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Ahora se dio cuenta de que la vaca llevaba oreja y tenía rabo para espantarse las moscas... pero se dio cuenta del dolor que debieron estar padeciendo las madres de: Aristy, de la Chuta, de los otros miembros del comando de la resistencia que murieron en combate en el kilómetro 14 de la autopista camino al aeropuerto, por donde debía pasar en unos días Chang para juntarse con sus hijos, dejando a los menores en lágrimas como en llama dejaba las calles el... El soborno, el contrabando, el tráfico de influencia que ayudaban a la permanencia... del Estado anárquico.
Las calles del país y los llanos y las pequeñas villas y bateyes ardían y por eso moría en la Malena doña Florinda Soriano (Mamá Tingó), otra luchadora como Juana Francisca Olivo, aunque desde otro ángulo... por eso caía en Nizaíto el coronel de abril junto a militares leales de campaña y de serenatas entre bejucales y enredaderas para desatar las alambradas que mataron a doña Florinda. Ramilletes de leales en el baile de velado de Luperón, en el teatro campo abierto de Estero Hondo y leales en Constanza y en Maimón... Sebastián contaba a su esposa que había muchos nudos amarrados con púas de muerte en los techos de las viviendas latinas, pero al llegar a la entrada de la ciudad de Lincoln, esa se dividía en dos flancos, la del lado izquierdo había una línea de hombres y mujeres en filas indias tomados de las manos... era infinita, eso parecía... La del lado de la derecha tenia las mismas características, sólo que la de la izquierda, las herramientas que llevaban eran caballos, bueyes... coas, palas y arados y la otra, es decir la del lado de la derecha, llevaban arcabuces, escopetas, cara de muerte y perros de presas.
El amor de ellos dos se alimentaba y crecía con el diálogo, con el intercambio de ideas e informaciones, con puntos de vista y criterios a veces con intereses aparentemente encontrados... pero la familia estaba junto a las cosas pequeñas como las grandes, se consumían dentro de la casa... - se podía quemar la casa y el humo no salía a las calles (Azorín). Pero a Juana no la habían confundido las dos líneas que a Sebastián le pareció la Ciudad. Ella conocía la parábola... se refería a los colonizadores de ayer lejano, unos vinieron a trabajar honradamente con el arado y la coa del que busca nuevos horizontes, y los que vinieron a saquear a los nativos, aunque tuvieran que asesinar, auxiliados con los canes que les acompañaban.
La familia de ella y de el, los Olivo y los Silverio, pertenecían a la línea de los arados y de los bueyes... porque desde novios dos leneas que como perpendicular se encontraban en ángulos de 90 grados, de las manos con la fuerza de la fe y del arraigo espiritual de sus abuelos... Aprendieron la capitanía de sus dos líderes familiares...
-El hombre -dijo Juana- es una noria, sus aguas pueden estar tibia o fría, sucia o limpia... Esa misma puede estar dulce o amarga. Puede ser salobre pero no deja de ser agua... as’ son los vecinos, así son los amigos... puede que no... Puede que sí... -¡Sebastián! -deja de leer y escucha; ya tenemos toda nuestra familia, ahora hay que observarla, as’ evitamos ser pisados, que sean ultrajados por el monstruo que viste a la entrada de la ciudad el día que llegaste a las tres de la tarde. Hay que alejarlos de esta jangada urbanística, la vorágine, donde se construye el pasaporte de la guerra... Aunque todos poseen nuestra sangre... hay veneno por doquier... En cuanto a t’, siento con la noticia de la muerte de Allende, tu... desde el 11 de septiembre posee otra espiritualidad.
-Pero hoy, doña Juana -dijo Sebastián, le’ la muerte de un hermano de Orlando Martínez... lo ultimaron de un balazo en la misma calle donde mataron al periodista; éste era sociólogo... ¡Caramba! -dijo don Sebastián, otro profesional que se va.
Permanecieron varias horas antes de dormirse conversando, de la forma de llevarse a Carmen y de mantener viva una línea de comunicación con los suyos en Imbert, su municipio y con sus familiares en Tatania en cualquier punto de las aldeas donde dejaron intereses. Hablaron de plantearles a los hijos la necesidad de comprar una vivienda en lo adelante, en la ciudad de Puerto Plata.
Conversaron de algún día hacer una bóveda grande allá, en el cementerio de Guanabanía, para llevar a los nichos los despojos mortales de Fermín, de Cayetana, de Nicolás, de Pablo, de Ramona, de Eulalia y de don Benito y de cualquier hijo desconocido... Se rieron por el fuego espiritual que se movía dejando plumas en un vuelo humanístico...
Doña Juana despertó el 16 de marzo de 1975 cargada de energía negativo, record— el patio de su casa en la estancia del Cañafístol y con los ojos de la imaginación vio como las gallinas sacudían las alas llenas de tierra. As’ mismo hizo en su realidad, sacudió las alas de su espiritualidad para retirar las sustancias negativas que rondaban los entornos de sus familiares... y apartó el fantasma de la muerte, que en Santo Domingo entraba al corazón de los Martínez con la muerte en la calle del otro hermano de Orlando.
Muchos no conocieron a Juana en el aspecto humanístico, política... como doña Florinda Soriano, defensora de la liberabilidad del sexo, sin llegar al paroxismo,.. Pero muchos la conocieron como luchadora a favor de los excluidos del todo social, del todo económico... fusionaba... una plataforma sociológica con una mística filosófica rupestre... y la unía a la urbana. Aclarando un poco mas, Juana defendía la agricultura urbana... y en los tarros y corotos donde sembraban flores, llegó a cosechar ejes, repollos y lechugas repolladas. Los cielos rasos de ciudades de países desarrollados, hoy por hoy están poniendo en práctica la teoría que hace bastantes tiempos doña Juana Olivo había hablado.
Pocos días han pasado, que los cinco hijos de Juana Olivo de Silverio se reintegraran al ceno de la familia en la residencia 1005 de la calle Walton, en la ciudad de Nueva York.
Aquel momento fue inenarrable, la alegría no se podía recoger como las jugolas y gaseosas que se repartían esa histórica tarde para los Silverio Olivo de la Walton 10-05... Dijeron los vecinos que para compararlo, se refieren al momento, tendrían que trasladarse a los días que Socorro recibiera a su madre y luego a sus primeros seis hermanos... El hecho es que los Silverio Olivo se sentían como si hubieran estado a orilla del primer río del nuevo mundo, lugar donde sus aguas quejumbrosas los arrullara con su melodía acuífera. El Bajabonico, de agua poco profunda, pero... pero de corriente virtuosa, con movimientos de malabaristas románticos.
Parecen pocos los días, eran pocos... después desde que Rosa dejara sentir su sensual aroma en ventiladores de los ventanales de su nueva alcoba, salpicada de la lozana fragancia de las tocayas del vergel que su abuela Ramona y su madre Juana, cultivaran en los predios de Tatania y en la Estancia del Cañafístol ancestral... Fueron pocos para recibir en la intimidad de su corazón adolescente el cariño y elogios de parte de primos y nuevos amigos, entre comillas, que los fines de semana acudían a la residencia Walton 10-05... para absorber de la piel antillano-caribeña, de la segunda en término de sexo, de género, hijo del ardiente hogar, hogar quisqueyano...
_ En la República de Juana, allá en Las Aromas, al lado del Bajabonico, primer río visto por los españoles en Bahía Isabela, hace 500 años... unas garzas reales hacen nidos en la mata de mango Manjosé, en la estancia el Cañafístol, antigua residencia de los Silverio Olivo. Los cortadores de caña hacen un receso para dejar pasar las ardientes brisas de las doce. Se acomodan en la sombra de los árboles de la barranca... y ah’ recordando a Sebastián, hacen siesta en los banquitos -ya débiles por su ausencia- que el para esos fines construyera en los años cuando Balaguer por primera vez se reeligiera.
La Iglesia estaba llena de gente, la mayoría de Guanabania, las Aromas, Tatania y Los Trejo. Había misa de recordación de los hijos del lugar que habiendo vivido en la paz de las buenas acciones tuvieron una dolorosa muerte trágica. ¿Quiénes eran ellos? preguntó un nieto de Pepe el Carmen, tío éste del señor Sebastián. ¡Bueno! contestó un hijo de Freddy Silverio... son muchos pero comenzando por ese, señalaba la foto de una galería de difuntos que había en un pasillo de la iglesia... que fuera administrada por Sebastián... ese, dijo José Miguel -ese, repitió, es Calixto García... murió envenenado. El de la derecha, es Demetrio Silverio, murió de un infarto; ese, vestido de oficial... se llamaba Cecilio Silverio, murió en un accidente carretero; el que está con gorra en el bolsillo... le decía Eufemio Minaya, dicen que murió apostando al que más bebiera agua.
José Miguel continuó explicándole al joven el nombre y la circunstancia que murieron más de cuarenta personas en el período 1961 al 1987. -Usted ve esos dos que están en el centro de las demás fotografías, -respondió Yeyo- ¿quiénes eran? parecían esposos...
...S’, el se llamaba Lorenzo Silverio, ella, de apellido Hernández, era su esposa; murieron en la entrada del pueblo de Imbert... También falleció un niño que les acompañaba... Lorenzo Silverio era hijo de Jesús Silverio y de Juancito Silverio... primo hermano de Juana Francisca Olivo. Lo que sorprendió a Yeyo Silverio -hijo de Eustaquio Silverio-, primo de Sebastián, es la singularidad de que todos los muertos estaban entre los cuarenta y sesenta años y habían sido empleados de la compañía de don Félix Henríquez.
Sebastián y Juana durmieron profundamente el 15 de marzo, a pesar de la muerte de Orlando Martínez, en las calles del residencial; llegaban ruidos metamórficos con pesuñas de modernidad, con las luces de las máquinas de las jorobas de las viejas campanas que tañeron en los jardines de la familia Trejo en las costas donde los colonos fueran dueños de ingenios y de trapiches azucareros... A pesar de la situación, de que la familia estaba junta en la residencia Walton, recordaba las raíces que dejaba en la tierra de sus padres... A pesar de que algunos entraban a los centros educativos... A pesar de que entraban al mundo de producción tenía, igual que su esposa Juana, fija en medio del pensamiento, el cadáver de un pesado recuerdo, evitaba que pudiera saborear el néctar del sosiego familiar. Ambos tenían temor de que las calles de la infinita ciudad venciera las noblezas de sus pequeños bisoños... a pesar de todos los favores que les ofrecían las circunstancias, la prudencia les daban como viso para el cuido y para la protección de los mas débiles...
Chanito, de apodo, de nombre Antonio Silverio Olivo, tenía dotes de pensador, pero de pensador escolástico; retozaba con los dispositivos y mecanismos de los aparatos de electrónica. Amaba ese mundo de la transmisión y de la frecuencia... y tan pronto como pudo, se instaló e hizo un santuario donde desplazaba su poder mental e imaginativo.
Una mañana mientras imaginaba estar transmitiendo desde el Capitolio, desde la casa de las pulcricidades universales, por no querer, por no haber cambiado su carnet de locutor autorizado, en la gran escuela nacional de espectáculos públicos y de radiodifusión, al de la Escuela Nacional Californiana... recibió una fuerte descarga... de voltaje AC... y hubo de ser internado -lo que Sebastián y a Juana le atormentaba, por los retoños, ocurrió con su vástago de mayor edad.
Cuando don Sebastián fue enterado de lo ocurrido a su hijo Chanito, record— a su tío José del Carmen cuando desenvainó el machete para pegar al médico que por descuido dej— que se infectara el dedo de su hijo, que después, hubo que cortar.
Toño, de apodo, pero su nombre es también Antonio Silverio Olivo, es el 5to. de la dinastía de los Juana Chang, como en familia se les conoce... Leia en una de las seis mecedoras, con los pies encima de una de las mesitas que Socorro había regalado el día de las madres... Ponía las hojas del periódico El Nacional, en el sofá de Mimbre, para que su hermano Claudio fuera leyendo el deporte, que era lo que mas le interesaba. Antonio, al ver llegar a su padre, manifestó: -mire papá, hoy se cumplen 9 años del atentado que fue víctima el senador por Pedernales, Prof. Pablo Rafael Casimiro Castro, al recibir los impactos de balas y de los fragmentos de una bomba de fósforos blancos.
Fausto miró con respeto y con ardor de obediencia el rostro de su madre, que como si estuviera conversando debajo de las sombras de los piñones, de la empalizada, con Tina Socio y con Mazo la hija de Tonel, gesticulaba las manos mientras recibe informes del estado físico-mental que había quedado Chanito en el centro clínico. Le parecía muy molesta, pero la vio reír dándole motivo a Fausto, para creer que podía seguir jugando ajedrez con Claudio en la terraza de la residencia Walton 1005.
Miriam, estaba todavía muy pequeña para hacer transacciones económicas, estaba muy complacida viendo la carátula de unas figurillas en una revista de cultura latina, donde mostraban rasgos del pueblo Totonaca y Taína... y deseó pedir a su hermano Eladio que cuando pudiera se la regalara... un muñequito del vestigio azteca. Pero mejor le pidió un musical de John Travolta... a quien imaginaba viéndolo bailar como en las escenas de la película Porky.
Librado tenia tres días midiendo... pensaba en una palomita de plumas blancas, había prometido proteger y echarle gránulos de amor mientras existiera sol y dolor sobre la tierra. Medía la distancia y creía que aumentaba el tamaño de lo que consideraba una traición... aunque era un jovencito de dotes y facultades que como bobina, generaba energías para disipar la oscuridad de los grandes apagones de un barrio de su querido Santo Domingo. Salía con facilidad del ensimismamiento, sin vacilación ni torpezas... Poco a poco se fue sacando el pico de la blanca paloma, cuando halló que las alas doradas de una periquilla se movían y acariciaban los axones de sus sentimientos Tatanios.
Angelita Silverio, primogénita de Matilde, con la salida del último de los Silverio Olivo, mantuvo la puerta de la estancia de la Cañafístola secular. Sólo los lunes la abría para limpiarla, sacar los fluidos contradictorios que con la ausencia de los que fueron sus dueños querían posesionarse de los derechos de propiedad.
Angelita dormía cuando llegó de la capital a Las Aromas, su hija Milita que la llamó con mucho cuidado y mucha suavidad. Las dos mujeres, hija y madre, se regocijaban al conocer la situación de sus otros hijos, que residen en la capital. Pero su mayor preocupación era José, cocinero del hotel Caracol. -José, dijo la señora Silverio, es la jalea de mis sueños... aunque a los demás los llevo en mi espalda como el bacalao a cuesta, a él lo tengo clavado en mis senos... y en mi pecho.
Juana, en la residencia Walton, merecía tomar la jalea de la felicidad y en verdad lo era en término de la realidad... Juana se tenía como una mujer realizada, recompensada por la historia, por las sumas de las acciones de su familia. En este mismo instante entró al cuarto y conversaba con Isidro y con Eladio, que observaban en el aparato de televisión una película sobre la guerra de Vietnam. Las ventanas estaban cerradas como siempre, pero su cuerpo de mujer caribeña, descendiente de una martiniquesa, no soportaba el frío, tenia momentos que como una hoja desprendida del pecíolo, temblaba... para caer en las gramas del bosque.
Juana se sintió triste porque en el día de ayer en la cercanía de la vivienda pudo ver un gatito que moría por el frío, que lo azotaba... eso la inquietaba y producía dolores en las articulaciones.
-¿Y por qué está llorando?, -preguntó Eladio a Simón, que Leia el periódico El Nacional, que todas las tardes dejaba don Sebastián en el sofá de mimbre. -Estoy llorando... dijo en voz baja Simón, -no por nadie, nadie en especial, sino por los tantos muertos que caen en los distintos barrios de la capital dominicana.
Fájate, el viernes pasado mataron al periodista Goyito Castro -dijo Simón- y eso, que fue colaborador del presidente Balaguer, mientras vivía en el exilio. De esa forma le pagaron!
Eladio, que tenia experiencias, dejó a su hermano un poco tranquilizado leyendo, y se marchó a resolver asuntos de intimidad. Había contraído nupcias con una muchacha de Imbert. La vida, a tan temprana edad, lo obligaba a enfrentarse con el sable de su realidad, a morder con sus propios dientes... Sabía que no caía lluvia por las manos poderosas de un ser místico, con barba secularia... sabía que los frutos se secaban por razones... terrenales climáticas... pero también por no haberle cumplido a San Prestamista, promesas del 28%.
Juana no fue a ver el Capitolio, lo miraba con desconfianza, lo consideraba un horno donde se cocinaban odio para los dioses de la guerra... creía que ahí se ensamblaban las intrigas políticas latinas para la ofensiva imperial. Mientras veía una telenovela donde aparecía el edificio de la Casa Blanca, se sintió descompuesta al ver el anuncio de una película donde clavaban... una espada en el brazo de un chileno... para obligarlo a confesar... Después en la otra mano y... se secó las lágrimas, clavaban una bayoneta y recordó la imagen del pobre gatito que en la tarde hubo de morir de frío... apagó el aparato y se marchó secándose el sudor. Regresó al dormitorio llevando la imagen del pobre gatito que de frío en la tarde murió
Con el triunfo de don Antonio Guzmán, la República Dominicana es vista desde el exterior con otros lentes y colores. La caída de la Empresa del señor Balaguer, dio facilidades para que dominicanos y dominicanas residentes en el exterior, desearan introducirse al mercado nacional.
Mella, después de asistir a una reunión del partido triunfador del que es dirigente en la ciudad de New York, convocó a militantes de su comité y amigos para asistir a las 5:00 P.m. a la residencia de la calle Walton y con mucha tranquilidad pero lleno de energía positiva -manifestó los he invitado a celebrar con mi familia la alegría de recibir el nombramiento como uno de los secretarios del Consulado Americano. Los invito a brindar con esa tacita de café. Mañana asistiré al Palacio para la... juramentación que se hará pasado mañana. Los hermanos y hermanas aplaudían efusivamente, mientras Sebastián y Juana Francisca lo abrazaban al tiempo de felicitarle y desearle prosperidad con honradez y nobleza.
Juana y Sebastián estaban mucho mas a gusto y parecían mas realizados viendo la alegría que tenían los muchachos y muchachas con el nombramiento de su hermano Mella. Pero a Juana la llenaba de satisfacción y de esperanza porque ahora el último pago de la casa de la urbanización Torre Alta, en Puerto Plata, se haría mas fácil.
Juana inicia una serie de viajes en el invierno neoyorquino y se instala en la nueva y acogedora residencia de las piernas de la Loma Isabel de Torre... y recupera células dérmicas que limpian y fortalecen la piel. As’ mismo regenera su estado sicológico y bobina espiritual.
Juana, con el nombramiento de su hijo Mella, entendió que había ganado la batalla número sesentitres... y que se sentía invicta cual Juana de Arco... pero no se arriesgó a pensar en los perseguidores de aquella. Prefirió mejor pensar en Juana Trinidad (Saltitopa) y se creyó la coronela y buscó un bidón de agua y comenzó a bañar las flores... como suponía la Saltitopa, descalentaba los cañones de la restauración.
En la mente de Juana, la de Tatania, estaba registrada librar cientos tres batallas... no se atreve a enfrentarse con su gran enemigo: El Frío, a ese, ella le temía, lo evitaba, no subía a la arena con el... La campeona Olivo, le temía a los brazos largos, se convertía en un látigo multidimensional y multiforme -incómodo para toleramiento- adujo uno de sus managers. Las que había ganado, las había ganado en terreno apadrinado, enfrentándose a un sistema colonialista impositor e inquisidor por más de medio milenium a cruzar mares, ríos y soportar frío y jarimas imperialista.
Viajó a Santo Domingo para organizar la casa en Torre Alta, en las piernas de la montaña de la novia del Atlántico. Todo le ha parecido placentero, acogedor y ameno. El aire viajero del Atlántico ascendía por las azoteas, al rozarle la cara lo encontraba tibio, cual beso de una fiel y leal boca dueña de un muy noble corazón, y el aire de adentro, los cuartos y aposentos, sala y comedores, les hallaba muy agradables, y el que bajaba de la cumbre del pico Isabel de Torre era lo máximo. En cuanto tuvo lista la nueva residencia no quiso entrar en necias comparaciones mas, se le pareció buena... buen patio... buena ventilación, buena sombra también.
Podía hacer lo que le agradaba, como sembrar las flores, las hortalizas... hacer agricultura urbana... criar conejos, aviarios y tener un buen perro guardián.
Abrió, como a ella le gustaba, el puente de comunicación con sus familiares y con sus amistades, con el municipio y con Guananico, que pertenecía al municipio de Altamira. Luego visitó la casa de su cuñado Sabelo, para mirar de cerca los aristas del rostro de los negocios que habían sido de ambos. A ella le encantaba participar en la preparación de los sazones de los actos comerciales donde era mayor o menor accionista... Era una fiel atisbadora del fuego donde asarían el crecido cerdo-alcancía, pero rechazaba como acto de unidad de buen comensal la reparticipación en paralelo... Lo de ella era perpendicular, vertical, nunca paralelo, su acto vital siempre fue real, frugal y transparente. A todo color, vivo y directo.
En Bajabonico, llegó a las propiedades de Tatania, se detuvo debajo de la mata de limoncillos, donde Miguel y su padre bebían tragos de Whisky don Miguel. Y como si salieran de un profundo precipicio, llegaban las imágenes desde lo antiguo y sagrado de su memoria. De regreso a la casa del Cañafístol, degustó con su prima Angelita, a la que respetaba y quería como a una hermana, siendo prima. Después se dejó caer en una de las que fueran sus camas... durmió hasta las dos de la tarde para luego pernotar donde su amiga Daniela Arias, vivienda donde acostumbraba comer y hacer la siesta antes de volver a la casa de Torre Alta.
Chanito de vuelta a las faenas electrónicas, reparaba radios casseteras y amplificadores. Había recuperado la salud y su estado general era muy bueno. Le agradaba la música y la literatura, por eso tenía discos y cintas de los Beatles y merengueros típicos y populares de la patria donde creció... Por lo pronto no estaba estudiando, pero recibía una compensación por los males recibidos con la descarga eléctrica... mientras hacía la fantástica transmisión... Debo decir, lleno de honestidad, que el joven Antonio Silverio Olivo pudo laborar en escuela o los talleres de la RCA, sin embargo prefirió usarla como mecanismo de pasatiempo.
Juana se deleita desde la jabilla de la Torre Alta que hay en el patio de su residencia, mirando la llegada de los barcos y trasatlánticos... que besan o pellizcan la costa puertoplateña... las olas muy altas como caballos que tumban a los jinetes inexpertos que quieren ensillarlas con violencia, ella, Juana, se deleitaba observándolas.
También se deleita con las voces de los venduteros que anuncian con voces melódicas -sonríe cuando oye decir: ¡Lechugaaas!... ¡repolloooos, polleeeroo...! recuerda a don Benito Olivo... hombre limpio, recatado, casto y honesto... y sin estar ya escuchando las verduleras, una grita con voz de encanto, como la que termina de vender: Aguacate solito, verde y madurito, queda marchanta, mantequilla... seco y aguaito. Quita las lágrimas de la imagen de su padre... luego deja ver una sonrisa alegre y jovial en el escenario de un horizonte perdido.
_ Sebastián, temblando de frío, hace con el ruedo del pantalón una polaina, pero deja el ruedo izquierdo agarrado con una liga de las que usan para ligar las papeletas... se mira y nota que está temblando y levanta el cuello de camisa de seda... al fin se detuvo frente al espejo de la sala, mira sus labios y cree que por el uso del tabaco se les han puesto morados.
Sebastián no usa bebida alcohólica para echar de su piel al que lo ha separado de Juana, su mujer, -malvado troglodita- pensó y miró el blanco del humo.
Silvestrina llamó a su hija: -enciende dos velas a tu padre... -Anoche le llevé café a la mecedora. ¿De qué está hablando, Bebi? Pasé soñando con él, pero al final lo vi que decía adiós con los dos brazos en el puente de la Barquita entre Sabana Perdida y Los Mina.
-Toma los fósforos, enciéndele dos, él las merece.
-Está bien mamá, pero los muertos no comen ni recuerdos.
-¡Es la tradición!
-Es cierto, es la cultura.
Sebastián fue con pasos seguros a la despensa y quitó el corcho a un vino... encendió un cigarrillo y sin titubeos llamó a una compañía para cambiar el sistema de calefacción.
Eladio, que ya tenía familia, hablaba del tirano con un pariente de su mujer, mientras tomaba traguitos de coca cola con hielo picado. Explica de lo costoso que fue para los campesinos y obreros la permanencia del tirano. Hablaba de los centros azucareros, de las fábricas, de baterías y de la de armas de fuego que estaba en San Cristóbal. Eladio no jugó ni semillas de cajuil, ni velludas, tampoco hizo travesuras en el lomo de un burro, ocupó su tiempo puberito a la ayuda de su madre en los asuntos económicos y culinarios.
Mella mantuvo buenas relaciones con la izquierda revolucionaria, pero era dirigente del Partido Revolucionario que dirigía primero J. Bosch y después J. Fco. Peña Gómez, a quien le demostró lealtad y confianza. Viviendo en la ciudad de New York desde finales de la década del 60, siempre estuvo, hizo presencia en las campañas electorales. Estuvo en el mitin de cierre del Acuerdo de Santiago y permaneció el mes de abril y la primera semana de mayo; la empleaba con dirigentes de su provincia, en los asuntos puramente de cédula... siendo acusado por miembros de la guardia colorada de Peligroso en el manejo de archivos y detalles de violación de documentos, pero luego dementado... por la dirigencia.
Miguel Silverio Cruz, hijo de Silvestre y de la viuda Silvestrina... al retorno de Santo Domingo... en uno de los viajes para asistir a los rezos de su abuelo Doroteo Cruz Medina... informa a Sebastian de las tantas muertes ocurridas por las manos extrazas del azar... o por los aguijones calientes del infierno.
-¡Buenos días! Tío -dijo Miguel.
-Vine anoche... saludos y muchas expresiones envían de allá, tío Chang. Además de ofrecerle saludos a usted y los demás, vine a decirles de los accidentes y tragedias que cubren los campos de Bajabonico.
El señor Sebastian, que aún estaba parado, prendió un cigarrillo Marlboro y se sentó para escuchar en sosiego físico. -Dímelo despacio y con su apodo para poder recordarlos.
-Tres de las hijas de Jesús Trejo. También murieron los hijos Jhonny, Edilio y José Manuel Trejo en accidentes de motocicletas. Otros que murieron de la misma manera fueron, dijo Miguel, fingiendo tristeza, Carlixto García, envenenado y por los mismos efectos murió Demetrio, el de Gabinito.
Silverio (alia Meto), Santo Medina Sosa, hijo de Amado Chepe y de Rosa, la hija de Faustina Silverio; Nelson Parra, hijo de una hija de Ceferina y Bienvenido, el hijo de la señora Meco, la mujer de Manuelito... y Cheo Pancha, que también fue víctima del maleficio del jacho.
Otras, pero en la paz del hogar, Evaristo Cruz, el primo, la señora Victoriana Arias, Nanan, la mamá de Daniela Arias... su comadre. Doña Higinia...
-La verdad sobrino Miguel, que no sabemos desde cuando viene ese maleficio... pero desde que soy o fui un niño oigo hablar del fantasma del jacho de los Antolinos. He sentido mucho esas defunciones... dijo y le brindó un trago del vino que había escorchado.
Doña Juana no fue amiga del doctor Peña Gómez, pero al profesor don Juan Bosch y Gabiño le dispensó amables saludos... y recuerda sus discursos expresados con un limpio rencor en un lenguaje sacudido de ruidos y valladares para que entrara en las sabidurías de los estratos básicos de la sociedad... de pobres, negros y mulatos.
-Yo recuerdo aquella contienda que tuvo con el padre Láutico... No era ni arrogante ni altanero, pero lo consagro como un ser humano distinto a los acostumbrados a machacar con los humildes de quien fue gran líder.
-Lo que recuerdo de su llegada -expresó Daniela- que sé que también usted recuerda, comadre, es aquel donde llamaba tutumpotes a los ricos y los pobres, hijos de Machepa... Es el discurso que más recuerda al dominicano de aquellos días... porque era diferente, no era de lo mismo.
-Así es, comadre!... dijo. -Hay... que cambiar los pisos de tierra por pisos de cemento, la funda de noventa libras se vendió a 0.85 centavos y además aseguraba las tres comidas calientes... Eso no lo puede rechazar ningún hijo de Machepa.
Antonio estaba en la cocina de la señora Elvira, calentaba un biberón de leche a su pequeña Gabriela, que lloraba en una pequeña cuna improvisada en la galería de la casa, en la Vista Alegre número 1 del barrio La Victoria del Distrito Nacional en la República Dominicana. La madre de Gabriela, esposa de Toño, natural del municipio de Navarrete... laboraba como profesora en un instituto en la ciudad.
Elvira, la esposa de Víctor, terminaba de servir el almuerzo cuando éste llegaba de supervisar los centros... que dirigía en el distrito escolar de ahí. Toño era dirigente de altas instancias de izquierda revolucionaria y buscaba a su hermano Arias, de apodo Negro, quien era Supervisor escolar y profesor de enseñanza secundaria en esa zona... En la tarde, al encontrarse, para ambos fue de gratitud... y al Prof. Arias le satisfizo mucho... el poder ayudar a su amigo y hermano en las atenciones con la familia, como contribuir en el desarrollo del compromiso con la revolución.
-Oye Negro -dijo Toño- quiero que me apoyes en eso.
-No hay problema, para qué nacimos en la misma cama de la misma nación -respondió el esposo de Elvira.
-Mañana debo ir a la escuela Patria Mella, a dar una conferencia; escucha los temas, te los voy a leer: -Teoría de los tres mundos; Conflicto entre China, Vietnam y Kampuchea; Posiciones de línea roja del Movimiento Catorce de Junio frente a la situación internacional y las divergencias del Movimiento Comunista Internacional.
-Cuente conmigo y con el respaldo de mi mujer... y hasta de mis hijos, que ayudaran con Gabrielita.
Juana y Daniela continuaban conversando de los cambios que se hubieran dado si no hubieran asesinado aquella iniciativa de amor y respeto por el hombre y por la mujer... a la niñez, a la ancianidad y a la seguridad ciudadana; el derrocamiento del profesor Juan Bosch.
-Usted sabía -dijo Daniela- que Mella y Negro recibían panfletos comunitas?
-Sí, comadre -contestó Juana Francisca. Pero también Chanito y Eladio...
-¡Ah sí...? -dijo sorprendida.
-Claro. Era donde Genarito que lo llevaba un joven que venía de Puerto Plata...
-Cierto, ahora lo recuerdo todo... se llamaba Antonio García.
-Pero durante los días de la revolución, un día estaban escuchando a Radio Norte subido en una mata de mango... La emisora llamaba al pueblo a integrarse a la lucha; pues, los dos infelices fueron a la Colorada y allá esperaron el camión que lo salía recoger... Pero las manos del poder de los inocentes pinchó las dos gomas delanteras del señalado camión y por poca cosa se volcán y se matan todos.
-¿Y qué pasó, comadre? –Preguntó la mamá de Negro... -Nada, Danilo, que sabía lo del camión, los obligó a bajar de inmediato e irse para la casa. Por Danilo no perdimos a esos dos pendejos...
-¿Cuál Danilo, comadre...?
-Danilo Gómez.
Lo que no supo ningunas de las dos es que el camión que llevó las gentes de Imbert y Altamira... murieron todos por los impactos de los fragmentos de bombas fragmentarias arrojadas desde el campamento del Batallón 5.
-Espérese, déjeme envolver esta hechurita de café, para que la cuele cuando llegue, dijo Daniela.
-Búscame un paquetito de yerba buena y flor blanca... y si hallas, tráeme algunas de berro y de verbena...
-¡Vaya con Dios, comadre...!
-¡Que quede con usted...! dijo Juana cargada de hojas.
Doña Juana estuvo en la residencia de la calle Walton en abril del 1981, y regresó a la de Torre Alta en noviembre del 1983, Mella no laboraba en el Consulado Americano y Toño había reorganizado sus sentimientos. La situación clínica era buena y hasta del frío se había impuesto. Esa era su historia clínica actual.
También la casa de Torre Alta fue una colmena donde muchas abejas libaban los néctares dorados de la cornucopia, desde donde hicieron traslados en papeletas, del fértil polvillo llamado polen. Ahora no era la casa... de los pequeños negocios, sino la de la Jabilla, con las hojas verdes, con el rostro del águila y el Tío SAM. Hubo vecinos que llevaron certificados fantasmas de propiedades ficticias... ella sabía... por qué la gallina cascareaba cuando ponía su último huevo... y sabía también por qué los perros daban tres vueltas antes de echarse.
Doña Juana nunca usó sus ojos para fingir, los empleó para ver imágenes en todas sus dimensiones, por eso nadie la vio con lentes oscuros... porque era frugal y transparente.
-Usted parece que está enferma, vecina...
-¿Anja, usted cree...? ¡Por qué? ¿Qué usted ve... que no veo yo?
-¡No señora, no es por eso doña Juana!
-¿Dígame, qué se le ofrece... a usted?
-No... No, no se me ofrece más nada... Le iba a solicitar un favorcito... que me prestara mil quinientos pesos. Y dejar como garantía... Doña Juana se levantó y le dejó la palabra en los labios... y de espalda le dijo... -Oiga vecina del corazón... llévese a una compraventa su garantía... que esta casa no tiene las puertas de alambre...
Chanito, que había oído la conversación, le preguntó a su madre...
-¿Qué fue lo que trajo de garantía...?
-Y qué... sólo un simple papel de compraventa. Esa vecina vino a engañarme. Por eso no se los presté. Además, hijo mío, es una jugadora de bingo en el Club de Oficiales de la Fuerza Aérea. El esposo es el capitán Luis Hermógenes López... el acusado de haber matado al Ing. Amín Abel Hasbún, todo el mundo sabe que ese es un rango tan falso como su nombre...
-No, mamá, ese es su nombre; lo que es falso es el rango... es el rango y también la institución. Era sargento de la Policía Nacional.
En el 1990 doña Juana se sentía sola para realizar los mandados al mercado y a las farmacias y a otros lugares... Kleber Vladimir, hijo de Elvira y de Víctor, por mandato de su padre y de su abuela Daniela Arias, aceptó ir por tres meses a vivir con ella... Luego de los tres meses llega Iván Patrovich y sustituye a su hermano... Ninguno de los dos tenía mayoría de edad.
Félix Martínez, mayor de edad, hijo del primo Juan Evangelista Silverio, apodado Bumbo, sustituye a los nietos de Daniela porque Juana se traslada a la residencia de New York... Significa que ella tenía suma confianza en la familia... Félix era primo de Juana en segundo grado.
Doña Juana sabía que Mella iba a estar en el país en las elecciones del 94 y permaneció un gran tiempo analizando la conveniencia de quedarse hasta las referidas elecciones. Así sucedió, tenia informe de la casa... de Torre Alta, todos los fines de semanas y de las rentas de sus empresas...
El 16 de mayo de 1994, se efectuaron unas de las elecciones más fraudulentas en la larga historia dominicana... con claros rastros de delito.
Una vez más Mella viene a luchar codos con codos, a enfrentarse cara a cara con la maledicencia y el chantaje imperialista. Le duele como le dolía a su madre ver frustradas las esperanzas de un pueblo bueno pero hambriento, el pueblo sin nombre, el que tiene piso de tierra, el pueblo que no conoce el color de la leche, ni el sabor de la carne. El engaño del imperio de fin de siglo, la compra y venta de consciencia...
Mella estaba sentado en la mesa cuando escuchó que sonaba el teléfono... era su madre desde Nueva York... -La bendición -dijo Isidro desde Torre Alta... -¡Dios te bendiga! -la madre manifestó desde la Walton. Cuéntame, que es lo que hay...
-Sólo hay atropellos de la voluntad popular, abuso de poder, compra de voluntades y de consciencias. El Acuerdo de Santo Domingo, aclaró Mella, se reunió con los embajadores y les presenta múltiples pruebas de irregularidades que constituye un grosero fraude colosal. Estaba presente el señor Robert Pastorino, embajador de Estados Unidos. La prensa internacional cuestiona a fondo los comicios, considerándolo como fraudulento. The Times consideró como dudoso el triunfo del Dr. Balaguer... pide a los Estados Unidos que emplee su influencia para que se respete la voluntad popular.
El día 10 de agosto, fecha en que se firmó el pacto para la democracia, llegaba Isidro a la residencia de sus padres, en la calle Walton 1005... En la noche, Juana le pidió a su esposo Sebastián, que le leyera... algo bueno.
-Léeme algo agradable, Sebastián!
-¿Cómo que, Juana? -dijo presentándole una de sus risas juveniles.
-¡Lee el Pentateuco! -dijo ella sonriéndole también.
-Abraham habitó Canaán y LOT hizo tienda en territorio de Sodoma... Chang, pasó las manos por la frente de su amada esposa. -Estos sodomiítas, eran personas malvadas, violadoras de la ley. Abraham tenía cien años cuando engendró a su hijo Isaac. Permaneció leyendo hasta pasado las dos de la madrugada y añoró escuchar el gallo madrugador de la estancia en Bajabonico. Recitó los versos de Abraham -Aroma de un campo que bendijo el Señor... aroma de mi hijo... que Dios te conceda el rocío del cielo... la fertilidad de la tierra, la abundancia del trigo y del vino..., otros días leyó los profetas mayores y menores... los salmos de David... y de los versos de Salomón ella se aprendió los siguientes: -¿Qué es eso que sube por el desierto como columna de humo, como nube de incienso y de mirra y perfumes y de mercaderes?
-¿Es la litera de Salomón!
¡La rodean soldados, los valientes de todo Israel, todos llevan al flanco la espada... por temor a sorpresas nocturnas!
En su cuarto, Chanito hace de locutor y coloca en consola los merengues La agarradera... la botija... y Caña Brava, del intérprete Tatico Henríquez... Mientras bebían el café de las 9:30 de la mañana, Juana y Sebastián recuerdan su país, y aunque no estuvieron en una fiesta o jolgorio nunca, el calor del fresco verano neoyorquino lo energizó y lo hizo más ser hijo de Tatania y Altamira y de Bajabonico... y Guanabania.
-Recordar -dijo Juana, es quizá la más de las brillantes condiciones humanas... es como un poder superior para revivir acciones muertas. O resucitarlas.
-Sí, no muertas, -archivadas- dijo Chang, que al necesitarlas las despertamos.
-Es un resucitar -aclaró Juana... que tamborileaba en la mesa con las manos.
-¿Por qué, si... el día está tan lindo, no... Nos vamos a bañar a la playa?
-No puedo, tengo compromisos con los asuntos del partido... -pero como regrese iremos a la playa de Charajima, allí la luna es complaciente con los enamorados y mientras los otros están en escena... esa cabalga entre las ramas y las palmeras.
-Está bien, cosa como esa necesitaba escuchar mi corazón, sabré esperar...
Las elecciones de 1996 trajeron a Juana y a su hijo Isidro de vuelta al país. El 11 de septiembre durmieron en la residencia de Torre Alta... hizo diligencias, contactos con amigos, compadres de los familiares de su esposa... en predios rurales de La Llanada y de Palmar Grande y El Mamey de Altamira. Lo mismo ocurrió con familiares suyos, en el recién inaugurado Municipio de Guananico. El sol quemaba la espalda de los jornaleros, las matas de cafeto, que abundan en Fundación y el paradero, dejaban ver sus ojos de inconformidad por lo lento del invierno. Mella llegó a la casa de su tío Isabel, donde su madre le esperaba... y donde durmieron.
De vuelta a Torre Alta, cenaron con la dirigencia política de su organización y respondió preguntas a periodistas nacionales y locales y regionales. Así era Mella cuando venía de New York, donde era dirigente... Hacía grandes gastos por su partido y que a la larga...
El 16 de mayo... bajo un sol de fuego que hacía sudar, como orinar hasta en los pantalones... se celebraron los comicios extraordinarios, bajo la sombra del pacto por la democracia... Ningunos de los partidos alcanzó lo acordado por la Ley. Peinado, candidato reformista, quedó fuera con solo 14.99%; José Francisco Peña Gómez llegó al 46% y Leonel Fernández obtuvo un 39% de los sufragios...
Mella retorna a su residencia en la ciudad de los rascacielos con el compromiso de participar nueva vez en los trabajos del partido para la segunda vuelta.
Los corazones de los partidarios del emblema blanco es gelatina de algarabía, de sueños y de hermosas proposiciones... según las palabras de los dirigentes Tonny y MENA Castro... en casa de la compañera Juana Francisca Olivo y de su hijo Isidro (Mella) Silverio Olivo, residente en la ciudad de Manhattan, donde es alto dirigente de la organización favorecida con el 45.99% de los sufragios en primera vuelta.
Las aguas del arroyo Capitán en Los Mangos siguió rumbo al Bajabonico, como las del arroyo Santiago, Obispo y Cabía, Caonao y Unijica... igual que Fundación, Arroyo Blanco y Río Pérez y la Damajagua... llenaban el cauce del agente... más viejo de los ríos de América, como los ciudadanos llenaron las urnas de votos blancos del más viejo partido de la República de Juana Francisca, dueña de las grandes batallas del ordeñador en invernales madrugadas. Gigante la batalla de siembra en parcela ajena sin cortar las alambradas, del que araba con bueyes prestados, pero debe dos tercios de la cosecha.
Juana Francisca, la madre de una docena de criaturas inteligentes, tres flores del jardín de Tatania y nueve cogollos que son espigas de las espigas que algún día fueron silvestres... Hermosa batalla como la de los ríos y las cañadas, las libradas en invierno en riberas de ríos ajenos... fuertes batallas, más de cien, las libradas a partir de que se barrerán los batientes de la puerta... rumbo al alcance de los horizontes extraviados, cientos seis llevaba, aquella madrugada del 3 de julio, en Torre Alta... era de calor, de frío... ¿en junio...? pero tenía fuerza archivada... era artificial y lo agarró por el cuello, lo tomó en minutos por la cintura... pero el brazo zurdo lo sujetaba y con el derecho lo tiró a la calle... estaba jadeante, bebió un poco de agua... Esa noche estaba sola... a nadie luego dijo nada.
Así era... callada... a veces solitaria, después de las últimas batallas... Días después a ella, como a su hijo Mella, no volvió luego de la muerte de Peña Gómez... no le importó... el gobierno producto del Frente Patriótico... y se dedicó hacer llamadas a sus hijos y a su esposo y familiares... La brisa que venia a la residencia, desde el atlántico, le acariciaba las mejillas... miró muchas veces sus manos, las halló amarillas, miró los muebles, los encontró muy tristes y solitarios, huecos y vacíos, deshumanizados... La llegada de Félix, su primo y guardián, la reanimó... hicieron cena y cenaron; encendieron el televisor y vieron la misma película, era de Telly Zabala. Llegó la hora de acostarse y sentía ánimo para ir a la cama. Pero no fue y permaneció más de lo acostumbrado en la mecedora con los pies en agua tibia que Félix le llevaba antes de dormirse.
Estaba amaneciendo cuando doña Juana fue a secarse los pies para irse a la cama, había dormido algo... pero sentía mucho frío, la había tomado por sorpresa... no tenia muchas fuerzas para librar su última batalla... pocas veces sentía miedo y ahora sentía más que miedo, era temor moral místico, espiritual, esa fuerza espiritual se le estaba ocultando... la veía que se metía en los muebles, en las paredes... El frío sabía... como era ella... y atacaba por las rejas de las persianas y por los ventiladores... no se atrevía entrar de frente como en otros tiempos. También tenía por lo menos cuidado... Logró subir sus piernas, las introdujo bajo el mosquitero... No escuchó el canto de las aves del Isabel de Torre... salía del desvelo y cayó en lo profundo del viejo descanso.
Cuál de las Juana estaría despierta, la poetisa, la obrera, la mujer... la empresaria... la hija, la madre, la amiga...?
Juana era poesía... porque era mujer singular diferente a las del montón salido, hacía versos... versos en el fragor de la jornada cotidiana... fue mujer de encanto sonoro, vi volar las aves y las mariposas en el túnel y las vías. Con solo ser novia ya era poesía, con haber sido mujer era dulzor, con sólo haber sido dulce madre y esposa, era suficiente para llamarse Juana, poesía cosechadora de desvelos en el pecho de su amado... la hacía poetisa de espirituales alas, por libar el néctar cristalizando el placer en besos azucarados. Los mas grandes y hermosos de sus poemas son: Socorro, Miriam y Rosa!, cargados de armonía musical, cargados de esencia y espigas... luces de luxes en donaire de voces celestiales.
Juana era proletaria, solidaria, mujer de fábricas y de empresas, la madre de paz, de proyecciones y de ideas acabadas.
Era obrera por fuera y por dentro, productora de bienes para las sociedades, que como poeta había cosido con hilo de tradición familiar moviendo ruedas del pensamiento en el tiovivo en la centrifuga de su andar respetuoso. Tuvo las manos que pudieron tocar el piano o el violín. Ella prefirió el martillo y la hoz, instrumentos solidarios para sembrar viviendas y cosechar amor. Pudo clavar clavillas de oro en cualquier madera, cosechó poesía, limó las aristas del amargo sudor. Buscó la fábrica de los nuevos horizontes y halló muñecos con rostro de dolor que poco a poco fue convirtiendo cara de soles en boca de sales y ojos de limón. Pero continuó lavando las consciencias de las mujeres de cebollas y sarampión que dejaban su espíritu en los huertos ajenos emparedados en medio de agujas y de botones y otras en aristas de lavadura y almidón... Haciendo buñuelos y empanadas para los de la otra alcoba, para los que comen con cubierto... -pero siguió andando, haciendo azadones y haciendo trincheras rebeldes para combatir las liendres del zarzal y del frijol.
-Fue canal de mansedumbre, de armonía y de amor madrigal e idilio flor de sacrificios... Dejó su encanto en el mango del arado, en el mango de la plancha... en el cabo del azadón, en el guayo de la harina de la yuca o de maíz. Pero Juana Francisca cosechó humanismo los canteros del bien consolidantes con las otras Juanas... las de América... La de Arco, la de Ibarbourou y la Saltitopa... y muchas regadoras de lágrimas encima de los humeantes cañones restaurando los hogares caídos por el síndrome de la era de la guerra. Conoció la vida de Mariana Grajales, la de María Trinidad Sánchez. Sufrió el exilio económico como Josefina Storni en las olas. Sufrió la muerte de Yolanda Guzmán pero saboreaba su gusto al recordar a Policarpia Savalarieta (La Pola), heroína colombiana -1795-1817-, condenada a muerte por su lucha independentista, por Juan de Sámano, militar español, último virrey de la colonia.
Pero Juana la de Tatania conocía todos los movimientos donde había protagonía femenino. Las que más mencionaba eran Juana Inés de la Cruz, Ana Betancourt de Mora, a la doctora Cecilia Grierson, asistía a la Universidad Argentina siendo la única mujer, esta mujer tuvo que enfrentar los prejuicios y la creencia del imperio de la época. Conoció las tareas de las jornaleras y soldaderas... Era prohibido el enrole de mujeres en los ejércitos, so penas de 50 palos a la que se le halle. Es para esos días que se distingue Mariana Grajales, Juana Azurduy, quien vistió y llevó el sable y el fusil. Fue la primera en atacar y la última en abandonar las escenas de batalla. Recibió el grado de Teniente General del Ejército Boliviano.
Cuando regresaba a la mansión, buscó en la libreta de las memorias económicas al lado de unos nombres de hijos de parientes y primos, estaba el nombre de la esclava negra María de Jesús, participó en la lucha del Bahoruco, en la rebelión de los Bambienes. También Eleuteria y Fabiana, luchadora puertorriqueña. Pasó revista a sus bienes y propiedades.
En verano hacía mucho calor y eso aumentaba su dolor y descomponía el estado anímico, le dolía el cuello. Aquella mujer que entregara al mundo doce hijos, sentía grandes dolores, los que no tuvo para parir la docena de hijos. Por el ventilador entraba fuego como el fogón de aroma de Tatania. Apagó el televisor, abrió las persianas. el fuego amarraba y mordía sin piedad sus órganos interiores.
Se iba la luchadora. Dueña de doce partos, todos con su esfuerzo, algunos solos... Félix la llevó al médico, era demasiado tarde, era imposible recuperarla, la vida se había ido como una lámpara de tenues luces.
La noticia de la muerte de doña Juana... Chang, entró por la puerta del gran vecindario que fuera suyo, con la entrada del alba y el canto de los gallos y ladridos de perros fieles a sus amos... La pena era hasta de los árboles que inclinaron sus hojas cual orejas de saleas y por cada ápice caían lágrimas verdes. Las aves volvieron al nido y salieron hacer la ronda. El sol cerró los párpados dorados y no miró el féretro hasta la hora del entierro.
La vivienda del Cañafístol la esperaba para los adioses eternos, con humo de hojas de naranja con incienso y otros aromas de resina blancos... pero fue la iglesia que administrara Sebastián, quien abrazó en supino el cuerpo de ver—nica en estambres y pétalos de rosas rojas; parecía domingo de ramos, ramilletes por doquier, azahares, lirios calas anaranjados y morados. Lises y begonias, azafranes, tulipanes y rosas blancas sublimizaban el rostro de la poetisa. Los paisanos suyos, los de Tatania y de Guanabanía, ponían toques digitales en la cara mustia de la madre, de la amiga, de la hermana. En cortas filas de andar ceremonioso, llevando un pañuelo blanco en la boca y en la mano izquierda una flor, en un camino de angustias henchido de tristeza para dejar en el ataúd cálices de sollozos en aliento quejumbrosos de un cuerpo yerto y mustio de la mujer buena que trasciende buscando los horizontes perdidos.
Allá en la ciudad de los rascacielos, Sebastián y los que no pudieron presentarse al sepelio en Santo Domingo, cabizbajo deposita su melancolía en los almacenes de la resignación, como si entregara sus derechos a un desconocido. Esperó y recibió las llamadas de condolencias... de los parientes cercanos y allegados.
Fue un velorio muy económico en término de lo que podía verse... sus hijos, los presentes, lo habían dispuesto... Docenas de coronas y guirnaldas follaje eran superiores a lo proyectado.
Cuando sacaron el féretro, las aves que se habían anidado dejaron su habitad y formaron un cortejo en el cielo blanco. Los dolientes acompañados por su gente iban vestidos de negro con pañoletas y pañuelos blancos en el bolsillo derecho del traje para la ocasión.
Las aves en dos líneas formaban una V en flancos de vanguardia... as’ mismo hicieron la gente, uno escuchaba a Mella ofreciendo unas oraciones de su corazón afligido... y el otro que compartía en pequeños núcleos con Fausto y Andrés, haciendo cabildeo, para proteger el ataúd de los hurtadores de cadáveres. De los vendedores de dientes, mortajas de recién llevados a la última morada.
Mella hablaba de las virtudes de su madre, de la señora que entregó su vida por las ajenas. Levantó la mirada y el brazo izquierdo, y vio por tercera vez, entre las nubes, las dos líneas de garzas de plumaje argentado alejándose de los aromales como blancas avionetas hacían piruetas en el entorno del campo santo. Parecía que llevaban en el pico la flor de la paloma blanca; eran alrededor de quinientos machos y pichones que levantaron vuelo en semi círculo... fueron sobre las estancias de Tatania y desde la Cañafístola volvieron al matorral... El sol abrió los párpados y parecería haber ido a beber al río, porque con las últimas palabras de Mella, apareció el Arco iris con policromas de dolor. Bajó el brazo y de su boca salían como de una bóveda enlutada palabras que eran goteras melancólicas despidiendo a la que fuera su Noria-manantial... -Se han ido, vinieron a despedirte... se han ido, conociendo su dolor, nuestro dolor, se han ido dejando en cada cosa del entorno una seña, un gesto de resignación... Fuiste reina de las flores y de las aves, por eso vinieron a traer lágrimas hechas vuelo... Una lágrima gorda salió del ojo izquierdo del orador y al no creerla suya, otras llegaron para lavar unas manchas en el adiós... Lavaron las penas.
El lazo, como una guía, con suavidad y munición, entregaba el ataúd a la fría soledad, abrazado en el atardecer del silencio eterno. Cuando la gente se marchaba, las garzas volvieron desde los aromales, los comentarios eran variados, pero la campana en la iglesia de la comunidad, la de San Juan o la de San Antonio o de San Sebastián, comenzaron a doblar por Juana Sebastián Olivo de Silverio. Cada teñir era un racimo de llanto y de dolencias, cada llanto era una queja, cada queja era una angustia y cada... un rosario de sufrimiento.
Sus 12 hijos -los que amamantaba en tierno pecho- hoy lloraban la partida... de la jardinera feliz cultivadora de Rosas, Dalias, Orquídeas (las tres hijas)... y cosechera de Crisantemos, Claveles, Lises, Jacintos, Lirios, Lotos, Geranios, Mirtos y Gladiolos (son los hijos), las 12 flores que para decirte, han venido.
-Continuaremos las huellas de tus ejemplos, seguiremos buscando los horizontes perdidos... te lo decimos en líneas de coronas para la mujer que en cada uno sembra -dijo Mella finalmente- el mejor manantial, la mejor noria. Para la que sembró corazones en huertas de voluntades, con lágrimas tiernas para vernos crecer sin caer en el barranco del engaño... Se detuvo y abrazó a una comadre de la difunta... Sí señora, fue dulce consejera!
...Adiós madre amada, abnegada, -dijo y se unió a los demás. Ven Mella... ven!
FIN