Foto de Erwing Leandro Arias Peña Gemelo con Kenia Yumidla,hijo del Prof. Victor y de Elvira Peña de Arias.
TITULO : La Ventana de los Lagartos.
NOVELA DEl PROF. VICTOR ARIAS
DICIEMBRE 14 DE 2004.
EDICIONES BAJABONICO
DIAGRAMATIZACION CONTANTINO CRUZ ARIAS.
IMPRESIÓN BAJABONICO DE LAS GARZAS.
Ediciones Bajabonico
D E D I C A T O R I A
Al Señor Héctor Tejada. Director del colegio Teodoro Henekén.
A los profesores Lic. Bruno Rosario Candelier, Lic, Ramón Antonio Polanco, al Lic. Marino Hernández, al prof. José Contreras, a los Licdo. Rafael Holguín y Belarminio Díaz y Díaz.
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A las profesoras, Lcda. Amarilis Pérez, Doña Herminia Vda. Pimentel, Socorro Collado, Thelma Castaño… a Caridad
A las jefas del arte culinario Doña Niña y Helida a quienes llevo donde voy pegado con el poder magnético del cariño y de los recuerdos inquebrantables.
Ediciones Bajabonico
Ediciones Bajabonico
I N T R O D U C I O N
Amar es apreciar los valores intrínsecos de los sujetos que admiramos. Valorar en ponderar la esencia que constituye a esos objetos. Educar para el bien social, individual.
El cariño que no encuentres en los senderos del quehacer cotidiano lo hallará en las páginas de la ventana de los lagartos. Cuando sienta demasiado calor lee los diálogos de los personajes de carnes y sentimientos como tú y como yo, y el sosiego te llegarás con las palabras tan humanas como las gotas de rocío que sale del corazón de un manantial.
Patria es amar con hermandad. Es amarrar un paquete de valores humanos y humanizantes con la soga del sentimiento positivo para bien social. Es ordenar los caprichos particulares egocéntricos y tirarlos al horno de la lucha por un camino conducente al gran pueblo donde se respira justicia y libertad para todos y todos.
Ediciones Bajabonico
AGR A D E C I M I E N T O
Al señor Evaristo Cruz Medina, y a Emeregilda Torres Arias mis padres, por haber puesto en nosotros, sus hijos, el riel donde machacábamos las azadas de la lucha cotidiana… y nos lanzaron a las sabanas para aprender a cortar las malezas bajo las sombras de la tiranía que nos tocó con ellos vivir.
A nuestros tíos, tías primos, primas y parientes, a nuestros abuelos y abuelas.
A Silvia Henríquez, Javier Cruz, a Rafael Pichardo, a Ramón Martínez, Momón, a doña Nanón.
A doña Elsa Cabrera y al profesor Alfonso Martínez.
Ediciones Bajabonico
La Ventana de los Lagartos.
Profesor Víctor Arias
-- 1963.hogar de los Cruz Medina… Arias.
Guanabanilda de los Anones. --
Las sosegadas aguas del Bajabonico bañan las blancas piernas de Kaseny Trejo y Trejo, besan el talle y de pasos humedecen los carnosos labios purpurinos en las sombras de los seculares anones, decenas de garzas reales anidan en parejas. El sol ebrio de calor, vomitaba energías demoníacas en las espaldas de los cortadores de caña en las fincas de los colonos de Bajabonico Arriba. En un pino de madera blanca, dos viejos cuervos negros espiaban los senos erectos de Kaseny, que se abrochaba la enagua color amarilla, asustada con el vuelo por el vuelo de las aves, creyendo que eran humano miraba para los lados llevando una toalla de mampara para cubrir su adorable cuerpo. Dos púberas palomas la miraban confundiendo el parecido de sus plumas, se posaron encima de la batea que luego encima, de la circular cabeza llevaba hacia la casa de sus padres. Las palomas parecían envidiar la lozanía y frescura de la piel de la paloma humana.
Eran las 11 de la mañana del 24 de septiembre, tenía que asistir a misa del dia de las Mercedes. El peso del lebrillo por las ropas mojadas, mordía los tendones del cuello, subió a la empalizada sombría del cañaveral del señor Luis Trejo mientras unas cuantas vacas que arriaban Constantino Victor y Marcelino Silverio, pasaban hacia el río a saciar la sed de los soles de Septiembre. Los arreadores de las reses miraron las axilas eróticas, ambos sintieron el deseo de amarla.
La zafra terminaba, se enteraba por los quejidos de la sirena conocida como el pito de Pérez. Eran quejidos de dolor y de lamentos, simbolizando la pérdida sustento para la familia cañera. Los estudiantes se orientaban para ir a la escuela por medio de la sirena que anunciaba el cambio de guardia de entrada y de salida de los trabajadores.
Marcelino como Constantino Victor, miraba a la adolescente, un nuevo camino tuvo que emprender y se incorporaron a la escuela secundaria. Ora atendían a los animales ora estudiaban, recogían las frutas y buscaban las leñas.
La silueta de Kaseny no se le borraba de la mente de Constantino Victor. Cruzo la carretera pensando en ella, entro al aula sin poder disipar esa imagen, la imagen del río. Ocupo su asiento al lado de Nelson Kinsley Mena quien hablaba de la clase media. La profesora invitó a proseguir con las guerras punicas. Arias vio la palidez de la cara de su amigo, pero habia seguridad en sus palabras ---“fueron luchas entre Romanos y Cartagineses por obtener el control de la Galia”, no de Cilicia. Nelson miró con aprecio el rostro juvenil de la estudiante Nancy Silverio. Arias continuó enumerando los hechos de la guerra en cuestión. Habló de Ercipión el africano y de Aníbal el Cartaginés. La segunda-- dijo Arias--ocurre en el año 218 hasta el 201. Aníbal fue derrotado en Sama.
En el receso Constantino Victor se reunía con Ramón Sandoval, con Santo Ventura, con Frank Sosa, con Teléforo Reyes, con Nelson, Edgard Erickson, Alberto Peña, Heriberto de la Cruz Díaz, con los hermanos Cecilia y Rafael Tamayo pariente del vicepresidente de la republica.
-- Era la cosecha humana, postiranía y pre guerra de abril la que se movía en los pasillos de un edificio viejo donde la alegría y el deseo de aprender se juntaban en el liceo que dirigía el profesor Andrés Brito Bruno. Dentro la totalidad de fruto de esa vendimia como cosecha de uva estaban Constantino Victor, Alberto Peña, Chile, Damny, Cristina, Charro, Nancy y su hermana, Cecilia y su hermana, Fufo, Chito, casi todos hijos de las manos culturales de los maestros Rafael Fello Fernández, Ana Pichardo, luego las del señor Don Tico y don Andrés Brito Bruno, Doña Elsa Cabrera, de Alfonso Martínez. La cosecha cada dia crecía mas por que en el entorno rural habia una cantera inagotable que como viandas crecían detrás de la luz del saber que estaba en las paredes de ese caserón que como una masia guardaba en sus entrañas las herramientas que para pulir y domar se necesitaba. Cada vez mas se levantaban como levadura el profesor Javier Cruz y Cruz, Antonio Severino Sergio Rafael Pichardo, Doña Nanón de Oliver, el profesor Martínez de apodo Momón, Remigio Minaya y Teresa Arias.
--De la comunidad de Altamira donde aun no habia estudios secundarios asistían a las mismas aulas secundarias Pedro Mendoza joven de esmerados elementos conductuales y de brillantes querido en las aceras docentes, Sergio y sus hermanos Sarita Valdez con dotes extraordinarios, Aníbal Alvarez individuo de avanzada edad que asistía solo a los exámenes por estar fuera de la edad, Filgia Amparo Cabrera Arias, Lina y otros que ahora he dejado escapar, Arias los veía con orgullo y con sumo respeto no se consideró amigos suyos pero lo sentía compañeros. Hoy Sergio Sarita, Pedro Mendoza, Ramón Sandoval son prestigiosos médicos en el ámbito nacional y en el internacional. Rafael Tamayo hijo de nuestro municipio Chito Sufron Guzmán, Freddy Sandoval, Santo Ventura, Juan Tomás Diaz Leonardo Mercado, Socorro y Aura Reyes como otros han descollado rompiendo la verja común, saliéndose de lo natural y cotidiano. Arias fue interrumpido con referencia de los personajes de la cosecha humana más hermosa… el sol estaba como una brasa de cambrón, eran los calores de finales de septiembre. Teléforo Reyes se marcho cuanto se entera que eran las cinco de la tarde.
- Fueron demasiado cosas las que pasaron esta mañana, luego te explicaré. Constantino Victor continuó en su pensamiento, pensaba en los compañeros en los que se habían ido a Santo Domingo, buscando un universo donde se viviera mejor. A la mente suya llegó la imagen de Santo Ventura, la de Frank Sosa, hijo de una pariente de su padre. Tanto a Santo como a Frank fueron aceptados en la academia, el primero como cadete y a Sosa como K-J, en la Marina de Guerra. Cuando revisaba las imágenes de sus recuerdos le arropó la sombra de la noche... y, con los cantos de los carbalíes y los ladridos de perro Taly llegaba al río donde permaneció una hora bañandose.
Horas mas tarde leía su clase con una vela de cera de abeja colocada en la boca de una botella de cuello largo, colocada en el espaldar de la cama columbina donde dormía junto a su hermano Robertino. En la segunda tanda repasaba Trigonometría, que era su tendón de Aquiles, los logaritmos fueron su cuco, el susto. Sonreía cuando recordaba a Bernardo Hernández, estudiante natural del Jamo de Altamira, que llegó a
Repetir 45 números con sus mantisas y sus características logarítmicas, haciendo uso de una memoria privilegiada. Pero cuando se trataba de verso Arias lo hacia como un mantrás con la sonatina de Darío y el Nocturno de José Asunción. Tampoco era difícil para Arias bregar con los animales y con los compromisos escolares porque siestaza buscando leña, al palo encorvado lo trasladaba a la figura de Juan Ruiz de Alarcón o en cualquier personaje que tuviera que ver por su semejanza o por su nombre. Mientras ordeñaba las vacas pensaba en Brunelleschi 1417 - 1420. Brunelleschi sistematiza la perspectiva
El arquitecto florentino Filippo Brunelleschi, autor de la cúpula de la catedral de Florencia, fue el primer maestro renacentista que recopiló las leyes de la perspectiva y las trasladó a sus obras. Bregar con estudio siendo muy pobre como éramos los que íbamos al liceo Enrique Emmanuel Asthon, no era cosa fácil, o tener que ir al corte de la caña para procurarse algunos recursos para la adquisición de uno o dos cuadernos porque libro no lo podíamos conseguir, por ser este un articulo de primera necesidad, que estaba prohibido para los de la clase de abajo. Arias sabia, que habia que continuar, el camino era largo y, estaba ahí… recio y tortuoso. Sabia que múltiples cosas maravillosas estaban ahí, acá allá, el play, la charquetica, la cañada, las flores, y su perfume, la hija de Silvestre y de Silvestrita. El profesor, la maestra, los árboles, reliquias ecológicas, los animales de corral, el aire, en fin la naturaleza y el hombre y la mujer humilde.
Habia ido a la capital buscando las razones de la inseguridad económica en que vivian sus padres y los vecinos del entorno azucarero. Pensaba en la trigonometría de tercero que dejaba se preguntaba las razones que motivaran la salida de la sombra del palo familiar. ¿Sería esa la razón? pero el conocía que era una cadena con eslabones de razones que lo empujaban a querer viajar para conocer los puentes de los caminos. Recordaba las picaduras de mosquitos, de abejas y las de avispa. La picada en la boca del estudiante, impidió que recibiera el examen completivo. Tampoco pudo estar en el cumpleaños de Kaseny celebrado en la residencia de Ifigenia Ramírez en Trejo de los Vientos.
Era miércoles, fue al río, puso su cuerpo, en la tibia arena, y la nuca sobre una piedra que le servia de almohada pensaba en Kaseny la hallaba fina y exquisita con atributos escasos le pareció sentir la aroma de su cuerpo, aquella que se impregnó en su pellejo cuando bailaron en fiesta de navidad en el cumpleaños de su hermana.-tiene donaire de princesa- pensó. Continuaba elaborando sueños, se lavó las manos y luego la cara. Escuchó el bramido de la vaca Altagracia del ganado de Benito García despues el rebuzno del burro cojo de Enemencia. “por las huellas lo conoceréis” también por la “canción que cante” la hinchazón habia bajado poco a poco, con el agua del río, y con la cataplasma hecha con tierra y orina del lugar don fue atacado por el o los insectos. Arias siguió en la sombra de la jabilla vio antes de dormirse la silueta de los hijos de Juana y de Sebastian, jugaban semillas de cajuil. Se saludaron y se burlaron de la trompa de hipopótamos de Arias. Según Eladio uno de los hermanos Silverio, el humor sano servia para quitar la hinchazón.
El cajuil es un árbol leñoso conocido como marañón. (Árbol de las Antillas, Venezuela y América Central, de la familia de las Anacardiáceas, de cuatro a cinco metros de altura, de tronco torcido y madera blanca, hojas ovaladas, de color amarillo rojizo, lisas y coriáceas, flores en panojas terminales, y cuyo fruto, sostenido por un pedúnculo grueso en forma de pera, es una nuez de cubierta cáustica y almendra comestible. Constantino no jugaba en hora trabajo temía a ser castigados por mayores molestos por la situación económica por la que pasaban. En las semanas santas preparaban juegos como abejones, trompos, bolas, según fueron creciendo lo cambiaron por el juego de pelota y por bañarse en charcos de los que abundaban en el río Bajabonico y en los otros de los alrededores, como Obispo Pérez y Cabía.
Llegó apartó los becerros y su madre estuvo muy alegre al ver que la hinchazón se habia marchado. No comió se puso a estudiar. Sentía hambre y pasó a preguntarse dónde está la democracia económica que hablan los capitalistas. ¿Y no dicen que es para el pueblo y que viene del pueblo…? parece que los pobre no somos pueblos. ¡Volvió a bostezar! Llegó al colegio colmado de buenas voluntades de la hinchazón estaban los reflejos. Aprovechó el receso y visitó la tía Braulia en la calle san Isidro. Estaba sola los niños estaban en la escuela, y el señor Bruno en el ingenio Amistad. Cuando vio al sobrino Braulia se puso muy contenta.
-¡La bendición tía!
-¡Dios te favorezca! Respondió entonces dijo
-¿qué es de tu madre que ni viene, ni manda a saber de su hermana? Hace tres meses que no nos vemos. Movía la paila y seguía hablando de su hermana.
-El que se enfermó fui yo, tía dijo él mientras se sentaba a la mesa para comerse un pedazo de casabe con salsa de carne y de habichuelas blancas. Le explicó lo sucedido y se marchó terminaba la hora de receso.
Braulia Torres Arias, esposa de Bruno Ventura, es madre de Milagros, Negra, Tatiy y Fausto. En la casa de esta familia nunca faltó un elemento en la alimentación orgánica de los miembros la sociedad lo vio como padres ejemplares, como esposo, padre y vecino ejemplar cariñoso muy responsable. Bruno aprendió amar a los animales, lloraba cuando se enteraba que un potrillo suyo se rompía una pierna o no habia podido comer…, la preocupación suya corría como las lagrimas, era impresionante observar el comportamiento del esposo de la señora Braulia Torres Arias, ese cariño por los cuadrúpedos, según algunos aminoró el que le tuvo a su esposa. Pero en su hogar no faltó elemental siendo un caballerizo del central amistad. Pero sembró en verano y cosechó en invierno.
Era 23 de septiembre de 1965 tres semanas habían pasado luego de las picadas de avispa en los labios y que la señorita Kaseny se habia casado con Jesusino Sánchez. El entusiasmo era sólo uno el ultimo dia de patronales la alegría envuelta en risotadas, en brincos, corridas en sacos, con la caras tapadas, o con los pies maneados, hacia del parque una tarde y prima noche de jolgorios y payasadas alegría familiar en Bajabonico de los Cañafístoles. Sólo las cayenas estaban inconformes, al ver que pisaban destruían su habitad como intrusos invasores. La capital del municipio compartía la alegría entre los visitantes según las costumbres y las tradiciones. Bruno bebía en un vaso de cristal junto a sus penas un poco de vino blanco mientras las campanas de las patronales daba el ultimo campanazo.
Hacia una semana que el central iniciaba la molienda de fin de año. Las parcelas cosechadas eran las más cercanas al río por táctica y por estrategias de la época. Constantino Victor picaba caña en la parcela “Los Muertos” en el borde geométrico frente al parque y al mercado. Los murmullos del mercado llegaban a los cortes de caña cuando hacia brisa de norte a sur o a oeste produciéndose una autopista nuclear.
Juanito Collado, dueño del bar más popular de la región, mantenía encendido un alta voz poniendo música sentimentales y románticas que convertía las horas de trabajo de la cotidianía en mas llevaderas. El señor Collado, era un informador informal aun pareciera metódico, los recibían en el calor familiar como un medio que lo enteraba de los últimos sucesos del país y del entorno caribeño.
El obrero como ente de producción mantenía las mismas relaciones, con el patrón. El olor a dulce, no le impedía recordar que la riqueza que sus brazos producían aumentaba el arca del dueño de la producción mientras los hijos andaban descalzos, y más que hambrientos enfermos.
El hermano de Arias y este abrían las puertas del río en la madrugada para bañar los caballos de su padre, con cepillo y jabón palmolive. Esos animales olian mejor que su jinete. Don Evaristo Cruz uno de los capataces del corte de la caña, vivía gozoso con el gobierno, que habia hecho el profesor Juan Bosch, aumento en más de 200% un en los salarios de los empleados de los trabajadores, mejorando de esa manera la forma de vida la situación de baja pobreza, emergiendo como menos pobres. En las pulperías, colmados y mercaderías las mercancías de uso cotidiano ahora las hallaban arroz a 4 cheles, azúcar a 2 cheles, sal a 1chele la libras. La vida del trabajador y de las trabajadoras dominicanas tenía un nuevo alcance, tenía un contenido diferente muy humano y humanizante. El presidente cancelaba un funcionario cuando este o esta no funcionaban, respondiendo a las estrategias del gobierno cuando usaba el poder para engañar, para ultrajar o para avasallar a la población civil cuando empleaban el uniforme en actos reñidos venales. Habia que honrar la dignidad del género en el estado que fuera, muy especial a la niñez y a la ancianidad. “-cortaría las manos al que la metiera en los fardos del erario. Palabras del presidente.
Las bocinas del bar del señor Collado, deleitaban a la población con danzones, canciones que se extendían a los cortes de la caña, los obreros, de Varaguana, de los Muertos y de la parcela maque cuando el señor Collado quitó la canción Novia mía para decir con voz de hondo pesar y de tristeza afligida “¡Atención, atención”! lo dijo tres veces más ¡Atención! Atención, Constantino que habia cambiado por unos dias los libros y los lapiceros por las mochas y otros útiles cañeros. Escuchó la voz triste del padre de Tony y de Juan José Collado, creadores del grupo musical los “Dinámicos de Imbert” Arias permaneció atento a lo que decía el señor Collado quien con voz ronca manifestó -“Atención, atención”, la voz llegaba a los escuchas con un dejo de pena y un fondo musical luctuoso… -hijo de la patria, hijos de la patria adolorida. Las botas malditas y ensangrentadas de grupos, de miembros, de las fuerzas armadas y de la policía acaban de morder el vientre de la patria encinta, dándole una estocada mortal y dolorosa al más hermoso engendro de un pueblo honrado. Acaban de sacar del palacio Nacional al profesor Juan Bosch, presidente constitucional de todos los dominicanos, el más digno espécimen de nuestra entelequia quisqueyana. En un parto doloroso, al más humano, al más humilde, honrado y bueno, de todos los presidentes que una nación se haya dado.
La noticia creció como llama en el bosque, en la montaña en tarde de verano, llego a los predios del corte y tiro y hasta donde tenia que llegar como un petardo envenenado, ardiente y demoníaco quemándole cuerpo del pueblo trabajador, dejándole minusválido infeliz y oprimido pero ese cuerpo de obreras y de la quisqueyanía territorial.
Las bocinas seguían emitiendo emociones enlutadas, nubes blancas agobiadas que dejaban caer gotas afectivas. Los del corte y tiro abandonaron las faenas y marcharon llevaban energías negativas como un solo individuo lo habían vaciado con sus sueños y sus esperanzas. Habían perdido sus extremidades que pájaros voraces lo habían descuartizados, convirtiéndoles en despojos como los bagazos inservibles. Hasta al buey de la carreta le pesaba más el yugo, las cadenas apretaban más que siempre. Y los azucares estaba amarga. Era ingrato. La ingratitud elevó su bandera, el deshonor, el abuso visitó con arrogancias las puertas de los gorilistas que en gobierno impostor libaban las sangre social protegidos por las manos imperialistas. Esa fue la tarde del 25 de septiembre, en el central amistad, en Bajabonico de los Cañafístoles. Don Juanito Collado continuaba bombardeando con misiles de palabras a una población ciclista ruralitas y pacifica amantes del bien, de la justicia, de la libertad. Las venas de las norias por los nubarrones fascistas llegaron los bozales ancestrales.
En el central amistad el mas pequeño de los del concejo estatal azucarero, el vuelos de aves era abundante, el batey veía volar a cientos de sombras blancas en los techos. Ya anochecía cuando tres parejas de guajiros como los cuervos, volaban en los entornos de la Damajagua, se posaron en el tanque de la melaza, parecían que como al pueblo le habían robado la fe y la esperanza, revoloteaban media hora más, luego se marcharon pareciendo embarcaciones voladoras arrojando un polvo anaranjado por el curso anal, que hedía a mortaja, hedía a muerte a agonía, a descomposición a putrefacción. Se fueron quien sabe para donde- manifestó Chapincito Silverio- al sentir la presencia de las energías de la muerte de los cuervos del nuevo poder llegaron decenas cantándole a Nero llamaban la lluvia de borrasca. En las casas del batey los niños se morían de hambre, de frío, de miedo. Los menos grandes morían por el ruido onomatopéyico que emitían los cuervos --¡ay papá!, ¡ay mami! ¡Oye mami!… se escuchaban las quejas de los pequeñines que ya conocían el temor, conocían la muerte, por eso no soportaban- ese currú. Currú! Y continuó la nota de angustia y de clamores en la población infantil hasta que la lluvia lo suplantó, para colmar con lúgubres notas sombrías, en cada ventana donde habitaban menores de cinco años, al marcharse los cuervos y su canto de agonía, llegó uno o más perros que les huían a los ruidos de agonía y aullaban haciendo que los párvulos terminaran de morir en su pena y miedo en apariencia enviado por telepatía. En menos de cinco minutos de haberse marchados los cuervos estalló como la bomba de Nagashaki desde la garganta del cielo un hediondo trueno, rompiendo en tres pedazos las tres viejas grúas, de madera, y así los tres pedazos se partían en tres hasta las virutillas confundibles con la harina de maíz. Los carreteros y los cortadores de caña vomitaron lo poco que habían comido pensaron que estaban bajo la sombra de una guerra. La caída de esa grúa - dijo Chapincito- que lo sepa todo el mundo es la caída de los tres poderes del Estado Democrático, los que lo escuchaban movían la cabeza para estar de acuerdo.
Constantino que es un mozalbete escuchó lo que decía el señor carretero y se acercó para donde su padre que lo llamaba.
--¿De dónde salieron esos pájaros que llaman Guajiros?-preguntó Matilde Cruz, esposa de Valdemiro Trejo, quien era dueño de un ventorro de vender bombones y jugos a los trabajadores del tiro y corte de la caña. Pero esta Matilde era prima del joven Arias, ella es prima hermana de Evaristo el padre de este. Guayaba hielo para un desconocido que al recibir el refresco le respondió--“oiga, señora Cruz, salen de cualquier parte., cuando menos uno lo espera.
-¿Usted cómo lo sabe señor?
-¡Claro son Guajiros! Abundan en los bosques altos con abundante agua, los abuelos creían, que cuando los dos machos, de esos pájaros, fíjese… muy parecido al cuervo, conducen una manada de hembras, a algunas comunidad humana, era señal de alguna catástrofe pública. Como éste caso de aquí. Nuestras lomas estan repletas de esas aves… sólo vienen a las ciudades cuando se acerca alguna desgracias… porque quiero que sepan, que son semi carnívoros… comen carroñas frescas. Mis abuelos contaron que para la invasión del 1905, volaron trullas en misión de aguinaldos.- aseguró el desconocido quien dijo - hace 47 años bandadas de cuervos entraron alas ciudades, posándose en las torres de las iglesia y en los techos de las casas y edificios mas altos en los ramos y pencas de las palmas africanas y desde ahí proclamaban los lamentos, que eran interpretados como advertencias, en grandes gritos de enojos. Mis abuelos le decían Iribú, otros lo llamaban Cao piñero o pinatero pero mi abuelo lo conocía como Cao montero que a pesar de ser mas pequeño que el cuervo común se alimenta de desperdicios de las basuras. Pero los iribúes son fieras marinas que pueden volar en tierra. HABLABA de los cormoranes de la costa de Perú son también importantes porque sus excrementos producen el fertilizante más rico del mundo, el guano, que es muy rico en nitrógeno, potasio y Cormorán que era capas de pescar cien peces en una hora --“el fósforo y se ha convertido en un importante producto de exportación”
Cuando mataron al presidente Cáceres la playa del Bajabonico se llenaron de megos de plumajes blancos. Cuando llegaron los barbudos en 1959 los árboles estaban llenos iribúes y caos monteros, dígalo mas claro para poder entenderlo. Estas son aves traviesas que cruzan el mar. Matilde lo vio partir sin comprender lo que le dijo el forastero. Se preguntaba mientras limpiaba el mostrador-- ¿qué sería lo me quiso decir el desconocido?
Después de la caída de los Trujillo lo mas valioso que el pueblo se habia servido en la mesa nacional, se lo quitaron como lobos y perros y lechones y gatos hambrientos… en un asalto al pudor público... El gorilismo imponía sus reglas cantaba con voz de gorila en fiestas de sangre en galería troglodita y bestial. Matilde admiraba al profesor Bosch los que compraban en el ventorro de Matilde lo hacían ahora al lado que eran amigo del fiscalizador del municipio y del jefe de policía del batey en la entrada de cada pueblo podia medirse el problema la pobreza con la presencia de niñas y de niños desnudos con la de un perro buscando un hueso en el basurero. Quizá durmiendo la siesta de su hambre eterna, o una niña con barriga llena de lombrices, con parásitos, y labios con esmaltes de ceniza.
Doña Matilde no se sorprendió con el desembarco de los 46 mil marides yanquis enviados por los dueños de las fábrica de la muerte, por el imperialismo para contra restar el avance de las fuerzas de los dominicanos en rebeldía nacional, entregaban su sangre a favor de la vuelta a la constitucionalidad recordó al desconocido cuando le habló del iribú y del pájaro mergo llevó a su aparato psicológico, los pedazos de la grúa.
Meses mas tarde Bruno y Braulia que vivian cerca de la Grúa mostraban sus diferencias respiraran los aires de la desconfianza llevándoles a la separación. El continuó al lado de sus cuatro hijos mientras ella busca caminos conducentes a la capital de la república. Llega a la residencia de una amiga suya en la calle Baltazar de los Reyes, el barrio Consuelo. En la noche pensó en su marido y especialmente en sus hijos controló unas cuantas lagrimas reconoció el grado de responsabilidad como padre. La imagen de si hija Hilda le llegó a su mente como puerta movida por la del recuerdo comenzó a llorar gotas de sudor o de rocíos primaverales eran ardorosas brazas quemaban por dentro y por fuera. No tuvo preferencia por particulares, sin embargo comenzó a llorar por la pequeña Taty. Comprobó que estas eran frías, ¿de dónde vendrían?- se llegó preguntar. ¿De donde estas salieron?
La señora Pelúa no se sorprendió viéndola llorar. Lo habia sufrido en su carne por muchos tiempos antes de la muerte del tirano de eso comportamiento era ducha experta, no dijo nada prefirió callarlo para que las mecedoras dejaran de mecerse. Esta Pelúa era morena de cabello recio de estatura normal, oriunda como su marido Papito, de San Fco. De Macorís. Pero desde pequeño creció en las playas Petromacorisanas obrero de Poasi. Sindicato que agrupaba las centrales obreras de puertos y aeropuerto del país, Papito era poeta, tranquilo, pero era un volcán de energías positivas que imantaba las fuerzas afines hasta de sus contrarios. Sabia que no tenía quien le escribiera… pero como el coronel de García Márquez, esperaba su pensión. Debajo de la mata de naranjo que habia en el patio de la casa.
Tres meses más tarde Braulia permanecía como en duelo, no habia visitado a ningunos de sus hermanos que vivian en los ensanches del entorno a villa consuelo, Luperón y villa Juana, ese dia se decidió ir a villa Francisca a ver a su hermana por línea de padre Buenaventura Torres. Constantino Victor una mañana de julio la busca, y preguntaba por ella, como si hubiese sido a su vivienda aunque lleno de vergüenza y de serones de timidez. Le dijeron que podia pasar.
Pero para Arias las calles olian a petróleo pero sentía el olor a pólvora, sentía el olor a sangre secas, que salía de los letreros rotos, de las paredes derribadas por el mortero que lanzaran en la “Operación Limpieza” que dirigieron los coroneles La “Bestia” y el Cormorán ” la falta del pedazo de vidrio las paredes tenían bocas o túneles que parecían pailas o bocas que eran vientres por donde entraron o sacaron los cadáveres del guerrillero sin tumba y sin dolientes y la guerrera que entregó su cuerpo al enemigo invasor para evitar la captura del hermano que peleaba por la Quisqueyanía. El retrato de la muerte estaba ahí no lo veían los afines, seguidores del crimen, en cualquier esquina cerca de la escuela España la imagen de Eladio Peña De la Rosa en las aceras y contenes de la Ernesto Gómez y María Montés. Las tropas invasoras orinaban los patios como dueño del ecosistema bailaban en los centros públicos y sacaban a los jóvenes nativos cuando estos hacían gestos o señas a favor de la bandera nacional.
En la casa del joven Constantino Victor en Bajabonico de los Guanabanos, su madre Daniela y su hermana Teresa, recibieron la visita del que fuera maestro de arias en la escuela de los Llanos de Pérez, -pero ¿Han tenido noticia de Arias? No respondieron la madre y la hija. Muchas personas acudían a casa de los Cruz Arias, para saber de la suerte que Arias habia escogido.--Doña Daniela dijo el prof. Sergio Pichardo, busquen dentro de sus cosas, estoy seguro, recuerden que fui su profesor, que dejó algunas letras y la dejó donde la hallaran con facilidad. Teresa anduvo y anduvo entre las revistas y periódicos y al fin halló lo que parece el maestro, sabia que habia dejado. -- ¡aquí está!- dijo Teresa- mostrando, al profesor Pichardo, lo que tanto desearon, sin la ayuda de ningún extraño. La principal idea decía-“estoy para la capital, para donde tía Braulia, o donde Tía Buena, perdónenme. ! Adios!
--¡No me busquen! El prof. Sergio rió de alegría por haber ayudado a sus amistades, en un hecho de mucha intimidad. Sonrió y abrió los ojos cuando recibía, de manos de la madre de Arias un posuelo con atoles y batata asada.
Papito era dueño de la casa donde Braulia la tía de Arias se hospedaba, hacia poesía sobre la guerra del 65, pasaba horas muertas en la sombra del naranjo del patio, sus estrofas sin medida con acento místico y patriótico, entorno al pobre y a la pobreza, se sentía la negación de lo divino pero por momento acudía a la presencia deidad. Hablaba del profesor Juan Bosch como esa deidad que se le presenta por ocasión. Juan Bosch era para Papito como para muchos hombres - pueblo, un caminito, un medio, algunas veces es un fin. Arias y el compartieron trabajos compuestos en la intimidad de sus soledades.
C. Victor tenía 6 dias en una ciudad que una vez se llamó Trujillo, iba aprestándose a los nuevos colores, y a los nuevos ruidos y a los nuevos olores. A los anocheceres sin grillos ni chicharras a las madrugadas sin cantos de gallos a las madrugadas de guineeros y de carretilleros y venduteros… en fin a los olores de Palmolive y a aceite de la manicera.
Era las 4 de la tarde y fue el mismo dia que Teresa encontró la cartita que Arias dejo en la mesa del santuario donde dormía, en la casa de Pelúa Papito estaba en la sombra de su mata de naranja, en el extremo sur del banquito de madera las flores del naranjo atraían a las abejas y habia un murmullo de ese insecto que libaban los néctares como obreros ebrios en la fabrica del alcohol de sus sueños. En el extremo norte estaba C. Victor, que respiraba fuera de lo normal y sus axilas que transpiraban mojaban las mangas de la camisa.
--¿Qué le sucede? Preguntó el señor Papito
Arias sólo le sonrió. Exhibía una excitación anormal que el dueño de la casa habia notado. Además las fuerzas de su energía positiva rechazaban las endiabladas que salían como un volcán en erupción del mundo espiritual del convidado. Con mucho cuidado, sin mas intención que no fuera la de ayudar como el que corta una rosa le preguntó. ¿Cuál es su verdadera situación? Papito habia comprendido que esa excitación era “normal”, dentro de lo que era ahora su vida. Desde que comenzaron a conversar la respiración de Arias buscaba la estabilidad. -primero señor Papito le diré que soy estudiante, con el tercer teórico que viene a la capital para enganche en una de las filas armadas del país. No me hubiese gustado que dar este paso pero la situación económica está para fabricar camino no está para escoger. Papito se dio cuenta que no sudaba y que ya la respiración era estable. Tengo 20 años. En mi pueblo los varones nos hacemos jugadores de cartas, o de bironay, riferos de dados o de cualquier otro juego de azar. A las muchachas las espera una plancha en la casa del que se cree burgués poderoso y con “cuartos” se propasa con ésta y estando embarazada la tiran a las calles señalándola como una prostituta insolente pervertida, en fin la prostituyen y despues la lanzan al camino de la perdición. ¿Cuál sería el camino de esta hermana desdichada? Se llegó a preguntar. “¿Por qué quieren que obren bien si las insistáis al mal? Luego dijo de recordar a Sor Juana Inés de la Cruz, -¡esa es mi situación, señor! El poeta lo escuchó condolido, Arias tocaba sus lastimaduras, pero sin padecer de esa cosecha lo agarró de las manos y se las sostuvo por un rato entre las suyas, en un gesto de amor solidario. Soy como usted hijo de la hierba y del bosque. Me alimenté encima de una yegua o en la corcova de la burra, detrás del rabo de las vacas del vecino, para ganarme la leche con la que alimentábamos a mis dos pequeñas hermanas. Mi mamá se volvió viuda, eramos cinco sin padres. Braulia Pelúa llegaron de la loteria donde envolvía las quinielas peladas y billetes por vender. Se pusieron a colar café que en minutos llevaron a los dos, que en esos momentos conversaban de la guerra, entraban a las del puente Duarte, levantaban la bandera de la quisqueyanía, con la valentía de Arache, y de Lachapelle Díaz -esos fueron al principios mis líderes. Luego el grupo de sargentos…y los cadetes que dejaron el confort de la Academia y se incorporan a la lucha del pueblo... ¡si desean agua fría..! Ya a Papito le agradaba la presencia de Arias… no sentía su presencia como una carga que los vientos de las circunstancias sociales les habían enviado, sino como una capsula terapéutica para tranquilidad en lo que según su apreciación, la pensión le salía.
Dias después dejaba la casa de Papito y de Pelúa llegaba a la casa de Buenaventura Torres hermana de Braulia y de Daniela la madre de C. Victor. Buena era una mujer enferma, madre soltera de cinco hembras y de tres varones ocho bocas y ahora le llegaba la del sobrino nunca deseado. Los tres varones eran ventanas abiertas por donde Arias entró y por ellos podia quedarse… también por la tía. De esas cinco hijas de Buena, faltaba Alejandra… Arias no recuerda si se habia casado o qué. El hecho es que de todas Alejandra no odiaba a Negro, como llamaban los primos a Constantino Victor, pero Aleja no vivía en la Maria Montes. La casa era menos que pequeña, eran dos habitaciones, la llamaban dos cajas de fósforos, en la misma cama dormían los tres, Juanito era el mayor y como era policía se quedaba a dormir en el cuartel. El cambio de la Baltazar de los Reyes, para la María Montés, donde respiraba sin cortapisas ahora compartía con 10 personas para respirar menos de seis metros. Grecia de las muchachas era la mayor, sin mucho hablar parecía que odiaba al primo a quien veía como un intruso invasor, era de baja estatura color blanco, muy atractiva según lo que decía, Alejandra era mas hermosa a pesar de su piel de canela. La situación de Arias no se resolvía evaluando la personalidad y la belleza de sus familiares, sino aceptando su presencia como Buenaventura Salomón y Juanito se lo habían pedido en la víspera. Martín era otro primo de Arias, vivía con su padre Francisco, hermano de Buena y de Daniela, en la calle 38 de la misma villa Francisca, labora en la calle Tunty Cáceres en la cercanía de la gasolinera donde lo hacia Salomón. Arias lo llegó a acompañar en muchas ocasiones. Cuando Martín dejó el trabajo acompañó a Negro a casa del señor Papito permaneciendo allí por más de una hora. -he venido para agradecer los favores que me hicieron en múltiples ocasiones, las palabras son pocas cosas para expresarles mi honda satisfacción la que llevo por haberlos conocido en las horas, que el destino social nos lo ha permitido. Cuando Arias volvía donde su tía, hacia siesta en el cementerio de la Máximo Gómez por la puerta de oriente, en el lado de la calle Marcos Ruiz y la Ernesto Gómez. Dormía entre las bóvedas próximas aunque las gramas les picaban se dormía, los calores en la casa donde vivía eran tan rudos que ni un loco enamorado, aficionado a la lucha libre lo soportaba,.
Pablo Canela después de leer sus versos leyó de los de Arias que le habia dejado el dia que anduvo con Martin Torres, abrió la carpeta donde los guardaba y en voz alta decía- Compadre Pedro, soñé un manantial de cristalinas sonrisas, bañaban las piernas desnudas de las fabricantes de esperanzas, pero humedecían con sus gotas frescas, de los niños, sus tiernos labios purpurados, esos labios huérfanos de padre y de biberones lloraban, hallaban luego las manos de un negro que les entregaba granos de maíz luego con el dedo grande del pie izquierdo enterraban en la jardinera allá en la escuela… papito dejó de leer, y entendió que era un cuento parecía mas realidad de barro y de batey. Guardó el papel y fue para donde Pelúa, que lo requería allá en la cocina.
En el cementerio Arias se quedó dormido al lado de la Tumba de Yolanda, le tomaban de las piernas lo tamizaron como a un saco de arena. Líneas de colores lo emparedaban dejando en el colchón de una cama de espinas hiriendo su carne cuando las gotas de sangre al juntarse con el polvo se convertían en arbustos sensibles parleros afectuosos y virtuosos.
Papito recordó los versos de su amigo Viau Renaud y se puso a declamarlos quedando grabados con los de Constantino Victor.
-- “En que preciso momento se separó la vida de nosotros… en qué lugar… en qué recodo del camino…
Nada ha sido tan duro…como permanecer de rodillas… caminar, hacia dónde… con qué motivo… andar con el corazón atado… llagadas las espaldas donde la noche se acumula… continuó leyendo donde Arias despertaba asustado con el corazón en la boca y la respiración en los pies, pero repetía nos mutilamos al recogernos en nosotros, nos hicimos menos humanidad… finalmente Arias decía- ya no es necesario “atar a un hombre para matarlo” ¡La Noche! En la tarde Braulia estuvo buscándole venia del cementerio. -¿Cómo te vas hijo? ¿Que hacia en ese lugar?
-¡dormía tía, dormía solo eso!
-vine a decirte que debe prepararte que José Agustín viene a buscarte para llevarte a enganchar. A recibir los exámenes de la policía… al otro dia Arias estuvo como el mismo lo esperaba, lo que le pusieron de exámenes era una papita. Eran según él preguntas tontas algunas parecían disparate lo que preguntaban. El hecho es que le fue muy bien. Tenía 123 libras y en cultura sobrepasó los límites.
- Alexander Alekhine, José Raúl Capablanca, Enmanuel Laker, y Anatole Karpov.-expresó cuando le preguntaron por truinfadores del ajedrez. El oficial que lo evaluaba dijo en silencio “es el tercero en mil, y lo comparte con uno de la misma población y del mismo liceo, este tampoco será aceptado, su grado cultural es superior, no es eso lo que buscamos” eso ocurrió en 1954, creo que con un hijo de Ludovino Fernández. Cuál era el apellido del que con Arias comparte el tercer lugar… se llama Daniel Henríquez, ambos son de Guanabanía. Arias quería ser aunque fuera, aguatero, como dicen en su campo. Pero los jefes no aceptaban a los sobrepasan los límites los jefes no le agrada tener cerca de su despacho a los que cruzan las rayas, sino a los que se aproximan. Visitó en la bahía de Hatillo en el astillero a su tío Abelardo Torres quien era oficial de aquella base subió al remolcador donde su primo lo invitó almorzar. Cerca del timón y se creyó Capitán de Alzada, el gran capitán. Pero don Abelardo le manifestó- los superiores no soportan a los que tumban cocos con sus propias manos. La brisa caribeña le enrojecía la cara. En la noche en la calle “La Guardia” saludó a Papito a quien enteró de lo que el creía su triunfo. Papito prometió llevarle la noticia a Pelúa su mujer. Se dijeron ¡Adios! ¡Me alegro de todo! Dijo Papito.
Cuando Arias comía donde su tía un lienzo de tristeza oprimía su garganta, como una álgida árgana de pesada carga que se le introducía en los túneles de los huesos. Estaba muy entusiasmado el jefe de policía se llamaba Guzmán Acosta amigo de su tío José Agustín quien por su honradez no tuvo que limpiarle el cuello ni arreglar la corbata a nadie… Así son los familiares del jovencito Arias, honrados, limpios y transparentes en sus acciones. Por eso lo rechazaron. Venia de la casa de su tio Francisco Torres medio hermano de su madre Daniela, al llegar a la puerta de Buena, donde vivía, sorpresa para él fue ver el rostro de su hermana Teresa, enviada plenipotenciaria… para retornarlo a su casa paterna. Se sintió frustrado, humillado, torturado, derrotado… comparándolo con el pequeño triunfo que la vida el dia anterior le habia regalado en el cuartel general de policía. Pero para Arias la hermana Teresa estaba avergonzada en la casa de su tía. Arias no recuerda como durmieron ese último dia de partir a la casa de la campiña puertoplateña.
Quince dias después ya Arias habia descargado las energías que con el llegaron de la ciudad capital. A el no le importaban si eran positivas o espirituales negativas, estaba pensando en pasar la trigonometría, porque su deseo de aprender estaba despierto, estaba como una semilla activada. No le importaba enfrentarse de nuevo con las abejas y las avispas, con los jejenes y los comejenes, ni con las chinches y las cucarachas. Tampoco con las hojas de guao o chicharrones, con el gratey y la pringamoza. Se habia desintoxicado de la culpa. El encuentro con su padre, con sus amigos, con doña Niña y sus hijos todo fue bueno...Pero un dia cuando terminó el santo Rosario, su padre le dijo-“Díganos hijo- ¡no se halla a gusto en la cama donde duerme, no le agrada la comida que su madre le prepara, no soporta a sus hermanos, y a los demás que con usted compartimos, díganoslo! La cabeza de Arias estaba ahí, escuchando la arenga interrogativa de su padre, ni siquiera cuando un perro que huía detrás de una gatita lo hizo cambiar de actitud, el perro ladró con la fuerza de un perro alimentado para asustar a los intruso… la movió cuando don Evaristo después que Puro sacó al perro de la ermita, dijo-“ me da mucho gusto que esté de nuevo con nosotros en su casa de piso de tierra, pero ahí usted puede tirar lo que desee sin molestar a nadie porque es suya y en lo suyo uno no molesta. ¡Qué bueno que además esta bien dijo para finalizar el padre, quien se marchó a la antesala de su sueño. Las cosas que habia dejado las halló en el mismo lugar donde la habia dejado. Los periódicos del 1j4, y de M.P.D el pequeño radio donde sintonizaba a radio Habana, y a radio Rebelde, también a tribuna democrática. Era un aficionado a los discursos del comandante Castro y de los del doctor José Francisco Peña Gómez.
Pasaron unos dias y el no terminaba de contestar preguntas que sus amigos y cómplices de su fugas les hacían-- ¿de qué tamaño son las noches en la capital? ¿Cuáles son las limitaciones? ¿Qué color tienen los domingos y cual es el tamaño de sus bocas? Las puertas de las casas estan cerradas, no existe confianza, la manera de vivir es diferente. La noche tiene multiplicidad de tamaño y así la boca. Son multifacéticas y la boca de cada una de la cabeza negra. No puedo decir mucho más porque nunca pude despertar en las calles después de la media noche. Arias se detuvo y no continuó respondiendo preguntas porque regurgitaban en su mente, las más hermosas palabras que de su padre habia escuchado y procedió a escribirla al lado de los versos de Viau. Arias tenia la cabeza gacha cuando su padre viéndole llorar manifestó “llore si eso le hace bien, déjela que salgan no le ponga barreras no es malo llorar, cuando las lágrimas es del alma la que la manda salir. Cuando se llora como lo está haciendo, se desprenden gotas venenosas capaces de intoxicar a un hipopótamo. ¡Dios te bendiga! Pero recuerde que la familia es lo más hermoso en la sociedad cuando ésta está unida. Recordó las tiernas palabras de su madre las que a él le parecieron que lo hizo con ardor moral y fraternalismo.
CAPITULO -2-
Inmediatamente se enteraron de la llegada de Constantino Victor al campo, los amigos los visitaron, lo interpretaron como un triunfo a la independencia de la juventud. Era visto como un individuo que habia roto las cadenas de la esclavitud familiar, que en esos días habia en muchos hogares, como reflujo de la tirania que nos gobernaba. Antonio Mora fue el primero en llegar, le llevó una funda de mangos y de guineos maduros, La alegría era notoria entre los concurrentes, como hacia mucho calor fueron al patio, que era enorme, con gramas verdes y donde pastaban unas vacas y algunos burros y caballos. A Antonio Mora le agradaba ayudar al compás de que se le reconozca su servicio como un mérito heroico. Después de un rato de hacer varias preguntas sobre el viaje de Constantino dijo: Compa, quiero que no le diga a Varo, que yo le ayudé con dinero para el pasaje, ¿sabe Compa? Ponía ambas manos en las rodillas de las piernas de Constantino. Constantino se levantó de la silla de madera y de guano, fue al dormitorio y de regreso le dijo- Como voy a revelar un secreto suyo a mi padre Evaristo, no tenga… se los devuelvo porque siempre pensé devolvérselos.
-¡Pero Compa, usted es especial! Expresó sin retirar los brillosos ojos, de la moneda de cincuenta centavos en la mano derecha, que Constantino extendía como un látigo. Al sentir que se acercaban, los hermanos Mella, Chanito y Toño, quienes ayudaron en el viaje clandestino de Arias, los agarró con avidez y los guardó en la faldiquera del pantalón. Antonio fue a la cocina de doña Daniela, madre de Constantino Victor Arias, para traerles sillas a los visitantes.
Esa misma tarde visito la casa de Juana Chan y se juntó con Mella, con Eladio, y con Toño, en el marco de la semana estuvo donde Niña Sandoval a quien le agradeció por el papel en la fuga aquella noche inmemorial.
-¡Buenos dias doña Niña!
-¡Buenos dias Victor!, - respondió la madre de sus amigos.
-He venido doña Niña… para requerir de usted, sus excusas, por la molestia que pude haberle causado a usted y a los muchachos de quien estamos muy agradecidos. A nombre de mis padres y del propio les pedimos las excusas más gentiles y humildes posibles.
-Escucha Victor lo que hicimos por ti no es nada, poe ti lo hicimos. Estoy segura que todo en tu casa lo hubiesen hecho por igual… eso lo puedo asegurar dijo doña Hilaria mientras se rascaba el oído izquierdo con una pluma de pato. Habia dejado la frase sin terminar para acudir al colmado para atender a la señora Altagracia García que solicitaba un centavo de sazonador. De regreso continuó- ustedes me proporcionaron cariño… nueva vez abandonó la perorata la solicitaron para el colmado. … y para mí eso es mucho, es como un hijo que le abre la puerta del corazón. Aquí donde nosotros vivimos habrá una habitación hasta que exista el sol. La señora siguió para la cocina a mover las habichuelas blancas que se estaban secando. Arias se unió con Freddy y Ramón, que en el colmado les aguardaban.
-Explíquenos Victor, ¿cómo le fue en sentido general? Nos detalla luego,-dijo Ramón, que envolvía una libra de azúcar, a un cliente del vecindario.
-Me da mucho gusto estar de nuevo entre lo nuestro, unido a mis amigos como doña niña y ustedes y a mis familiares. Pienso que me fue bien ya que conocí, cosas que ni por imaginación concebía. Las emociones que experimenté, no fueron pocas, las enormes experiencias. Creo que para cualquier joven de mi edad hacer lo que hice fue un atrevimiento… en mi vida es una lección satisfactoria. El haber pasado los exámenes al que me enfrenté, aprendí que la familia tiene una cadena invisible que enlaza, solidifica y fortalece en las medidas que conocemos la autoridad y el respeto que esta debe ejecutar en sus miembros sin violentar la naturaleza de la misma. Es cohesionarte como una correa de transmisión. Hallé en el manto de la solidaridad con el que me arroparon desde esta, la suya…, encontrando comprensión y amparo porque existía la cohesión y amistad conocí los grupos de la sociedad cerrada y en la abierta. Muchos viven como piensan y otros piensan como viven. Tienen buenos muebles, en habitaciones que se caen, pero le falta el pedazo de pan o se beben un refresco de botella, tienen hermosos vehículos, ahora hablo de la clase media, sin estar a las alturas de poder sostener el consumo de esos vehículos. Esa cosa fue de las que en mi fuga pude ver. Conocí además la nobleza, la amistad y sinceridad de la familia. Las cosas como la hipocresía no les diré nada porque las cosas malas a ustedes no les interesan como tampoco a mí… es cierto aclaró Mon tienen para los sueños y para el bingo pero no para comprar la azúcar y el gas, y esas son las cosas que debemos combatir agregaba Freddy. En las noches a obscura envian a la hija de menor edad, a pedir donde la comadre, un chin de ajo o de cebolla para hacer un aguaji.
--Y qué es eso de aguaji
--Es una salsa picante hecha a base de ají con cebolla, zumo de limón, ajo y agua, las madres solteras, las mujeres hacen con un plátano asado según ellas servia para sacar los gases desde el padrejón de los hombres y de la matriz de las mujeres. Mandan a pedir hasta una pimienta pero los de jugar no lo dejan ver-- Señalaba Freddy --riéndose de buenas ganas como sólo él y su tío Carlixto sabían hacerlo. Háblenos de los detalles que son muy interesantes y muchas veces son los que educan -¿qué le parece? -- uno que no puedo olvidar dijo Arias- Ramón y Freddy, ocurrió que Papito, dueño de la casa donde vivía antes de ir donde tía Buena, me halló llorando pero negué, y dije que era una paja que tenia en el ojo derecho, me llevó al santuario de los ensueños” cuando cerró la puerta sentí que el aroma que emanaba de la mesa de poetizar, entraba en mí como el aire que llega del Isabel de Torres y de la Damajagua, era un cuarto muy grande. Las paredes servían de galería para las fotos de hombres que para Papito habían influido en los cambios del universo. Cuando veía las fotos el preparaba dos tragos de jugos de toronjas con Ginebra en primera fila estaban Marx y Cristo, le seguían JOC y Mao Gandhi Sócrates, platón Fidel Bolívar, María Magdalena, Gómez y Martí. Con el primer traguito se jamaqueó mi cuerpo pro con el segundo la excitación espiritual fue total con fuerza plena y enérgica sentí que sus manos eran una plancha en mi espalda y en mi cuello. El alivio creció el que me hacia falta. Eso no lo olvidaré Ramón y Freddy, porque fue bueno. En el santuario de los ensueños leí parte de sus versos que eran muchos recuerdo una estrofa llamada mujer, flor y llantos “se funden en hijos en aromas, musgos en flores… el universo terrenal inunda con la savia vital de los amores… pero Arias-- manifestó Freddy-- esos versos son de José Martí.
-¡Sí¡ respondió de inmediato Arias. Siguiendo con los detalles Freddy estuve en el río Madrigal, andaba con mi tía Braulia y un amigo suyo de nombre Guillermo de quien supe, 13 años mas tarde supe que era Constitucionalista. Me sentía bien porque ese policía era muy gentil conmigo pero esa alegría se diluyó con la presencia de los invasores yanquis que también se bañaban. Esos violadores de nuestros espacios se creían dueños de nuestro territorio, del aire y de las aguas. Por eso nos quitaban la vida… porque “ellos nos las habían dados”. Salí con disentería y con gripe gringa. Los ojos de Freddy eran farolas que brillaban, Arias no pudo darse cuenta que era el brillo de los sueños, de la fama, el de la gloria. Ramón dibujaba pequeños cuadros en el papel de envolver, que en el mostrador de la pulpería había. Parecían a los escaques cuadros blancos y negros del tablero de jugar ajedrez.
La señora Niña llamó para ir al comedor esta vez Arias se excusó y se marchó lo más rápido que pudo, para la casa de sus padres en varias ocasiones habia comido con ellos y hasta siesta compartido juntos. En casa de su tío Bruno, Arias habia estado en la mañana y dado algunas explicaciones de la salud de su madre Braulia Torres a la que habia dejado en buen estado de salud. Pero lo más importante para él era entregar la carta que con tanto amor ella habia escrito para todos, según era escrita con cariño y muchas lágrimas salidas del mismo núcleo del corazón de una madre infeliz el señor Bruno se interesó por el contenido de la carta aunque entregó a Arias una sonrisa de Morón. Al marcharse lo hizo por las aceras de la casa de Santo Ventura quien ya era Cadete de las Fuerzas Aéreas Dominicana, saludó a Rojo que espantaba las moscas que lamían las llagas de sus pies.
En la vivienda de doña Daniela, el humo era centinela, lucido transparente, los vecinos lo veían de lejos. La cobija de la cocina tenía un cielo jorobado pardinegro, salía en hilillos, confundiéndose en visiones fantasmagóricas con rostros sentimentales, con corcovas de una yegua anciana, pero mañosa. Las lenguas amarillas del sol adolescente, se reburujaban en intenso coito primaveral bailando al compás de la melodía de boca del fogón alegre, jaranero mientras acariciaba los leños de guayabos resinosos quinceañeros. Generando hermosas emociones en la madre de Constantino que parecía entrar a un nuevo escenario teatral para señalar con expresiones de seguridad- Sálalo San Francisco patrono de la esperanza culinaria, era como si hubiese sido una bendición. Los muchachos del colectivo se reían. Luego ella explicaba-“ cada individuo tiene, como si fuera una centra telefónica, alojada quizá cerca del cerebro, donde se procesan encuentros de estados nerviosos que lo hace presumir cosas del mundo exterior que algunas no comprendemos. La mamá de mi esposo, cuando su fogón tenia ese comportamiento, “en menos de minutos caerá un aguacero, y sin estar nublado, como si hubiese sido magia, llovía sin estar siquiera asomo de nubarrones. Ella me lo decía-“ponga la paila que en lo que cante el gallo de Julito, alguien entrará por esa puerta con una bandita de carne esas cosas las manifestaba doña Gelo luego que el fogón manifestara esa música misteriosa. Yo no puedo mentirles a ustedes y mucho menos a mis hijos no recuerdo que la vieja alguna vez fallara en sus premoniciones. Eso era lo de menos. La madre suya, supo el dia de su muerte. Daniela echó ceniza al fogón que era la forma de que se concretizara la intención de San francisco. De regreso abrazada de su últimas criaturas, porque mellizas eran, llamó -“Oye Gelo-, que todavía era puberita,- yo me voy a morir cuando de a luz, estoy segura que son dos niñas, vivirán, te pido que cuides de tus hermanas, las que te querrán como a mí, su madre, no te podrás casar primero que la última. Sucedió como lo habia dicho la abuela de don Evaristo. Dos niñas muy saludables nacieron, se cree que la madre murió por un ataque al miocardio. Lo interesante es que esta campesina supo el dia y la circunstancia por la que moriría. Ahora las cosas no son como ayer, no tiene que ser carne lo que llegue, de seguro que algo se cumplirá, que es el deseo de San Francisco.
Constantino, Puro y Luis… salieron para la loma en busca de leña resinosa de esa que a San Francisco le agradaba, cuando ponían la gurrupéela a los burros se rieron por largo ratos, era la manera de los nietos de doña gelo celebrar el cumplimiento de uno de los presagios. Al ver a Jaime, el hijo de Cabo Suero, que en un macuto llevaba una banda de carne de chivo, para entregarse a doña Daniela que desgranaba habas de uñas. ¡Se cumplió el presagio! dijo, Luis en silencio, Luis era el hijo mayor de los Tío Julio, hermano de don Evaristo, y Tía Libertad, hermana de Braulia y de Doña Daniela. La gente aseguraba que Bruno, esposo de Braulia, era hijo de señora de los presagios. Para decir luego tres hermanos casados con tres hermanas. En términos reales lo eran aunque en lo Biológico no…, eran hermanos biológicos y de leche, por crianza. Pero en mucho favorecía y en nada a nadie perjudicaba.
Las vacaciones terminaron en el aula estaban casi todos los amigos de Constantino Victor, hacían falta Carlos Tamayo, Danny Henríquez, Frank Sosa Toribio, Santo Ventura. Estaba en el mismo asiento de siempre al lado de su amigo Ramón Sandoval. En silencio le dijo que recordaba la belleza particular de Kaseny que sus grandes ojos no lo podia olvidar, le dijo que sabia que pasaría mas temprano que tarde porque no existió ninguna acción pastosa que los uniera, era simples emociones que ni a sensaciones mutuas se convirtieron. Esos ojos con sus plácidas miradas me servían un manjar de chocolate. Pero las imágenes entraban en conflictos con las imágenes de Rosario con el andar de cisne en un lago espiritual. Pedro Mendoza era admirado por alumnas y por profesoras, a él le agradaba hablar con Nancy Silverio, una de las jóvenes que más expresivos tenían sus ojos de charcos sosegados… una también de las que demostraba poseer luces propias… Pedro ni Ramón necesitaban las misas celestes o moradas que entonaban esas hermosas falenas en el marco de unas ventanas de violines enamorados. No tenia que deslumbrar sus recuerdos lo tenían ahí en los jardines de sus entornos, como un ebrio jardinero hedonístico y retórico dormilón entre dalias y margaritas despiertas en éxtasis libando el néctar de las lises.
¿Desde cuando supo que el amor era más que la pasión más que el capricho muchas veces fanfarrón vulgar y necio? Podría diferenciar el deseo físico, del placer espiritual. Habia construido el árbol de las tres ramas: el de la inteligencia, el del carácter y el del temperamento. El genuino árbol de la personalidad la voluntad, el corazón era el colchón, la zapata donde podía descansar el edificio de su vida diferente sin dar en el hocico de las arenas del destierro y morir de sed desconociendo la verdad de los anejos y recodos de amor.
Constantino habia cruzado los primeros travesaños del ferrocarril, le faltaba mucho por recorrer, aprendía a no confundirse con la primera impresión. Se iba metodizando empleaba la observación limpiaba los pensamientos como si fueran semillas o judías blancas era su camino lucido, frugal y limpio.
-¡Las materias de 4to. Teórico, me las llevo- dijo Bernardo Hernández- estudiante residente en el Jamo, inscrito en el Liceo Enrique Enmanuel Asthon de Imbert, me convertiré en un caballo, pero me las llevo Arias, que lo oía, no le dio importancia, porque los giros e imágenes usados eran anti estéticos. La profesora de Algebra me quiere asfixiar pero será imposible, no podrá conmigo--continuó Hernández --me aprenderé esa clase y las de los demás-- hermano Arias- tu lo verás. Lo sorprenderé a todos- dijo- mientras recogía una pequeña rama que cayó de la mata de limoncillos en el patio del Liceo la usó para rascarse la espalda. ------Me gustan los métodos de Alfonso Martínez y los de doña Elsa Cabrera. Los demás lo comprendo-- dijo-- Arias, me gusta la filosofía. Pasaré todas las materias es un compromiso con mi propia realidad, con la comunidad imbertolina y con mis familiares.
--Sorprenderé a los que piensan que los campesinos no pueden volar, es cierto que la educación mas cara del mundo es la de los campesinos que tienen que viajar para llegar a los centros muchas veces, a pies algunos a caballos otros en burros o en el anca de esos fieles animales con la nobleza que a muchos educadores nos hace falta para entender las necesidades de alumnos pobres carente muchas veces hasta de la tutoría.
Constantino Victor se sintió muy mal cuando escuchó a un maestro decir--“los que lleguen oliendo a sogas, a sacos, a gurrupéela, y a esterilla suben mi adrenalina y me llevan al borde de los vómitos. Arias pensó en su origen, venia de un hogar de piso de tierra, de techo de yagua, hijo de un padre con olor a Jáquimas, a barbiquejos. Manejador de Hachas y Mochas, azadas y machetes, de palas y picos… era un hombre nacido y criado en los olores de las pocilgas llevando en su cinturas los martillos y los machetes… su padre lo habia enseñado a querer las cosas de su entorno incluyendo las cosas muertas… o que parecían estaban muertas, las piedras, las arenas, las hojarascas, los excrementos de cerdos y de ganados y con manos honradas, cosechadoras y desgranadoras de maíz y de guandules y frijoles... manos limpias de corruptelas y de sangre, de usura. Sintió escalofrío de orgullo por sus manos castas e inmaculadas, nunca habia violado la cerradura del capitalismo fascista. A pesar de ser hijo de ese hombre iletrado, i de haber gateado sobre las boñigas frías y de haber corrido con los pies desnudos en el polvo caliente entre microbios, en las orines de cabras y de cerdas y berracos. A pesar de ver a sus padres morir entre los quehaceres, de su habitad, siente que de felicidad han reído. Se preguntan del génesis social… por qué los de tierra y por qué los de oro. ¿Habrá un Dios para cada clase social, un Dios burgués y un Dios proletario? Así como hay templos ricos para los ricos así como hay templos para los pobres, así hay comedores con sillas de lujos sentando las mismas sentaderas de carne y de hueso. Habrá un Dios para los intereses de sus creadores, para cada cadena de oro como si fuera un lugar… ¿No se putrefacta al morir la carne del que nace en cuna de perla y de topacio? ¿Y los que nacen en las hojarascas, en los pajales de yaguas y de los maizales?
Visitó los parientes y anduvo con Aquino Henríquez, hijo del señor Don Félix Henríquez, estuvieron en la ferretería de la calle, Duarte, donde se encontró con Eric de la Cruz y con Edgard Erickson, quienes como el estaban de vacaciones. En el Fíat negro, llegaron donde Carlos Sosa, padre de Grecia, Mon y Freddy los hijos de doña Hilaria Sandoval. De regreso en la cocina estaban Lebro, Chicho Pancha, y Liborio, individuos acostumbrados a visitar la residencia del señor Evaristo cruz, quien a la vez era el que le proporcionaba corte de caña cuando en el ingenio habia zafra. O en tiempo muerto algún deshierbo. Escuchaban a julio que hacia el cuento llamado “don galipote” después de las 10 se marchaban. Comentaban la situación política, social, económica del lugar y de los contornos. Cuando Arias se disponía irse para el dormitorio fue interpelado por su padre para que le fuera a rascar la espalda. No pudo escuchar el cuento que Lebro hacia sobre la maldad y la avaricia. Se acotejó en la barra de la camita columbina para hojear algunos libros que tenia en la mesa de trabajo. La moral social que habia terminado en las gramas del cementerio de la Máximo Gómez, según el parecer suyo no entendió, ni un 15 % del contenido de esa obra. Cuando Justo Lebro García terminaba el cuento de don Mirabel, hojeaba la “Divina Comedia” y la “República”. Pensó en el centro de enseñanza donde habia realizado sus primeros cursos de secundaria. Los resultados de los exámenes en la policía eran muestra de la calidad del producto del Enmanuel Asthon, sonrió lo hizo con orgullo… a pesar de comer de las carnes de los bueyes que se rompen el cuello en las labores del ingenio, de haber comido locrios de auyamas con calanche del “Cabo de Vela” ha aprendido a diferenciar las pisadas de la honradez, de la hipocresía en serenatas fantasmales.
15 días después Arias era convidado a un convivio a la dirección del Liceo. Era mucho lo que Arias tenia que agradecer, a la familia Sandoval y mucho lo que Tania que contar. Sin embargo en la silla de la dirección esperaba tranquilo para enterarse de su selección para asistir a la escuela Luis Napoleón Núñez Molina, en la comunidad de Licey, Santiago de los 30 caballeros. Pero esa noticia no lo desestabilizó al contrario lo afirmó en sus notas de esperanzas. Cogió un lapicero y en una carpeta que siempre con el andaba, anotó la frase que el profesor Alfonso Martínez repetía-“Nuestras dolencias se curan de manera inesperada”. William James. Pensó también- todos los presagios de su madre, se van cumpliendo. Cuando su padre en el ingenio lo esperaba para que llevara 25 libras de carne a su madre… “vete por la playa, llegara primero que tus compañeros” le contó a su padre y todos estaban muy contentos hasta con las premoniciones de la abuela. Cuando contó a Ramón lo ocurrido este se mostró más que contento comprometido con el paso que como individuo Arias daría… este es uno de los resultados que veremos del atrevimiento que tuvo aquella noche de abandonar su hogar. No es que le felicite por el paso del primer dia no eso no lo que le estoy queriendo desear a usted y a nosotros mismos es que la cosecha sea grande, noble, pura. -¡Qué el todopoderoso deplore en flores derroche de bondad, y de sabiduría en esa cabecita y ese corazoncito… compadre Victor!
Era 21 de octubre de 1966 Arias entraba a la ciudad de los 30 caballeros… regresó el domingo por la tarde, alegre, contento. Arias cree que en esos tres días aprendió más que en los 68 que permaneció en la Capital de la República. Conocía del Bien, desde su casa. Conocía que habia canteros con espinas, pero desconocía la existencia de la flor del engaño y de la bajeza. Ese domingo jugó béisbol en el pley de la comunidad. Aquino hijo de Don Félix Henríquez, primo del padre de Arias, regaló de paso un par de zapato a Constantino Victor como premio por la beca ganada.
El dia anterior a la partida para la Núñez Molina la alegría era un farol que irradiaba a los miembros de la familia Aras Cruz en Bajabonico de las Aromas. Arias regresó a las cuatro de informar a José Polanco que vivía en Luperon el caballo “melado” que su padre le habia prestado se movía con las energía como las que en las primeras horas del viaje… estaba satisfecho porque Arias le llevó a comer hojas de maíz que le habían cogido al medio día.
CAPITULO 3.-
En la mañana del miércoles, 28 de octubre de 1966 Constantino se despedía de su familia. Lo acompañaba San Miguel y San Rafael el Arcángel. En medio de ellos, iba bien protegido con la legión y el ejército… los ejércitos celestiales. Conducía un caballo blanco con pasos belicosos con la bandera de la real y efectiva esperanza de la fe y de la venturosidad. Mientras que don Rafael el Arcángel con las alas batía los aires de energías endemoniadas alejándolas de los aleros del hijo suyo.
José Polanco, tenía media hora esperando en la pulpería de los Gómez en Los Llanos de Pérez, subieron a la guagua y en poco tiempo estaban en las habitaciones colocando el ajuar en los casilleros correspondientes. Eran las 8 de la mañana, cada estudiante habia arreglado su cama todas con sábanas blancas. Menos la de Cristino Matos, que era color negro. Según el propio Cristino sus padres eran devotos de San Elías patrón de la buenas suertes y autor y dueño de color negro.
José Polanco ocupaba la cama que en los tres dias de convivencia, pero la cambió por haberla hallado que se movia demasiado, escogió la que usara Silvio Povada Paulino, a quien el colegio le negara, la solicitud de becado. A las once los dormitorios estaban de bote en bote. Algunos eran desconocidos el colegio recibía los alumnos del segundo curso y del tercero que venían de otras escuelas hermanas acreditadas en el territorio nacional.
Cuando Arias hizo su cama y haber guardado el ajuar salio para el patio, llego a la hortaliza, estuvo en los lavaderos, desde ahí comprobó que el play estaba en estado de barbecho, la hierba estaba que daba en los hombros. Respiró del aire que llegaba de la sierra y se dejo abstraer por el frescor de las gramas en la sombra del almacigo. Más tarde estuvo contando las nervaduras del frondosísimo laurel. ¡Cuántas belleza! las ramas tienen la inspiración divina, terapias para las angustias manifestadas en quejas beldades manifiestas en expresión humana para las almas en duelo. Las lagrimas llegaron y bañaron su soledad bautismal. Inauguración de inicio de tres caminos de trescientos sesenta y cinco dias por jornadas pescando técnicas practicidad y teoriza y poder cruzar el canal. Esas mismas beldades lo agobiaban lo envolvían en un lienzo triste. Le dolía haber dejado el hogar. Pensaba-“ahora que poseo el consentimiento de mis padres esta pena me mortificaba en lo interior. Habitaba en sus aposentos humanos un serón de penas y de agobio se me sentía acomplejado. Estaba diferente en su cosmo existencial.
El colegio emergía desde el mismo seno del valle entre las piernas y faldas de las montañas levantando la cabeza como una núbil virgen sana deseosa de estar encinta. Entre las cordilleras central y septentrional al este de la ciudad de Santiago de los caballeros al oeste de provincia Moca. Tierra como el carbón y el petróleo, fértil como un vergelio tropical, es una estancia sosegada donde duerme la tranquilidad como en una cama de esperanza sobre la meditación acariciando el vientre del libro y duerme cuando es acariciado por el viento cuando llega de cualquiera de las lomas con una deliciosa sinfonía en cintas de fragmentos, regalos deidables paridos de la fecundidad. Puente para limar arrugas los primeros internistas. Las plantas crecían en surcos en pisos de esmeraldas elevando la vistosidad en un encanto paradisíaco pero le faltaba el manantial, la noria vital, la chorrera cristalina y transparente de esa manera no pudo ser el cielo de la diosa poesía que emanara de la peña. Paraíso natural milagroso y sublimizar.
En esas viejas y rústicas construcciones de madera se alojaba la fécula sacrosanta de los virginales secretos juveniles de varias generaciones. Cada pedacito de de madera guardaba el éxito, como huevo incubado y vigilado por guardianes naturales estaban el Laurel y los cocoteros de seculares años de singular encanto y sin par belleza orgullosa de señalar el alba y de abrir las puertas de las tardes Pero Arias veía más allá dos palmas una más pequeña y haló a su mente con la caña de sus recuerdos el primer verso del poema “Las dos Palmas” del poeta y maestro Manuel Peña y Reynoso, que anotó en una libreta “de este trío acabóse tu privanza…” lo repitió sin meditar. Más allá de las palmeras estaba el perímetro parecido, para él los cocoteros dejaban de crecer pero anunciaban al viajero que a partir suyos comenzaba un mundo nuevo, que el aire era besado por otra bandera, con labios de criterios espirituales, como si tuvieran otras lenguas y otras gargantas… otros cerebros…con otros pareceres. Al norte, como si dejara el suelo, yergue la espalda de piedras el seminario el menor, San Pío X, y al sur abre los brazos la comunidad de la Paloma, honrada y laboriosa, con su 123 viviendas construidas en guardia custodiando las sendas, pintadas de azul, blanco y rojo en los listones de las puertas y ventanas en los patios crece la batata la auyama y el fríjol como la guazábara en el noroeste camino a Dajabón y a Montecristi, eran huertos risueños mostrando racimos en plátanos y los guineos y en el suelo como calzadas las sandías y las auyamas pintas y barreteadas. En las matas de maíz, enroscadas como verdes serpientes los bejucos de granadillos y cogombros y algunas tayotas hacen travesuras en las horquetas de los manzanos como piruetas los mosquitos en los naranjos. Las batatas coco de palomas en aquellos pequeños huertos, una gota de frescura y como rocío en abundancia se recogían y así las rojas polinas. Para el joven Constantino Arias, eran el pecho y las ubres de la santa madre tierra. Escondían la tercera parte de las entrañas de las enredaderas. Algunas veces eran desayunos de las gallinas y de otras aves que dejaban sus huevos en los troncos de rulos cuatros filos. Al este, estaba el enorme territorio de la extensión agrícola de la hacienda experimental de la secretaria de agricultura. El viajero observador estaba en una ciudad vegetal de calles de maíz y rotondas de enredaderas, autorías de naranjos y de ciruelos. Las edificaciones eran las plantaciones de plátanos mejorados y toronjas y ejemplares injertos, algunas crecieron delgadas bien trazadas esas eran circunvalaciones de limones y mandarinas, habia espigas pariendo racimos de oro con luces amarillas. Los estudiantes de primer año, conocían los dormitorios las maletas estaban colocadas en los clóset, en los pabellones correspondientes. En el comedor las reglas estaban en cada silla… eras guardas espaldas fieles que habia que atender, que habia que cumplir. No se le guardaba comida a nadie, comer en equipo era obligatorio el individualismo era castigado, compartir actuar en equipo era la obligación entre los miembros como en una cofradía para la familia escolar, los puestos era asignados por los apellidos en cada mesa iba un mentor, académico o de un alumno del último curso con marca registra. Arias deseaba estar en la misma, esa que Margarita Almánzar… se lo creía por los apellidos.
Cuando el timbre envió la señal para ir al comedor el corazón no le palpitó como en otras ocasiones, por tercera vez se miró en el espejo, que estaba empañado, buscó una servilleta color azul esperó a José Enrique García. La señorita Almánzar no se habia presentado en la mesa suya aun no habia profesores, la encabezaba un estudiante de hábitos diferentes, se llamaba Alejandro Solano, de mediana estatura, cabeza grande, labios inferior tirando hacia abajo, hablaba despacio comía con moderación y mesura miraba con lentitud a los ojos, los suyos eran grandes, tomaban brillos en los enfoques literarios o filosóficos dejaba de comer cuando conversaba, ponía los codos en la mesa el antemano en las barbillas, algunas veces restregaba una mano contra la otra. De el se comentaba ser el mas adelantado y el mas preparado, era honrado. Aunque fuera de raíces humildes poseía aire de nobleza y de una educación clasista aristocrática. Era original de Cambita San cristobal parecía ser de 27 años cuando hablaba lo hacia con armonía y precisión.
Quince dias después Constantino Victor vio para su agrado la llegada de Margarita Almánzar que se incorporaba a las acciones escolares. En el receso de la tarde, hacia una semana que habia llegado, en la fila, buscando la merienda. Arias le manifestó con voz de gato enamorado --¡Qué bueno que has llegado! Entretanto ella le regaló una sonrisa blanca. -Tenia deseo de verte, tuve muchas suerte… pensé que no volverías. Margarita observó el rostro de Constantino, y después de corto tiempo dijo --estuve enferma mi salud se resquebrajó observa mi rostro ahí verás las motivaciones de mi ausencia. Un mosquito envenenó mi piel. Arias descubrió que el mosquito pintó una flor, parecía un tatuaje en la delicada piel rosada. Ella lo escuchaba muy atenta. Le agradaba oírlo hablar de sus problema, lo hacia con entusiasmo y sobretodo ponía entusiasmo y entereza. Eso a Margot la ponía en órbita y en frecuencia modulaba. La habia conquistado en pocos minutos, aunque sorprendida nunca pensó que hallaría a alguien, que se interesara por su persona y por su integridad como Arias lo habia hecho. Pero era virgen, pura, casta como C. Arias la habia imaginado.
C. Victor recibía esas energías embrujándolo. Fueron muchos los dias que estuve en cama- manifestó mientra parpadeaba con mayor frecuencia al sentirse mirada por el lente de Arias que en apariencia la mimaba. Los ojos de bosques los movían, parecía que siendo una muñeca se convertía en una mujercita de percal… pero era lo contrario. Con sus cabellos de maíz… me gustaría describirla, pero C. V. Arias. La concibe como una muñeca percalina, de rubios cabellos, uñas pequeñas y manos largas. Para Arias los ojos son dos pedacitos de cristal, dos de cielo… en esmeraldas con sacarinas, como frugales cristales. Muy pequeña pero gigante su mundo adorable e inagotable. Recibieron dos naranjas de meriendas volvieron al estudio eran del mismo grupo. En lo particular cada cual se sintió atraído y respetado. El temía herirla como el vil mosquito infiel. Se mantenían como el que entra al aposento de la abuela que duerme, despertarla sería una equivocación, como el jardinero que teme hincar con las espinas al que reciba flores de sus manos. Las rosas que aun mustias estan erectas era tierna como la concebía, sensible y cándida. Arias seguía siendo el jardinero. En el grupo suyos estaban Ciro Lapaix, Griselda Pérez, Angelita Tiburcio, José Polanco, Kleber Soriano, Ramón Encarnación. Era un ambiente de hermandad la ocasión era precisa para el nacimiento de un comité de resistencia a los horrores ocurridos en esos dias en el ambiente nacional. Así quedó formada la cofradía de la ventana de los Lagartos, de la peña de los lectores, los Lagartos… seguidores de las escuelas mundonovistas, que según Arias era una aspiración de los maestros Candelier y de Pérez Genao.
El centro escolar era dirigido por el señor Héctor Tejada residente en un ensanche de Santiago de los Caballeros, cuentan que era seguidor y amigo del doctor Balaguer, los estudiantes lo creían, los del primer años que leían obra de asuntos sociales, como las revoluciones, la guerra que se libraba en Vietnán, de la revolución cubana, siendo los cabecillas Ciro, Arias, kleber José Enrique García y Ulerio Otilio y Pedro Núñez “ Somos los mismos, pero no nos conocemos” era la contra señas de los de la cofradía.
-¿Cuándo nos podemos reunir? Preguntó Arias a Lapaix Buteen.
-Cuando regrese del colmado- de comprarle cigarrillos al profesor Contreras… respondió en la mata de Almácigo, te hallo.
-No. Ahí no me hallarás. Búscame en el dormitorio.