![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEifTbl1hLi3_FzgyiEZIxki_tKTQZ-OZ3GipYgm3UTiLl3QrYdx9WXgz7l7BoFghk8YqMk3elFaz-9DtNRn_IQObbV-pKq88GEqdwuFF1zKl3n285PG6KNaCKhwqPyi84NwIM12HB1KPkVh/s400/imagesCAW2D4B7.jpg)
ESTA FOTO PRESTIGIA LA PAGINA WEB.
CAPITULO 3.-
En la mañana del miércoles, 28 de octubre de 1966 Constantino se despedía de su familia. Lo acompañaba San Miguel y San Rafael el Arcángel. En medio de ellos, iba bien protegido con la legión y el ejército… los ejércitos celestiales. Conducía un caballo blanco con pasos belicosos con la bandera de la real y efectiva esperanza de la fe y de la venturosidad. Mientras que don Rafael el Arcángel con las alas batía los aires de energías endemoniadas alejándolas de los aleros del hijo suyo.
José Polanco, tenía media hora esperando en la pulpería de los Gómez en Los Llanos de Pérez, subieron a la guagua y en poco tiempo estaban en las habitaciones colocando el ajuar en los casilleros correspondientes. Eran las 8 de la mañana, cada estudiante habia arreglado su cama todas con sábanas blancas. Menos la de Cristino Matos, que era color negro. Según el propio Cristino sus padres eran devotos de San Elías patrón de la buenas suertes y autor y dueño de color negro.
José Polanco ocupaba la cama que en los tres dias de convivencia, pero la cambió por haberla hallado que se movia demasiado, escogió la que usara Silvio Povada Paulino, a quien el colegio le negara, la solicitud de becado. A las once los dormitorios estaban de bote en bote. Algunos eran desconocidos el colegio recibía los alumnos del segundo curso y del tercero que venían de otras escuelas hermanas acreditadas en el territorio nacional.
Cuando Arias hizo su cama y haber guardado el ajuar salio para el patio, llego a la hortaliza, estuvo en los lavaderos, desde ahí comprobó que el play estaba en estado de barbecho, la hierba estaba que daba en los hombros. Respiró del aire que llegaba de la sierra y se dejo abstraer por el frescor de las gramas en la sombra del almacigo. Más tarde estuvo contando las nervaduras del frondosísimo laurel. ¡Cuántas belleza! las ramas tienen la inspiración divina, terapias para las angustias manifestadas en quejas beldades manifiestas en expresión humana para las almas en duelo. Las lagrimas llegaron y bañaron su soledad bautismal. Inauguración de inicio de tres caminos de trescientos sesenta y cinco dias por jornadas pescando técnicas practicidad y teoriza y poder cruzar el canal. Esas mismas beldades lo agobiaban lo envolvían en un lienzo triste. Le dolía haber dejado el hogar. Pensaba-“ahora que poseo el consentimiento de mis padres esta pena me mortificaba en lo interior. Habitaba en sus aposentos humanos un serón de penas y de agobio se me sentía acomplejado. Estaba diferente en su cosmo existencial.
El colegio emergía desde el mismo seno del valle entre las piernas y faldas de las montañas levantando la cabeza como una núbil virgen sana deseosa de estar encinta. Entre las cordilleras central y septentrional al este de la ciudad de Santiago de los caballeros al oeste de provincia Moca. Tierra como el carbón y el petróleo, fértil como un vergelio tropical, es una estancia sosegada donde duerme la tranquilidad como en una cama de esperanza sobre la meditación acariciando el vientre del libro y duerme cuando es acariciado por el viento cuando llega de cualquiera de las lomas con una deliciosa sinfonía en cintas de fragmentos, regalos deidables paridos de la fecundidad. Puente para limar arrugas los primeros internistas. Las plantas crecían en surcos en pisos de esmeraldas elevando la vistosidad en un encanto paradisíaco pero le faltaba el manantial, la noria vital, la chorrera cristalina y transparente de esa manera no pudo ser el cielo de la diosa poesía que emanara de la peña. Paraíso natural milagroso y sublimizar.
En esas viejas y rústicas construcciones de madera se alojaba la fécula sacrosanta de los virginales secretos juveniles de varias generaciones. Cada pedacito de de madera guardaba el éxito, como huevo incubado y vigilado por guardianes naturales estaban el Laurel y los cocoteros de seculares años de singular encanto y sin par belleza orgullosa de señalar el alba y de abrir las puertas de las tardes Pero Arias veía más allá dos palmas una más pequeña y haló a su mente con la caña de sus recuerdos el primer verso del poema “Las dos Palmas” del poeta y maestro Manuel Peña y Reynoso, que anotó en una libreta “de este trío acabóse tu privanza…” lo repitió sin meditar. Más allá de las palmeras estaba el perímetro parecido, para él los cocoteros dejaban de crecer pero anunciaban al viajero que a partir suyos comenzaba un mundo nuevo, que el aire era besado por otra bandera, con labios de criterios espirituales, como si tuvieran otras lenguas y otras gargantas… otros cerebros…con otros pareceres. Al norte, como si dejara el suelo, yergue la espalda de piedras el seminario el menor, San Pío X, y al sur abre los brazos la comunidad de la Paloma, honrada y laboriosa, con su 123 viviendas construidas en guardia custodiando las sendas, pintadas de azul, blanco y rojo en los listones de las puertas y ventanas en los patios crece la batata la auyama y el fríjol como la guazábara en el noroeste camino a Dajabón y a Montecristi, eran huertos risueños mostrando racimos en plátanos y los guineos y en el suelo como calzadas las sandías y las auyamas pintas y barreteadas. En las matas de maíz, enroscadas como verdes serpientes los bejucos de granadillos y cogombros y algunas tayotas hacen travesuras en las horquetas de los manzanos como piruetas los mosquitos en los naranjos. Las batatas coco de palomas en aquellos pequeños huertos, una gota de frescura y como rocío en abundancia se recogían y así las rojas polinas. Para el joven Constantino Arias, eran el pecho y las ubres de la santa madre tierra. Escondían la tercera parte de las entrañas de las enredaderas. Algunas veces eran desayunos de las gallinas y de otras aves que dejaban sus huevos en los troncos de rulos cuatros filos. Al este, estaba el enorme territorio de la extensión agrícola de la hacienda experimental de la secretaria de agricultura. El viajero observador estaba en una ciudad vegetal de calles de maíz y rotondas de enredaderas, autorías de naranjos y de ciruelos. Las edificaciones eran las plantaciones de plátanos mejorados y toronjas y ejemplares injertos, algunas crecieron delgadas bien trazadas esas eran circunvalaciones de limones y mandarinas, habia espigas pariendo racimos de oro con luces amarillas. Los estudiantes de primer año, conocían los dormitorios las maletas estaban colocadas en los clóset, en los pabellones correspondientes. En el comedor las reglas estaban en cada silla… eras guardas espaldas fieles que habia que atender, que habia que cumplir. No se le guardaba comida a nadie, comer en equipo era obligatorio el individualismo era castigado, compartir actuar en equipo era la obligación entre los miembros como en una cofradía para la familia escolar, los puestos era asignados por los apellidos en cada mesa iba un mentor, académico o de un alumno del último curso con marca registra. Arias deseaba estar en la misma, esa que Margarita Almánzar… se lo creía por los apellidos.
Cuando el timbre envió la señal para ir al comedor el corazón no le palpitó como en otras ocasiones, por tercera vez se miró en el espejo, que estaba empañado, buscó una servilleta color azul esperó a José Enrique García. La señorita Almánzar no se habia presentado en la mesa suya aun no habia profesores, la encabezaba un estudiante de hábitos diferentes, se llamaba Alejandro Solano, de mediana estatura, cabeza grande, labios inferior tirando hacia abajo, hablaba despacio comía con moderación y mesura miraba con lentitud a los ojos, los suyos eran grandes, tomaban brillos en los enfoques literarios o filosóficos dejaba de comer cuando conversaba, ponía los codos en la mesa el antemano en las barbillas, algunas veces restregaba una mano contra la otra. De el se comentaba ser el mas adelantado y el mas preparado, era honrado. Aunque fuera de raíces humildes poseía aire de nobleza y de una educación clasista aristocrática. Era original de Cambita San cristobal parecía ser de 27 años cuando hablaba lo hacia con armonía y precisión.
Quince dias después Constantino Victor vio para su agrado la llegada de Margarita Almánzar que se incorporaba a las acciones escolares. En el receso de la tarde, hacia una semana que habia llegado, en la fila, buscando la merienda. Arias le manifestó con voz de gato enamorado --¡Qué bueno que has llegado! Entretanto ella le regaló una sonrisa blanca. -Tenia deseo de verte, tuve muchas suerte… pensé que no volverías. Margarita observó el rostro de Constantino, y después de corto tiempo dijo --estuve enferma mi salud se resquebrajó observa mi rostro ahí verás las motivaciones de mi ausencia. Un mosquito envenenó mi piel. Arias descubrió que el mosquito pintó una flor, parecía un tatuaje en la delicada piel rosada. Ella lo escuchaba muy atenta. Le agradaba oírlo hablar de sus problema, lo hacia con entusiasmo y sobretodo ponía entusiasmo y entereza. Eso a Margot la ponía en órbita y en frecuencia modulaba. La habia conquistado en pocos minutos, aunque sorprendida nunca pensó que hallaría a alguien, que se interesara por su persona y por su integridad como Arias lo habia hecho. Pero era virgen, pura, casta como C. Arias la habia imaginado.
C. Victor recibía esas energías embrujándolo. Fueron muchos los dias que estuve en cama- manifestó mientra parpadeaba con mayor frecuencia al sentirse mirada por el lente de Arias que en apariencia la mimaba. Los ojos de bosques los movían, parecía que siendo una muñeca se convertía en una mujercita de percal… pero era lo contrario. Con sus cabellos de maíz… me gustaría describirla, pero C. V. Arias. La concibe como una muñeca percalina, de rubios cabellos, uñas pequeñas y manos largas. Para Arias los ojos son dos pedacitos de cristal, dos de cielo… en esmeraldas con sacarinas, como frugales cristales. Muy pequeña pero gigante su mundo adorable e inagotable. Recibieron dos naranjas de meriendas volvieron al estudio eran del mismo grupo. En lo particular cada cual se sintió atraído y respetado. El temía herirla como el vil mosquito infiel. Se mantenían como el que entra al aposento de la abuela que duerme, despertarla sería una equivocación, como el jardinero que teme hincar con las espinas al que reciba flores de sus manos. Las rosas que aun mustias estan erectas era tierna como la concebía, sensible y cándida. Arias seguía siendo el jardinero. En el grupo suyos estaban Ciro Lapaix, Griselda Pérez, Angelita Tiburcio, José Polanco, Kleber Soriano, Ramón Encarnación. Era un ambiente de hermandad la ocasión era precisa para el nacimiento de un comité de resistencia a los horrores ocurridos en esos dias en el ambiente nacional. Así quedó formada la cofradía de la ventana de los Lagartos, de la peña de los lectores, los Lagartos… seguidores de las escuelas mundonovistas, que según Arias era una aspiración de los maestros Candelier y de Pérez Genao.
El centro escolar era dirigido por el señor Héctor Tejada residente en un ensanche de Santiago de los Caballeros, cuentan que era seguidor y amigo del doctor Balaguer, los estudiantes lo creían, los del primer años que leían obra de asuntos sociales, como las revoluciones, la guerra que se libraba en Vietnán, de la revolución cubana, siendo los cabecillas Ciro, Arias, kleber José Enrique García y Ulerio Otilio y Pedro Núñez “ Somos los mismos, pero no nos conocemos” era la contra señas de los de la cofradía.
-¿Cuándo nos podemos reunir? Preguntó Arias a Lapaix Buteen.
-Cuando regrese del colmado- de comprarle cigarrillos al profesor Contreras… respondió en la mata de Almácigo, te hallo.
-No. Ahí no me hallarás. Búscame en el dormitorio.
En el dormitorio de las muchachas Ada D´rullard y Eneroliza Guzmán montaron una discusión sin ponderar el tiempo que tenían conociéndose tampoco que la profesora Pérez Genao la escuchaba con claridad.
-Se han vuelto locas- no hace más de dos años que terminó la guerra y en este y otros lugares las paredes tienen oídos… Eneroliza le buscaba una toalla blanca que estaba en la silla plegadiza, Ada observó que la profesora Amarilis tenia un verde verbena muy húmedo en los ojos que se movían bastantes al hablar. Dejaron el cubículo de la señorita Pérez sin tragar siquiera un poco de sentimiento. Ambas estudiante eran hijas de dirigentes antiimperialistas la primera en Montecristi y la segunda en provincia Samaná. En los almácigos del lavadero, estaban Arias y Lapaix, trazaron las líneas de cuidado que debían tener. -debemos actuar- dijo Arias- como el que anda con una molotov en la manos izquierda y en la derecha a un niño acabadito de nacer. Andamos sobre un montón de minas. Pienso- enmendaba Lapaix - que hay chivos y chivas en el colegio- para mí el primer chivo en Matos. Hay que pisar fino con los profesores. Te propongo expresó Ciro- que lo tengamos como plan que iremos desarrollando paulatinamente. Es muy corto el tiempo que llevamos aquí… pienso que no hay que correr, largo es el camino y aunque la cruz no es tan pesada si es muy delicada. Los de la cofradía debemos ser excelentes en todo lo que hagamos. Habituados a la puntualidad, respeto por lo ajeno y por el tiempo propio, desarrollando la autogestión tener disciplina positiva hasta para despertar de un largo sueño. Ciro echaba el último copo de humo del marlboro, entonces señaló las últimas precisiones -- eran tácticas que debemos sentir, si hay que esperar esperaremos. El que sea opositor eso estará haciendo, los imperialistas nos acechan, y lo hacen atentos. Por mi lado confío en Amarilis Pérez Genao y el Candelier. Expresó C. Arias También en el Prof. Contreras. --Pienso que sí, en el podemos confiar-- agregó Lapaix Buteen. Por el apellido lo conoceréis.
-¡Ah, te refieres al prócer José Contreras? ¿Al general de la segunda independencia? El profesor homónimo al general honra el nombre con que lo bautizaron sus padres. En el dormitorio Jorge Ulerio hacia las mismas aseveraciones y con Marte las compartía. - entiendo dijo- encogiendo los pies, que de la camita se les salían, por ser el más alto y el más fuerte, que la maestra Pérez Genao, que además de ser linda es de roscas izquierdas. Otilio aseguraba que el señor Contreras era el más amigo de los estudiantes, especialmente de los responsables de sus obligaciones. Hacia un mes que habían llegado a la T. H. como llamaban ahora al colegio Núñez Molina. Era muy corto el tiempo para conocer el gusto y las inclinaciones políticas e ideológicas de unos y de otros… algunos en la convivencia se identificaron. En el salón de acto la dirección designaba a manera de gabinetes las secretarias para la administración de centro escolar como la del Estado. Esas asignaciones de tareas contribuían al desarrollo integral de cada estudiante. Cirilo chofer de la cocina dio al viejo Juaco varias cajas conteniendo materiales de labranza, ese cirilo que fungía como encargado de hacienda era un pavo real en sus andar, y sin ofender al director se creía el gerente administrador del colegio. Cuando abrieron las cajas y el señor director autorizó a cirilo poner las carretillas y los machetes a la vista de todos… los jóvenes estudiantes se preguntaban -¿Para qué son esas herramientas? ¿Habrán cambiados los fines teleológicos del colegio? ¿Será ahora una extensión de agricultura? El director armó la reunión la a las 11 y media, era viernes cada grupo recibió machetes, rastrillos, escoba, carretillas hasta picos. La preferencia eran las basuras y las hortalizas. Para la podas en la jardinería. Aunque sin prestar juramento Constantino Victor quedo encargado de Hortaliza, a Otilio Marte la Jardinería con todas los requerimientos que exige esta, a Ciro la Jardinería de la zona norte, es decir las de las muchachas, era cómico y hasta curioso ver a Ciro con un machete en las manos o con una tijeras haciendo cortes como los que en los Jardines de Versalles, construidos en 1661 y 1687, por el paisajista Andre le Notre, decorado por Charles Lebrun. Ciro era delgado de seis pies pero por ser deportista en su cuerpo no habia agua ni grasa era solo hueso con fuertes tendones y fibras. Sin embargo la mayor parte de vida de adolescente la pasó detrás del mostrador del colmado del señor Daniel Lapaix, su padre, en San Juan de la Maguana. Kleber, natural de Azua, pequeño de cabeza grande con abundante cabello era sin hacer juramento supervisor general de la limpieza y salud en los predios masculinos. A Eleazar Flores, de apodo Leo, oriundo de Nagua fue nombrado ministro de salud y limpieza en los pabellones masculinos. Polibio Pérez Volquez nativo de la Descubierta, alumno del segundo año era encargado de la legión de los chapeadores. Con Arias y con Pérez Vólquez participaban muchachas. A cada encargado lo removía la dirección cuando lo considerase… o cada tres semanas con este trabajo el director podía medir el desenvolvimiento de cada alumno, en el orden conductual.
A Nurys Santos Cabrera, natural de Villa Bisonó, del segundo año, sin ser jurada acepto en cargo de higiene interior en los dormitorios de las muchachas. Era alta, delgada, afecta al juego de voleibol, lo hacia con sumo entusiasmo. El ambiente escolar del colegio no era para juego, pero se jugaba. Se lloraba y se reía, algunas lágrimas eran terapias en horas del ocaso cuando el sol se recostaba en la espalda de las montañas y el sol teñía de rojizo carmesí las cosas del entorno. Algunas se lloraban a escondida casi siempre cuando los aires de 1375 metros de altura, bajaban desde el pico Duarte, para besar las nervaduras de las pencas de los palmares, y de los cocos y de las palmas canas, y de las amapolas… dejando al resbalar el encanto y el cansancio, al mitigar el frío de las alturas traduciendo las lagrimas en penalidad en los corazones de Hisidora y de Dunia María. Hisi era morena de cabeza redonda con cabello congoleño, fuerte alta, natural de Sánchez, su risa era espontánea amiga desde el primer momento de Dunia María, natural de Gaspar Hernández, pequeña, piel amarilla, de rubio cabello tratado con alquimias animales y vegetales. A Hisidora le parecía que a su amiga algo le atormentaba… y prefirió esperar, pero Maria no hallaba como tirar esa carga que le pesaba como una viga de acero entre el cuello y de la espalda. No podia tirar la imagen del que fuera su prometido, que un dia antes que ella partiera para el colegio decidiera colgarse de la viga mas alta de la cocina comedor. Hallándoles con los pies desnudos metidos en las ensaladas y en las habichuelas. Donde a la una de la tarde habrían de almorzar para de esa forma despedirse en celebración esa escena dijo ya que no la borraba y le llegaba sin proponérsela.
-para dónde vas Dunia- preguntaba su madre doña Isanel,
--¡Voy a casa de Bernardito, comeré con el mamá Isanel! Pienso que para la una y media regreso. No me espere antes.
--¡Está bien! ¡Está bien!- señaló la señora Isanel.
Las campanas de las iglesias habían anunciado las 12 y 35 minutos, las garzas reales y congolera revoloteaban en los aleros de los nidales o volvían al río. Dunia entraba a la casa de su enamorado. Miró el rostro en el estanque que lleno de agua estaba en el alero encontró raro que las puertas y ventanas estuvieran cerradas, hizo varios toques. A la segunda intención la puerta se abrió. Tun, tun, tun. La puerta se abrió, esperaba extrañada…un escalofrío cubrió su cuerpo. ¡Crasss!, la brisa movió el empalme de la bisagra. Se repuso del fluido que colaba su limpio espíritu y la conciencia pura. No presintió la fatalidad la tragedia… en su mente agradarlo para que le sirviera de recuerdos ya que en el encuentro anterior lo habia dejado muy confundido. Cuando entro al comedor Dunia, cayó de rodillas en medio de varias sillas y sus labios rozaron la piel gélida de la pierna izquierda del difunto cuando se recupera del trágico susto huyó dejando una de sus zapatillas emulando a la Cenicienta no agrego nada luego su hermano busco lo que ella habia dejado en el escenario de dolor para que lo acusaran de homicida y así evitar las averiguaciones.- --toma hermana- dejaste también el pintalabios.
El estado emocional de Dunia, en el colegio, se fortalece con la vista de los familiares. A veces en la oscuridad, en su cama, cerraba los ojos y veía la punta de los pies del difunto entre las lechugas y las cebollas. Bernardo Silverio, residente en Bajabonico de las Aromas, de regreso de norte América para casarse con Dunia Maria cuando se entera que esta iría a estudiar al colegio Teodoro Henekén de Licey municipio de la provincia Santiago de los caballeros, optó por ahorcarse de una de las vigas del comedor.
La tres de la madrugada del domingo, el canto del gallo se colaba como un súcubo por las persianas todavía no habia dormido y su cuerpo desmejoraba sufría mareos e incomodidades estomacales. -¿Qué te ocurres que no duermes?, se supone que los que hemos sido seleccionado a esta escuela, no poseemos disturbios de ninguna índole.
--¡Estoy muy mal! sin embargo no puedo decírtelo. Pediré tu colaboración, la que recibiré en horabuena. En la siesta de ese domingo, Arias pasó canturriando la canción Lamento esclavo cuando fue a llevar una lata de agua para baño, a doña Mamina, perturbando la tranquilidad de Dunia y de Dalia Margarita Almánzar.
--¿Quién cantaba esa canción? ha pasado en tres ocasiones silbándola.
--No estoy segura- dijo Maria Dionisia- empero me pareció a las energías melódicas de C. Arias. El lleva agua a la maestra de Orientación, antes de ir a descansar.
--¿Tu crees que sea él?
--¡Sí! ¿Por qué?
-¡No! ¡Por nada! Hallo que lo hace bien.
Cinco dias más tarde destacada en el municipio volvió al colegio, vestida de paisano. Maria llegó a la dirección, ahora estuvieron en cuarto diferente para conversar con Dunia Maria.
-Señorita soy, Melquíades Polanco, usted lo sabe ya, sargento de la policía judicial. Estoy encargado del caso de Bernardito López Silverio, el es Mosquea, Patricio Mosquea mi ayudante. No tenemos interés en perjudicarla, no señorita al contrario buscamos el rápido aclaración para así pueda, integrarse de lleno a sus estudios sin ningún complejo de culpas. A usted fue a quien vieron salir de la casa del difunto. Además ese dia salio para acá sin miramientos, sin más ni menos… ¿qué le parece? El director Tejada observó el rostro de la alumna vió que se habia puesto un lápiz número 2 en los labios, como si formara una cruz pareciéndole un mecanismo de reforzamiento. Bríndenos su colaboración señorita- espetó el agente Polanco. Es sabido que el señor difunto no tenía enemigos…
-¡Pero sargento, dijo Dunia- tampoco quizá ni Amigos!
-¿Por qué dice usted, eso señorita?
-Cuando se investiga, señor oficial, ninguna puerta está cerrada. El señor Héctor Tejada, sonrió con satisfacción se rascó la cabeza miró para el laurel como si quisiera saber cuántas nervaduras habia en ese monstro de la naturaleza. Parpadeo y continuó escuchando la actitud de la estudiante a quien calificó de inocente, partiendo de su estado sico emocional. Además disfrutaba el manejo de la ironía y de la lucidez mental con que lo hacia.
Los caminos de la verdad son muchos, pero esta siempre será una. Debemos mojarnos varias veces las rodillas para hallarla, porque la colocan bajo hojarascas húmedas y secas. La esconden en los hierbajos y tocones podridos entre peñas resbaladizas y en turbios charcos. La llevan a las covachas de intrigas protegidas por sierpes con labios de hermosas diablas de encantadoras manos listas para adormecer en las caricias…!
-Ahora menos la comprendo! Mientras dejaba la silla.
-¡Pero señor oficial, señor policía- para qué es que busca…?
- Se lo dije- quería que supiera que estoy a cargo del caso del hombre que fuera su novio.
--Si los casos se trataran por simple apreciación mercantil, yo le diría, que los motivos que tuvo el finado fueron la pérdida de la confianza en sí mismo, las cargas síquicas, pereza, abulia infantil. El señor Tejada miró que era la hora del almuerzo, autorizó a continuar. No era un tribunal pero Dunia daba muestra de inocencia.
-¡Hasta luego, nos volveremos a ver!
Las amigas la esperaron en el umbral del edificio. Estaba serena, callada. Simplemente sonrió.
-¿Qué querían contigo en el purgatorio? Preguntó Hisidora. Dunia no respondió, y se dirigió al lavado y cepilló sus dientes. Hisi recordó que le habia dicho- algún dia necesitaré de tu colaboración. Constantino Victor degustaba el sabroso pollo horneado miró de soslayo la figura de Dunia, de Hisi, de Rafaela Jiménez.
El profesor José Contreras encargado de artes industriales encabezaba la mesa número 4. Doña Herminia que era la mayor de edad, permanecía desde la llegada de los estudiantes observando desde la puerta el comportamiento colectivo menos que particular, con especialidad a los nuevos. La señora Mamina almorzaba en el dormitorio. Era la encargada de la disciplina universal, hasta la de los trabajadores y empleadas y empleados de apoyo. Era hostosiana, el perfil a emular. Alumna del instituto de señorita de Salomé Ureña de Henríquez. Y es cofundadora del colegio Núñez Molina donde nos hallamos. Es la viuda Pimentel respetada en los predios sociales de mayor vatajes santiaguera. Es finalmente encargada de la orientación profesional.
En el dormitorio unos descansaban otros dormían de cuerpo entero. Otilio Marte, descompone los cuernos de las reses y de los toros, con los que realiza bellas obras, que a decir de muchos, son de artesanía. Por no hacer siesta corría ese riesgo de ser llamado a colación por violar las reglas de siestas. Sin embargo se ha ganado el cariño y el aprecio del señor Contreras. Hasta ha conseguido que le entregue las llaves del taller.
Habia 4 pabellones para dormitorios dos para varones y dos para… el del aljibe tenia 23 estudiantes en ese se alojaba un profesor, en el pequeño cubículo que parecía una garita… pero en ese pequeño cuarto habia sanitario y baño. Todos los de segundo y de tercero que eran sólo Alejandro Solano y Emiliano de la Rosa, naturales de provincia San Cristóbal. En el solar vecino al Seminario San Pío X estaba el otro con 19 huéspedes, a pesar de que eran propietarios, por tres años, y 20 camas estaba vacía la del estudiante Damián… quien estaba enfermo en casa de sus padres en Santo Domingo. Todos eran del primer año, cada uno tenía su afine o pareja. El hombre busca por millares de motivos al hombre… recordaré algunas de la que aprendí cuando leía la “moral social” de Hostos: por utilidad, por necesidad, por derecho, por conocimiento, por gusto, utilidad, por inteligencia, entre varias más. C. Victor coincidía con todos pero sus amigos básicos eran Kleber Soriano, Luis Ernesto Mejia, Leo Flores, Ciro Lapaix. En el ámbito femenino tenia excelente amistad con todos y con todas… se sentía atraído por Rosa Polanco alumna del segundo año, por Yokasta de San Francisco de Macorís, Antonia de Pimentel. Las relaciones con las alumnas del primer curso eran buenas en sentido particular y en sentido general también.
Luis Ernesto y Griselda Pérez, en los asuntos literarios, en lo deportivo con Kleber, Nicanor y Ulerio. Así en la política con Ciro y Ulerio. Con Pedro Núñez en lo musical. Debo aclarar que las relaciones de Arias y Kleber eran para todo.
Ramón Encarnación era amante de las matemáticas, quizás el más del grupo, con todos compartía pero para estudiar lo hacia apartado… se le escuchó acusar a los grupos de estafadores, principalmente de los tiempos ajenos, - solo controlo mis emociones y saco mayor provecho. Para Arias y los que no creíamos en el individualismo capitalista lo hallaba como una actitud egoísta propia de los imperialistas.
Griselda Pérez era de muy baja estatura, era la más delgada y tal vez la mas romántica. Pero a pesar de sus cualidades a ojos de mediocres, débiles e infelices, era sobre todo mujer muy astuta, muy hábil, en pocas palabras Griselda era de la de mayores luces y afección por la búsqueda del saber humanístico. De piel amarilla, cabello europeo, nariz perfilada con labios geométricos pero con un freno en el superior. Las rosadas mejillas eran un espejo de la más infantil de la belleza. A decir de esta muchacha la verdad, actuaba como el moriviví, poseía la sensibilidad excitada. Era poeta, lloraba con la misma facilidad que sintetizaba. Hacia versos, trovaba en todos los momentos, los que entregaba a Arias, que en ese tenor era su confidente. Todo el mundo sabía, que veía a C. Victor, como puente enlace con Kleber Soriano, a quien amó con los pulsos de muchacha modernista, que amaba los versos y la poesía, como una pintura de Rafael o de Da Vince. Cuando Arias ayudaba a Griselda en la hortaliza hacer los canteros, no se callaba con los versos de las prosas profanas de Darío -“yo soy aquel que ayer no más decía… el verso azul y la canción profana…en cuya noche un ruiseñor había… que era alondra de luz por la mañana. Mojaba las lechugas y los tomates, continuaba -… yo supe de dolor desde mi infancia… mi juventud… se detenía como si estuviera en un teatro, para en el mismo momento preguntarse. -… ¿fue juventud la mia? Un dia, mientras hablaba con Luis Ernesto, manifestó- Darío abre en mí el apetito más que cualquiera suculento mantel. Cuando estaba triste se alojaba el C. Victor como a la sombra del laurel, para que este le declamara un estrofa de Manrique, Arias la complacía con…-- nuestras vidas son los ríos que van a dar al mar, allí van los señoríos, derechos a descansar e consumir…allí los ríos caudales… allí los otros medianos e mas chicos… allegados, son iguales… e ricos… los versos de Lugones se los tragaba en su propia sopera de frágil cristal.
En la cancha José Polanco, natural de Luperón, se exasperaba demasiado con Luisito Méndez, natural del santo cerro, por su actitud altanera considerada por Polanco… fanfarrona y vanidosa que exhibía ante los compañeros. Compartía con las muchachas que con los muchachos, se hacía llamar edecán, de la profesora. Socorro Collado, delgado y de estatura sobre los cinco siete, pero el se creía tener seis, seis, en lo general vestía con camisa a rayitas a veces la combinaba con pequeños cuadros de medio luto. Se consideraba conocedor del abecedario, no era del montón con certeza no se le conoció alguna afección especifica.
José Polanco lo dijimos ya que era de Luperon, de piel morena Mongolia, baja estatura… individuo de andar mesurado, en la cancha de voleibol es una gacela. En la barba José exhibe una extraña mancha muy parecida a la piel de un cerdo. Los de su vecindario lo bautizaron como José manchita, mientras que la profesora Amarilis que degusta ese deporte en la cancha con el como en una mesa de un buen restaurante vietnamita lo llama Jochimín por el parecido con el fundador del partido comunista vietnamita y alma viva de la revolución. JOC, era un enamorado de las artes industriales y su inclinación por la pintura era como la lectura en Arias en Luis Ernesto, y en otros duerme en medio de Ulerio y de Pedro Núñez. Jorge Ulerio natural de la gorda en Maria Trinidad Sánchez. Afecto a los deportes juega la receptoría pero lo hace en cualquiera otra. Posee inquietudes revolucionarias comparte con Arias y Ciro la Peña de los Lagartos, hace alarde de parecerse al legendario coronel de Abril, por su fortaleza física y por la calvicie que exhibe. Controla la energía diabólica que posee, es hombre de piel amarilla, por el tamaño los amigos lo llaman Jorjón de las costas de su pueblo decía- son las mas hermosas y las mas aptas para presentarles a los turistas. También Jorge se arriesgaba imaginando la primera universidad del nordeste-- esa habrá de estar en La Gorda con el Nombre de Rafael Chaljub Mejía en honor al compueblano suyo combatiente antiimperialista y recluido por su militancia revolucionaria, por varios años en el penal de la Victoria durante los doce largos años del gobierno colorao de Balaguer y las bandas coloradas de los incontrolables. En defensa de los excluidos y sin apellidos huérfanos de todas y de todos. C. Victor y Ulerio llegaron a compartir afecto como dos buenos militantes del gran partido de los Excluidos. A pesar del disgusto que aquella mañana escenificaron y que paso a contar. Todos se preparaban para ir a desayunar. Arias se afeitaba por primera vez, se cortaba dos largos cabellos que afloraban en los túneles nasales. Jorge que era dos años mayor que el le grita - ¡Oiga, Arias! Los ratones no necesitan afeitarse para vivir, y si lo hacen ratones siguen siéndolo. El agredido sonrió lo habia tomado como chiste de compañero. Como arias no le hizo el menor de los casos, Jorge Ulerio, convocó a un pequeño grupo que le era afín para que celebraran su atrevimiento. ¡Arias los ratones no se afeitan y si lo hacen… C. Victor miró que el machete, que tenía debajo de la cama, se mostraba fácil para agarrar. Con voz potente Arias dijo--escuche señor Jorge… yo no estoy acostumbrado a perder mi tiempo en basurero, usted lleva nueve minutos requemando energías que emplear debiera en la lectura del “hombre mediocre.” El grupo opuesto a la actitud molestosa de Jorge aplaudieron lo que dijo el camarada imbertolino, de manera que deje usted amigo, de jugar con quien no lo desea. Arias dio la espalda y como no había habido agresión física continuó con la limpieza de la cara. Ulerio no hizo caso. Los muchachos hacían muchas bullas. Cristino Matos brincaba en la cama como lo hacia cuando fuera niño malcriado. -¡Habráse visto que los ratones se aceitan la cara! Ahora lo dijo con sarnas y odio. En apariencia el señor Jorge Ulerio dejaba las irónicas acciones que iba desarrollando…pero con las de Dante Castellanos energizó las suyas. El espejo era un aliado de C. Victor a través del cristal aunque empañoso le mostró el machete de Luis Ernesto que tomó con la izquierda y con la derecha el suyo y sin que nadie se imaginara como, Arias cayó en la cama de JOC y, con el de la mano izquierda, dio un planazo en la almohada que las plumas y virutas volaron, llenando la boca de Ulerio que se ahogaba en tos seca. Con el machete de la derecha no descargó el golpe Mambi, como en el monte turquino porque los poderosos dedos del profesor Candelier, a quien Arias quería y respetaba hasta el paroxismo, sostuvieron el ei antebrazo. Ulerio delante de todos los muchachos, luego que el señor Bruno se marchara, entregó un fuerte abrazo a Victor quien aceptó las excusas con el mismo vuelo de honor que el agresor se la brindaba. Otro problema que contaré y que también pudo desembocar en odioso malestar fue el caso de Enrique Aquino con Pedro Núñez. Aquino era bromista como nadie, más a son de juego, usaba las toallas y jabones de los vecinos y compañeros del dormitorio para no gastar las suyas. Con esas malicias se mantuvo hasta que un dia Pedro descubrió que sus Jabones nunca estaban como el lo dejaba y se puso a vigilar. Aquino, embustero, malicioso, sacaliñoso proxeneta y zancadillita, su piel es de color moreno, cabeza enorme, oreja mediana y cabello parecido a un gorro de gamuza.
Pedro Núñez, era alto, piel anaranjada, manos grandes, cabellos lacios, nariz… jugaba como todos los individuos normales. Amigo, sincero, servicial. A pesar de sus cualidades angloamericanas era por las apariencias un apache latino. Compartía con Otilio el oficio de barbería entre los alumnos de la T. H. le agradaba tocar tambora, jugaba pelota y voleibol. Siguiendo las argucias de Aquino lo hizo con la cautela que el asunto exigía y desde un ángulo de la puerta donde se escondía vio que se llevaba la toalla de Dileccio Taváres luego de bañarse secarse los pies con esa, Pedro salió del escondite buscó a Dileccio y se lo contó. Quince dias luego Luis Ernesto y Dileccio que habían secado flor de gratey se lo aplicaron a una toalla que colocaron en los lugares que Enrique Aquino acostumbraba llevarse. Los gritos que daba Aquino traspasaban los muros de San Pío X, el menor. Los muchachos del pabellón del aljibe buscaban las razones de los gritos. Otilio Marte, que se condolía de todos, aplicó en la espalda de Aquino una loción que inundó el teatro escolar provocando inestabilidad emocional y sensorial, a partir de lo sucedido Aquino se convirtió, en un sujeto de burla en el universo escolar, por su actitud baja y malvada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario