abad, Manzueta, Brazobán y de soslayo, Rochet. Todo el mundo conocía a los que no usaban careta, pero nosotros sabíamos que se cuidaban de no perder el empleo y sabíamos también que había los servidores del eje colorado. Andrés conocía a los arribistas, que como camaleones se encalacaban en las ramas del poder y ahí aprestaban sus uñas como calientes tenazas. Eran transfugorios, salta cocotes y saltamontes, Darwinistas, que al mínimo parpadeo de los reflejos actuaban zafarranchados. Tanto Quiñónez como Prenza conocían que nosotros teníamos militancia dirigencial definido en el partido que había dirigido la revolución de abril, y conocían la brisa que nos había empujado desde Altamira. “Por los brincos los conoceréis” expresé en una asamblea en presencia del profesor Efraín Almonte, director general de educación primaria. Los papeles de dobles vías lo realizaban a costa de mantenerse en el puesto de maestro. Los simuladores y los cimarrones eran piedras que entorpecían el desarrollo de actividades que Manolo Prenza y nosotros desarrollábamos en término particular, nuestra jurisdicción, con grupos estudiantiles, con el visto bueno de los directores Calzados y Jiménez, profesores del liceo como nosotros. Ni Prenza ni nosotros retorcíamos el rabo al ver acocarse la perrera de la PN, ni gotereábamos en los calzoncillos en encuentros fortuitos con las guardias coloradas, tampoco Quiñónez, que siempre tuvo quien olfateara por él evitando así quedar en la redada. Pero a nosotros nos buscaban el aula y en nuestra residencia.
En el distrito escolar # 100, de la Victoria, o cualquier número el poder se ejercía desde los aposentos y oficina de la secretaría de inspectoría, que dirigía como un Templario don Elías de la Rosa guardando los logros que se había propuesto. Así sucedía en muchos lugares de provincias del país y del sur del continente hasta donde lleguen los dedos del Imperialismo. Las direcciones regionales con los criterios políticos pedagógicos, trazados por técnicos, se convierten en babosos payasos que responden a los intereses burocráticos, son babosos complacientes con los subalternos lisonjeros que entregan regalos y ramilletes de halagos y florilegios, rompiendo el rol de superior, entonces son inútiles, ante la encrucijada que ese como Santo Eleazar de la Rosa, hacía en nuestro distrito escolar, que el dirigió hasta que la nuclearización escolar lo volvió ceniza. Si ser un verdugo para decapitar a nadie, ese distrito que venimos defendiendo a nuestro juicio y manera, había creado un banco siniestro donde sentaban a los aspirantes a ocupar una creación o una vacante, previamente solicitada, recogían las solicitudes a los que reunían los mínimos elementos requisitorios. A los que estaban preparados le ponía 1440 obstáculos, así ellos mismos se descartaban. Cada obstáculo valía dos pesos, al final se quedaba con el puesto de maestro el que mejor facilitaba y autorizaba a utilizar los tres primeros meses de salario. Para ello era necesario entrar al templo bautisteriano o bautisterio o bautismal pasando al santo altar, donde entregaba la referida autorización escrita y firmada sellada con el gomígrafo del distrito # 100 al todo poderoso Santo Eleazar de la Rosa.
-¡Dígame…! ¿Están todos en el salón?
-¡Falta Domingo Carbonell! Don Eleazar, respondió el conserje.
-Cuando llegue éntreme primero al Prof. Severino Hernández, ya lo sabe. Cada maestro que no tenía estudios pedagógicos entregaba a las manos de santo Eleazar, un sobre lacrado guardando un valor de trecientos treinta pesos después de la ceremonia iban a la bebentina a nombre de los bautizados terminaban hartos de sancocho pagado tan caro con carnes de los hijos y sangre de sus nietos. Domingo Carbonell para la escuela del Aguacate, matrícula desconocida sin embargo venía la mano ingeniosa de santo Eleazar y maquillaba total, 28 alumnos 12 varones y 16 hembras. Severino Hernández para Rincón Dorado 22 alumnos 11 y 11 era dueño de la escuela y del sistema, y del mobiliario y del local, Victoriano en la Luisa Prieta, Melaneo Pacheco jr en la escuela Buen Nombre. Elpidio Tapia en la Ceiba, lugar de mejor suerte donde la población escolar era más grande, en los Mercedes la señora Mercedes Rodríguez, así en Cabón en la Malena, en mal nombre, Sierra Prieta, en Hornillo, en la Cuaba. Eran centro de picaderas para santo Eleazar y los encargados de adquirir dinero extra para aparentar y vivir en desparpajos. Lo dije esto sucedía en todo los distritos, controlados por personas de baja formación de todo tipo pero especial falta de justicia y solidaridad. Esa era la política del gobierno la de María Ramos, nadie mandaba, no se sabía… ¡ah yo no se no! ¿Quien lo acusó de cumplidor? ¿Quién lo injurió? ¡Ah no yo no seno! ¿Quién mandó cancelar al Maestro? ¿Y a cortarle la lengua y los dedos al periodista y al sacerdote? ¿Quién autorizó sembrar la cabeza con la remolacha en el cantero y la lengua con la cerveza en el refrigerador? ¿La Cabeza? ¡La del mismo periodista! ¡Pero bueno, se están volviendo locos? ¿Cómo que no saben? Era la política de los caprichos y de yo creía… ¡Unjuu? Tírale, tirale que fue para eso que el Estado mayor te envió al canal de Panamá… pero fue en West point donde yo estuve. Y mostraba una placa como esta, pero dáselo en el pecho, no se lo de en el pie izquierdo… no, tampoco en el derecho, pégaselo en la cabeza… recuerda que estuviste…! ¿Dónde fue que estuviste? Para qué crees que el ejército te envió… yo soy policía, no soy militar. Para el caso es lo mismo

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