*** Capitulo 8 ***
Espéreme, deténgase, dijo Juan Francisco Moreno, en esa sombrita. Lo esperé mirando la extensa llanura con su larga espalda verde en ambos lados de la carretera como columna vertebral que desde el cruce de la Gina se encamina al Batey Guanuma pasando por Mata Redonda y el barrio y arroyo Sanguíneo. Cuando llegaron Juan Francisco me dijo-mire ese bosquecito profe, ahí apareció el cadáver de Yolanda Guzmán, junto a otros cuerpos que no se dieron a conocer, porque les habían sacados los ojos, y otros órganos vitales. Amparo escupió. Le encendí un cigarrillo y se lo pasé. ¿Entonces esto es mata redonda? ¡Caramba! Dije, ¡esto es Mata redonda! Aquí arrojaban a los que mataban. Y le prendían fuego simulando ser basura de tala para conuco, sequé mi sudor y los compañeros creyeron que lloraba. Los cinco seguimos para el batey, nos detuvimos en las casa de Sanguíneo, caminaron hasta el puente sobre el río Guanuma, en la carretera Guanuma Las Luisas. En la mente de Amparo revoloteaba el hedor de los cuerpos ejecutados, invadían sensiblemente el organismo de su poder imaginativo obligándola al desmaye. Vi que las alcantarillas, las barandillas de los puentes, los troncos de árboles y palmas estaban como el ruedo de las casas pintadas de colorado. Eran los fantasmas de José María Julián Mariano Escrivá Balaguer y Albá, creador del OPUS DEI. La brisa del río de sosegadas aguas despejó la mente de los viajeros y el vuelo de las blancas garzas llevó pureza las salas de edificio mental de Amparo Cabrera Arias visiblemente recuperada. La portezuela de la memoria de Amparo se abrieron y señaló en tono amistoso:- Pero pendejos esperen a la única princesa de la colmena. Nos detuvimos, le tomé de la cintura, le coloqué un cigarrillo en sus labios morenos y poder borrarles los mefistofélicos recuerdos de Mata Redonda. Por ahí yo no regreso… ¡jun.! Por ahí no vuelvo. ¿Y por dónde presupone que iremos? Yo me voy por la tita, por la Luisa Blanca y la Tita. Entonces Juan Francisco Moreno comenzó a aclarar la situación…
En Bajabonico Arriba, doña Daniela recibió una carta que yo le enviaba dándole informe de nuestra situación. Estamos bien sólo que aun no nos han pagado en primer cheque, desde febrero, y estamos en llevándola despacio suerte a tener a Amparo la sobrina de Danilo Gómez, de la que le conté, me buscó la casa nos ha cogido comida a su nombre. Me despido de ustedes deseando estar junto a todos. Bendición para Papá y un beso para usted y abrazos para mis tíos y hermanos.
… ah dijo J. Moreno vámonos por Mal nombre, por sierra prieta. Estábamos en la barandillas del puente sobre el río Guanuma, a escasos metros del Batey, desde aquí podíamos ver ondear la bandera nacional enastada en el cuartel de policía. Volví la mirada para los cañaverales, y me encontré con líneas de garzas garrapatívoras, me deleitaba con el paisaje intenso de la profundidad del verdor del cañaveral. Era un mar de lanceros verdes que se movían en la música inaudible para mí, más que para muchos, de vientos celestiales. Pensaba en el puente de acero que se llevara el río Bajabonico hacía 5 años. Arrastrando los pernales de acero por el batey la Grúa en el central Amistad.
Juan Francisco aun era alumno del octavo grado, muy despierto, e interesado en la búsqueda del saber con la franqueza que tenía explicó – si tomamos la retaguardia, caminando despacio en 45, si continuáramos hacia la Luisa, llegaríamos a la Hacienda la Estrella, propiedad usurpada por Trujillo, encima de las 12 y 6 minutos, y si fuéramos por la Bomba carretera Villa Mella, estaríamos en Haras Nacionales Otras de las finca expropiada por Trujillo, en 123 minutos. –señores manifestó Amparo, los puse a razonar, los puse a pensar, me hizo mucho mal haber oído, la masacre de Mata Redonda, pero estamos preparada, asimilar las tragedias que faltan escuchar cometidas durante esa maldita intervención del 28 de abril. El camino del infierno es más corto que el de la Gloria. – he estado en estos contornos pero no conozco El proyecto Haras, Juan Tomás y la Caoba. En la Ceiba, hermoso lugar cañero de la parte noreste de la Victoria, en casa de la familia de Ramón y de Héctor Pastor, quien aún era un púbero, cargado de un aura de espiritualidad infantil anormal. Su padre estaba enfermo. Mi guía era Juan Calzado de los Santos, mi director y superior. También en la excursión, andaban otros maestros, de la Esc. Padre García. En casa de Serapio y de Pastora Mercedes.
Llegamos a la hora prevista por Juan Francisco Moreno, y Elvira al verme salió a la galería, tenía en los pechos a su hijo Kleber. Estaba contenta le habían entregado el televisor Toshiba Blanco y negro, que yo había solicitado a crédito en una agencia de la ciudad. Ya no tenía que visitar a la hora de la novela a donde Gladis que con mucho amor cedía un momento y un espacio todas las tardes de prima noche, la presencia suya en el hogar era paz y bienestar, aire refrescante en el comedor y en los aposentos.
- El miércoles en la noche, comencé a laborar en el Liceo nocturno, era privado, lo dirigía Cosme Jiménez, pariente, luego supe, del maestro de música de Altamira el señor Joaquín Jerez, funcionaba en la planta física de la Padre García. En el primer y segundo grado impartía la lengua española, teoría literaria e historia de la literatura española, en el tercero. Y en el cuarto historia de la literatura dominicana e hispanoamericana. En los cursos había alumnos que eran de mi misma edad, el caso expedito de los maestros Juan Antonio Moreno y de Julio Adón. Pariente cercano del héroe restaurador Juan Evangelista Adón. Había policía y maestras y maestros, que pasaban mi edad, estaban Luis Moreno (el sastre), una persona de cualidades humanas ricas en relaciones y sensatez, Aquiles Figueroa joven de amplio criterio sobre los medios de producción, Pupito Mercedes, era un joven que andaba siempre con la luz de la prudencia encendida, arrojaba chispas de respeto cuando ponderaba alguna situación. Los alumnos pagaban cuotas de 4 pesos mensuales, era una labor de rescate preconizada por el profesor Jiménez, quien laboraba en las Fuerzas Aéreas Dominicanas, labor de rescate de una juventud ávida de progresar buscando las razones de verdades escondidas desde los días cuando llegaron, en los caballos de los conquistadores, el corazón de la maledicencia. Juventud que necesitaba levantarse de las cenizas centenarias heredadas de los invasores, desde los pobladores de negros y la matanza de nativos.
lunes, 2 de noviembre de 2009
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