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Foto de Evaristo y su hija Rosa, ejemplo verdadero de Raíces Cimarronas.
Del nombre no recuerdo pero pudo ser Francisca, y su hijo José. Pudo ser Dolores y su nieta Andrea, a la que le cercenaron un ceno porque alimentaba una niña miulat, sin permiso del amo. También cortaron los dos brazos a la hija de Mercedes porque quemó, con su plancha de leña, el blanco mantel, que el amo le había traído de Madrid. Pero esos hechos se suman a los que hicieron en la ruta de la Casa de los Esclavos, desde la Isla Gorée allá en Senegal.
--Pero bueno Juan de la Paz, es que ya se agotó la noria, que no habla más que de cosas dolorosas. El olor a carne quemada entra a mi habitación cuando usted, inicia el desfile de aquellas desgracias, de la compra y embarque de nuestra gente. La desolación y el temor… usted lo convierte en ronde en nuestro entorno. Mister Paz, posee el don de darle movimientos a las cosas que descansan en el sepulcro de la historia, yo se que es bueno que las generaciones, que vendrán después de nosotros, deben conocer las acciones negativas que hicieron a nuestra familia sólo por tener la piel oscura, por no tener cabellos rubios, lisos, sin retorcijos y la piel blancas, se que deben conocer la lengua y creencia de sus raíces. Oiga Juan de la Paz, vio el conuquito que está haciendo Varito, es enorme la belleza del crecimiento del maíz, en los primeros ocho días, después de nacer, y cuando como púber comienza a mazorcar, ¿verdad que sí, Mister Paz?
Yo no la oía, no porque me había muerto, el 14, de un mes cualquiera del 1949, sino que estaba durmiendo, sin embargo Gelo… seguía viéndome como diosa mandinga que era, amante de las corrientes de los abuelos. Mi mujer nunca estuvo en fiesta de blanco tampoco ningunos de los miembros de nuestras parentelas… éramos prejuiciosos en término racial. Pero en verdad Gelo estuvo en su fiesta, nunca perdió un episodio de las fiestas a San Jorge, o a San Ignacio. Me gustaba verla en los albores de las festividades de Santa Ana y de santa Lucía, ella decía ser parientes de Yemayá y de belie Belcan el mismo San Miguel, pero, en la imagen de los blancos que destruyeron nuestra raza. Así lo llamaban en la amalgamaba de nuestra creencia, la gente le llama las 21 divisiones. Mucho se atreven a nombrarlo, Belie el brujo. Esa manifestación ama el color verde, no el rojo como muchos confundidos creen. En caso de necesidad lo usa, es un fumador de túbano y bebedor ron blanco. Le gusta laborar con los loases del barón del cementerio, usando los muertos molestosos, le agrada bailar metido en una silla en medio de los balaustres de una mecedora y lo hace en un solo pie.
Tampoco yo estuve en fiesta de congos, ni palos y ni atabales. Ella nunca manejó accesorios Yorubas, como caracoles, ni argollas, ni collares de granos de frutas secas o con otras apendejadas propias de los Locumí. Era una manifestación viviente de alma pura, de piel como las noches, de dientes blancos, partera. Me llegó a decir que cada persona se identifica con su pasado, y es una ficha predeterminada. Practicó la adivinación para ayudar no para beneficiarse. Decía que su capacidad se la había enviado dios llamado Mulukú dios de sus bisabuelos. Ella nunca creyó que mulukú convirtiera a los monos en hombres y a las monas en mujer, ni que habían salido de un hoyo redondito, como decían los cuentos de la creación. Siempre Mister Paz me contó que la tierra no había sido creada por nadie. Pero vivía muy disgustado por el atrevimiento de algunos cazadores de información carentes de datos propios, que decían que “África carecía de Historia” un “pueblo sin historia” pero no se cómo estos blancos son tan descarados porque los restos que aparecieron en los años del 1924, ya se les olvidó que fue en el continente de las devastaciones ecuménicas. Pero mister paz era un individuo tan averiguador de las cosas que tenían que ver con su pasado que decía que seguimos los negros siendo puente entre las culturas milenarias y los eslabones perdidos, eso aunque el me lo explicó lo comprendí muy poco o casi nada. Creo que se refería al nexo que siempre se ha creído entre nuestros antepasados, la herencia cultural genéticamente hablando, -África fue uno, me dijo un día- de los más importantes focos de cultura PRE homínido
Otras cosas en la que Mister Paz no creyó fue la leyenda del Maka que los abuelos le contaban que había un hombre tan fuerte que el apetito era superior a treinta hombres, para satisfacer su hambre se comía la carne de 12 vacas y 36 cerdos, era una bestia; secaba los arroyos donde bebía. ¡Je, je, je, j!
Decía mister Paz, que había dos gemelas muy hermosas, morena como un caldero, la piel del lado izquierdo del cuerpo de Herasquina, se le ponía verde, y a Herasconia lo mismo pero del derecho tirando a ébano brilloso, el parecido era tal que no se sabia cual era Herasconia… a quien se le atribuía capacidad de quemar todo lo que tocaba con la mano derecha. Contaban que en la tarde ambas hermanas dormían encima de dos ramas del árbol llamado Kampuche, permaneciendo allí hasta creerse amada por los misterios de la naturaleza. Oiga Gelo, le dije cuando despierto estuve, a esas muchachas la gente les temían cuando sufrían los cambios melaminosos. Porque en algunas circunstancias nocturnas se convertían en sólo una. Esos cambios no eran comunes en nuestra raza. Lo que si había muchas creencias. Fijate, que una familia tenía en su casa un muñeco con dos cabezas, el cuerpo era de un gallo grande, tan enorme como un ovejo, la fantasía era tan exagerada que cuando una mujer tenia lo que hoy se conoce como la madre, corrían donde los dueños del fantasma a pedirle curación. Y lo grande de eso era que, de allí salían sin lo que decían haber tenido. Me causa risas y al mismo tiempo tristeza por igual. Pero Gelo los pueblos de raíces tienen prejuicios místicos, complejos. Aunque te lo conté en otra ocasión, Mister Paz, te recordaré que le pasó a mi hermano Cirilo que vivía en una cerca llamada el Guayo, aquella que parece un viejito con barbas negras sentado en una piedra, se había llevado entonces una muchacha de catorce años, según Cirilo sólo para que le lavara los pies cosa muy socorrida en esos días de invasiones, su señora se dio cuenta, pero continuó sirviéndole como esposa. La mamá de Lorenza lo supo y creyó que era una puñalada que Cirilo había clavado por la espalda a su hija Encha, como les decían a la tranquila esposa. El asunto Juan de la Paz, es que la Sorda, apodo o nombre, o lo que fuera, de la madre de Encha, le advirtió a Cirilo, que si no dejaba la Muchacha, que como concubina tenia, pasaría el río Bajabonico a pie, porque el Diablo le sabría dondequiera, donde estuviera y en todas las cosas que viera. Cirilo escupió en las sombras de su suegra. Estando sentado en esa mecedora Haragana del viejo Gregorio, me dijo me voy que casi anochece y estoy amenazado de dormir con la diabla. Me reí por las cosas del Sordo como ya le decíamos a Cirilo. …y no tengo ganas de pleito con esas energías. ¡Adiós hermana! 15 días después me contó que entrando a la casa de la Muchacha, para que le lavara los pies, tuvo cinco grandes batallas con una jaiba cirica, luego con tres congos saltarines, con grandes cachos parecían sargentos invasores, del tamaño León muestro hermano menor, el asunto que me contó que para entrar a la casa de Beatriz, fue cuando le cortó tres patas a la Jaiba Cirica que con cuerpo de Ganso le fue encima. ¡Je, je, je! En la mañana cuando Cirilo llegó a la casa de la suegra para decirle que había tenido pleito con el Diablo lo primero que vio fue a la Sorda curándose una mano y el dedo intermedio del pie derecho. Tú me lo había contado, no importa, porque, es cuestión de tiempo.
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3 de Septiembre 1949
La cocina estaba saturada de cazas velorios, en el patio una legión de gentes de los pueblos cercanos a Guanábano, en el potrerito del frente de la vivienda, potrillos, saleos y ternerillos, se comportaban con características de condolencias. En el gallinero canturriaban los pollos y las polluelas en el suelo picoteaban su aparente disimulo.
Dentro de la vivienda, en medio del salón, cuatro sillas de guano y de madera sostenían el ataúd donde yacía el cuerpo sin vida de mi Marido Juan de la Paz. Desde la tres de la madrugada de ese tres de Septiembre.
Dispusimos de lonas para simular tiendas de campaña, la gente se fue aglomerando sin preocupaciones mayores. El olor a café colado andaba dentro los conucos y en las colindancias de fincas y de potreros. Había muerto un Patriarca de los fundadores de Bajabonico Y de Guanábano. Tres horas luego de volver del cementerio quedaron los primos y los más cercanos por líneas genealógicas. Esa noche permanecieron hasta el otro día los hijos y hermanos de Román García y la señora Lantigua Disla, entre otros, Sixto y Bailón lo mismo que la señora Sención, madre de Rita, y de José Medina. Así cruzamos el novenario, en compañía de los primos Manuel, Felicita, Balvino, Vicenta, Irenita Medina, lo que nunca desenvolvió, el difunto Juan de la Paz Medina, por qué les decían los patuses a los familiares de Juan Domingo Silverio, pariente de Juanico, y medinitas a los hermanos del señor Manuel Medina, Los Patuses eran descendientes, decía, el abuelo de Mister Paz, de un gorila guerrero Lucumí, salido de Nigeria que sobrepasaban los 23 millones que hablaba esa lengua. Se rifaban la frontera con los Boroguses que entre ellos se conocían como los Bariabitas con los Borguinos pero los patuses en verdad eran de pura sepa Ebiranios primos en líneas maternas de los igalinos sureños. Eran Yorubitas traído desde el suroeste Nigeriano. El mismo tatara abuelo de los Medinita era un Yoruba pero de Benin y de un pueblo llamado Togula, cruzaron algunos a España desde Sierra Leona en los años 1489, después con la compra y venta de muchachas y muchachos de cuerpos limpios inmaculados fueron a parar a la furnia de Brasil y de Venezuela. El papá del abuelo de Juan Domingo el patú menor, le decían Oduduwá, según papá Juanico era un líder militar de un ejercito invasor ligado a los pueblos la Meca, Egipto en los limite Nigeriano…
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