domingo, 31 de enero de 2010

La Ventana de los Lagartos. Novela de Victor Arias



Era dos de septiembre Arias y Soriano deseaban de la presencia de individuos como ellos, estaban solos Griselda y Margarita lo sabían. Eran las once de la mañana, leían en la sombras del play y en la escuela de observación en el entorno del lavadero. Ñiña sabia que estaban en el colegio, por comida no habia que preocuparse. Pero por la cantidad de hojas, de basuras maduras y secas que el patio mostraba, a lo ancho y lo largo de la geografía escolar. Del comedor de los pabellones femeninos y masculinos, los altos robles, las tres matas de Framboyán y la de laurel y la fila de matas de tun o jabillas extranjeras dejaban caer las hojas bailaban el pambiche el “jarro pichao” en septiembre el calor del sol era mucho más que en Julio y en agosto, los miembros arbóreos iban caminos a los centro de salud los rosales y las gardenias, las dalias y los claveles rejuvenecieron por haber recibido ayer y anteayer, un baño aunque gotas de frescuras por las motivaciones de Arias y de Kleber, llegaron para cuidar el ornato agradabilizando las miradas de los habitantes versus los que se han creído dueño del universo. Los robles adolescentes, y los viejucos amaceyes daban sus ramas para que las aves se acurrucaran para pasar la tormenta que se acercaba. Las nubes con traje para ir al sepelio de la sequía de 37 dias oían los truenos que como tambores convocaban a los confines pero al estar muy oscuro los caminos una larga caravana como la de la campaña de una plaza revolucionaria para celebrar el 24 de abril, y los 35 años de la muerte del coronel de Abril y de Febrero, así se establecían en el ancho cielo tocando los tambores eliminando los espacios con reflectores, las nubes llegaban de los confines vestidas de luto eran féminas en duelo, llorando a sus novios, a sus maridos y los hijos el 28 de abril en cualquiera de las batallas. Eran caravanas de nubes heridas preñadas con el dolor del parto en filas para encontrarse con los centuriones y ejércitos de enormes y de gigantes preñadas de frescas hijas pero para poder partir tenían que bañar el sol imperialista. Los tambores como campanas precedidos de los relámpagos amarillentos iluminaban los espacios para que Kleber y Arias entraran a los dormitorios. El sol dormía sin escolta también se revelaba huyéndole al calor que el mismo producía estaban como los demás contra las conversión del trópico en desierto. Y como si hubiesen llegado a la plaza de la revolución constitucionalista se inició el baño del antiquísimo rey. Constantino Victor despertó y llamó a Kleber Soriano que soñaba ser el comandante Jacques Viau al frente del comando Haitiano de constitucionalistas. La tarde era de túneles y bóvedas de pesares y de luctuosidad, estaba negra y los gruesos chorros de agua blanca limpiaban los senderos y todo el patio. Arias y Kleber se dividieron los trabajos y salieron en pantalones de baños. Como no habia ya ni relámpagos ni truenos como tampoco hacia brisa. Uno fue al aljibe y el otro a quitar las tapas a lo imbornales que estaban tapados por las hojas caídas en horas previas. Los aljibe estaban de bote en bote rejuvenecían las flores, las hojas de hortalizas limpias y apetitosas y el ánimo de los habitante del ecúmene luego de la convocatoria acuíferas, amigables y compartibles. Ya en el dormitorio la lluvia amainaba. En el valle había más agua que en muchos ríos del noroeste, más que beber se ahogaban. Allá en la residencia de la madre de Dalia Margarita el jardincito, de las enredaderas levantaba los molleros juveniles, las camelias, las libes, y demás flores dejaron el baño y fueron a escuchar la carta que su dueña recibiera de manos de su prima Marcia - toma-dijo ella, a Dalia M. que leía las Vírgenes de Galindo. Es un telegrama- te lo envía C. Victor. -Ven corre, dámelo, ¿Quién es ese C. Victor Margot- preguntó más con ansiedad que con los labios. Acarició el pedazo de papel como a un pañuelo perfumado. Creyendo quizá que el papel era parte del rostro del remitente lo coló cerca nueva vez de los labios cremosos. Por primera vez su cuerpo de augusta virgen puso el cuerpo encima de la cama dejó que las sandalias perdieran la gravitad, fabricó una manera nueva de respirar, llenaba los espacios intercostales. Envolviéndose en el erótico perfume salido de papel del telegrama. Bocabajo levantando las rodillas hacia los glúteos se dispuso a leer--estaré después de las ocho en el colegio, el 1 de septiembre, atenderé las flores y las hortalizas, no puedo estar lejos de las cosas que amo en verdad. Meditaba la manera de hacer saber que recibió la carta y entre románticos suspiros y experimentando enormes emociones en supino miraba el cielo raso de azul turquí, las flores volvieron al baño que suspendieron al oír leer la carta, era muy tarde la lluvia se habia ido por los caminos transitados, permanecieron al lado de Margarita, y comentaban no haberla visto temblar por fría que el agua tuviera… cuando la veían en su baño. Ella recordaba el aula y reprodujo la imagen donde le pedía permiso para llamarla Dalia Margarita y esas imágenes fueron motivaciones para temblar por la emoción horneada desde lo más hondo de su espiritualidad. Hoy era diferente, el cerebro envió la imagen a las dendritas y al corazón que la enviaron a la zona central- aroma de su carne- envolviéndola en una sensación de existencia, la quiso guardar para repetirla cuando lo deseara. En el colegio Arias y Soriano fueron a la cocina para saludar a las encargadas de la misma, informaron que el señor Tejada lo autorizó a permanecer en el centro para las atenciones de los jardines y de las hortalizas… de esas manera ayudábamos Juaco y al señor Isidro que ambos estaban uno enfermo y el otro de vacaciones. -el aljibe está repleto lo lavamos antes de llover. Comieron con la profesora Herminia quien visitaba y buscaba raíces saludables. La confianza del director aumentaba para Victor y Kleber que en ocasiones fueron mal interpretados por el director, estuvieron a perder la beca, las flores y las hortalizas estaban bien cuidadas el verde era una marca de la esperanza estampada en los moradores de entorno escolar, la envidia de entorno vecinal.
-¡Griselda, Griselda! La voz andaba en la casa y salió la suya.
--¡Eh…Eh…Eh… ya voy! Respondía desde el interior de los aposentos. ¿Quién es? Respondió teniendo el libro de Martí en su frágil pecho como la copa del poema.
--¡Soy Amarilis! ¿Por qué no me abre mujer? ¡Te espero en la terraza! La terraza era una pequeña enramada muy vistosa al lado de unas palmeras y unos cocoteros, palmas canas reales, y oscilante el aire henchido de las aromas de los azahares, de nardos y petunias, magnolias y margaritas y claveles rojos se embriagó al verlas juntas, llenas de embrujo y de encanto haciendo placentero el ambiente, para visitantes y parientes. Un poco al noroeste crecían docenas de almácigos y amaceyes y por líneas de blancos alambres como dagas platinadas, separadas crecían las bohemias matas de tabacos. El piso era de concreto azulado mientras el techo en compás de las flores era amarillo anaranjado bien cobijado simulando en su aspecto a sombrero de la charrería mejicana. La hilera de lirios blancos eran guardianes levantaban los hombros lánguidos, elásticos y frágiles para evitar el coito entre gardenias y jacintos pero facilitaba el cruce de dalias y mirtos, sin decir palabras y emitir mas que susurros parecidos al del viento, un gladiolo cubría de pasión y de encanto a la bella azucena que moría de penas. Era una campiña hecha para amar y en la entrada como en los hoteles a la derecha desfilaban gardenias en puertas y en las ventanas los claveles se cruzaban en mochetas de clavelinas blancas.
Griselda salió de los aposentos y en la terraza.
-¿Hola cómo se siente Amarilis?
-Hola Griselda, ¿qué estaba leyendo?
-Estaba leyendo el Ismaelillo.
-¿Es él, el que perfuma las flores, o son las flores que lo perfuman a él?
-Toma olfatéalo, la profesora lo respiró sin profundizarlo no pudo descomponer la especie. Dejó a la maestra y estuvo buscándole una taza de café.
-¿Quién te dijo que yo quería café?
-¡A los muertos no se le pregunta si alguno desea misa o rezo! ¿Verdad que no?
-Corrupción -dijo además es la alteración de cualquier cosa, tu sabes que es un antivirtud, es la borradura de la verdad, de la esencia y de la naturaleza en su muestra original, las invasiones traen esos vicios corroen las estructuras de nuestros valores étnicos, en las voces.
Constantino Victor, Luis Ernesto, y José Enrique fueron escogidos para hacer una semblanza de la vida y obra de Franklyn Mieses Burgos, de Aída, Cartagena, de Gastón Arce y de Lebrón Saviñón. Lo propio a Melba, Ada D´rullard, y a Griselda Pérez, sobre la vida de Domingo Jiménez, Tomás Hernández Franco y de Manuel del Cabral. El dia de la exposición la alumna de tercero Nurys Santos, leyó el Poema “Yelidá” Santos Cabrera, delgada, tenía los cabellos en aristócratas guedejas, en los brazos caobinos llevaba un reluciente reloj, en las orejas grandes zarcillos que aunque eran muy cortos parecían bejucos pegapalos. -…El tío mascullaba-decía el poema “Yelidá” una canción de sol y de cocoteros…mirada gris y azul…Eric sabía que los marineros noruegos desertaban en la isla…pero cuando estaban borrachos los capitanes los metían a patadas…
Los estudiantes del 2do de literatura cumplieron con lo estipulado, con lo encomendado por el mentor de aula en torno a las figuras descollantes en los movimientos del mundo literario, de la comunicación. El miércoles fue como si montaran en asnos yeguas, caballos, y has acémilas embarcándose en un largo viaje hacia la lejanía de la llanura chilena, buscando los canteros, de las hortalizas de los poetas sudamericanos para guardar los aparejos en los gramales en los arcos del autor del poema “Versoinograma a Santo Domingo” y caer en las hondonadas románticas e inspiradoras del entorno pampero donde bosteza un miércoles, aunque cojeando de la pierna izquierda el astuto y sabio “Martin Fierro” pero allá lejos en la calzada del río Maipó corriendo de este a oeste del territorio chileno, calmar la sed y bañar luego a su Perro de nombre Flecha. Arias y Luis Ernesto lo saludaron y sin doblar las rodillas inclinaron la cabeza.
-¿Cómo está maestro?-
-¡Aquí meciéndome en la enramada de mis anhelos, esperando que se muera el vaho de las botas del soldado Yanqui invasor de los patios de la patria adolorida.
-¿Por qué su hamaca cuelga de los montes más altos de las Americas? --Preguntó, con cuidado ortodoxo Luis Ernesto Mejia-- De la América del sur y del caribe… aclaró.
-Si supiera a dónde se halla amarrado el otro cordón, te dijeras que duermo entre los andes en colchonetas de pajas y en sábanas de aplausos por no aceptar el Nóbel.
-¡Pero bueno! Expresó el profesor Bruno que de último llegaba en asno y se desmontaba, lo puso en la enramada a jáquima suelta para que pastara y bebiera en la pradera de la vivienda de Neruda, a quien en pocos segundo convocara con los salmos crepusculantes del imperio. Lo convocó- el espíritu del ángel poético de Neftalí Reyes - luego de observarlo apasionadamente se lo entregó a los estudiantes.
En el fin de semana haremos un altar a la vida de Neruda y de su poesía- hablaba el profesor-- lamentando no estar emparejado, pero no se lo dejó saber más que a Luis y Victor… por ser sus dos edecanes, y le agregó a José Enrique ultimo miembro de la ventana de los lagartos.
Luis dejó el grupo y contemplaba las múltiples mariposas viajeras sobre los naranjales y pinares de los valles era el experimentar de Agricultura. Así en un viaje triangular encima de una arista marrón iban a los puntos del seminario y del salón de actos del colegio otra arista de morado y la de amarilla casi cetrino en la finca de agricultura. Aunque le daba gusto verlas ir y venir…se introdujo en su fantasía para unirse a los del viaje a sur América. Soy un pleonasmote vuelo de mariposas quizá sin contenido… Constantino Victor que veía el espectáculo explicaba a los otros edecanes… las frases de Neruda -“no me gusta masticar teoría” entonces manifestó José Enrique--ahora es cuando he comprendido el ir y venir de las mariposas de toda manera explicaré la poesía social de Neftalí Reyes.
Y cuya sede central radica en Roma. El Opus Dei fue fundado en 1928, en Madrid, por Josemaría Escrivá de Balaguer, sacerdote español beatificado en 1992 y canonizado en 2002. En la actualidad cuenta con más de 80.000 miembros, y su prelado es monseñor Javier Echeverría, ordenado obispo en 1994 y nombrado por el papa Juan Pablo II.
-----Tras su fundación,-- dijo Luis Ernesto-- la actividad del Opus Dei comenzó pronto a extenderse en el ambiente universitario, así como en las barriadas y por diversos hospitales de Madrid. Tras finalizar la II Guerra Mundial, inició su actividad en Portugal, Italia, Reino Unido, México y Estados Unidos, entre otros países de los continentes europeo y americano. Después de que su fundador estableciera la sede central del Opus Dei en Roma (1946), --la organización
-- expresó Jorge Cruz-- continuó su expansión geográfica por el resto de América y diversos estados de Asia, África y Oceanía. El Opus Dei, que desde 1943 contaba con las necesarias aprobaciones de la Santa Sede, fue erigido por Juan Pablo II, el 28 de noviembre de 1982, como “prelatura personal”. -- este instituto afirmaba- Luis Ernesto- entraba a los cinco continentes como un estandarte de veneración y de unión, veneración al vaticano. Pienso que en la cruzada del amor, aclaraba enfáticamente, fundada por la señora hermana del presidente de la república es la emulación de ese “Opusdei”. La cara de Cristino Matos cambió al escuchar las originales expresiones, de Mejía Compré.
-¿Y qué tiene que ver ese Opus dei con la cruzada del amor y con la cimarronada de este siglo XX y de aquel XVI? Preguntó Luisito Méndez.
-¡Nada, nada!,
Yo pienso decía- Constantino Victor- que el mundo entero se enterará que los negros rompieron las cadenas de la esclavitud, en contra del salvaje imperio español. Sabrá que a nombre de Dios azotaban y ultrajaban y mataban y descuartizaban y necrofilaban como a cerdos descuartizaban y freían en aceite de higuereta y de alquitrán. Y lo hacían a nombre de Jesús. 400 años después tejen la cofradía como el mismo lienzo morado de la iglesia esconden los secretos mas importantes recolectando dineros del pobre y del rico.
-Finalmente --manifestaba Jorge Ulerio -mejor señores hablemos del Emilio de Rousseaux o del Gargantua de Rebeláis. Muchos de los que conocían lo que Ulerio dejaba en el entendido movieron la cabeza. Hablemos de Johann Heinrich Pestalozzi, y de Montezori-- secundó Javier Suriel que nunca habia opinado ni para mal. Sin importarle que una buena parte estaban ahora leyendo-- Matos y Matos- dijo - las 10 de la media noche, cuando habia apagado las lámparas… algunos rieron cuando el fantasma de Opus dei volvió a la mente de Cristino en la cama del silencio.

sábado, 30 de enero de 2010

mi abuelo es un cimarrón Novela del Prof. Victor Arias





Foto de Evaristo Cruz, hijo de Juan de la Paz personaje real de "Mi Abuelo e un Cimarón"






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De regreso a la casa de mis padres, luego de entregar al Lince a Francisco, en casa de Papá abuelo Juanico, encontré que don Felipe Arias y a la señora Josefa Hernández, padres de Isaías quien les acompañaba, conversaban con los míos. Saludé y ellos a mí. No hallaba en cual de las sillas sentarme, no porque estuviera nervioso, sino porque era algo de improviso. Preguntaron algunas cosas a papá Gregorio que no le puse caso, creo que fue por mi madre Dominga que preguntaron. Tampoco supe la respuesta que le dio el viejo. Después estuvimos en el río, nos bañamos y luego de que comimos me di cuenta que Isaías estaba en sus sanos juicios, también me pareció que nacía una hermosa amistad entre los Arias Hernández y los Silverio Medina. Los primeros de la línea noroeste y los segundos de costa del Atlántico.
Isaías no estaba poseído por aquella energía endemoniada, que cogió cuando conoció el hombre de la cara de caballo y el encendedor con la cara de gato diabólico. Fue luego de media hora de conversación acerca del tema, cuando recordé que sacrificamos la perra de nombre cucharola, le sacamos las bilis y en su lugar colocamos el encendedor que le había regalado el señor que tenía cara de caballo, eso es parte de lo que hice para arrancarle ese maldito maleficio. Esperé trece días que la hiel de la perra estuviera bien molida después de la disecación. La mezclé con el azúcar y se la hice beber en un te de campanilla permaneciendo 2 días durmiendo con las noches. – Pero ahora sucede don Juan- me dijo- que cuando veo un perro me saltan los testículos, y me da deseo de orinar.
-¿Cómo?
-Así como lo oye.
-Esa cucharola, comía en mis manos, y me lamía los pies. Nos reímos porque lo tomé como un chiste malicioso. Así fue como comenzó. Cuando yo orinaba cerca suyo ella subía un pie en mi pantalón como hacen los machos. Papá Felipe decía que ese animal era cuadrado.
Mientras yo recordaba aquellas cosas de la casa, donde Isaías criaba las aves, mi papá hablaba con el señor Felipe y doña Josefa, mujer de piel blanca con los cabellos negros cola de la prieta… de los descendientes de los funcionarios franceses y españoles dueños de las enorme plantaciones de jengibre y de caña para el molino de azúcar… yo soy creo, que bisnieta- dijo la señora- mamá de Isaías, de uno de esos burgueses esclavista, los llamaban grandes blancos. Noté que presentaba, cara de desden, y disgusto.
Nosotros somos mulatos, descendientes de los llamados pequeños blancos,- expresó don Felipe, nunca tuvieron fundos donde sembrar, eran trabajadores algo así como esclavos consentidos, ¡Huh, uh! los hallaban gentes de conflictos, los consideraban individuos, personas despreciables e indeseables… algunos llegaron a poseer fortunas por eso lo envidiaban, entonces. Mi padre hablaba poco cuando no tenía mucho tiempo en trato con la gente. Nuestros viejos fueron asesinados en las fábricas de aceite de higueretas, lo picotearon y hechos chicharrones en una paila de alquitrán. No estuvimos ligados a la familia francesa… somos el 100 % gente de sangre negra, llevamos en ella el baile y el coraje de los mandingas fuimos esclavos hasta que nos alzamos llegamos a ser 20 por 1, nuestras etnias eran diferentes y eso se notaba en el leguaje y las costumbres religiosas, de comer y de vestir. Por eso algunos nace el creóle, caso de los haitianos, mezcolanza… que ayudó a evitar muchas cosas como enfermedades cosechadas para eliminar a los envejecientes, provocaban las muertes tempranas para evitar el crecimiento de las poblaciones negras, además- dijo el viejo- continuaba el tráfico de compra y venta de dignidad.
Permanecieron conversando toda la tarde ese día, mientras Isaías y yo nos fuimos para la fiesta, de San Francisco, en la casa del señor Juan Peña, a 3 kilómetros de distancia, al este de la casa de la nuestra. Por unos segundos pensaba que la molestia que vi en los ojos colorados del abuelo era por la presencia de Heriberto, al abuelo no le agradaba tener trifurca con vecino y muchos menos con parientes. Es muy probable que a esta hora esté haciendo nuditos en el bigote pero calculando para decirle - Oye Heriberto estoy molesto con tu hermano Tomás, porque el comportamiento de ese muchacho en las últimas semanas, no se ajustan al de la raza nuestra. Somos respetuosos de los derechos individuales de cada persona, está lejos de nuestra etnia violentar las voluntades ajenas… y Tomasito anda, detrás de Severiana, mi nieta, como un perrito alocado. Cuentan que la ha acostado entre las eneas de la Caoba y la bajada de los Cenas. No era que al viejo no se le interrumpía su conversación, sino que Gibo, como les decíamos los que respetábamos a Heriberto, sabía que el tema que estaba desgranándole papá Juanico era muy caliente, y podía salir quemado mucha gente. Sin embargo más que deseo era necesario buscar la manera de cambiar esa conversación. Pero qué hacía si no esperar…? Yo lo noto nervioso, le debió decir papá, eso me parece. Permanecía segundo, con los ojos filos en la cara como el que miraba la grieta de la cerradura del alma del que lo escuchaba. A poco si estaba sentado o encendía el cachimbo o lo apagaba… dependía de la circunstancia. En la de estar parado se movía como un soldado desesperado, de un lado para otro. Pues en siendo que la muchacha vaya para el río allí aparece el manquito Tomás. Esa muchacha es hija de Juancito, tú lo sabes, lo han visto en los alrededores del tamarindo de Sixta Núñez. Dile Gibo, que evite encontrarse con Francisco, con Llivo o con el propio Gregorio, han dicho, delante de mí, que donde lo encuentre la balsa ahí mismo le pegaran candela. Y tú conoces los hijos míos. No somos hermanos, pero si ramas del mismo tronco y Cándida tu mamá sabe que esa muchacha tiene quien la quiera y la defienda… que si es verdad que está enamorado de ella, que vaya por la puerta de en frente que las otras son para los ladrones. ¡Pero Bueno, Gibo, tu no tienes hambre? Porque yo si tengo y bastante. Ven, acércate a la mesa, para que comamos de esta supia de rabo de buey, hecha con manos mandingas. ¡Dime Gilberto, qué es lo que le ocurre a Julián, tu otro hermano? Cuentan que ahora es una mula, Ju, Ju, je. Rió a garganta profunda, se ha convertido en nagual. Heriberto estaba atrabancado, con uno de los huesitos intermedio del tronco del rabo del toro que mataron donde Felicitas, mi tía, el día del bautismo en Puerto Plata. Por eso no respondía, a las pregunta de mi abuelo, por demás el caldo de la supia, era muy espeso y si lo usaba como suavizante, le podía producir un añusgo, por eso salió a orinar que era la manera suya de quitarse el hipo de supia. Es una montura, dicen que es su lomo recibe a los siete evangelios pero que los rechazas por demonios…. en cualquiera de las circunstancia me gustaría saber si es cierto, que como una esterilla, se encalacó el negro Mackendal.
-Si señor primo, esa noche…, la casa dejó oír hasta las tripas de su bisabuela, las vigas como tobillos temblando… parecía que había entrado el terremoto, y comenzó a resoplar como un cerdo dejaba caer espumas que más que todo, parecía lavaza. Eso sí primo hermano, que cuando dijo- Mi abuelo, como mi Padre, y yo, es un cimarrón” la casa se sacudió como esos animales que se dieron un baño de tibio polvo, en las arenas. Hábleme usted, de Mackendal. ¡Qué te puedo decir que no sepas muchacho, pero para que no lo olvide Mackendal es africano, vendido como esclavo… después de perder un brazo en un ingenio se convirtió cimarrón haitiano. Creo que aquello ocurre, en medio de revoluciones y luchas PRE napoleónicas en Europa. Por los 1751 y 1758, no estoy precisándote. Pero para que lo cuente más para adelante a partir de la pérdida de su brazo hasta el hombro, se alzó y se convirtió en una máquina mortal, en contra de los jerarcas que oprimían en todo los pueblos donde había mandingas o de otras etnias africanas. Quemaba todas las plantaciones que a su paso hallase, arengaba a los suyos a sublevarse, y a utilizar el veneno como un arma para dar muerte a los blancos. Luego de ser capturado, torturado y ejecutado, sus tácticas y su coraje como su influjo fueron “un jacho” de luz en los hechos del devenir.
Dígame primo Juanico, qué hay de cierto en eso de los galipotes… ¡Jeh! no muchacho, de ti dicen que eres un galipote, pero ¿quién lo dice? ¡Ah, los dicen tus enemigos más débiles! Muchos han dicho que es un fenómeno que convierte a las personas en cosas y a las cosas en personas. Ya te dije eso es un pequeño disparaste. Adquieren poderes extraños como salirse de una prisión sin que los custodios los vean, tomando formas de lo que a ese pendejo le parezca. De mi abuelo Manuel decían que se convertía en sombra que no la penetraban los objetos cortantes, ni las balas, ni nada. Esas son leyendas de caminos y de velaciones. Es mucho lo que se ha contado de los Zánganos… asustan a los bobos, caminan con largas zancadas. Pero hay que saber que el hombre habla muchas tonterías para gobernar al hombre. Por ejemplo individuos que tienen poca instrucción escolar han progresado económicamente, y otros muy instruidos son unos arrancados y el pueblo les llama pelagatos… a qué se debe eso, pregunto yo. De ti hablan cosas que tú ni las sabe, ni siquiera las ha soñado, dicen que amarra el agua, Ju, Ju, ji, jiji. Que la puede distribuir como si fuera la naturaleza. Qué rompes los nublazones, qué la espanta cuando las habichuelas están floreciendo, o cuando el café y el tabaco comienzan su menstruación. ¿Tú habías oído cosa como esas eh? De papá Manuel decían, que andaba bajo las lluvias y ni el sombrero se le mojaba. De la cabañuela decían que colocaba 21 granos de sal y 12 de habichuelas blancas, el color no importaba, en la solera de la casa… de esa manera el viejo gerenciala apuesta que casi nunca perdía.
En medio de la fiesta Isaías, dijo que le interesaba conocer sobre los negros de Haití, le dije que teníamos que ir donde abuelo o donde papá porque me hacían falta datos para podérselo con autoridad. Llegamos pero ya abuelo se iba a descansar. Era casi media noche, Isaías se iba con sus padres en la tarde del otro día, también nos acostamos, no pude dormir porque a mi mente acudían los nombres de líderes antillanos, sentía pesadilla viendo el cadáver de Sebastián Lemba. El abuelo aseguraba que el líder negro había nacido en el 1513 o 14, y que su muerte forzada ocurrió en el 1547 o en 1549. Isaías estuvo enamorado de la historia de Mackendal y de Buckmán, le conté que era originario de Jamaica, que era un discípulo de Mackendal, por la lucha suya en post de la liberación de los haitianos. Me quedé sorprendido porque me habló de los Miulat y de los Grifos.

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Días después recibimos a doña Josefa que andaba con la señorita Victorinalda, que padecía de ronquera y dolores en la garganta, no se le oían las palabras, hablaba por gestos y señas. No era alta, de cabellos largos abundantes, como la noche sin luna y pocas estrellas. De su piel salía el perfume del islan islan, planta muy perfumada, propia de los lugares frescos. Le apodaban Nanán, tenía pintada en sus mejillas la timidez de la mujer mestiza, de ojos negros con miradas azucaradas, era doncella aún, pero se sabía en el entorno familiar que los varones de aquellos lugares linieros la cotejaba hasta el cansancio, un señor de apellido Villiberto Ortega entregaba su alma a las ánimas, si le conseguían un beso de la boa de la mestiza de los Arias, de la Lometa. Para el señor Ortega no había camino largo, ni oscuro con tal que pudiera siquiera ver las miradas tímidas de la hija de Felipe Arias, a quien llamaba el Alcalde. No había Galipotes ni vacases, tampoco nimitas, ni bembienes, el asunto era siguiera ver los encantadores ojos de la señorita Victorinalda Arias. Para los enamorados no existían peligros ni creados y fantaseados.

Francisco vivía con su padre y sus cuatro hermanas. Simona se había casado con Toribio de la Cruz, y ya tenían tres hijos, pero Toribio hallaba que esas criaturas eran muy extrañas, especialmente el llamado Regino. Decía- ese muchacho tiene por boca una zanja y por ojos dos bombillas… los cabellos son míos, de eso seguro estoy, las manos, son como los tíos mandingas, se parece a La Paz, su primo.
Francisco era el mayor de los hijos de mi padre, pero era muy quisquilloso, eso decían de la familia Silverio, olía la comida, y de inmediato si algo no le agradaba escupía hasta dentro de las vasijas. Sin embargo Fico era un individuo muy metódico fíjese doña Josefa, que es dueño de una parcela, no muy grande, y la tiene dividida en tres: siembra cogombros, carambola, rica en vitamina C, pitajayas, mangos agrios, ha sembrado limas, banano y rulo, tu lo escucha mientras camina “las frutas de color amarillo, que tiene decenas de pintas y su pulpa es de color amarillo, entonces cómetelo que es rico en Vitamina A y C
El es mi hermano mayor, señora Josefa, tiene un pequeño hijo vive en la zona urbana con su madre, le llama Pedriberto. Está soltero, una señora de Hervidor se ha cruzado en su camino pero a mi hermano no le agrada… dice él, porque tiene una hija con 5 hijos y según su prejuicios, no sería con ella con quien se estaría casándose sino con más de una docena de persona y eso era insólito. Además se llamaba Francisca y a él no le agradaban las tocayas. La hija de la señora se llamaba Filogenia, los hijos eran de cinco padres. Estaba construyendo una vivienda para en uno de las habitaciones, celebrar el 29 de junio el día de San Pedro, que era el santo de su hijo.
Diez años más tarde el 29 de junio entraron a la vida y la vivienda de mi hermano Francisco la señora Pancha con su hija Filogenia y los hijos y padrinos de éstos. Se creyó ser la burla de los esporádicos habitantes de Guanábano. A partir de la fecha comenzó a ser llamada, Pancha Llivo y ellos los muchachos, José Pancha.
Isaías y sus padres en la vivienda de mi padre Gregorio, conocieron a Esteban Cruz y a Matea de la cruz, su amaga esposa. Padres de Angelita mi mujer. Residentes, ellos, en Los Llanos de Pérez, sección del municipio. Esa misma tarde llegaron para la fiesta de San Pedrito, los señores Juan de Jesús Vargas, pero por separado, también, Juan de Jesús Torres y su esposa Libertad González, padres de Augusto, con heridas en el hombro derecho, en la pierna del mismo flanco y en la cabeza golpeadura de macanas, cachiporras y culatas gringas; recibida en la batalla de la Barranquita donde se negara a señalar los cómplices del general Calixto Daniel.
Victorinalda años después daba a luz del niño Agustín Arias. Habían escogido la fecha para el matrimonio. Pero Agustín de Jesús Vargas le requirió un avance en las relaciones amorosas, a la negativa de la jovencita, se valió de un lo que se conoce entre los dominicanos como Guanguá. Cuentan que Victorinalda fue convocada por su novio a quien todos querían asistir a la vela de Santa Ana en Jicomé de los Vargas, y ella aceptó. El novio tenía el paquete, que le había preparado el brujo Leoncio, entre los bolsillos y en su corazón, con sustancias muy perfumadas dejándola desvanecida. Ese día era martes y Victorinalda inocente tomó el paquete con la mano derecha. El hecho fue así y la muchacha no se casó con el pero dio a luz a su primera criatura a quien amó con locura hasta el último día de vida.
La fiesta terminó el 31 en la madrugada pero Juan de Jesús Torres, viendo que yo le había curado a su hijo, por solo 3 pesos pidió a los músicos, que eran los Tres Botones, la extensión de la parranda hasta la 4 de la tarde… bajo un sol radiante de brisa plácida y fresca llena de las aromas del lugar. Así se iniciaron las relaciones entre las cuatro familias. Los Cruz Medina, con los Torres Arias.


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La señora Victorinalda Arias, se había sanado de la ronquera. Era madre de Agustín, de Reginaldo y de Majerilda, estaba embarazada de nueve meses. Era mujer de Augusto Torres aquel que curamos de los golpes del invasor yanquis. Augusto Torres González era padre de José Agustinio, de Buenaventura, de Francisco. Pero no me importa hablar por ahora ni de Victorinalda, como tampoco de Los Torres González
Mi preocupación por ahora, es la presencia en casa de abuelo, de mi hermana Nicolasa, que regresaba del Naranjo Chino donde vivía, mi padre Gregorio no le respondía las bendiciones desde que se casó con Ignacio Bonilla, porque era un jugador de dados y de barajas. No estaba seguro de la reacción del viejo cuando la viera en la casa, así que dejé de pensar en la familia de Isaías, y la fui acompañar. Cuando hablábamos de la pequeña Gregoria, su hija, llegaba nuestro padre, y, al verla vino donde estábamos temerosos le entregó con placer y humildad, toda la fuerza embobinada de su amor paternal. Me regresé a mi hacienda y encontré a Fico que llegaba del cortijo de su tía Simona, venía disgustado porque no soportaba aún la manera que Toribio trata a la tía mayor. Me dijo, vea usted Juan, ese hombre ve de arriba abajo a tía, como si le tuviera miedo o demasiado deseo de comérsela. Me reí pero no lo manifesté en demasía por lo delicado que es Fico, se enoja demasiado fácil, es muy ortodoxo, para él las tradiciones mandingas están por encima del padre nuestro y de María y José. Pero entonces no aguanté por mi alocada imaginación y me pareció oírlo decir ya está riéndose como los locos. Ese individuo la miraba como si le contara las pecas, o las espinas de la cara, y continuaba buscándole marca de niguas. Y cuando le iba a decir que los hijos de taitas mandingas no éramos piojosos, y muchos menos niguatozos ahí salió inesperadamente huyendo el lince que algo lo había espantado. Y aquí me ve. Ahí en casa del viejo esta nuestra hermana, anda para que la felicite porque papá la perdonó. El se alegró y sin decirme cosas algunas se dirigió a donde estaban, como si en fiestas fuera. Yo sabía que Llivo no creía en va a llover, creía lo que medía con la soga de sus razonamientos. No estaba a gusto con las tantas gentes que hay en la casa que había hecho para su hijo Pedrito. Lo decía sin tapujos ni traques traques, no seré padrino de nadie porque no creo en la fe de los que bautizan en nombre de un amor que nunca han sentido. Fueron esos los que mataron y mandaron a matar a los niños, los mismos que esclavizaron nuestra etnia, los mismos que pagaban para que trajeran a nuestros padres y madres amarrados como bultos y maletas, dieron fuego a nuestras casas. Y como el es así lo hallan huraño cimarrón y resabioso salvaje peligroso. Ya no rea esclavo, desde cuando mataron a los abuelos de los abuelos nuestros, desde esos días dejé de creer, en palabras de altares de Blancos.
Como la preocupación por Nicolasa, se había esfumado, me fui a dormir un poco. Y creo que permanecí en la hamaca, de 5 a 6 horas, descansando. Estaba rejuvenecido porque había soñado y cuando soñaba viendo espigas y mazorca, mi espíritu recuperaba las energías que se habían quedado detrás del mango del arado y de la mocha, de la garrocha o de la coa y del pico y de la pala. Mi preocupación, son mis hijos que morían, en los días del nacimiento. Pero había sido llamado para ir a Hojas Anchas por los entornos de La Aguaita donde había un individuo con heridas en el cuello y en la espalda…no se sabía quien se la había hecho, pero según las informaciones era uno de los hombres de Luis Tejera, de los matadores de Mon Cáceres. Nunca lo creí porque hacía cinco años del magnicidio. Estábamos en 1917, podría ser uno de la resistencia, de los llamados para su honra Gavilleros.

lunes, 18 de enero de 2010

BAJO LOS RIELES DEL IMPERIO. NOVELA DEL PROF. VICTOR ARIAS.


Ahora se dio cuenta de que la vaca llevaba oreja y tenía rabo para espantarse las moscas... pero se dio cuenta del dolor que debieron estar padeciendo las madres de: Aristy, de la Chuta, de los otros miembros del comando de la resistencia que murieron en combate en el kilómetro 14 de la autopista camino al aeropuerto, por donde debía pasar en unos días Chang para juntarse con sus hijos, dejando a los menores en lágrimas como en llama dejaba las calles el... El soborno, el contrabando, el tráfico de influencia que ayudaban a la permanencia... del Estado anárquico.
Las calles del país y los llanos y las pequeñas villas y bateyes ardían y por eso moría en la Malena doña Florinda Soriano (Mamá Tingó), otra luchadora como Juana Francisca Olivo, aunque desde otro ángulo... por eso caía en Nizaíto el coronel de abril junto a militares leales de campaña y de serenatas entre bejucales y enredaderas para desatar las alambradas que mataron a doña Florinda. Ramilletes de leales en el baile de velado de Luperón, en el teatro campo abierto de Estero Hondo y leales en Constanza y en Maimón... Sebastián contaba a su esposa que había muchos nudos amarrados con púas de muerte en los techos de las viviendas latinas, pero al llegar a la entrada de la ciudad de Lincoln, esa se dividía en dos flancos, la del lado izquierdo había una línea de hombres y mujeres en filas indias tomados de las manos... era infinita, eso parecía... La del lado de la derecha tenia las mismas características, sólo que la de la izquierda, las herramientas que llevaban eran caballos, bueyes... coas, palas y arados y la otra, es decir la del lado de la derecha, llevaban arcabuces, escopetas, cara de muerte y perros de presas.
El amor de ellos dos se alimentaba y crecía con el diálogo, con el intercambio de ideas e informaciones, con puntos de vista y criterios a veces con intereses aparentemente encontrados... pero la familia estaba junto a las cosas pequeñas como las grandes, se consumían dentro de la casa... - se podía quemar la casa y el humo no salía a las calles (Azorín). Pero a Juana no la habían confundido las dos líneas que a Sebastián le pareció la Ciudad. Ella conocía la parábola... se refería a los colonizadores de ayer lejano, unos vinieron a trabajar honradamente con el arado y la coa del que busca nuevos horizontes, y los que vinieron a saquear a los nativos, aunque tuvieran que asesinar, auxiliados con los canes que les acompañaban.
La familia de ella y de el, los Olivo y los Silverio, pertenecían a la línea de los arados y de los bueyes... porque desde novios dos leneas que como perpendicular se encontraban en ángulos de 90 grados, de las manos con la fuerza de la fe y del arraigo espiritual de sus abuelos... Aprendieron la capitanía de sus dos líderes familiares...
-El hombre -dijo Juana- es una noria, sus aguas pueden estar tibia o fría, sucia o limpia... Esa misma puede estar dulce o amarga. Puede ser salobre pero no deja de ser agua... as’ son los vecinos, así son los amigos... puede que no... Puede que sí... -¡Sebastián! -deja de leer y escucha; ya tenemos toda nuestra familia, ahora hay que observarla, as’ evitamos ser pisados, que sean ultrajados por el monstruo que viste a la entrada de la ciudad el día que llegaste a las tres de la tarde. Hay que alejarlos de esta jangada urbanística, la vorágine, donde se construye el pasaporte de la guerra... Aunque todos poseen nuestra sangre... hay veneno por doquier... En cuanto a t’, siento con la noticia de la muerte de Allende, tu... desde el 11 de septiembre posee otra espiritualidad.
-Pero hoy, doña Juana -dijo Sebastián, le’ la muerte de un hermano de Orlando Martínez... lo ultimaron de un balazo en la misma calle donde mataron al periodista; éste era sociólogo... ¡Caramba! -dijo don Sebastián, otro profesional que se va.
Permanecieron varias horas antes de dormirse conversando, de la forma de llevarse a Carmen y de mantener viva una línea de comunicación con los suyos en Imbert, su municipio y con sus familiares en Tatania en cualquier punto de las aldeas donde dejaron intereses. Hablaron de plantearles a los hijos la necesidad de comprar una vivienda en lo adelante, en la ciudad de Puerto Plata.
Conversaron de algún día hacer una bóveda grande allá, en el cementerio de Guanabanía, para llevar a los nichos los despojos mortales de Fermín, de Cayetana, de Nicolás, de Pablo, de Ramona, de Eulalia y de don Benito y de cualquier hijo desconocido... Se rieron por el fuego espiritual que se movía dejando plumas en un vuelo humanístico...
Doña Juana despertó el 16 de marzo de 1975 cargada de energía negativo, record— el patio de su casa en la estancia del Cañafístol y con los ojos de la imaginación vio como las gallinas sacudían las alas llenas de tierra. As’ mismo hizo en su realidad, sacudió las alas de su espiritualidad para retirar las sustancias negativas que rondaban los entornos de sus familiares... y apartó el fantasma de la muerte, que en Santo Domingo entraba al corazón de los Martínez con la muerte en la calle del otro hermano de Orlando.
Muchos no conocieron a Juana en el aspecto humanístico, política... como doña Florinda Soriano, defensora de la liberabilidad del sexo, sin llegar al paroxismo,.. Pero muchos la conocieron como luchadora a favor de los excluidos del todo social, del todo económico... fusionaba... una plataforma sociológica con una mística filosófica rupestre... y la unía a la urbana. Aclarando un poco mas, Juana defendía la agricultura urbana... y en los tarros y corotos donde sembraban flores, llegó a cosechar ejes, repollos y lechugas repolladas. Los cielos rasos de ciudades de países desarrollados, hoy por hoy están poniendo en práctica la teoría que hace bastantes tiempos doña Juana Olivo había hablado.
Pocos días han pasado, que los cinco hijos de Juana Olivo de Silverio se reintegraran al ceno de la familia en la residencia 1005 de la calle Walton, en la ciudad de Nueva York.
Aquel momento fue inenarrable, la alegría no se podía recoger como las jugolas y gaseosas que se repartían esa histórica tarde para los Silverio Olivo de la Walton 10-05... Dijeron los vecinos que para compararlo, se refieren al momento, tendrían que trasladarse a los días que Socorro recibiera a su madre y luego a sus primeros seis hermanos... El hecho es que los Silverio Olivo se sentían como si hubieran estado a orilla del primer río del nuevo mundo, lugar donde sus aguas quejumbrosas los arrullara con su melodía acuífera. El Bajabonico, de agua poco profunda, pero... pero de corriente virtuosa, con movimientos de malabaristas románticos.
Parecen pocos los días, eran pocos... después desde que Rosa dejara sentir su sensual aroma en ventiladores de los ventanales de su nueva alcoba, salpicada de la lozana fragancia de las tocayas del vergel que su abuela Ramona y su madre Juana, cultivaran en los predios de Tatania y en la Estancia del Cañafístol ancestral... Fueron pocos para recibir en la intimidad de su corazón adolescente el cariño y elogios de parte de primos y nuevos amigos, entre comillas, que los fines de semana acudían a la residencia Walton 10-05... para absorber de la piel antillano-caribeña, de la segunda en término de sexo, de género, hijo del ardiente hogar, hogar quisqueyano...
_ En la República de Juana, allá en Las Aromas, al lado del Bajabonico, primer río visto por los españoles en Bahía Isabela, hace 500 años... unas garzas reales hacen nidos en la mata de mango Manjosé, en la estancia el Cañafístol, antigua residencia de los Silverio Olivo. Los cortadores de caña hacen un receso para dejar pasar las ardientes brisas de las doce. Se acomodan en la sombra de los árboles de la barranca... y ah’ recordando a Sebastián, hacen siesta en los banquitos -ya débiles por su ausencia- que el para esos fines construyera en los años cuando Balaguer por primera vez se reeligiera.
La Iglesia estaba llena de gente, la mayoría de Guanabania, las Aromas, Tatania y Los Trejo. Había misa de recordación de los hijos del lugar que habiendo vivido en la paz de las buenas acciones tuvieron una dolorosa muerte trágica. ¿Quiénes eran ellos? preguntó un nieto de Pepe el Carmen, tío éste del señor Sebastián. ¡Bueno! contestó un hijo de Freddy Silverio... son muchos pero comenzando por ese, señalaba la foto de una galería de difuntos que había en un pasillo de la iglesia... que fuera administrada por Sebastián... ese, dijo José Miguel -ese, repitió, es Calixto García... murió envenenado. El de la derecha, es Demetrio Silverio, murió de un infarto; ese, vestido de oficial... se llamaba Cecilio Silverio, murió en un accidente carretero; el que está con gorra en el bolsillo... le decía Eufemio Minaya, dicen que murió apostando al que más bebiera agua.
José Miguel continuó explicándole al joven el nombre y la circunstancia que murieron más de cuarenta personas en el período 1961 al 1987. -Usted ve esos dos que están en el centro de las demás fotografías, -respondió Yeyo- ¿quiénes eran? parecían esposos...
...S’, el se llamaba Lorenzo Silverio, ella, de apellido Hernández, era su esposa; murieron en la entrada del pueblo de Imbert... También falleció un niño que les acompañaba... Lorenzo Silverio era hijo de Jesús Silverio y de Juancito Silverio... primo hermano de Juana Francisca Olivo. Lo que sorprendió a Yeyo Silverio -hijo de Eustaquio Silverio-, primo de Sebastián, es la singularidad de que todos los muertos estaban entre los cuarenta y sesenta años y habían sido empleados de la compañía de don Félix Henríquez.
Sebastián y Juana durmieron profundamente el 15 de marzo, a pesar de la muerte de Orlando Martínez, en las calles del residencial; llegaban ruidos metamórficos con pesuñas de modernidad, con las luces de las máquinas de las jorobas de las viejas campanas que tañeron en los jardines de la familia Trejo en las costas donde los colonos fueran dueños de ingenios y de trapiches azucareros... A pesar de la situación, de que la familia estaba junta en la residencia Walton, recordaba las raíces que dejaba en la tierra de sus padres... A pesar de que algunos entraban a los centros educativos... A pesar de que entraban al mundo de producción tenía, igual que su esposa Juana, fija en medio del pensamiento, el cadáver de un pesado recuerdo, evitaba que pudiera saborear el néctar del sosiego familiar. Ambos tenían temor de que las calles de la infinita ciudad venciera las noblezas de sus pequeños bisoños... a pesar de todos los favores que les ofrecían las circunstancias, la prudencia les daban como viso para el cuido y para la protección de los mas débiles...
Chanito, de apodo, de nombre Antonio Silverio Olivo, tenía dotes de pensador, pero de pensador escolástico; retozaba con los dispositivos y mecanismos de los aparatos de electrónica. Amaba ese mundo de la transmisión y de la frecuencia... y tan pronto como pudo, se instaló e hizo un santuario donde desplazaba su poder mental e imaginativo.
Una mañana mientras imaginaba estar transmitiendo desde el Capitolio, desde la casa de las pulcricidades universales, por no querer, por no haber cambiado su carnet de locutor autorizado, en la gran escuela nacional de espectáculos públicos y de radiodifusión, al de la Escuela Nacional Californiana... recibió una fuerte descarga... de voltaje AC... y hubo de ser internado -lo que Sebastián y a Juana le atormentaba, por los retoños, ocurrió con su vástago de mayor edad.
Cuando don Sebastián fue enterado de lo ocurrido a su hijo Chanito, record— a su tío José del Carmen cuando desenvainó el machete para pegar al médico que por descuido dej— que se infectara el dedo de su hijo, que después, hubo que cortar.
Toño, de apodo, pero su nombre es también Antonio Silverio Olivo, es el 5to. de la dinastía de los Juana Chang, como en familia se les conoce... Leia en una de las seis mecedoras, con los pies encima de una de las mesitas que Socorro había regalado el día de las madres... Ponía las hojas del periódico El Nacional, en el sofá de Mimbre, para que su hermano Claudio fuera leyendo el deporte, que era lo que mas le interesaba. Antonio, al ver llegar a su padre, manifestó: -mire papá, hoy se cumplen 9 años del atentado que fue víctima el senador por Pedernales, Prof. Pablo Rafael Casimiro Castro, al recibir los impactos de balas y de los fragmentos de una bomba de fósforos blancos.
Fausto miró con respeto y con ardor de obediencia el rostro de su madre, que como si estuviera conversando debajo de las sombras de los piñones, de la empalizada, con Tina Socio y con Mazo la hija de Tonel, gesticulaba las manos mientras recibe informes del estado físico-mental que había quedado Chanito en el centro clínico. Le parecía muy molesta, pero la vio reír dándole motivo a Fausto, para creer que podía seguir jugando ajedrez con Claudio en la terraza de la residencia Walton 1005.
Miriam, estaba todavía muy pequeña para hacer transacciones económicas, estaba muy complacida viendo la carátula de unas figurillas en una revista de cultura latina, donde mostraban rasgos del pueblo Totonaca y Taína... y deseó pedir a su hermano Eladio que cuando pudiera se la regalara... un muñequito del vestigio azteca. Pero mejor le pidió un musical de John Travolta... a quien imaginaba viéndolo bailar como en las escenas de la película Porky.
Librado tenia tres días midiendo... pensaba en una palomita de plumas blancas, había prometido proteger y echarle gránulos de amor mientras existiera sol y dolor sobre la tierra. Medía la distancia y creía que aumentaba el tamaño de lo que consideraba una traición... aunque era un jovencito de dotes y facultades que como bobina, generaba energías para disipar la oscuridad de los grandes apagones de un barrio de su querido Santo Domingo. Salía con facilidad del ensimismamiento, sin vacilación ni torpezas... Poco a poco se fue sacando el pico de la blanca paloma, cuando halló que las alas doradas de una periquilla se movían y acariciaban los axones de sus sentimientos Tatanios.
Angelita Silverio, primogénita de Matilde, con la salida del último de los Silverio Olivo, mantuvo la puerta de la estancia de la Cañafístola secular. Sólo los lunes la abría para limpiarla, sacar los fluidos contradictorios que con la ausencia de los que fueron sus dueños querían posesionarse de los derechos de propiedad.
Angelita dormía cuando llegó de la capital a Las Aromas, su hija Milita que la llamó con mucho cuidado y mucha suavidad. Las dos mujeres, hija y madre, se regocijaban al conocer la situación de sus otros hijos, que residen en la capital. Pero su mayor preocupación era José, cocinero del hotel Caracol. -José, dijo la señora Silverio, es la jalea de mis sueños... aunque a los demás los llevo en mi espalda como el bacalao a cuesta, a él lo tengo clavado en mis senos... y en mi pecho.
Juana, en la residencia Walton, merecía tomar la jalea de la felicidad y en verdad lo era en término de la realidad... Juana se tenía como una mujer realizada, recompensada por la historia, por las sumas de las acciones de su familia. En este mismo instante entró al cuarto y conversaba con Isidro y con Eladio, que observaban en el aparato de televisión una película sobre la guerra de Vietnam. Las ventanas estaban cerradas como siempre, pero su cuerpo de mujer caribeña, descendiente de una martiniquesa, no soportaba el frío, tenia momentos que como una hoja desprendida del pecíolo, temblaba... para caer en las gramas del bosque.
Juana se sintió triste porque en el día de ayer en la cercanía de la vivienda pudo ver un gatito que moría por el frío, que lo azotaba... eso la inquietaba y producía dolores en las articulaciones.
-¿Y por qué está llorando?, -preguntó Eladio a Simón, que Leia el periódico El Nacional, que todas las tardes dejaba don Sebastián en el sofá de mimbre. -Estoy llorando... dijo en voz baja Simón, -no por nadie, nadie en especial, sino por los tantos muertos que caen en los distintos barrios de la capital dominicana.
Fájate, el viernes pasado mataron al periodista Goyito Castro -dijo Simón- y eso, que fue colaborador del presidente Balaguer, mientras vivía en el exilio. De esa forma le pagaron!
Eladio, que tenia experiencias, dejó a su hermano un poco tranquilizado leyendo, y se marchó a resolver asuntos de intimidad. Había contraído nupcias con una muchacha de Imbert. La vida, a tan temprana edad, lo obligaba a enfrentarse con el sable de su realidad, a morder con sus propios dientes... Sabía que no caía lluvia por las manos poderosas de un ser místico, con barba secularia... sabía que los frutos se secaban por razones... terrenales climáticas... pero también por no haberle cumplido a San Prestamista, promesas del 28%.
Juana no fue a ver el Capitolio, lo miraba con desconfianza, lo consideraba un horno donde se cocinaban odio para los dioses de la guerra... creía que ahí se ensamblaban las intrigas políticas latinas para la ofensiva imperial. Mientras veía una telenovela donde aparecía el edificio de la Casa Blanca, se sintió descompuesta al ver el anuncio de una película donde clavaban... una espada en el brazo de un chileno... para obligarlo a confesar... Después en la otra mano y... se secó las lágrimas, clavaban una bayoneta y recordó la imagen del pobre gatito que en la tarde hubo de morir de frío... apagó el aparato y se marchó secándose el sudor. Regresó al dormitorio llevando la imagen del pobre gatito que de frío en la tarde murió
Con el triunfo de don Antonio Guzmán, la República Dominicana es vista desde el exterior con otros lentes y colores. La caída de la Empresa del señor Balaguer, dio facilidades para que dominicanos y dominicanas residentes en el exterior, desearan introducirse al mercado nacional.
Mella, después de asistir a una reunión del partido triunfador del que es dirigente en la ciudad de New York, convocó a militantes de su comité y amigos para asistir a las 5:00 P.m. a la residencia de la calle Walton y con mucha tranquilidad pero lleno de energía positiva -manifestó los he invitado a celebrar con mi familia la alegría de recibir el nombramiento como uno de los secretarios del Consulado Americano. Los invito a brindar con esa tacita de café. Mañana asistiré al Palacio para la... juramentación que se hará pasado mañana. Los hermanos y hermanas aplaudían efusivamente, mientras Sebastián y Juana Francisca lo abrazaban al tiempo de felicitarle y desearle prosperidad con honradez y nobleza.
Juana y Sebastián estaban mucho mas a gusto y parecían mas realizados viendo la alegría que tenían los muchachos y muchachas con el nombramiento de su hermano Mella. Pero a Juana la llenaba de satisfacción y de esperanza porque ahora el último pago de la casa de la urbanización Torre Alta, en Puerto Plata, se haría mas fácil.
Juana inicia una serie de viajes en el invierno neoyorquino y se instala en la nueva y acogedora residencia de las piernas de la Loma Isabel de Torre... y recupera células dérmicas que limpian y fortalecen la piel. As’ mismo regenera su estado sicológico y bobina espiritual.
Juana, con el nombramiento de su hijo Mella, entendió que había ganado la batalla número sesentitres... y que se sentía invicta cual Juana de Arco... pero no se arriesgó a pensar en los perseguidores de aquella. Prefirió mejor pensar en Juana Trinidad (Saltitopa) y se creyó la coronela y buscó un bidón de agua y comenzó a bañar las flores... como suponía la Saltitopa, descalentaba los cañones de la restauración.
En la mente de Juana, la de Tatania, estaba registrada librar cientos tres batallas... no se atreve a enfrentarse con su gran enemigo: El Frío, a ese, ella le temía, lo evitaba, no subía a la arena con el... La campeona Olivo, le temía a los brazos largos, se convertía en un látigo multidimensional y multiforme -incómodo para toleramiento- adujo uno de sus managers. Las que había ganado, las había ganado en terreno apadrinado, enfrentándose a un sistema colonialista impositor e inquisidor por más de medio milenium a cruzar mares, ríos y soportar frío y jarimas imperialista.
Viajó a Santo Domingo para organizar la casa en Torre Alta, en las piernas de la montaña de la novia del Atlántico. Todo le ha parecido placentero, acogedor y ameno. El aire viajero del Atlántico ascendía por las azoteas, al rozarle la cara lo encontraba tibio, cual beso de una fiel y leal boca dueña de un muy noble corazón, y el aire de adentro, los cuartos y aposentos, sala y comedores, les hallaba muy agradables, y el que bajaba de la cumbre del pico Isabel de Torre era lo máximo. En cuanto tuvo lista la nueva residencia no quiso entrar en necias comparaciones mas, se le pareció buena... buen patio... buena ventilación, buena sombra también.
Podía hacer lo que le agradaba, como sembrar las flores, las hortalizas... hacer agricultura urbana... criar conejos, aviarios y tener un buen perro guardián.
Abrió, como a ella le gustaba, el puente de comunicación con sus familiares y con sus amistades, con el municipio y con Guananico, que pertenecía al municipio de Altamira. Luego visitó la casa de su cuñado Sabelo, para mirar de cerca los aristas del rostro de los negocios que habían sido de ambos. A ella le encantaba participar en la preparación de los sazones de los actos comerciales donde era mayor o menor accionista... Era una fiel atisbadora del fuego donde asarían el crecido cerdo-alcancía, pero rechazaba como acto de unidad de buen comensal la reparticipación en paralelo... Lo de ella era perpendicular, vertical, nunca paralelo, su acto vital siempre fue real, frugal y transparente. A todo color, vivo y directo.
En Bajabonico, llegó a las propiedades de Tatania, se detuvo debajo de la mata de limoncillos, donde Miguel y su padre bebían tragos de Whisky don Miguel. Y como si salieran de un profundo precipicio, llegaban las imágenes desde lo antiguo y sagrado de su memoria. De regreso a la casa del Cañafístol, degustó con su prima Angelita, a la que respetaba y quería como a una hermana, siendo prima. Después se dejó caer en una de las que fueran sus camas... durmió hasta las dos de la tarde para luego pernotar donde su amiga Daniela Arias, vivienda donde acostumbraba comer y hacer la siesta antes de volver a la casa de Torre Alta.
Chanito de vuelta a las faenas electrónicas, reparaba radios casseteras y amplificadores. Había recuperado la salud y su estado general era muy bueno. Le agradaba la música y la literatura, por eso tenía discos y cintas de los Beatles y merengueros típicos y populares de la patria donde creció... Por lo pronto no estaba estudiando, pero recibía una compensación por los males recibidos con la descarga eléctrica... mientras hacía la fantástica transmisión... Debo decir, lleno de honestidad, que el joven Antonio Silverio Olivo pudo laborar en escuela o los talleres de la RCA, sin embargo prefirió usarla como mecanismo de pasatiempo.
Juana se deleita desde la jabilla de la Torre Alta que hay en el patio de su residencia, mirando la llegada de los barcos y trasatlánticos... que besan o pellizcan la costa puertoplateña... las olas muy altas como caballos que tumban a los jinetes inexpertos que quieren ensillarlas con violencia, ella, Juana, se deleitaba observándolas.
También se deleita con las voces de los venduteros que anuncian con voces melódicas -sonríe cuando oye decir: ¡Lechugaaas!... ¡repolloooos, polleeeroo...! recuerda a don Benito Olivo... hombre limpio, recatado, casto y honesto... y sin estar ya escuchando las verduleras, una grita con voz de encanto, como la que termina de vender: Aguacate solito, verde y madurito, queda marchanta, mantequilla... seco y aguaito. Quita las lágrimas de la imagen de su padre... luego deja ver una sonrisa alegre y jovial en el escenario de un horizonte perdido.
_ Sebastián, temblando de frío, hace con el ruedo del pantalón una polaina, pero deja el ruedo izquierdo agarrado con una liga de las que usan para ligar las papeletas... se mira y nota que está temblando y levanta el cuello de camisa de seda... al fin se detuvo frente al espejo de la sala, mira sus labios y cree que por el uso del tabaco se les han puesto morados.
Sebastián no usa bebida alcohólica para echar de su piel al que lo ha separado de Juana, su mujer, -malvado troglodita- pensó y miró el blanco del humo.
Silvestrina llamó a su hija: -enciende dos velas a tu padre... -Anoche le llevé café a la mecedora. ¿De qué está hablando, Bebi? Pasé soñando con él, pero al final lo vi que decía adiós con los dos brazos en el puente de la Barquita entre Sabana Perdida y Los Mina.
-Toma los fósforos, enciéndele dos, él las merece.
-Está bien mamá, pero los muertos no comen ni recuerdos.
-¡Es la tradición!
-Es cierto, es la cultura.
Sebastián fue con pasos seguros a la despensa y quitó el corcho a un vino... encendió un cigarrillo y sin titubeos llamó a una compañía para cambiar el sistema de calefacción.
Eladio, que ya tenía familia, hablaba del tirano con un pariente de su mujer, mientras tomaba traguitos de coca cola con hielo picado. Explica de lo costoso que fue para los campesinos y obreros la permanencia del tirano. Hablaba de los centros azucareros, de las fábricas, de baterías y de la de armas de fuego que estaba en San Cristóbal. Eladio no jugó ni semillas de cajuil, ni velludas, tampoco hizo travesuras en el lomo de un burro, ocupó su tiempo puberito a la ayuda de su madre en los asuntos económicos y culinarios.
Mella mantuvo buenas relaciones con la izquierda revolucionaria, pero era dirigente del Partido Revolucionario que dirigía primero J. Bosch y después J. Fco. Peña Gómez, a quien le demostró lealtad y confianza. Viviendo en la ciudad de New York desde finales de la década del 60, siempre estuvo, hizo presencia en las campañas electorales. Estuvo en el mitin de cierre del Acuerdo de Santiago y permaneció el mes de abril y la primera semana de mayo; la empleaba con dirigentes de su provincia, en los asuntos puramente de cédula... siendo acusado por miembros de la guardia colorada de Peligroso en el manejo de archivos y detalles de violación de documentos, pero luego dementado... por la dirigencia.
Miguel Silverio Cruz, hijo de Silvestre y de la viuda Silvestrina... al retorno de Santo Domingo... en uno de los viajes para asistir a los rezos de su abuelo Doroteo Cruz Medina... informa a Sebastian de las tantas muertes ocurridas por las manos extrazas del azar... o por los aguijones calientes del infierno.
-¡Buenos días! Tío -dijo Miguel.
-Vine anoche... saludos y muchas expresiones envían de allá, tío Chang. Además de ofrecerle saludos a usted y los demás, vine a decirles de los accidentes y tragedias que cubren los campos de Bajabonico.









El señor Sebastian, que aún estaba parado, prendió un cigarrillo Marlboro y se sentó para escuchar en sosiego físico. -Dímelo despacio y con su apodo para poder recordarlos.
-Tres de las hijas de Jesús Trejo. También murieron los hijos Jhonny, Edilio y José Manuel Trejo en accidentes de motocicletas. Otros que murieron de la misma manera fueron, dijo Miguel, fingiendo tristeza, Carlixto García, envenenado y por los mismos efectos murió Demetrio, el de Gabinito.
Silverio (alia Meto), Santo Medina Sosa, hijo de Amado Chepe y de Rosa, la hija de Faustina Silverio; Nelson Parra, hijo de una hija de Ceferina y Bienvenido, el hijo de la señora Meco, la mujer de Manuelito... y Cheo Pancha, que también fue víctima del maleficio del jacho.
Otras, pero en la paz del hogar, Evaristo Cruz, el primo, la señora Victoriana Arias, Nanan, la mamá de Daniela Arias... su comadre. Doña Higinia...
-La verdad sobrino Miguel, que no sabemos desde cuando viene ese maleficio... pero desde que soy o fui un niño oigo hablar del fantasma del jacho de los Antolinos. He sentido mucho esas defunciones... dijo y le brindó un trago del vino que había escorchado.
Doña Juana no fue amiga del doctor Peña Gómez, pero al profesor don Juan Bosch y Gabiño le dispensó amables saludos... y recuerda sus discursos expresados con un limpio rencor en un lenguaje sacudido de ruidos y valladares para que entrara en las sabidurías de los estratos básicos de la sociedad... de pobres, negros y mulatos.
-Yo recuerdo aquella contienda que tuvo con el padre Láutico... No era ni arrogante ni altanero, pero lo consagro como un ser humano distinto a los acostumbrados a machacar con los humildes de quien fue gran líder.
-Lo que recuerdo de su llegada -expresó Daniela- que sé que también usted recuerda, comadre, es aquel donde llamaba tutumpotes a los ricos y los pobres, hijos de Machepa... Es el discurso que más recuerda al dominicano de aquellos días... porque era diferente, no era de lo mismo.
-Así es, comadre!... dijo. -Hay... que cambiar los pisos de tierra por pisos de cemento, la funda de noventa libras se vendió a 0.85 centavos y además aseguraba las tres comidas calientes... Eso no lo puede rechazar ningún hijo de Machepa.
Antonio estaba en la cocina de la señora Elvira, calentaba un biberón de leche a su pequeña Gabriela, que lloraba en una pequeña cuna improvisada en la galería de la casa, en la Vista Alegre número 1 del barrio La Victoria del Distrito Nacional en la República Dominicana. La madre de Gabriela, esposa de Toño, natural del municipio de Navarrete... laboraba como profesora en un instituto en la ciudad.
Elvira, la esposa de Víctor, terminaba de servir el almuerzo cuando éste llegaba de supervisar los centros... que dirigía en el distrito escolar de ahí. Toño era dirigente de altas instancias de izquierda revolucionaria y buscaba a su hermano Arias, de apodo Negro, quien era Supervisor escolar y profesor de enseñanza secundaria en esa zona... En la tarde, al encontrarse, para ambos fue de gratitud... y al Prof. Arias le satisfizo mucho... el poder ayudar a su amigo y hermano en las atenciones con la familia, como contribuir en el desarrollo del compromiso con la revolución.
-Oye Negro -dijo Toño- quiero que me apoyes en eso.
-No hay problema, para qué nacimos en la misma cama de la misma nación -respondió el esposo de Elvira.
-Mañana debo ir a la escuela Patria Mella, a dar una conferencia; escucha los temas, te los voy a leer: -Teoría de los tres mundos; Conflicto entre China, Vietnam y Kampuchea; Posiciones de línea roja del Movimiento Catorce de Junio frente a la situación internacional y las divergencias del Movimiento Comunista Internacional.
-Cuente conmigo y con el respaldo de mi mujer... y hasta de mis hijos, que ayudaran con Gabrielita.
Juana y Daniela continuaban conversando de los cambios que se hubieran dado si no hubieran asesinado aquella iniciativa de amor y respeto por el hombre y por la mujer... a la niñez, a la ancianidad y a la seguridad ciudadana; el derrocamiento del profesor Juan Bosch.
-Usted sabía -dijo Daniela- que Mella y Negro recibían panfletos comunitas?
-Sí, comadre -contestó Juana Francisca. Pero también Chanito y Eladio...
-¡Ah sí...? -dijo sorprendida.
-Claro. Era donde Genarito que lo llevaba un joven que venía de Puerto Plata...
-Cierto, ahora lo recuerdo todo... se llamaba Antonio García.
-Pero durante los días de la revolución, un día estaban escuchando a Radio Norte subido en una mata de mango... La emisora llamaba al pueblo a integrarse a la lucha; pues, los dos infelices fueron a la Colorada y allá esperaron el camión que lo salía recoger... Pero las manos del poder de los inocentes pinchó las dos gomas delanteras del señalado camión y por poca cosa se volcán y se matan todos.
-¿Y qué pasó, comadre? –Preguntó la mamá de Negro... -Nada, Danilo, que sabía lo del camión, los obligó a bajar de inmediato e irse para la casa. Por Danilo no perdimos a esos dos pendejos...
-¿Cuál Danilo, comadre...?
-Danilo Gómez.
Lo que no supo ningunas de las dos es que el camión que llevó las gentes de Imbert y Altamira... murieron todos por los impactos de los fragmentos de bombas fragmentarias arrojadas desde el campamento del Batallón 5.
-Espérese, déjeme envolver esta hechurita de café, para que la cuele cuando llegue, dijo Daniela.
-Búscame un paquetito de yerba buena y flor blanca... y si hallas, tráeme algunas de berro y de verbena...
-¡Vaya con Dios, comadre...!
-¡Que quede con usted...! dijo Juana cargada de hojas.
Doña Juana estuvo en la residencia de la calle Walton en abril del 1981, y regresó a la de Torre Alta en noviembre del 1983, Mella no laboraba en el Consulado Americano y Toño había reorganizado sus sentimientos. La situación clínica era buena y hasta del frío se había impuesto. Esa era su historia clínica actual.
También la casa de Torre Alta fue una colmena donde muchas abejas libaban los néctares dorados de la cornucopia, desde donde hicieron traslados en papeletas, del fértil polvillo llamado polen. Ahora no era la casa... de los pequeños negocios, sino la de la Jabilla, con las hojas verdes, con el rostro del águila y el Tío SAM. Hubo vecinos que llevaron certificados fantasmas de propiedades ficticias... ella sabía... por qué la gallina cascareaba cuando ponía su último huevo... y sabía también por qué los perros daban tres vueltas antes de echarse.
Doña Juana nunca usó sus ojos para fingir, los empleó para ver imágenes en todas sus dimensiones, por eso nadie la vio con lentes oscuros... porque era frugal y transparente.
-Usted parece que está enferma, vecina...
-¿Anja, usted cree...? ¡Por qué? ¿Qué usted ve... que no veo yo?
-¡No señora, no es por eso doña Juana!
-¿Dígame, qué se le ofrece... a usted?
-No... No, no se me ofrece más nada... Le iba a solicitar un favorcito... que me prestara mil quinientos pesos. Y dejar como garantía... Doña Juana se levantó y le dejó la palabra en los labios... y de espalda le dijo... -Oiga vecina del corazón... llévese a una compraventa su garantía... que esta casa no tiene las puertas de alambre...
Chanito, que había oído la conversación, le preguntó a su madre...
-¿Qué fue lo que trajo de garantía...?
-Y qué... sólo un simple papel de compraventa. Esa vecina vino a engañarme. Por eso no se los presté. Además, hijo mío, es una jugadora de bingo en el Club de Oficiales de la Fuerza Aérea. El esposo es el capitán Luis Hermógenes López... el acusado de haber matado al Ing. Amín Abel Hasbún, todo el mundo sabe que ese es un rango tan falso como su nombre...
-No, mamá, ese es su nombre; lo que es falso es el rango... es el rango y también la institución. Era sargento de la Policía Nacional.
En el 1990 doña Juana se sentía sola para realizar los mandados al mercado y a las farmacias y a otros lugares... Kleber Vladimir, hijo de Elvira y de Víctor, por mandato de su padre y de su abuela Daniela Arias, aceptó ir por tres meses a vivir con ella... Luego de los tres meses llega Iván Patrovich y sustituye a su hermano... Ninguno de los dos tenía mayoría de edad.
Félix Martínez, mayor de edad, hijo del primo Juan Evangelista Silverio, apodado Bumbo, sustituye a los nietos de Daniela porque Juana se traslada a la residencia de New York... Significa que ella tenía suma confianza en la familia... Félix era primo de Juana en segundo grado.
Doña Juana sabía que Mella iba a estar en el país en las elecciones del 94 y permaneció un gran tiempo analizando la conveniencia de quedarse hasta las referidas elecciones. Así sucedió, tenia informe de la casa... de Torre Alta, todos los fines de semanas y de las rentas de sus empresas...
El 16 de mayo de 1994, se efectuaron unas de las elecciones más fraudulentas en la larga historia dominicana... con claros rastros de delito.
Una vez más Mella viene a luchar codos con codos, a enfrentarse cara a cara con la maledicencia y el chantaje imperialista. Le duele como le dolía a su madre ver frustradas las esperanzas de un pueblo bueno pero hambriento, el pueblo sin nombre, el que tiene piso de tierra, el pueblo que no conoce el color de la leche, ni el sabor de la carne. El engaño del imperio de fin de siglo, la compra y venta de consciencia...
Mella estaba sentado en la mesa cuando escuchó que sonaba el teléfono... era su madre desde Nueva York... -La bendición -dijo Isidro desde Torre Alta... -¡Dios te bendiga! -la madre manifestó desde la Walton. Cuéntame, que es lo que hay...
-Sólo hay atropellos de la voluntad popular, abuso de poder, compra de voluntades y de consciencias. El Acuerdo de Santo Domingo, aclaró Mella, se reunió con los embajadores y les presenta múltiples pruebas de irregularidades que constituye un grosero fraude colosal. Estaba presente el señor Robert Pastorino, embajador de Estados Unidos. La prensa internacional cuestiona a fondo los comicios, considerándolo como fraudulento. The Times consideró como dudoso el triunfo del Dr. Balaguer... pide a los Estados Unidos que emplee su influencia para que se respete la voluntad popular.
El día 10 de agosto, fecha en que se firmó el pacto para la democracia, llegaba Isidro a la residencia de sus padres, en la calle Walton 1005... En la noche, Juana le pidió a su esposo Sebastián, que le leyera... algo bueno.
-Léeme algo agradable, Sebastián!
-¿Cómo que, Juana? -dijo presentándole una de sus risas juveniles.
-¡Lee el Pentateuco! -dijo ella sonriéndole también.
-Abraham habitó Canaán y LOT hizo tienda en territorio de Sodoma... Chang, pasó las manos por la frente de su amada esposa. -Estos sodomiítas, eran personas malvadas, violadoras de la ley. Abraham tenía cien años cuando engendró a su hijo Isaac. Permaneció leyendo hasta pasado las dos de la madrugada y añoró escuchar el gallo madrugador de la estancia en Bajabonico. Recitó los versos de Abraham -Aroma de un campo que bendijo el Señor... aroma de mi hijo... que Dios te conceda el rocío del cielo... la fertilidad de la tierra, la abundancia del trigo y del vino..., otros días leyó los profetas mayores y menores... los salmos de David... y de los versos de Salomón ella se aprendió los siguientes: -¿Qué es eso que sube por el desierto como columna de humo, como nube de incienso y de mirra y perfumes y de mercaderes?
-¿Es la litera de Salomón!
¡La rodean soldados, los valientes de todo Israel, todos llevan al flanco la espada... por temor a sorpresas nocturnas!
En su cuarto, Chanito hace de locutor y coloca en consola los merengues La agarradera... la botija... y Caña Brava, del intérprete Tatico Henríquez... Mientras bebían el café de las 9:30 de la mañana, Juana y Sebastián recuerdan su país, y aunque no estuvieron en una fiesta o jolgorio nunca, el calor del fresco verano neoyorquino lo energizó y lo hizo más ser hijo de Tatania y Altamira y de Bajabonico... y Guanabania.
-Recordar -dijo Juana, es quizá la más de las brillantes condiciones humanas... es como un poder superior para revivir acciones muertas. O resucitarlas.
-Sí, no muertas, -archivadas- dijo Chang, que al necesitarlas las despertamos.
-Es un resucitar -aclaró Juana... que tamborileaba en la mesa con las manos.
-¿Por qué, si... el día está tan lindo, no... Nos vamos a bañar a la playa?
-No puedo, tengo compromisos con los asuntos del partido... -pero como regrese iremos a la playa de Charajima, allí la luna es complaciente con los enamorados y mientras los otros están en escena... esa cabalga entre las ramas y las palmeras.
-Está bien, cosa como esa necesitaba escuchar mi corazón, sabré esperar...
Las elecciones de 1996 trajeron a Juana y a su hijo Isidro de vuelta al país. El 11 de septiembre durmieron en la residencia de Torre Alta... hizo diligencias, contactos con amigos, compadres de los familiares de su esposa... en predios rurales de La Llanada y de Palmar Grande y El Mamey de Altamira. Lo mismo ocurrió con familiares suyos, en el recién inaugurado Municipio de Guananico. El sol quemaba la espalda de los jornaleros, las matas de cafeto, que abundan en Fundación y el paradero, dejaban ver sus ojos de inconformidad por lo lento del invierno. Mella llegó a la casa de su tío Isabel, donde su madre le esperaba... y donde durmieron.
De vuelta a Torre Alta, cenaron con la dirigencia política de su organización y respondió preguntas a periodistas nacionales y locales y regionales. Así era Mella cuando venía de New York, donde era dirigente... Hacía grandes gastos por su partido y que a la larga...
El 16 de mayo... bajo un sol de fuego que hacía sudar, como orinar hasta en los pantalones... se celebraron los comicios extraordinarios, bajo la sombra del pacto por la democracia... Ningunos de los partidos alcanzó lo acordado por la Ley. Peinado, candidato reformista, quedó fuera con solo 14.99%; José Francisco Peña Gómez llegó al 46% y Leonel Fernández obtuvo un 39% de los sufragios...
Mella retorna a su residencia en la ciudad de los rascacielos con el compromiso de participar nueva vez en los trabajos del partido para la segunda vuelta.
Los corazones de los partidarios del emblema blanco es gelatina de algarabía, de sueños y de hermosas proposiciones... según las palabras de los dirigentes Tonny y MENA Castro... en casa de la compañera Juana Francisca Olivo y de su hijo Isidro (Mella) Silverio Olivo, residente en la ciudad de Manhattan, donde es alto dirigente de la organización favorecida con el 45.99% de los sufragios en primera vuelta.
Las aguas del arroyo Capitán en Los Mangos siguió rumbo al Bajabonico, como las del arroyo Santiago, Obispo y Cabía, Caonao y Unijica... igual que Fundación, Arroyo Blanco y Río Pérez y la Damajagua... llenaban el cauce del agente... más viejo de los ríos de América, como los ciudadanos llenaron las urnas de votos blancos del más viejo partido de la República de Juana Francisca, dueña de las grandes batallas del ordeñador en invernales madrugadas. Gigante la batalla de siembra en parcela ajena sin cortar las alambradas, del que araba con bueyes prestados, pero debe dos tercios de la cosecha.
Juana Francisca, la madre de una docena de criaturas inteligentes, tres flores del jardín de Tatania y nueve cogollos que son espigas de las espigas que algún día fueron silvestres... Hermosa batalla como la de los ríos y las cañadas, las libradas en invierno en riberas de ríos ajenos... fuertes batallas, más de cien, las libradas a partir de que se barrerán los batientes de la puerta... rumbo al alcance de los horizontes extraviados, cientos seis llevaba, aquella madrugada del 3 de julio, en Torre Alta... era de calor, de frío... ¿en junio...? pero tenía fuerza archivada... era artificial y lo agarró por el cuello, lo tomó en minutos por la cintura... pero el brazo zurdo lo sujetaba y con el derecho lo tiró a la calle... estaba jadeante, bebió un poco de agua... Esa noche estaba sola... a nadie luego dijo nada.
Así era... callada... a veces solitaria, después de las últimas batallas... Días después a ella, como a su hijo Mella, no volvió luego de la muerte de Peña Gómez... no le importó... el gobierno producto del Frente Patriótico... y se dedicó hacer llamadas a sus hijos y a su esposo y familiares... La brisa que venia a la residencia, desde el atlántico, le acariciaba las mejillas... miró muchas veces sus manos, las halló amarillas, miró los muebles, los encontró muy tristes y solitarios, huecos y vacíos, deshumanizados... La llegada de Félix, su primo y guardián, la reanimó... hicieron cena y cenaron; encendieron el televisor y vieron la misma película, era de Telly Zabala. Llegó la hora de acostarse y sentía ánimo para ir a la cama. Pero no fue y permaneció más de lo acostumbrado en la mecedora con los pies en agua tibia que Félix le llevaba antes de dormirse.
Estaba amaneciendo cuando doña Juana fue a secarse los pies para irse a la cama, había dormido algo... pero sentía mucho frío, la había tomado por sorpresa... no tenia muchas fuerzas para librar su última batalla... pocas veces sentía miedo y ahora sentía más que miedo, era temor moral místico, espiritual, esa fuerza espiritual se le estaba ocultando... la veía que se metía en los muebles, en las paredes... El frío sabía... como era ella... y atacaba por las rejas de las persianas y por los ventiladores... no se atrevía entrar de frente como en otros tiempos. También tenía por lo menos cuidado... Logró subir sus piernas, las introdujo bajo el mosquitero... No escuchó el canto de las aves del Isabel de Torre... salía del desvelo y cayó en lo profundo del viejo descanso.
Cuál de las Juana estaría despierta, la poetisa, la obrera, la mujer... la empresaria... la hija, la madre, la amiga...?
Juana era poesía... porque era mujer singular diferente a las del montón salido, hacía versos... versos en el fragor de la jornada cotidiana... fue mujer de encanto sonoro, vi volar las aves y las mariposas en el túnel y las vías. Con solo ser novia ya era poesía, con haber sido mujer era dulzor, con sólo haber sido dulce madre y esposa, era suficiente para llamarse Juana, poesía cosechadora de desvelos en el pecho de su amado... la hacía poetisa de espirituales alas, por libar el néctar cristalizando el placer en besos azucarados. Los mas grandes y hermosos de sus poemas son: Socorro, Miriam y Rosa!, cargados de armonía musical, cargados de esencia y espigas... luces de luxes en donaire de voces celestiales.
Juana era proletaria, solidaria, mujer de fábricas y de empresas, la madre de paz, de proyecciones y de ideas acabadas.
Era obrera por fuera y por dentro, productora de bienes para las sociedades, que como poeta había cosido con hilo de tradición familiar moviendo ruedas del pensamiento en el tiovivo en la centrifuga de su andar respetuoso. Tuvo las manos que pudieron tocar el piano o el violín. Ella prefirió el martillo y la hoz, instrumentos solidarios para sembrar viviendas y cosechar amor. Pudo clavar clavillas de oro en cualquier madera, cosechó poesía, limó las aristas del amargo sudor. Buscó la fábrica de los nuevos horizontes y halló muñecos con rostro de dolor que poco a poco fue convirtiendo cara de soles en boca de sales y ojos de limón. Pero continuó lavando las consciencias de las mujeres de cebollas y sarampión que dejaban su espíritu en los huertos ajenos emparedados en medio de agujas y de botones y otras en aristas de lavadura y almidón... Haciendo buñuelos y empanadas para los de la otra alcoba, para los que comen con cubierto... -pero siguió andando, haciendo azadones y haciendo trincheras rebeldes para combatir las liendres del zarzal y del frijol.
-Fue canal de mansedumbre, de armonía y de amor madrigal e idilio flor de sacrificios... Dejó su encanto en el mango del arado, en el mango de la plancha... en el cabo del azadón, en el guayo de la harina de la yuca o de maíz. Pero Juana Francisca cosechó humanismo los canteros del bien consolidantes con las otras Juanas... las de América... La de Arco, la de Ibarbourou y la Saltitopa... y muchas regadoras de lágrimas encima de los humeantes cañones restaurando los hogares caídos por el síndrome de la era de la guerra. Conoció la vida de Mariana Grajales, la de María Trinidad Sánchez. Sufrió el exilio económico como Josefina Storni en las olas. Sufrió la muerte de Yolanda Guzmán pero saboreaba su gusto al recordar a Policarpia Savalarieta (La Pola), heroína colombiana -1795-1817-, condenada a muerte por su lucha independentista, por Juan de Sámano, militar español, último virrey de la colonia.
Pero Juana la de Tatania conocía todos los movimientos donde había protagonía femenino. Las que más mencionaba eran Juana Inés de la Cruz, Ana Betancourt de Mora, a la doctora Cecilia Grierson, asistía a la Universidad Argentina siendo la única mujer, esta mujer tuvo que enfrentar los prejuicios y la creencia del imperio de la época. Conoció las tareas de las jornaleras y soldaderas... Era prohibido el enrole de mujeres en los ejércitos, so penas de 50 palos a la que se le halle. Es para esos días que se distingue Mariana Grajales, Juana Azurduy, quien vistió y llevó el sable y el fusil. Fue la primera en atacar y la última en abandonar las escenas de batalla. Recibió el grado de Teniente General del Ejército Boliviano.
Cuando regresaba a la mansión, buscó en la libreta de las memorias económicas al lado de unos nombres de hijos de parientes y primos, estaba el nombre de la esclava negra María de Jesús, participó en la lucha del Bahoruco, en la rebelión de los Bambienes. También Eleuteria y Fabiana, luchadora puertorriqueña. Pasó revista a sus bienes y propiedades.
En verano hacía mucho calor y eso aumentaba su dolor y descomponía el estado anímico, le dolía el cuello. Aquella mujer que entregara al mundo doce hijos, sentía grandes dolores, los que no tuvo para parir la docena de hijos. Por el ventilador entraba fuego como el fogón de aroma de Tatania. Apagó el televisor, abrió las persianas. el fuego amarraba y mordía sin piedad sus órganos interiores.
Se iba la luchadora. Dueña de doce partos, todos con su esfuerzo, algunos solos... Félix la llevó al médico, era demasiado tarde, era imposible recuperarla, la vida se había ido como una lámpara de tenues luces.
La noticia de la muerte de doña Juana... Chang, entró por la puerta del gran vecindario que fuera suyo, con la entrada del alba y el canto de los gallos y ladridos de perros fieles a sus amos... La pena era hasta de los árboles que inclinaron sus hojas cual orejas de saleas y por cada ápice caían lágrimas verdes. Las aves volvieron al nido y salieron hacer la ronda. El sol cerró los párpados dorados y no miró el féretro hasta la hora del entierro.
La vivienda del Cañafístol la esperaba para los adioses eternos, con humo de hojas de naranja con incienso y otros aromas de resina blancos... pero fue la iglesia que administrara Sebastián, quien abrazó en supino el cuerpo de ver—nica en estambres y pétalos de rosas rojas; parecía domingo de ramos, ramilletes por doquier, azahares, lirios calas anaranjados y morados. Lises y begonias, azafranes, tulipanes y rosas blancas sublimizaban el rostro de la poetisa. Los paisanos suyos, los de Tatania y de Guanabanía, ponían toques digitales en la cara mustia de la madre, de la amiga, de la hermana. En cortas filas de andar ceremonioso, llevando un pañuelo blanco en la boca y en la mano izquierda una flor, en un camino de angustias henchido de tristeza para dejar en el ataúd cálices de sollozos en aliento quejumbrosos de un cuerpo yerto y mustio de la mujer buena que trasciende buscando los horizontes perdidos.
Allá en la ciudad de los rascacielos, Sebastián y los que no pudieron presentarse al sepelio en Santo Domingo, cabizbajo deposita su melancolía en los almacenes de la resignación, como si entregara sus derechos a un desconocido. Esperó y recibió las llamadas de condolencias... de los parientes cercanos y allegados.
Fue un velorio muy económico en término de lo que podía verse... sus hijos, los presentes, lo habían dispuesto... Docenas de coronas y guirnaldas follaje eran superiores a lo proyectado.
Cuando sacaron el féretro, las aves que se habían anidado dejaron su habitad y formaron un cortejo en el cielo blanco. Los dolientes acompañados por su gente iban vestidos de negro con pañoletas y pañuelos blancos en el bolsillo derecho del traje para la ocasión.
Las aves en dos líneas formaban una V en flancos de vanguardia... as’ mismo hicieron la gente, uno escuchaba a Mella ofreciendo unas oraciones de su corazón afligido... y el otro que compartía en pequeños núcleos con Fausto y Andrés, haciendo cabildeo, para proteger el ataúd de los hurtadores de cadáveres. De los vendedores de dientes, mortajas de recién llevados a la última morada.
Mella hablaba de las virtudes de su madre, de la señora que entregó su vida por las ajenas. Levantó la mirada y el brazo izquierdo, y vio por tercera vez, entre las nubes, las dos líneas de garzas de plumaje argentado alejándose de los aromales como blancas avionetas hacían piruetas en el entorno del campo santo. Parecía que llevaban en el pico la flor de la paloma blanca; eran alrededor de quinientos machos y pichones que levantaron vuelo en semi círculo... fueron sobre las estancias de Tatania y desde la Cañafístola volvieron al matorral... El sol abrió los párpados y parecería haber ido a beber al río, porque con las últimas palabras de Mella, apareció el Arco iris con policromas de dolor. Bajó el brazo y de su boca salían como de una bóveda enlutada palabras que eran goteras melancólicas despidiendo a la que fuera su Noria-manantial... -Se han ido, vinieron a despedirte... se han ido, conociendo su dolor, nuestro dolor, se han ido dejando en cada cosa del entorno una seña, un gesto de resignación... Fuiste reina de las flores y de las aves, por eso vinieron a traer lágrimas hechas vuelo... Una lágrima gorda salió del ojo izquierdo del orador y al no creerla suya, otras llegaron para lavar unas manchas en el adiós... Lavaron las penas.
El lazo, como una guía, con suavidad y munición, entregaba el ataúd a la fría soledad, abrazado en el atardecer del silencio eterno. Cuando la gente se marchaba, las garzas volvieron desde los aromales, los comentarios eran variados, pero la campana en la iglesia de la comunidad, la de San Juan o la de San Antonio o de San Sebastián, comenzaron a doblar por Juana Sebastián Olivo de Silverio. Cada teñir era un racimo de llanto y de dolencias, cada llanto era una queja, cada queja era una angustia y cada... un rosario de sufrimiento.
Sus 12 hijos -los que amamantaba en tierno pecho- hoy lloraban la partida... de la jardinera feliz cultivadora de Rosas, Dalias, Orquídeas (las tres hijas)... y cosechera de Crisantemos, Claveles, Lises, Jacintos, Lirios, Lotos, Geranios, Mirtos y Gladiolos (son los hijos), las 12 flores que para decirte, han venido.
-Continuaremos las huellas de tus ejemplos, seguiremos buscando los horizontes perdidos... te lo decimos en líneas de coronas para la mujer que en cada uno sembra -dijo Mella finalmente- el mejor manantial, la mejor noria. Para la que sembró corazones en huertas de voluntades, con lágrimas tiernas para vernos crecer sin caer en el barranco del engaño... Se detuvo y abrazó a una comadre de la difunta... Sí señora, fue dulce consejera!
...Adiós madre amada, abnegada, -dijo y se unió a los demás. Ven Mella... ven!



FIN

mi abuelo es un cimarrón Novela del Prof. Victor Arias



Prof.Bosch y el coronel Fernández Dominguez,



Tío Regino Arias, hijo de Victoriana Arias,



Abuelo Agusto Torres González esposo de Victoriana Arias




Doña Victoriana Arias abuela del autor de estas paginas y hermana de Isaías Arias, personaje real de Mi Abuelo era un Cimarrón.
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Jicomé, 26 de julio 1907 nueva vez el señor Isaías Arias Hernández caía en el mundo de la depresión, de los sueños y de los desvaríos. Hoy que es día Santa Ana abuela de Jesucristo, comenzaré rezando el santo rosario… porque en vez de Santa María, y San Miguel el arcángel mejor son estos versos. Pienso que a ella le agradarán, pero se lo colocaré de acuerdo al rango que la vida le ha regalado. Así los recibirán bajo el respeto de la sombra como un juramento y reverencia a los héroes ilustres y también a los genios subterráneos: cumplirás así lo que las leyes mandan. Honra luego a tus padres y a tus parientes de sangre. Y de los demás, hazte amigo del que descuella en virtud.
Cede a las palabras gentiles y no te opongas a los actos provechosos. No guardes rencor al amigo por una falta leve.
Estas cosas hazlas en la medida de tus fuerzas,
pues lo posible se encuentra junto a lo necesario.
Compenétrate en cumplir estos preceptos, pero a tiénete a dominar ante todo las necesidades de tu estómago y de tu sueño, después los arranques de tus apetitos y de tu ira. No cometas nunca una acción vergonzosa, Ni con nadie ni a solas: Por encima todo respétate a ti mismo. Seguidamente ejércete en practicar la justicia, en palabras y en obras, Aprende a no comportarte sin razón jamás. Y sabiendo que morir es la ley fatal para todos, que las riquezas, unas veces te plazca ganarlas y otras te plazca perderlas.
No son versos míos, los he recibido del sabio Pitágoras, lo llaman versos de oro, Quizá tampoco sean suyos pero para muestra esos que he convertidos en rosarios talvez limpien los caminos que llevan agarrar el gato que se convirtió en sacerdote… o en el pordiosero que ahora se hace llamar maestro de escuela y ni partero es de becerro y de becerra. Por las depresiones me mandaron a buscar en un caballo de carrera, me dijeron que Isaías veía en el soberado y la solera de la casa, la cara del mismo pecucio cuando cerraba los ojos, llevaba 36 días con los ojos abiertos, porque tan pronto lo cerraba veía una retahíla de demonios que lo invitaban a bailar alrededor de un fuego de llama de color azul. Cuentan que todo comenzó cuando estando trabajando agricultura en lo de su papá Victoriano Felipe Arias, se le presentó esa persona con manos y cara de gato, le pasó un túbano muy oloroso para que se lo encendiera, con la encendedora que el 26 de julio se había hallado en Pontón Navarrete, el día de Santa Ana, cuando salía de la fiesta que Ruperto Socías hacia a su nombre. Cuando el señor manos y cara de gato vio el encendedor, comenzó a bostezar y a sentir sed, Isaías estaba nervioso al comprender que estaba frente a un hombre que tenía espuela en los jarretes como los gallos, y sintió grandes escalofríos que como una culebra se le introducía por las narices y los conductos anales y urinarios así mismo por las boca y los ojos. Las manos se le iban poniendo duras y muy fría en todo el cuerpo tenias ronchas rojas como las pintas que se ponen los mascarados los 27 de febrero, días de carnaval. Cuando llegué estaba normal como una persona muy normal agradable y juiciosa, daba muestra de que sabía bien lo que decía. Bebíamos café cuando sentí que estaba ocurriendo algo en el salón porque estornudó once veces, me pareció extraño, comenzó hablar de las actitudes atrevidas Antihumanas de los gobernantes. No se a qué se refería, no lo interrumpí me veía a los ojos como un perro que espera que le echen el hueso que el que como tiene en la boca, así creo que Isaías Arias Hernández me miraba. Usted ve dique un presidente atreverse a mandar a sacarle copias a la imagen de la virgen de la Altagracia, no, no, no… eso no tiene madre, no tiene nombre. Pero usted sabe doctor para qué, nada más y nada menos que para apoderarse del original y venderla, así son los jugadores. Lilis no podía estar sin dinero y sin mujeres… eso lo hizo el 26 de julio de 1898, ordenó llevar en procesión a Higuey, la imagen, como le dije, de la virgen de la Altagracia, al templo de las Mercedes. Eso sí que el pueblo de la Capital de la republica repudió esa actitud, y la calificó como odiosa y traicionera, además los más encaprichados anunciaban que Lilis comenzaba a cavar su propia fosa, y sucede doctor, que el mismo 26 de julio, a la misma hora, caía bañado en sangre allá en Moca, el año siguiente. ¡Ju.! Yo se que ese Heureaux, era primo de los abuelos suyos, pero el malo es malo, es cierto que también hacía muchas obras de caridad… cuando Isaías dijo eso de Lilis, dio un grito, un alarido que los bajantes de la casa se salieron de los clavos y crujieron las soleras y las vigas, las ventanas cayeron y una y ore puertas se movieron, con la energía demoníaca que el joven Isaías enviaba. Antes era, en estado normal, un hombre pequeño, y en ese momento Isaías, tomaba el tamaño del cuerpo del presidente de Lilis, lo creo porque su piel se ennegrecía con un extraño brillo como el que se aplicaba vaselina o gelatina. Además el brazo izquierdo encocotado.
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El hecho es que Isaías criaba gansos, patos, pavos y aves de las que están cerca de las aguas, hasta gallaretas y zamaragullones tenía, y en pocos días el patio resultaba pequeño para la cantidad de pájaros, los huevos se salían de los nidales se podía aceptar que caminaban con la noche, como lo decían los vecinos de don Isaías. Le hice algunas sugerencias que mejoraron el trato suyo con el hombre de las manos y cara de gato. Pero sin muchas consecuencias favorables. Con el paso de los meses comprendí que el problema estaba en la encendedora que se encontró al salir de la fiesta de Santa Ana en Pontón el 27 de julio en la madrugada. Me di por creerlo ya que el día que Isaías trasladaba las palomas de patas negras para donde estaban las patas rojas, el gato que llamaban Basilio, se tragó 5 palomas con todo y plumas y sucedió que al felino los ojos que eran color miel de abeja se le transformaron en azules bermejos, pero al mismo instante las palomas se convertían en cuervos pardos. Todo el mundo que allí estuvo conmigo en la pajarera, lo pudo afirmar. Sólo sucedía cuando Isaías tenía el encendedor en los bolsillos de la camisa negra. El grupo, que sujetaba a Isaías le quitó la camisa La piel de Isaías, tomaba el color de los ojos del gato Basilio. Hubo que amarrarlo y votar el encendedor, fue sorpresa para los allí presentes, que al tiempo que caía el endemoniado juguete de fuego, encima de un aparejo los cuervos gritaban como cuando desde las verdes palmeras croan el canto de la lluvia, muy parecido, esta vez, al de las ranas cantarinas. Las palomas volvieron a ser palomas, el gato Basilio se sentó en una silla en el comedor y daba en una ponchera de aluminio con UN molinillo, como el que en una barra pide un servicio del menú que fuere… los presentes tuvimos miedos, yo me recuperé y saqué del bolsillo los santos escapulario que según mi madre habían sido de la esposa del tatara abuelo Bertolio y se lo tiré a la mesa pero estos, los escapularios, no se despegaron de la palma de la mano derecha, entonces fui a la cocina, comprendiendo que en verdad, Basilio pedía comida, le llevé en una palangana de lo que habíamos comido al medio día, Basilio receloso, advirtiendo peligro, se echaba para atrás, cuando se decidió a coger un hueso de gallina, que tenía un poco de carne. Como si alguien desde el aparejó que ardía, lanzara el encendedor, éste cayó encima de la palangana, quemando todo, lo que con el pedazo de carne de gallina, había en la palangana. Se produjo una fuerte explosión y salimos todos huyendo menos Isaías que fue y agarró al gato hecho un pan quemado, lo bajó de la mesa y como si se hubiera todo acabado, fuimos a un viejo sanitario donde enterramos a Basilio llevándose el encendedor maldito en el bolsillo de su mortaja.
Todos creíamos que a don Isaías se le habían ido los espíritus demoníacos que tres años atrás lo acompañaban hasta la letrina. Estaba en la junta de vecinos tumbando una mata de anacahuita milenaria que había camino a los Sacarías, paraje cercano del llamado Capitán y Hoyo de la Gata. Éramos 14 hombres y tres mujeres. El árbol media 27 metros de diámetro, no era tan grande como otro que habíamos derribados, para construir barcazas, canoas, lo mismo que gigantes lebrillos, que para bañar usábamos en las casas. Cantábamos ¡Ay ombe... ¡Ay ombe, tan buen coplero Jojó, como era yoooh, ahora no puedo subir la voz. En las proximidades se escuchaba que otros cantaban al ritmo corte de Hachas, las voces parecían de cincuenta y más – me voy me voy papá, saliendo de la justicia, me voy me voy papá, me metí en un gallinero, me voy me voy papá, como andaba muy de mala… me cagó el gallo el sombreo… y de allí salí huyendo, me voy me voy papá me ti en un palomar, como andaba muy de mala me volvieron a cagar. El ruido de las hachas llenaba de ritmo el ambiente. Jojó decían otras voces en el entorno sur en las proximidades del río por donde vivía el señor Eduardo Pérez, abuelo de Eleocadio Pérez, tan buen piquero como era yo, pero ahora no puedo, subir la voz. Como quieres que me ponga, bocarriba o bocabajo, como quiera yo te quiero, aunque considere flaco… por tu amor yo pierdo el ritmo, llevo leña en mi espalda, saco y guayo yuca, pero por ti yo pierdo el habla. Jojó, nueva vez Jojó… mi amor era de un blanco hasta cuando llegaste tú, ya lo sabe que por ti yo le cambié, a su casa iba en mula… Jojó, pero a tu casa llego a pie.
Oímos que el árbol caía en el bosque y además tembló la capa de la tierra. La anacahuita nuestra en minutos cayó también haciendo cosquillitas en el ambiente, de inmediato voces mal entonadas, pero eran voces de personas sudorosas que decía- mi abuela era una negra panadera, con catibía de yuca y de maíz, rallada en guayo de hojalata muchas veces eran de batata. De coco y de tomate… no seguí oyéndole por considerarlo insulso y sin contenido. Me fui a ver que le ocurría al señor Isaías que me estaba esperando en la casa de mi abuelo Juanico.
Dejé la junta de vecinos y me encaminé a donde Francisco mi hermano, que era donde Isaías me esperaba. Llegué y antes de presentármeles estuve en el río, bañándome.
-Sabía que quería verte me dijo Angelita de la Cruz, mi mujer, que llegaba de los Sacarías, donde atendía a doña Marcela García, la mujer del señor Carpio Sandoval, quien era no se si pariente del abuelo, pero ella… la señora Marcela, si era familia de Isaías el enfermo.
-¿Qué deseaba decirme Gelo?, que era como yo le decía a mi mujer, cuando la hallaba bien peinada. ¡Ju, Ju, Umm...! ese Isaías tiene hora y media esperando por usted Mister Paz, me respondió así, me decía cuando me hallaba contento y bañadito. Está bien voy para allá. Cuando entré a la habitación Llivo apodo de mi hermano Francisco hablaba de nuestro bisabuelo Bertolio, le contaba de la muerte de sus familiares en laguna de Oviedo, y en la Rancha de San Juan de la Maguana. Le decía que salieron seis cuadrillas para la costa de puerto plata, porque según bisabuelo un hermano suyo había venido con Diego del Campo, perseguido por las huestes esclavistas. Le explicaba a los que andaban con Isaías, que se cree que lo mataron en Cabo San Nicolás.
Abuelo quería irse para Higuey para donde Lemba pero nuestros animales eran pocos y cruzamos por ser más fácil a arroyo Blanco de Bonao. Logramos entrar a orilla Bajabonico el 13 de junio, y es por eso que nuestra comunidad celebra el día de San Antonio como su santo y Patrón de esta comunidad llamada Los Guanábanos. Peo a Llivo se le escapó decir que el 14 de diciembre de 1522, es cuando ocurre la primera rebelión de negros, según letras de Jaime Domínguez. Los paisanos nuestros de aquellos días, 40 miembros de la etnia gelfe, quemaron el ingenio de Diego Colón gobernador de la colonia, en las cercanía del río Nizao, además incendiaron la colonia o hato de Melchor de Castro, matando a su paso 14 españoles, galoparon para el sur. En Azua resistieron causando enorme bajas que los españoles no dicen en las páginas de las crónica pero si señalan que lo hicieron prisioneros y ahorcándoles luego. Tampoco contó mi hermano Llivo que a ese grupo era que nuestro bisabuelo pertenecía. La insurrección de Enriquillo surge algo mas tarde precisamente en 1540, produciendo grande hoyo a la economía de la Colonia. Es la etapa de nuestra historia de mayor agitación política, dirigida por líderes como Diego Guzmán, Diego del Campo o de Ocampo, de Juan Vaquero y de Sebastián Lemba quien permaneció 15 años sublevado dirigiendo las guerrillas. Mas tarde aparecen Juan Criollo y Ambá. En verdad la situación económica se puso color de hormiga, tambaleante, provocando una crisis que obliga al rey Carlos I a sustituir al gobernador Fuenmayor, por el experto militar, Alonso López Cerrato, quien sometió al control de la autoridad al líder negro rebelde comandante Juan Vaquero. Pero es muy bueno que sepan que los palenques de Lemba estuvieran en las lomas de Higuey, de Azua, en Bahoruco y de San Juan de la Maguana. Acompañado casi siempre de más de 400 esclavos resistiendo los hostigamiento del imperio mas grande del mundo en aquellos tiempos. Ese alzamiento será visto por siempre como el más grandes luego del gobierno de Alonso López Serrato en los años 1544, 1549, pero se conoce que Lemba fue comandante de cientos de hombres de su raza oculto durante 15 años, se cree que murió en 1547 en una de las murallas de San Gil y la puerta del conde. En San Juan Lemba tuvo una vivienda donde se escondía, cuentan que luego de su muerte todo el entraba al lugar y era enemigo del pensamiento antiesclavista se le quemaba algo, ahí vivió mi tatara abuelo Bertolio. Espero que algún día los hijos del devenir llamaran a esos lugares Puerta de los Negros o puerta de Lemba. Estoy seguro dijo Francisco a su hermano menor, ojala la historia la escriban algún día los descendientes de los negros. Venimos arrastrando la sangre de nuestro cuerpo días tras días, unas veces huyendo, otras escondido debajo de la pesada cadenas de la férrea esclavitud. Venimos haciendo la estancia de nuestra historia. Forjando la estructura de nuestra base de sustentación social de nuestra cultura producto de lucha a base de dolor y de martillazos y de sangre. Muchos se encargaran de esconder la realidad de la verdad. Algunos se comerán las mejores pollas, se beberán los mejores tragos, porque así son los malos narradores que venden la verdad por un bocado de pescado o por humito de cachimbo.
Algunos se comerán la verdad como los que se comen de un sancocho las mejores carnes, je, je, je pero somos hijos de cimarrones y de palenqueros y esa realidad nos enorgullece de que mostremos el camino hacia nuestra perspectiva, negaran la verdad de las causas y ocultaran las consecuencia. Lo harán sin objetividad, carente de consciencia de los fenómenos que se vinieron produciendo con los hechos.
-pero las huellas de nuestro Bertolio por ejemplo está ahí en el corazón y las mente de nuestros hijos y de nuestros nietos, manifesté cansado de esperar que me diera algo para comer, vamos dejando resinas de nuestra madera histórica, como residuo de una babosa, son huellas sociales. N mi condición de nieto de un Cimarrón odio las encomiendas que estableció en 1503 Nicolás de Ovando, de triste recordación era un árbol de sombra funesta. Fue en esta tierra el comienzo para el nacimiento de la oligarquía atropellante, explotadora rompiendo brutalmente el sistema económico antillano, matando a los aborígenes abriendo las puertas al monopolio y a la discriminación acial, al latifundio. Nos usaron en todo lo que aumentaba los racimos de su arca económica, en todas las plantaciones, hasta en la cría humana cruzándonos como potros de otras galaxias, para controlar nuestras emociones y llamarnos compadres, comadres ahijados y padrinos. Nos usan como soldado. -Eso es verdad, me dijo Llivo- pero eso ocurre muy después. Imponían la fuerza hasta para permanecer en el sanitario, en los montes evacuando, letrinas limpias para los blancos y el monte para los hijos de los negros y negras, dejando muy claro la estrategia. Era como si tejieran un brazo machista, discriminatorio pienso que heredado por los ideólogos de una sociedad injusta. Anulando el contenido ideológico femenino, forjando un portón de complejidad social e histórica. Sembrando en nosotros el complejo de dependencia y de superioridad porque eran y son ellos los dueños de todos los medios de producción. Obligándonos a cosechar su cultura de blancos y de ojos verdes y azules enseñándonos a consumir esos colores porque eran valores estéticos superiores al negro y al blanco o al rojo propio de nuestras etnias. Derrumbando los altos campanarios de nuestra cultura y tradición. Introduciéndonos los instrumentos propios de jonios de las etnias colonizadoras.


Después marché para Jicomé a llevar al señor Isaías quien continuaba encabritado como un chivo de barba larga y de cuernos encorvado, en el camino cuando regresaba mi hermano Llivo me manifiesta lo siguiente. Hermano mío mi parecer sobre la toma que Desiderio Arias Álvarez ha hecho de la aduana de Montecristi, es que debemos unirnos para que tengamos un gobierno con zapata de justicia, con equilibrio, y con igualación. Consiguiendo que las dispersión de nuestros hermanos se termine. Debemos crear esa fuerza que nos de una ala política, donde podamos educar a nuestros muchachos y muchachas sin miedo. Volver a los conucos, no volver por eso sino donde abunde el alimento. Ahora que los blancos se han marchado para México, Colombia y para Perú detrás de la vendimia y hallazgo del oro y de otros metales en esas tierras continentales. Esa es mi intención reconstruir la sociedad antiesclavista, anti-minifundista, anti-latifundista, que nuestros viejos habían heredados de sus padres para nosotros.
Oiga hermano, porque no me dice la viejas estrofas que usted decía a mamá Dominga para que le diera un poco de leche negra como usted decía. Qué le parece si me complace… y Llivo me complació diciendo…


Yo invoco aquí ahora El poder guerrero de Ogún. Yo invoco
Aquí Changó de las Tempestades. Yo invoco aquí Ochún, la diosa del Amor. Yo invoco aquí Yansán, la guerrera. Es con estos dioses, Es con estos líderes que nosotros, los negros de este país, ¡Subimos arrodillados a tu tierra, Zumbí! Subimos arrodillados a esta tierra Encharcada con tu sangre. Y es aquí que te prometemos, Zumbí: la lucha no cesará. Los explotadores del negro no van a tener Descanso
Hasta que toda nuestra nación negro-africana
sea definitivamente libre.
Nunca supimos quien era el dueño de esa Invocación aunque a algunos le parezca imposible que podamos recordar texto como estos le devolveré como agradecimiento, el juramento de Bois Caimán, dicho por Boukman Dutty en Haití, en 1791, conocido como el más celebrado de la lucha contra la esclavitud, en Haití. Pero antes sacrificaron un perro para la gloria de Ogún Ferraille, conocida como la sacerdotisa del vudú, los presentes se untaron la cara con la sangre del animal, consagrada por el dios de la guerra. Je, je, je. Por la importancia histórica en nuestra cultura y tradición se lo diré porque recuerdo que usted no se lo aprendió. Los cimarrones nos mantenemos encadenados enlazados entre las diferentes comunidades descendientes de africanos esclavizados en el continente o Iberoamérica.
"Dios que ha hecho el sol y que de allá arriba nos trae la
luz, Que mueve el mar y controla las tempestades;
Buen Dios, oculto entre las nubes, de allá nos acompaña y ve todo lo que nos hace el hombre blanco. El Dios del blanco le inspira al crimen, pero nuestro Dios quiere que seamos buenos. Nuestro Dios, que es bueno para nosotros, ordena que nos venguemos. Él dirigirá nuestras armas y nos ayudará. Echen fuera la imagen del Dios del blanco, sedienta de nuestras lágrimas. ¡Escuchen la voz de la libertad, que habla en el corazón de todos nosotros.